Se
trata de los hermanos Charles y David Koch, dueños mayoritarios de Koch
Industries, una de las mayores empresas del país y con unos US$36.000 millones
en el bolsillo
Internacional
| ContraInjerencia | 26-10-2013 |
Se trata de
los hermanos Charles y David Koch, dueños mayoritarios de Koch Industries, una
de las mayores empresas del país y con unos US$36.000 millones en el bolsillo,
que han utilizado tanto para ampliar sus intereses comerciales como para apoyar
una agenda política que no los ha dejado indiferentes frente al público
estadounidense.
Tanto que en
los círculos políticos de Washington se habla del “Kochtopus”: una mezcla entre
su apellido y la palabra pulpo en inglés, que es una referencia a sus
‘tentáculos’ y su supuesta capacidad de influir en la política y en particular
en algunos programas del gobierno de Obama.
El más
notorio de esos programas y el que los volvió a poner en los titulares de
prensa en las últimas semanas es Obamacare, la ley de salud pública que es una
de las banderas de la actual administración y estuvo en el centro de las
disputas parlamentarias que llevaron al cierre temporal del gobierno.
El senador
demócrata Harry Reid, líder de la mayoría en el Senado, dijo en un tuit que al
cerrar el gobierno, los republicanos estaban satisfaciendo a los dos hermanos.
Ellos, a través de una carta que su compañía envió al Congreso, confirmaron que
se oponen a Obamacare pero dijeron que no estaban involucrados en esas “tácticas
legislativas”.
¿De dónde
salieron estos dos hermanos multimillonarios y cómo llegaron a ser tan
influyentes en el mundo político de Washington?
Filántropos
y activistas políticos
- Charles y David Koch comparten
el puesto número seis en la lista de multimillonarios del mundo elaborada
por Forbes. Ocupan el cuarto lugar entre los más adinerados de Estados
Unidos.
- David Koch es considerado el
residente más rico de Nueva York y su fortuna creció US$5.000 millones
este año. Su hermano Charles es el presidente de Koch Industries y tiene
su residencia en Kansas.
- David es sobreviviente de
cáncer de próstata y ha invertido unos US$200 millones para encontrar una
cura. Sus donaciones van más allá del mundo político.
- Aunque tratan de mantenerse
alejados de los medios, sus acciones han generado polémica. Se reportó su
interés de comprar medios como Los Angeles Times y The Chicago Tribune
como plataforma politica, lo que generó protestas como la de la foto.
- Su compañía, que es la base de
sus actividades políticas, tiene 60.000 empleados, más de 6.000 kilómetros
de oleoductos y están involucrados en refinería, químicos,
biocombustibles, fertilizantes, fibras, minerales y vidrio, entre otros.
Fuentes: Forbes, Koch Industries, The New Yorker
La historia
de estos septuagenarios polarizadores y de bolsillos llenos está lejos de ser
nueva aunque últimamente se está hablando bastante de ellos.
Entre los
dos controlan desde hace años la gran mayoría de las acciones de Koch
Industries, una empresa multifacética que heredaron y ampliaron hasta
convertirla en un imperio.
Según la
revista Forbes, Koch Industries puede suministrar el 5% de la demanda diaria de
combustible de Estados Unidos. Y si saliera al mercado bursátil, algo que los
hermanos han indicado que no va a pasar, la empresa estaría a la par de
McDonald’s.
Eso no solo
pone a los dos hermanos en el cuarto lugar compartido de los hombres más ricos
del país, sino que además les ha permitido tener suficiente músculo financiero
para expandir sus ideas en otras áreas sin muchos impedimentos, desde la
filantropía hasta la investigación médica, pasando por el cambio climático o
las dinámicas políticas más exclusivas de Washington.
Han sido
precisamente estas últimas las que, lejos de sus donaciones millonarias por las
que han rebautizado en su honor hospitales o teatros, les han permitido
volverse cada vez más conocidos (y admirados o rechazados).
Cercanos a
las bases libertarias, los Koch han utilizado sus millones para abrirse campo
político especialmente a través de la financiación de institutos y centros de
estudios sin ánimo de lucro, según le explicó a BBC Mundo John Dunbar, editor
político del Centro para la Integridad Pública, una organización de periodismo
investigativo que ha estudiado las actividades de los Koch.
Ellos han
tenido influencia en el Instituto Cato, una institución libertaria que Charles
ayudó a fundar y es citada en los medios; el centro Mercatus, que promueve las
ideas de libre mercado; y Estadounidenses por la Prosperidad (AFP, por sus
siglas en inglés), que busca minimizar el rol del gobierno en la economía.
Esta última,
en particular, ha sido descrita en investigaciones y medios de comunicación
como una de las herramientas más importantes en la pelea contra Obama y su ley
de salud pública. Con esa relevancia concuerda, en diálogo con BBC Mundo,
Charles Lewis, un profesor de American University que ha investigado los
negocios de los Koch.
Apenas en
septiembre, a pocos días del cierre del gobierno, AFP destinó US$3 millones
para comerciales televisivos contra Obamacare, según consta en uno de sus
comunicados de prensa. Y en 2012, en parte gracias al apoyo de los Koch, esta
organización que dice tener dos millones de miembros, destinó US$100 millones
en política.
Detrás del
telón
El
presidente de Estados Unidos no ha sido ajeno a las críticas de los hermanos
Koch y en algunos casos sus asesores han reaccionado, especialmente en la
campaña presidencial del año pasado.
Una de sus
directoras de campaña de 2012, Stephanie Cutter, publicó un video en el que
critica a los dos hermanos y dice que “ignoran la verdad”.
Otra crítica
fue atribuida a Jim Messina, otro de sus asesores de campaña. En un texto
titulado “Están obsesionados” se dice que los hermanos Koch “han financiado el
extremismo del Tea Party y comprometieron US$200 millones para tratar de
destruir al presidente Obama antes del día de las elecciones”.
Es claro que
en el mundo político de Washington, los hermanos Koch no son los únicos que han
utilizado su dinero para tratar de influenciar decisiones políticas de lado y
lado del Congreso. Basta, por ejemplo, recordar el apoyo que recibió Obama del
multimillonario George Soros.
Y hace
apenas unos días, en su artículo de portada, la revista Time describió lo que
llamó “el regreso de la era de los grandes benefactores como los Rockefeller,
los Mellon y los Carnegie.”
Pero a
diferencia de otros multimillonarios, los Koch han llamado la atención por su
variedad de esfuerzos políticos y filantrópicos y por la cantidad de dinero que
han invertido en ellos.
Charles Lewis
dice que los hermanos representan posiblemente a la empresa políticamente
activa “más poderosa y ciertamente más hiperactiva” del país y en su
investigación sobre los Koch -que ellos rechazaron- dice que “han ayudado a
asegurar el movimiento político del Tea Party, así como han apoyado a un amplio
número de candidatos republicanos en elecciones nacionales y estatales”.
Pero también
han generado revuelo por la forma como han tratado de tener influencia: detrás
del telón.
“Están
comprometidos con no dejar huellas en sus actividades políticas”, le dice a BBC
Mundo John Dunbar, quien agrega que logran esa “opacidad” a través de su apoyo
a empresas sin ánimo de lucro que no tienen que revelar todos los detalles
sobre sus financiadores.
Un perfil de
largo aliento de la revista The New Yorker argumentó en 2010 que los Koch han
dependido de que el público no sepa mucho sobre ellos y se han contentado con
operar lo que David Koch llamó “la compañía más grande de la que uno nunca ha
oído”.
Estadounidenses
para la Prosperidad se ha convertido en un opositor importante de algunas
políticas de Obama.
Gracias a
ella, los Koch han destinado millones de dólares a causas de la derecha
estadounidense, según la misma revista, con un enfoque especial en las
políticas de Obama desde que asumió el poder.
El ascenso
de Obama, junto con los efectos de fenómenos como la crisis financiera y el
ascenso del Tea Party, han servido para aumentar el perfil de los hermanos y
convertirlos en figuras polémicas: algunos critican que tienen exceso de poder,
otros aprecian la variedad de sus intereses y unos más argumentan que son
víctimas de la maquinaria de la izquierda.
“La pregunta
importante es si ellos están más interesados en ideología o en proteger sus
propios beneficios”, dice Dunbar.
Y aunque no
han logrado desbancar a Obama -reelegido sin muchas dificultades- ni eliminar
su ley de salud -que parece haber tenido un nuevo impulso tras la reapertura
del gobierno- nada indica que los hermanos Koch vayan a dejar su activismo
político.
Después de
todo, tras la crisis política de las últimas semanas ya empieza a asomarse el
siguiente objetivo: las elecciones de mitad de término del próximo año, donde
está en juego -nada más y nada menos- que el control del Congreso.
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