Del blog ‘Un vallekano en Rumania / Un vallekan în România’
Continuamos con la traducción del libro
de Valter Roman, miembro del grupo de rumanos que combatieron en España
en las Brigadas Internacionales contra el fascismo, en el que se
describe la participación de los comunistas de Rumania en la Guerra
Civil española (1936-39).
Se puede acceder a las partes anteriores en los siguientes enlaces:
Bajo el cielo de España: Capítulo V (1ª Parte)Bajo el cielo de España: Capítulo V (2ª Parte)
Bajo el cielo de España: Capítulo V (3ª Parte)
Bajo el cielo de España: Capítulo V (4ª Parte)
Bajo el cielo de España: Capítulo V (5ª Parte)
Bajo el cielo de España: Capítulo V (6ª Parte)
Bajo el cielo de España: Capítulo V (7ª Parte)
Bajo el cielo de España: Capítulo V (8º Parte)
Bajo el cielo de España: Capítulo V (Parte Final)
Bajo el cielo de España: Capítulo VI (Primera Parte)
Bajo el cielo de España: Capítulo VI (Segunda Parte)
Bajo el cielo de España: Capítulo VII
Bajo el cielo de España: Capítulo VIII
Bajo el cielo de España: Capítulo IX
CAPÍTULO X: LOS VOLUNTARIOS TOMAN DE NUEVO LAS ARMAS
UNA RETIRADA DRAMÁTICA
El 21 de septiembre de 1938, en la Liga
de las Naciones, Juan Negrín, el presidente del Consejo de Ministros de
la República Española, como consecuencia de las presiones ejercidas
durante meses sobre el gobierno rupublicano por el Comité de No
Intervención de Londres, se declaraba de acuerdo con el plan de retirar a
los voluntarios extranjeros del frente, propuesto por este.
El plan del Comité de No Intervención
hacía referencia al hechodelaretirada de todos los combatientes no
españoles de los campos de batalla, tanto los del ejército republicano
como los del ejército franquista. En aquella fecha el número de
voluntarios internacionales antifascistas no superaba los 12.000; el de
los enrolados en las filas alemanas e italianas era de 130.000-140.000.
Por muy difícil que fuera para el mando republicano prescindir de los
brigadistas internacionales, tuvo que tomar en consideración el hecho de
que la puesta en práctica del plan del Comité de No Intervención
provocaría una mejora evidente de la situación de la República Española,
porque los franquistas no quedarían en una buena situación para
continuar la guerra sin la ayuda externa.
Sin embargo, mientras el gobierno republicano respetó
de modo impecable los acuerdos, del ejército franquista no se retiró ni
un soldado extranjero. Weitzsacker, jefe de la sección política del
Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania, le comunicó en una nota
interna a Ribbentrop: “Tanto nuestros voluntarios, como los aviadores y
técnicos italianos, siguen teniendo una gran importancia para Franco… La
retirada de nuestros voluntarios y de los italianos en el momento
actual sería considerada por Franco y por el mundo entero como política y
contribuiría de forma inadmisible al triunfo de los rojos”1
Y, naturalmente, para
evitar como fuera “el triunfo de los rojos”, los combatientes alemanes e
italianos continuaron luchando hasta el final en España contra las
fuerzas republicanas, y las potencias occidentales, patrocinadoras del
acuerdo de retirada de todos los extranjeros implicados en el
combate,cerraron los ojos con complacencia a este incumplimiento del
pacto.
La noticia de la retirada
de los voluntarios produjo costernación, tanto entre los combatientes
españoles , como entre los propios antifascistas llegados de todos los
paises del mundo para enfrentarse al fascismo. Solamente la comprensión
de las razones políticas que se hallaban en la base del acuerdo les hizo
aceptarlo sin bronca.
Discutí con Arbousset y
Carré sobre la dura alternativa en la que el gobierno republicano había
tenido que decidirse entre el mantenimiento de los voluntarios
internacionales, cuya presencia era utilizada por los agresores para
justificar el envío de numerosas tropas enemigas, o la renuncia a los
brigadistas, lo que representaba, por supuesto, el debilitamiento de las
fuerzas de la República en momentos de gran dificultad.
─Sí, mon cher, no es fácil
tomar una decisión en una situación así de difícil ─ afirmó Carré
─Pero, ¿qué quieres?, así es la política. Si le damos crédito al viejo
Richelieu, “la política es el arte de elegir libremente entre dos grandes inconvenientes”2
─La retirada de los voluntarios no significa la
negación de su papel y de su utilidad en su momento ─ apostilló
Arbousset.─ El paso de una orientación a otra en política no significa
necesariamente que la primera de ellas fuera un fracaso o un error. La
decisión tomada se corresponde a la mejor eleccion para la situación
actual. O, quizás, no sea más que un grave error. Puede que la respuesta
a la presión de los defensores de la “no intervención” signifique el
reforzamiento de la solidaridad internacional con la República Española.
Más voluntarios, mucho más armamento, mayor apoyo en todos los
sentidos… Y, tras una pausa larga,─añadió el pensador─ puede que la
historia diga que se ha cometido el mayor de los errores… Pero, ¿por
quién?… Al final, puede que el que se engañe sea yo. No me doy cuenta de
que es lo mejor. El tiempo lo dirá… Esto es todo lo que quiero decir.
─No, esto no es todo, ─le
explica Gaston.─ Recordemos lo que se nos dice a nosotros los franceses
sobre la política. Desde hace siglos se dice que “la política es un negocio sucio”3.
Si pensamos en la política llevada a cabo por los no intervencionistas,
entonces la definición francesa se adecúa a las mil maravillas. O, si
pensamos en el gobierno republicano, se podría decir, como Napoleón, “la política es el arte de lo posible”4.
Así es posible en el momento actual, así actuan los republicanos.
Aunque la fórmula pertenece a Napoleón, pienso que, sin embargo, él no
aplicó durante su vida su famosa fórmula. Si lo hubiera hecho, su
carrera hubiera terminado de otra manera.
─ Y para cerrar este tema ─añadió Arbousset─, quiero decir que el pueblo tiene un refrán muy adecuadoy, al mismo tiempo, muy picante sobre la política: “la política es la mierda embotellada5”.
─A esto podríamos añadir, para agotar el asunto ─continuó Gastón Carré─, lo que habría dicho Briand; “la política es el arte de conciliar lo deseable con lo posible6”.
Durarían un tiempo las consideraciones filosófico-históricas de estos dos hijos del pueblo francés.
***
Retomando la discusión,
después de algunos momentos de silencio, Arbousset sacó a colación otro
tema importante, en el que todos pensaban: ¿qué iba a pasar con todos
los combatientes de las brigadas intenacionales y, en especial, con los
que no podían regresar a su patria?
─El gobierno republicano
debería dar a cada uno de ellos una suma o algún tipo de apoyo, para así
asegurarles, al menos en un principio, una existencia más o menos
modesta─, expuso Arbousset
─¿De dónde?─ le replicó
Carré─¿Crees que el gobierno español es un banco? Aunque pudiera
ofrecerles algo asi, los voluntarios lo rechazarían.
Arbousset no se calló
─Al menos para los camaradas en cuyos paises hay gobiernos fascistas debería hacerse algo
─Creo─zanjó el diálogo
Carré─que el gobierno republicano español se encuentra en una situación
en la cual las palabras de “nuestro gran emperador”7 se adecuan maravillosamente; podrían decir a los voluntarios que “la República os debe todo,pero no puede daros nada”.
LA DESPEDIDA
La salida de los
brigadistas de los frentes de batalla, su despedida de los luchadores
españoles, provocó emotivas manifestaciones de simpatía. El Partido
Comunista, el gobierno republicano, las grandes masas populares
españolas, demostraron su caluroso afecto a los voluntarios
internacionales.
En un impresionante
mensaje en el que trasladaba el reconocimiento del pueblo español frente
a la valentía de los combatientes antifascistas llegados a España desde
todas los rincones del mundo, en nombre también del Partido Comunista
de España, Dolores Ibarruri decía:
“Es muy difícil pronunciar unas palabras de despedida dirigidas a los héroes de las Brigadas
Internacionales, por lo que son y por lo que representan.
Desfile de despedida en Barcelona |
Un sentimiento de
angustia, de dolor infinito, sube a nuestras gargantas atenazándolas…
Angustia por los que se van, soldados del más alto ideal de redención
humana, desterrados de su patria, perseguidos por la tiranía de todos
los pueblos…
Dolor por los que se
quedan aquí para siempre, fundiéndose con nuestra tierra y viviendo en
lo más hondo de nuestro corazón aureolados por el sentimiento de nuestra
eterna gratitud.
De todos los pueblos y
todas las razas, vinisteis a nosotros como hermanos nuestros, como hijos
de la España inmortal, y en los días más duros de nuestra guerra,
cuando la capital de la República española se hallaba amenazada,
fuisteis vosotros, bravos camaradas de las Brigadas Internacionales, quienes contribuisteis a salvarla con vuestro entusiasmo combativo y vuestro heroísmo y espíritu de sacrificio.
Y Jarama y Guadalajara,
y Brunete y Belchite, y Levante y el Ebro cantan con estrofas
inmortales el valor, la abnegación, la bravura, la disciplina de los
hombres de las Brigadas Internacionales.
Por primera vez en la
historia de las luchas de los pueblos se ha dado el espectáculo,
asombroso por su grandeza, de la formación de las Brigadas Internacionales para ayudar a salvar la libertad y la independencia de un país amenazado, de nuestra España.
Comunistas,
socialistas, anarquistas, republicanos, hombres de distinto color, de
ideología diferente, de religiones antagónicas, pero amando todos ellos
profundamente la libertad y la justicia, vinieron a ofrecerse a nosotros
incondicionalmente.
Nos lo daban todo; su
juventud o su madurez o su experiencia; su sangre y su vida, sus
esperanzas y sus anhelos… Y nada nos pedían. Es decir, sí: querían un
puesto en la lucha, anhelaban el honor de morir por nosotros.
¡Banderas de España!… ¡Saludad a tantos héroes, inclinaos ante tantos mártires!…
¡Madres!… ¡Mujeres!
Cuando los años pasen y las heridas de la guerra se vayan restañando;
cuando el recuerdo de los días dolorosos y sangrientos se esfume en un
presente de libertad, de paz y de bienestar; cuando los rencores se
vayan atenuando y el orgullo de la patria libre sea igualmente sentido
por todos los españoles, hablad a vuestros hijos; habladles de estos
hombres de las Brigadas Internacionales.
Contadles cómo,
atravesando mares y montañas, salvando fronteras erizadas de bayonetas,
vigiladas por perros rabiosos deseosos de clavar en ellos sus dientes,
llegaron a nuestra patria como cruzados de la libertad, a luchar y a
morir por la libertad y la independencia de España, amenazadas por el
fascismo alemán e italiano. Lo abandonaron todo: cariños, patria, hogar,
fortuna, madre, mujer, hermanos, hijos y vinieron a nosotros a
decirnos: «¡Aquí estamos»!, vuestra causa, la causa de España es nuestra
misma causa, es la causa de toda la humanidad avanzada y progresiva».
Hoy se van; muchos,
millares, se quedan teniendo como sudario la tierra de España, el
recuerdo saturado de honda emoción de todos los españoles.
¡Camaradas de las Brigadas Internacionales!
Razones políticas, razones de Estado, la salud de esa misma causa por
la cual vosotros ofrecisteis vuestra sangre con generosidad sin límites
os hacen volver a vuestras patrias a unos, a la forzada emigración a
otros. Podéis marcharos orgullosos. Sois la historia, sois la leyenda,
sois el ejemplo heroico de la solidaridad y de la universalidad de la
democracia, frente al espíritu vil y acomodaticios de los que
interpretan los principios democráticos mirando hacia las cajas de
caudales o hacia las acciones industriales que quieren salvar de todo
riesgo.
No os olvidaremos, y,
cuando el olivo de la paz florezca, entrelazado con los laureles de la
victoria de la República española, ¡volved!…
Volved a nuestro lado,
que aquí encontraréis patria los que no tenéis patria, amigos, los que
tenéis que vivir privados de amistad, y todos, todos, el cariño y el
agradecimiento de todo el pueblo español, que hoy y mañana gritará con
entusiasmo: ¡Vivan los héroes de las Brigadas Internacionales!”8
El jefe del gobierno republicano, Juan Negrín, expuso también con aquel motivo:
“Queridos
internacionales amigos, queridos hermanos; hermanos siempre, por una
confraternidad que ha sellado en los campos de batalla vuestro
sacrificio de sangre; por los restos mortales de los que yacen para
siempre en España.
¡Qué magnífico
espectáculo, queridos hermanos, el que presencio en estos instantes!
Porque, ¿qué es esto que veo yo, sino un plebiscito en pequeño de todos
los pueblos del mundo, testimoniado por todos los que sienten como suya
la causa de España, que es la causa de la libertad y del derecho?
Habéis venido a España,
espontáneamente, a defender nuestro país: sin ninguna obediencia a
jerarquía superior a vosotros: por vuestra propia voluntad de sacrificar
lo que más difícilmente se presta a nadie: a sacrificar la vida.
Veníais a defender la justicia, el derecho escarnecido, porque sabíais,
también, que aquí, en España, se jugaba la libertad del mundo entero.
Os halláis congregados
aquí los representantes auténticos de cincuenta y tres países;
representantes que, para venir a luchar con vuestros hermanos de España,
tuvisteis que vencer grandes dificultades hasta conseguir pisar tierra
española. Cumplisteis como héroes en la lucha por la libertad del mundo
en esos dos años que habéis vivido vinculados a nosotros, en horas
inolvidables para la historia del nuestro pueblo.
Muchas fueron las veces
que los voluntarios internacionales – que nunca han sido tantos como
han querido demostrar nuestros enemigos -, hermanados en la lucha, han
escrito páginas gloriosas de nuestra epopeya. Yo recuerdo aquí los
tristes momentos del mes de noviembre cuando pensábamos que, de un
momento a otro, caería Madrid, ciudad prácticamente indefensa, y, digo
prácticamente, porque tan sólo la defendían los pechos de sus hijos, que
carecían de armas, para hacer más contundente su gloriosa e inmortal
defensa. No olvidaré nunca la impresión extraordinaria que me produjo en
aquellos momentos angustiosos el desfile silencioso, sereno, sin un
canto, pero con un aire de resolución imponderable, de dos mil
voluntarios internacionales que, por las calles de Valencia, se dirigían
con firmeza hacia Madrid, atacado por el enemigo sin ninguna piedad,
aun sabiendo que allí iban indiscutiblemente a jugarse, y casi más que a
jugarse, a perder la vida.
Lo que ha ocurrido en
España ya lo sabéis vosotros, porque también ha sucedido en otros
países, aun cuando éstos no han sabido reaccionar como nosotros.
Elementos de todos conocidos consiguieron crear una situación en la cual
un Estado, un Gobierno legalmente constituido, se encuentra, por la
traición y la vileza, sin las defensas necesarias a todo Gobierno y que
sólo se encuentra asistido de una masa popular, no preparada para una
guerra. Junto a esa gran masa popular, desarticulada y descoyuntada para
la defensa, vosotros habéis contribuido grandemente a que no se
sintiera desasistido el pueblo español, porque os veía a vosotros,
auténticos representantes de vuestros pueblos, acudir en defensa de
nuestra causa y facilitar con vuestra colaboración las grandes tareas de
organización que han cristalizado en un magnífico y potente Ejército,
hoy ya auténticamente español, que marcha con paso firme y seguro hacia
la victoria.
Hoy me place, amigos
míos, queridos hermanos nuestros, recordar, en este momento solemne de
despedida, aquellos días inolvidables de Madrid, en la Ciudad
Universitaria; en Brihuega, Guadalajara, Toledo, Belchite, en Teruel, en
Lérida y en el frente del Este; en fin, en tantos otros lugares que ya
no puedo seguir nombrando porque en casi todos los sitios, teatros de
nuestra tragedia, habéis colaborado con un heroísmo sin precedentes,
como el que corresponde a quienes sienten con toda intensidad la
justicia de nuestra causa. Yo quiero rendir un homenaje póstumo a todos
vuestros caídos, que son también los nuestros; quiero recordaros, como
símbolos representativos, por cuantos por ser jefes vuestros y
comisarios formaron formaban
parte integral de vosotros mismos, a Hans, Kart, Wolf, general Luckas,
gran hombre, muerto en el frente del Este; Walter, y tantos y tantos
otros, jefes y comisarios, que, con su dirección y que con su
entusiasmo, os han sabido conducir en los momentos más duros hacia
victorias positivas y resistencias insuperables. Comisarios de gran
capacidad que, como Gallo y Marty, han sido los verdaderos puntales de
vuestras Brigadas Invencibles.
Negrín presidiendo el desfile de despedida de las Brigadas Internacionales |
Vuestra retirada es una necesidad que nos imponemos para demostrar a esa falsa No Intervención,
que la retirada de los voluntarios no es problema para la República y
sí para los sublevados, coaligados con las fuerzas extranjeras que
pretenden en España conquistar nuevas posiciones. Y España ha adoptado
esta resolución considerando que podía contribuir a la pacificación del
mundo, haciendo cuanto estuviera de su parte para localizar el
conflicto, para lograr esta paz basada en la justicia de la que España
no se separa jamás.
El Gobierno español
quisiera testimoniaros de una manera directa su agradecimiento. Vuestro
espíritu y el de vuestros muertos nos acompaña y quedan unidos para
siempre a nuestra historia. El Gobierno de la República reconocerá y
reconoce a los internacionales, que tan bravamente han luchado con
nosotros que ya pueden decirse son connaturales nuestros, el derecho a
reclamar, una vez terminada la guerra, la ciudadanía española. ¡Con ello
nos honraremos todos!
Buen camino, hermanos
internacionales, como os ha deseado hace unos momentos el jefe del
Ejército del Este. Buen camino y continuad la lucha, cerca de vuestros
pueblos, para dar a conocer la verdad de lo que ocurre en España,
mientras nuestro pueblo continúa vuestra gesta en los frentes de
combate. Cuando hay un deber que cumplir, o se sucumbe o se cumple.
Nosotros tenemos un
deber que cumplir y es el de conseguir para España un porvenir nuevo,
más humano y progresivo. Y lo cumpliremos. Pueden caer diez, cien, mil;
pero cuando un pueblo quiere vencer, no sucumbe jamás y vence, aún a
costa de los mayores sacrificios.
Camaradas combatientes, amigos y hermanos: ¡Viva la República!”9
Julio Álvarez del Vayo,
líder socialista, ministro de asuntos exteriores de la España
Republicana, en unas palabras dirigidas a los voluntarios de las
Brigadas Internacionales, se expresaba de la siguiente forma:
“Cada una de las veces,
en Ginebra o en otra parte, he sostenido el punto de vista del gobierno
español en lo que tiene que ver con los combatientes extranjeros; mi
primera y mayor preocupación fue la de clarificar la diferencia que
existe entre un voluntario y los otros soldados, entre aquellos que han
invadido el territorio español a las órdenes de sus amos y aquellos que
han venido a defenderla, convencidos de que en España se lleva a cabo
una batalla por la democracia y la paz en Europa.
!Camaradas de las
brigadas internacionales, vanguardia gloriosa del antifascismo mundial,
ciudadanos de honor del heróico Madrid y de la vencedora España del
mañana! La lengua española, así de rica en palabras y expresiones, no
tiene suficientes términos para expresar nuestra admiración, nuestro
reconocimiento”10.
El 28 de octubre, los
voluntarios internacionales se despiden de los habitantes de Barcelona,
con un gran desfile militar. Con aquel motivo, fueron el objeto de una
enorme y emocionante manifestación de simpatía popular. Más de 200.000
personas fueron a despedirlos. Los voluntarios marcharon por las calles
de Barcelona, pero no pudieron recorrer más de 300 metros de la larga
Diagonal porque sus filas fueron rotas por cientos de miles de hombres,
mujeres y niños que comenzaron a caminar a su lado, a abrazarlos y a
cubrirlos de flores. “Hasta pronto, hermanos”11, gritaba el pueblo.
Por última vez sonaba en
Barcelona el himno de las brigadas internacionales, al paso de cuyo
ritmo desfilaron dos años atrás por las calles de Madrid los primeros
voluntarios interbrigadistas12:
País lejano nos ha visto nacer.
De odio, llena el alma hemos traído,
mas la patria no la hemos aún perdido,
nuestra patria está hoy ante Madrid,
mas la patria no la hemos aún perdido,
nuestra patria está hoy ante Madrid.
Camaradas, cubrid los parapetos,
que la vida no es vida sin la paz.
Defended con el pecho vuestros hijos,
os ayuda la solidaridad;
defended con el pecho vuestros hijos.
os ayuda la solidaridad.
Libre España de castas opresoras,
nuevo ritmo el alma batirá,
morirán los fascismos sangrientos,
en España habrá ya felicidad;
morirán los fascismos sangrientos,
en España habrá ya felicidad.
Generales traidores a su patria
del fascismo quieren saciar la sed;
mas los pueblos del mundo defendemos
lo que España jamás ha de perder;
mas los pueblos del mundo defendemos
lo que España jamás ha de perder.
Guerra al pueblo no hacemos como ellos,
pues nosotros luchamos por la paz,
con el triunfo del mundo antifascista
la tierra ensangrentarán;
con el triunfo del mundo antifascista
la tierra ensangrentarán.
Si al combate marchamos con arrojo
para España obtendremos libertad.
Morirán los fascismos sangrientos,
en España habrá ya felicidad;
morirán los fascismos sangrientos,
en España habrá ya felicidad.
***
Han pasado desde entonces
muchos años. Pero el pueblo español mantiene igualmente vivo el recuerdo
y el reconocimiento a los que llegaron desde muy lejos para apoyarlo en
momentos difíciles.
Dieiseis años después del
final de la guerra en España, Dolores Ibarruri, dando voz a los
recuerdos imborrables que el pueblo español tenía sobre el heroismo y el
espíritu de abnegación de los voluntarios internacionales, dirigió unas
palabras de saludo al VII Congreso del Partido Comunista Rumano:
¨ No podría terminar mi
discurso y significaría que no cumplo con mi deber de comunista y de
luchadora revolucionaria, si en este congreso, que marca un
acontecimiento decisivo en la vida del pueblo rumano, no expresara toda
nuestra inmensa gratitud y reconocimiento eterno a los luchadores
rumanos de las brigadas internacionales, que, en los momentos más
difíciles para nosotros, vinieron a combatir y a morir en nuestra
tierra, luchando sobre el campo español por la libertad de España y para
la libertad de Rumanía”
***
En el frente, durante los
combates, el problema de lo que pasaría mañana no preocupaba demasiado a
nadie. Una vez que se produjo la retirada del campo de batalla
empezaron a sentir preocupación y a preguntarse: “¿Y ahora, qué
hacemos?” Para algunos, los llegados desde Francia, Inglaterra, EE.UU.
Bélgica u otros paises en el que se respetaban al menos algunos
derechos democráticos, la situación era más simple: los voluntarios
podían volver inmediatamente a su patria. Esto hicieron la mayoria de
ellos. A otros, sin embargo, a su vuelta a casa les esperaba la cárcel,
el campo de concentración o, incluso, la muerte. A los combatientes
alemanes, italianos, austriacos, etc., ni se les pasaba por la cabeza
volver a su país. En una situación análoga se encontraban los
voluntarios rumanos. Los órganos represivos del estado
burgués-latifundista estaba esperando a arrestar a los antifascistas que
regresaran en la mismísima frontera. El ministerio de exteriores
intantaba desde hacía tiempo que sus embajadas completaran la lista de
los que habían ido a España, para retirarles la ciudadanía rumana. 13
Todos aquellos voluntarios
que no podían en aquel momento regresar a sus paises, querían continuar
en España como fuera, al menos hasta la clarificación de su situación.
Una serie de campamentos creados en la retaguardia de los frentes daba
cobijo a miles de estos voluntarios que se encontraban en semejante
situación.
A los voluntarios rumanos
de la compañía rumana del batallón “Diacovich”, así como a los del grupo
“Gheorghiu-Dej”, que se encontraban en la zona sur y centro, a finales
de septiembre de 1938 los encontramos ubicados en las cercanías de
Valencia, en Catarroja o en Catadao; a los que habían luchado en
Cataluña, en especial en Campdevanol y en Cassa de la Selva.
La brusca relajación que
significó la vida en el campamento, tras los tiempos de extrema tensión
de los últimos combates, tuvo una influencia negativa sobre la moral de
algunos de los voluntarios. Los hombres tenían los nervios destrozados,
estaban intranquilos, aburridos por la inactividad forzosa. Sin embargo,
este estado duro solamente algunos días. Los comisarios políticos de
cada grupo de voluntarios se pusieron rápidamente en acción. Se
organizaron por su iniciativa intensas actividades socioculturales. Los
voluntarios comenzaron a actuar con el objetivo de hacer más fácil la
vida de la población civil española. En los pueblos de los alrededores
del campamento, las viudas, los huérfanos, los ancianos, contaron con el
apoyo de nuestros voluntarios. Ellos se responsabilizan de diferentes
actuaciones de ayuda a niños que habían quedado huérfanos; colaboran en
la realización de trabajos duros; organizaron fiestas para llevar un
poco de alegría a las almas desesperadas de la población española. Al
mismo tiempo, los voluntarios aprendían, elevaban su nivel teórico y
cultural, preparándose para las acciones futuras.
Aunque en el campamento no
existían grados militares, la disciplina castrense se hacía sentir en
todas las acciones. La intensa actividad del partido, desarrollada en
todo aquel periodo, demostró ser de nuevo el factor decisivo en el
mantenimiento de una moral alta.
En diciembre, los
voluntarios que estaban acuartelados en el centro peninsular fueron
enviados a Cataluña, al norte. El viaje se hace por mar, desde Valencia
hasta Barcelona, tomándose en este sentido todo tipo de medidas para
evitar un ataque de la aviación o de un submarino enemigo. Los hombres
fueron transportados en depósitos de barcos mercantes; por el camino se
cambiaba habitualmente de pabellón, y solo así consiguieron llegar con
éxito a su destino.
La población de Cataluña
nos recibió con hurras de alegría. Habíamos llegado a través del bloqueo
enemigo, y habíamos evitado el peligro de caer en sus manos.
El mes de diciembre de
1938 y una gran parte del mes de enero de 1939 lo pasamos en el
campamento de Cataluña. Era invierno. La vestimenta y el calzado de los
voluntarios ofrecía una débil protección contra la interperie; la falta
de alimentos se había agravado en toda la zona republicana. Los
voluntarios se habían endurecido, no obstante, en los años de la guerra,
y resistieron bien las dificultades. Toda la atención la tenían puesta
en el desarrollo de los acontecimientos internos e internacionales.
La situación era, en este
sentido, muy grave. Las fuerzas reaccionarias internacionales e
internas, que veían la resistencia de la España Republicana como un gran
peligro para la realización de los planes de desencadenar una nueva
guerra mundial, redoblaron sus esfuerzos para ahogar a la República. Así
nació el acuerdo de Munich (septiembre de 1938), que llevo al cierre
definitivo de la frontera española por parte del gobierno francés. Se
profundizó la intervención militar italo-alemana en España y se activó,
en el interior, la lucha de los agentes del imperialismo.
ALGO SOBRE EL DESARROLLO DE LA GUERRA…
Los de nuestro regimiento
se juntaban siempre, aunque la unidad ya no existiera. Cambiábamos
pareceres, impresiones. Nos contábamos chismes. Recordábamos. Pensábamos
en el futuro.
─ ¿Qué opinas?─ me preguntaba Cristea─ La situación parece extraordinariamente grave ¿Crees que se puede alargar la resistencia?
Pop se mezcló inmediatamente en la discusión, sin esperar mi respuesta.
─!Caramba! A ver si ahora vamos hundirnos también nosotros en el pesimismo.
─Normal─ retomó Cristea ─
Hay que hacer todo lo posible para continuar la guerra. Con cualquier
sacrificio. Pero no pasa nada si pensamos con algo de perpectiva para
aclarar las cosas. Y para mirar hacia adelante tenemos que mirar, de
modo indispensable, también hacia atrás ¿Se han cometido errores o no?
¿Podían ser, en caso afirmativo, evitados?
─Creo, Nicolae─decía─ que
es demasiado pronto para hacer semejante análisis. En cualquier caso,
para nosotros, desconociendo todos los elementos de juicio, la tarea es
difícil. Mi opinión es que del desarrollo lamentable de la guerra los
culpables son, en primer lugar, Hitler y Mussolini y, después, Blum; es
decir, la intervención brutal y masiva del fascismo internacional y la
“no intervención”14
de las democracias occidentales. Probablemente ha habido también
errores en el interior. La causa de estas equivocaciones es difícil de
establecer. Puede que también la retirada del frente de las brigadas
internacionales haya sido un grave error. Quizás la ayuda internacional
se ha reducido mucho en los últimos tiempos. Me parece complicado decir
cual de todos estos factores ha sido decisivo para la evolución
desfavorable de la guerra.
─Yo tengo una opinión
diferente ─dijo Iancu─ Para unos, después de una victoria aparecen un
gran número de padres, más la derrota es huérfana. Para otros,
exactamente al revés, la victoria tiene un único padre, mientra de los
fracasos a todos se hace culpables. Yo creo que realmente que los
éxitos, las victorias, se deben siempre a las masas, pero para los
fracasos tiene que responder, en cualquier caso y en primer lugar, quien
esta al frente. Así habla el juicio de la historia.
─Eres demasiado áspero e
injusto ─afirmó Nicolae Cristea─ Al menos en el caso de España. Pienso
que los españoles han hecho todo lo que han podido. Puede que incluso
más. Lo que está claro es que no se les puede reprochar que no han
combatido, que no han peleado. Pero en política, según mi opinión, lo
que te deshonra no es el haber sido derrotado, sino el no haber luchado.
Así que, desde mi punto de vista, me quito el sombrero.
─Yo sigo diciendo─ remarcó
Pop─ que sobre esta guerra se va a hablar todavía mucho, y que nosotros
estaremos siempre orgullosos de haber participado en ella, en esta
tierra. Lo que más he admirado en mi vida ha sido el coraje y el que
alguien haya sido valiente, como este pueblo maravilloso, y estos
voluntarios que han cumplido, igualmente, hasta el final con su deber.
COMO ME HE “CONVERTIDO” EN CIUDADANO DE LA CIUDAD DE ROMAN
Los líderes fascistas: Hitler y Franco |
A Campdevanol llegó cierto
día una comisión de la Liga de las Naciones. Su misión era la de
facilitar la repatriación o, mejor dicho, la marcha de España de los
voluntarios internacionales originarios de los paises con regímenes
fascistas o reaccionarios a otros paises considerados democráticos. Así
se había pactado en el acuerdo entre el gobierno español y la Liga de
las Naciones, que interviniera cuando el gobierno español aceptó la
retirada de las brigadas internacionales de los frentes de batalla.
Nadie se hacía ilusiones
en cuanto a la eficacia del acuerdo, ni de la citada comisión. Si los
gobiernos así llamados democráticos practicaron la farsa y siniestra no
intervención durante toda la guerra, no podían ellos dar, entonces,
cuando las perspectivas de la guerra de España eran mucho más oscuras,
pruebas de humanismo, concepto totalmente contradictorio con su
concepción y sus políticas. No obstante, se decidió que los voluntarios
se presentaran ante aquella comisión; en especial, los que habían
llegado a España desde otros países y no del suyo. Así llegué yo también
ante la comisión.
Las preguntas
estereotipadas de los miembros de la comisión me sonaban: cómo se llama,
de dónde es, cuál es su nacionalidad y qué ciudadanía tiene, en qué
localidad nació, o dónde desea ser repatriado. Tras las cuales, caso a
caso, seguían otras.
Mis respuestas fueron lacónicas: “me llamo Roman, soy de Rumanía, soy rumano, de ciudadanía rumana…”15
Recitando estos datos ví
como la cara de los miembros de la comisión se tornaba en sorpresa poco
disimulada. Les pareció que se repetía demasiado una palabra con raiz
idéntica: Roman. Viendo esta reacción, me apeteció jugar una
pequeña farsa y, completando los datos relacionados con mi lugar de
nacimiento, indiqué la ciudad de Roman16
en lugar de Oradea, donde de hecho nací. El efecto fue inmediato. Todos
se echaron a reir. Reía también yo, pero mantuve mis declaraciones, por
lo que así quedaron las cosas.
Relatando aquel episodio
de mi vida -a una distancia de más de 30 años- espero que los habitantes
de la ciudad de Roman no me juzguen demasiado ásperamente por aquella
intrusión, y que tampoco lo hagan los de Oradea, a los que “abandoné”
por un instante.
***
En aquella
situación internacional e interna, las fuerzas intervencionistas
empezaron el 23 de diciembre de 1938 una poderosa ofensiva contra
Cataluña. Barcelona estaba amenazada. La superioridad fascista en número
de soldados y en armamento era total. La relación de fuerzas hubiera
podido ser otra si el gobierno francés no hubiera bloqueado en
territorio francés el armamento que había sido adquirido por el ejército
republicano (cientos de cañones, tanques y aviones).
Las fuerzas
republicanas luchaban, sin embargo, con un heroismo insuperable. Para
ganar un día, para retrasar una hora el avance de los fascistas, los
patriotas españoles sacrificaban sin dudarlo su vida, Pero, en muchas
ocasiones, los soldados republicanos no podían oponer a los tanques y a
los obuses enemigos más que su pecho descubierto. Y, sin embargo,
resistían con la esperanza de que pudiera ser que, en algún momento, a
última hora, los señores del Comité de No Intervención, entendieran que
el pueblo español no quería arrodillarse bajo el yugo fascista, de que
pudieran dejar entrar en España las armas enviadas por el pueblo
soviético.
… 21 de enero de 1939. En el campamento
de los voluntarios, en el marco de unas manifestaciones culturales, se
evocó la figura del gran Lenin, de cuya muerte se cumplían 15 años. De
repente, la música se detuvo… ¿Pasaba algo? Un orador se subió al
estrado y comenzó a hablar: “!Camaradas, camaradas! La situación en el
frente es muy difícil. Barcelona está en peligro. Cataluña entera está
amenazada. Conoceis todos los motivos por los que el presidente Juan
Negrín se ha declarado de acuerdo con la retirada de los voluntarios
antifascistas del frente. Nosotros hemos obedecido ante esta decisión.
Hitler y Mussolini, sin embargo, ni han pensado por un momento en
retirar sus tropas. Ahora nos damos cuenta de que los estados del Comité
de No Intervención hicieron esta propuesta solo para debilitar nuestras
fuerzas. Hemos sido engañados. Ya nada nos puede obligar a mantener
nuestro compromiso frente a los que no respetan su palabra, a los que
nos engañan. Tomemos de nuevo las armas para defendernos del enemigo que
avanza !Ayudemos al pueblo español a defender su patria!
!Camaradas!
Cada uno de nosotros, uno a uno, si se está de acuerdo con la propuesta,
que se inscriba en las listas de voluntarios que se están elaborando”.
Por turnos,
otros oradores se dirigieron en diferentes lenguas a los que estábamos
en la sala. Un entusiasmo indescriptible se extendió entre los
voluntarios. Espontáneamente, algunas voces comenzaron a entonar “la
Internacional”, y de inmediato cientos de gargantas les acompañaron. En
la lista de nombres de los que iban a volver al frente se apuntaban uno
detrás de otro. La completa mayoría de los voluntarios rumanos eligieron
dejarse la piel luchando contra los fascistas.
En un artículo titulado “Siempre el
deber. Los voluntarios rumanos toman por segunda vez las armas contra
los agresores fascistas”, aparecido en la publicación “Deșteptarea”17, de los rumanos de Estados Unidos, de abril de 1939, se escribía lo siguiente:
“...Los
voluntarios rumanos han cumplido con su deber también en esta ocasión.
Los días históricos, plenos de heroismo, de valentía y de espíritu de
sacrificio de la IV Compañía de ametralladora y de la Compañía Grívița han regresado.
La clase trabajadora rumana tiene de qué
sentirse orgullosa, del ferroviario Burca, de los comisarios Mihai,
Stoica y Roman, de Cristea, Olaru, Pop y todos los Sony Xperia™ E3 (D2203)que lucharon hasta el último aliento, siendo de entre los últimos que abandonaron Cataluña.
Los
trabajadores y el pueblo rumano, en la difícil situación que atraviesa
hoy la humanidad entera, puede contar con sus voluntarios”.
La mayoría de
los interbrigadistas fueron agrupados en grandes unidades de
infantería. Los antiguos artilleros fueron destinados en una gran unidad
de artillería que se formaba en Llers, al norte de Figueras. Luigi
Longo nos contó la misión que iba a tener esta unidad en la nueva
situación del frente.
─Como es
normal, actuaréis como una unidad de artillería ─ dijo Longo─ y
contaréis con el armamento necesario. De momento, el armamento se
encuentra al otro lado de la frontera y el gobierno Daladier no da el
permiso para cruzarla. Se trata de una gran partida de armas soviéticas
que podrían salvar nuestra situación. Personalmente, sin embargo, dudo
que nos llegue a tiempo, así que es probable que tengais que actuar como
unidad de infantería.
Teniendo en
cuenta la difícil situación y el gran número de nacionalidades que
formaban la unidad (voluntarios procedentes del este y el sudeste de
Europa), se nombraron dos comisarios: uno rumano, Gheoghe Stoica, y otro
búlgaro, cuyo nombre he olvidado. Como médico de la unidad se designó
al doctor yugoslavo Oscar Gorian, sobre el que hemos tenido el
privilegio de hablar en otras ocasiones. El mando de esta unidad fue
encargado al autor de este libro.
PRYBIL DE NUEVO CON NOSOTROS
Los viejos artilleros rumanos estabamos de nuevo juntos. Nos poníamos las pilas sobre los camaradas,
recordábamos a nuestros muertos, nos haciamos preguntas llenas de temor
sobre los camaradas ausentes. Nos cuestionábamos, por ejemplo, dónde
estaría nuestro querido Pribyl, hasta que un día casi nos chocamos de
bruces con él en la carretera. Las exclamaciones por la sorpresa fueron
seguidas de vigorosos abrazos. En su libro La corrida, en el cual cuenta aquella escena, Pribyl recordaba las primeras palabras que nos dirigió:
“Se
entiende que me quedo con vosotros, ¿no es así? Por supuesto, yo me he
presentado voluntario para las nuevas acciones militares, pero quiero
luchar en las filas de la artillería rumana, donde me siento como en
casa”.
Abajo, en el
pueblo, se hacían mítines. El 26 de enero fue tomada Barcelona; era
necesario frenar el avance fascista hacia la frontera.
Mientras
tanto, a la espera de las piezas de artillería, hacíamos instrucción. La
llegada de las armas se hacía esperar, pero los fascistas avanzaban.
La situación
en el frente catalán empeoraba día a día. Entonces, cuando en la zona
norte la suerte estaba prácticamente echada, el gobierno francés abrió
por fin la frontera, y largas filas de trenes cargados con armamento
soviético llegaron a tierra española !Justo cuando ya existía la total
seguridad de que el armamento iba a caer pronto en manos de Franco!
La misión
militar que debían cumplir los voluntarios era la de retardar lo máximo
posible el avance franquista, para dar tiempo al gobierno español y a
los refugiados a cruzar a Francia En cuanto a nuestra unidad, la misión
principal era la defensa de la única carretera que llevaba de Figueras a
la frontera francesa, por La Junquera. Cientos de miles de españoles
que no querían vivir bajo la bota de Franco decidieron regugiarse en
Francia y los convoyes que se dirigen noche y día hacia los Pirineos
debían ser defendidos contra los fascistas que se acercaban sin pausa.
EL RENCUENTRO CON MI QUERIDO ANGEL
Españoles huyendo a Francia tras el triunfo fascista |
En la
carretara Figueras-La Junquera tuve uno de aquellos días un encuentro
emotivo. Tras oir, de repente, que me gritaban, y hasta darme cuenta de
quien era el que me llamaba, observé que alguien descendía de un coche y
se apresuraba hacia mí. Lo reconocí: era Angel, el chofer español con
el que enfrenté muchos peligros, con quien escapé, literalmente en el
último momento, del pelotón de fusilamiento. Nos abrazamos; Angel me
apretó las manos llorando:
─Hemos perdido todo, todo…─balcuceaba compungido─ Quiero, al menos, poder quedarme con vosotros.
Sin embargo,
estábamos en medio de una misión. Él conducía un camión de un coronel.
Desde el convoy de vehículos, carros y hombres, obligados a detenerse
tras el auto de Angel, venían quejas y protestas. Todos tenían prisa por
salir de España. Le pedí que volviera a su camión.
─Vamos, vete.
Esperemos que la vida vuelva a hacer que se crucen nuestros caminos─ le
dije, intentando animarle, con gran dolor─ No te digo un adiós para
siempre, sino hasta pronto.
Regresó a su volante triste, abatido, y me hizo un último gesto de despedida con la mano ¿Querido Angel, estarás vivo?
***
Las acciones
militares de la segunda etapa de los voluntarios fueron llevadas a cabo
en condiciones inimaginablemente difíciles ¿Quien puede revivir aquella
patética retirada en la cual los hombres, extenuados físicamente después
de días y noches de marcha ininterrumpida, comprometidos en la lucha
con el enemigo para parar su avance y permitir que los refugiados
llegaran con vida a la frontera? !Cuántas veces nos rodearon y cuantas
veces conseguimos estropear los planes fascistas, gracias a la valentía y
la presencia de ánimo!
El primer
choque con el enemigo lo tuvieron un grupo de nuestros voluntarios al
norte de Barcelona, en los alrededores de la localidad de Sabadell.
Desde alli, se fueron retirando hacia el norte mientras mantenían la
lucha. Se encontraban en la retaguardia de las unidades españoles, y
tenían que hacer frente sin pausa alguna a los ataques fascistas.
Una noche
llegaron destrozados por el cansancio a la localidad de Llagostera.
Fueron acomodados en la fábrica de artículos de corcho. Los voluntarios
podían regocijarse al fin con algunas horas de sueño, tras noches
enteras de marcha sin apenas dormir. Pero, nada más coger el primer
sueño, sonó la alarma: los fascistas atacaban por sorpresa. Los
voluntarios consiguieron por los pelos reagruparse en el margen de la
localidad. Allí, cavaron trincheras y se dispusieron a resistir el fuego
intenso de artillería.
Durante el
ataque de la infantería, los voluntarios se comportaron con gran
valentía. Dejaron que los soldados enemigos avanzaras hasta apenas 30
metros de distancia, abriendo fuego de ametralladora contra ellos. Las
tropas franquistas fueron mantenidas a raya, mientras la retirada de los
republicanos fue aligerada.
Los
interbrigadistas eran los últimos en abandonar sus posiciones. En la
carretera se escuchó el bramido de unos tanques fascistas que se
acercaban. Frente a ellos, había un puente; los zapadores ordenan que
todos lo crucen rápidamente. El puente iba a ser minado, y saltaría por
los aires en breve. Haciendo acopio de sus últimas fuerzas, tras dos
noches de insomnio, cruzaron el puente y se alejaron apresuradamente.
Algunos minutos más tarde se escuchó el ensordecedor estruendo de la
explosión. Enormes pedazos de hierro cayeron en las cercanías del lugar
donde se habían refugiado los voluntarios. Los tanques fascistas
saltaron se hicieron también añicos mientras cruzaban el puente en
persecución de los republicanos.
En las
cercanías de Gerona, a lo largo del río Ter, los voluntarios organizaron
durante varios días una línea de resistencia. Después, la retirada
continuó, en idénticas condiciones: los hombres recorrían decenas de
kilómetros a pié, bajo la lluvia, sobre el barro, sosteniendo combates
sin apenas dormir ni comer…
Por
condiciones semejantes pasan también las otras unidades de voluntarios
durante la retirada de Cataluña. Cada hombre demostró, en aquellas
circunstancias duras, una extraña capacidad de resistencia, valentía y
optimismo, calidades que les ayudaban a salir con éxito de aquellas
situaciones.
Voy a relatar
un episodio significativo en este sentido. Una noche, uno de los grupos
de voluntarios en el que se encontraba un gran grupo de rumanos,
mientras recorría una llanura arbolada, se encontró rodeada de
fascistas. El comandante de la unidad, el rumano Nicolae Pop, envió
patrullas de reconocimiento. Las informaciones eran de lo más
preocupantes. Entonces, decidió comprobar el mismo como era la
situación, descubriendo una brecha por donde se podía escapar de la
emboscada, La mayor dificultad era la de cruzar una carretera por un
punto que se hallaba muy cerca de una posición fascista. Sin embargo,
uno tras otro, con una disciplina perfecta, los voluntarios atravesaron
la carretara sin ser vistos, a apenas cien metros de distancia del
puesto donde los fascistas se camuflaban despreocupados.
GHEORGHE STOICA RECUERDA
A pesar
de todas las dificultades, en ningún momento las tropas republicanas –
españolas e interbrigadistas- daban la impresión de estar derrotadas.
Cada soldado y cada oficial pensaba que, momentáneamente, se había
perdido una batalla, pero que la lucha seguía adelante y que al final el
fascismo sería derrotado.
Había
una atmósfera de dolorosa tristeza provocada por la vista del éxodo de
cientos de miles de patriotas españoles abandonando su tierra natal y
dejando atrás todo lo conseguido con el trabajo de toda una vida y
-¿quién sabía por cuánto tiempo?- los lugares más queridos. En el margen
de la carretera, a pocos kilómetros de la frontera francesa de La
Junquera, observábamos también nosotros con mucho dolor este
“espectáculo”18 que nos conmovía. Cambiábamos entre nosotros palabras, impresiones y opiniones. Gheorghe Stoica19,
comisario político de nuestra unidad, dominado también él por aquella
tristeza, intentó plantar una semilla de esperanza, de optimismo, en
nuestro ánimo dolorido.
—Cuando veo estos convoyes que pasan continuamente, a los ancianos, niños y mujeres con bebés en sus brazos—nos decía él— me acuerdo de un texto de Ion Slavici20
en el cual describía la retirada en el invierno de 1916 de la población
rumana, que no deseaba permanecer bajo ocupación alemana, hacia el
norte del país. Hay muchas similitudes entre el dolor y el coraje de los
exiliados de Muntenia21
en las escenas descritas por el escritor rumano y los de las que somos
ahora testigos y protagonistas al mismo tiempo ahora. Pero habrá también
en esta ocasión, esperemos, un camino de regreso hacia la alegría.
Una asociación de ideas
provocada por la situación en que nos encontrábamos le hizo a nuestro
comisario político seguir dejándose llevar por los recuerdos :
¨Conocí a Slavici personalmente, a principios de 1919, en circunstancias poco comunes, en Vacaresti22. Cuando Slavici fue encerrado allí (por causa de su simpatía hacia los Habsburgo durante la Primera Guerra Mundial) en Vacaresti se hallaba un grupo de militantes del movimiento socialista, entre los cuales I.C.Frimu23 arrestado tras los acontecimientos del 13 de diciembre de 1918. Slavici tenía por aquel entonces 71 años.
Estaba enfermo, y las
miserables condiciones de la prisión junto al oprobio público del que se
sintía victima, le hacían sufrir muchísimo. El carcelero le trajo en la
misma celda en la que nosotros nos hallábamos. En aquel hombre
envejecido y agotado dificilmente se podia adivinar al hombre imponente
de antaño. Nosotros conociamos lo sucedido y también su obra literaria
(Moara, Moara cu noroc24,
y otras novelas suyas, habian sido leidas por muchos de nosotros), y
admirábamos su arte vigoroso, realista, pareciéndonos muy mal el estado
físico en el que se encontraba.
Slavici permanecía
siempre retirado en un rincón de la celda e hilvanaba en silencio quien
sabe que pensamientos amargos.Nosotros discutíamos de nuestras cosas
todo el día. Aunque habíamos sido detenidos por las fuerzas represivas y
sufrido todas sus malas artes, teníamos la moral alta. Era un periodo
de avance revolucionario, y el movimiento obrero de nuestro país se
había reorganizado. Nosotros hablábamos sobre las perspectivas que se
habían abierto para el futuro del partido comunista…
Un día descubrimos con
sorpresa que Slavici abandonó su esquina favorita y, sentándose junto a
nosotros, escuchaba con atención lo que exponía Frimu, nuestra
discusión inflamada. Esto se repitió otras veces. Ante la incertidumbre
de sus motivos y su silencio, un buen día le preguntamos por qué nos
escuchaba con tanta atención. Nos miro con determinación y por vez
primera desde que entró en la cárcel vimos una sonrisa en su rostro y
luz en sus ojos. Después, con voz rota pero llena de la convicción
propia de un hombre que ha pasado por muchas experiencias, buscando
durante toda su vida la verdad, nos dijo : « Escucho desde hace algunos
dias vuestras palabras, y he llegado a la conclusión de que al final he
encontrado yo también la verdad. Así es, junto a vosotros siento la
primavera, pues representais las aspiraciones del pueblo, el futuro de
este pais.. : »
Está claro que la
situación es muy diferente, pero pienso que este exodo que van a sufrir
los españoles, de estos cientos de miles que abandona su pais destrozado
lleva consigo, a pesar de la derrota sufrida, un futuro luminoso para
esta España martirizada¨.
NO PASARÁN
Con profundo dolor, pero
con fe en el futuro, se separaban los combatientes antifascistas de la
tierra por cuya libertad habían luchado con valentía, en cuya suelo
quedaron para siempre tantos camaradas de armas.
Al final, llegaron a
tierra francesa. Entonces se acabó el suplicio vivido para miles,
decenas de miles, de refugiados agotados por el cansancio y la
tristeza !Qué esperanza rota ! Bajo la presión de la opinión pública,
los gobernantes franceses fueron forzados a abrir sus fronteras con
España. Sin embargo, tomaron antes toda clase de medidas para que la
población francesa no pudiera contactar con los refugiados.
En la frontera, decenas de
miles de mujeres, ancianos, niños y de combatientes españoles que
esperaban poder regresar a la zona republicana del centro de España,
entre ellos miles de interbrigadistas, fueron detenidos por los
carabineros franceses y por las tropas de senegaleses utilizadas como
fuerzas de choque en el ejército de la República Francesa. Las tropas
españolas fueron desarmadas, lo que nos hizo entender a los voluntarios
que en Francia no nos esperaba la libertad, sino el campo de
concentración.
A pesar de ello, todos nos
dimos cuenta de una cosa : el pueblo francés está con los combatientes
antifascistas, y su solidaridad se va a sentir sobre las decisiones de
los gobernantes. A nuestro lado se encontraban los antifascistas de todo
el mundo.
Esto es lo que escrbía el órgano central de nuestro partido, « Scanteia », el 15 de marzo de 1939 :
« Los voluntarios de
las brigadas internacionales no olvidarán nunca a España ni a su pueblo
heróico. Ellos amaron esta tierra, convertida para ellos en una segunda
patria, y al pueblo español con el que estuvieron unidos en el combate.
Allí, por los campos de España, vertieron su sangre y vieron caer a
hermanos y camaradas, transformando en realidad, junto a los españoles,
las palabras ¨No pasarán¨25 .
Ahora, en las nuevas
condiciones de la lucha, los voluntarios interbrigadistas lucharán con
idénticas energía, fuerza, fe y espíritu de organización contra el
fascismo y la reacción, aportando a la lucha de la clase obrera y de los
antifascistas del mundo entero su experiencia y su conocimiento,
enriquecido en la lucha junto al pueblo español, para la extensión en
todos los frentes de ese grito ya universal, ¨No Pasarán¨26
El GOLPE DE LOS TRAIDORES DE MADRID
El 11 de febrero de 1939, los fascistas llegaron a la frontera con Francia. Más
de 400.000 ciudadanos españoles, que no querían convivir con las
consecuencias de la victoria franquista, que no deseaban sufrir la
dictadura medieval de Franco, abandonaron la tierra ensangrentada de
España.
La
guerra, sin embargo, no había terminado. Continuarla era posible. Los
republicanos todavía dominaban Madrid y la zona centru-sur. La población
de la zona republicana alcanzaba los 9.000.000 de hombres. Todavía
existían fuerzas armadas republicanas compuestas por cinco ejércitos,
con efectivos de entre 700 u 800 mil soldados. Del mismo modo, existía
una flota militar republicana. La población de la zona republicana, con
todas las dificultades y necesidades inherentes a la extrema situación
en que se hallaban, estaba decidida a continuar la resistencia. Los
soldados españoles que habían sido obligados a retirarse desde Cataluña a
territorio francés estaban impacientes por regresar a la zona central
de España. Resistir era posible, y a través de ella quizás se podría
influir sobre la situación internacional, cambiandola a favor de la
República.
No obstante, la
solidaridad internacional con el pueblo español había disminuido. Los
trabajadores del mundo entero veían en la resistencia heroica del pueblo
español una contribución enorme y admirable a la lucha de la humanidad
para impedir el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Los gobiernos de
Inglaterra, Francia y Estados Unidos, sin embargo, deponían todos sus
esfuerzos para sofocar completamente a la República. Aquellos apoyaban
ya directa y abiertamente a Franco. Lo que no habían podido obtener con
la ayuda de las tropas italo-alemanas y las franquistas lo querían
conseguir entonces mediante el complot. De este modo, pusieron en
marcha, con un nuevo vigor, a sus agentes en la España Republicana,
recurriendo al servicio de los traidores que se habían infiltrado en los
puestos de mando de su ejército en la zona centru-sur. La entrada en
acción de las citadas fuerzas permite a los enemigos del pueblo español
clavar un cuchillo mortal en el corazón de la República.
Junto a lo saboteadores
del estado mayor del ejército, actuaban los entreguistas y traidores que
se habían colado en los puestos clave del estado y del ejército. Todos
los anteriores llevaban a cabo una campaña derrotista, desorientando a
las masas, minaban la unidad del ejército, y sostenían el continuo
torpedear de la llamada “quinta columna”, y junto con aquellos atacaban
con furia a los comunistas.
Los acontecimientos
se desarrollaban con gran rapidez. El 3 y el 4 de marzo de 1939 la flota
marítima fue sacada por los traidores de los puertos republicanos y
llevada a las aguas territoriales de la África francesa. El 5 de marzo,
el coronel Casado, junto al socialista de derechas27
Besteiro, dieron un golpe de estado, tomando el poder en Madrid y
abriendo el frente a los franquistas. Con esta traición mezquina, se
sentenció la suerte de la República. La guerra nacional-revolucionaria
de liberación protagonizada con heroismo y demostrando un enorme
espíritu de sacrificio por el pueblo español durante cerca de tres años,
terminó con su derrota. La epopeya heroica de la República Española
llegó a su fin. La política de “No Intervención” triunfó. Se apogó aquel
último punto luminoso, dejando en total oscuridad a toda España. Nubes
negras amenazadoras se agolpagan sobre Europa.
ALGUNAS CONCLUSIONES
La derrota de la España
republicana en la guerra de 1936-1939 se explica, antes de nada, por la
intervención militar masiva y descarada de la Alemania nazi y la Italia
fascista, por la política de No Intervención proclamada durante toda la
guerra por el gobierno contemporáneo de Estados Unidos, Francia e
Inglaterra.
La política de “no
intervención en los asuntos españoles”, bajo cuya máscara la reacción
franco-anglo-americana, como también de otros paises, apoyaba a Franco,
junto a la intervención italo-alemana, significaron el estrangulamiento
de la República Española y empujar a Hitler hacia el desencadenamiento
de la Segunda Guerra Mundial, ya desde hacía mucho tiempo planificado.
Hoy parece meridianamente
claro que si Franco no hubiera recibido ayuda militar y económica masiva
por los fascismos alemán e italiano, si no hubiera disfrutado del
sostén moral y material de la reacción americana, inglesa y francesa, no
habría ganado la guerra. De haberse enfrentado frente a frente con el
pueblo español, sin apoyo exterior, Franco no hubiera conseguido
mantenerse en el poder ni siquiera un año.
La prueba elocuente de la
anterior afirmación es el hecho de que los rebeldes fascistas fueron
vencidos en las ciudades y puntos principales de España en la primera
semana de la guerra, es decir, entonces cuando no existía todavía la
ayuda militar de Hitler y Mussolini.
La segunda razón principal
que determinó la derrota de marzo de 1939 de la República Española
fueron las vacilaciones y las incoherencias de algunos líderes
socialistas españoles, que no aportaron la contribución que debían a los
esfuerzos de la clase trabajadora, de todo el pueblo español, para
ganar la guerra. Igualmente, en el plano internacional, la política de
algunos jefes de derechas de la II Internacional Socialista fue similar,
evitando que se manifestaran libremente las acciones solidarias del
proletariado mundial con el heroico pueblo español.
A la vez, una de las
causas que determinaron el curso de la guerra, la suerte de la
República Española, fue la falta de unos aliados firmes, decididos, que
actuaran de forma consecuente y en estrecha unidad con la clase
trabajadora española28.
Hubo también otras causas. Por ejemplo, algunas debilidades del Partido Comunista de España, sobre el que José Díaz escribió: “En
su esfuerzo para mantener unido al frente popular no previno a tiempo
al pueblo que los representantes de otros partidos y organizaciones
estaban usando el frente popular como una careta para sus traidoras
actividades. Preocupado principalmente de la situación del frente en
vista del inevitable ataque del enemigo, descuidó de movilizar a las
masas contra los traidores y no aplastó la rebelión traicionera, aunque,
tenía a su disposición las fuerzas necesarias. Pero en cambio de todas
estas deficiencias, el partido cumplió sin vacilación y abnegadamente su
deber para con el pueblo español y el proletariado internacional” 29
Debo decir que esta
debilidad podía haber sido superada si hubiera habido tiempo suficiente,
si la ofensiva de las fuerzas aplastantes muy superiores del enemigo
interno e internacional no hubieran ahogado a la República Española.
La guerra del pueblo
español aportó muchas enseñanzas. Hablando sobre la importancia
internacional de la experiencia de aquella guerra, José Díaz decía
algunos meses después de la derrota sufrida por el pueblo español, lo
siguiente: “La experiencia de esta guerra y de las actividades
del Partido Comunista de España demuestra que la fuerza de la clase
obrera se centuplica cuando está dirigida por un partido revolucionario
unido, monolítico y por una organización sindical unida conducida por
ese partido
(…)La garantía
fundamental de una alianza de la clase obrera con el campesinado y la
clase media es la unidad revolucionaria del proletariado, dirigido por
el partido comunista.
(…)Para obtener
la victoria en una lucha similar a la sostenida por el pueblo español es
esencial contar con un gobierno firme y, con un movimiento inspirado
por una voluntad común, que sean capaces de vencer todos los obstáculos y
de agrupar a todo el país en el único objetivo de destrozar al enemigo…”30
El triunfo de la reacción
española no ha acabado con las causas por la que el pueblo se alzó en
armas, sino, al contrario, las ha reforzado aún más.
***
Desaría relatar a continuación algunas opiniones relativas a la guerra de España de Lukacs György31, con quien me encontré unas cuantas veces en 1956-57.
Preocupado por los
acontecimientos dramáticos de Hungria, en los que fue protagonista, a
veces “voluntariamente”, otras no, como él mismo exponía con sarcasmo,
él intentaba en las discusiones que le gustaban, y que él iniciaba en
muchas ocasiones, abordar algunos aspectos de la guerra de España (y,
lógicamente, esta también era mi deseo íntimo y sincero, dándome cuenta
durante las conversaciones que Lukacs encarnaba el tipo de pensador que
escruta sin pausa el futuro, intentando entender lo más profundamente
las realidades contradictorias de nuestros días, y que formulaba con
claridad y perspicacia sus presunciones, opiniones y tesis, con el
objetivo de provocar el pensamiento en su interlocutor).
En 1956 fue el año de unos
acontecimientos extraordinarios, tanto en el plano internacional como
en Hungría. Lukacs regresaba siempre sobre estos, intentando encontrar
determinadas correlaciones para entender lo mejor posible lo que había
sucedido y para extraer algunas enseñanzas. No me voy a referir aquí a
aquellos, porque no tendría ninguna relación con este libro. Puede que
alguna vez los cuente, basándome en algunas notas -bastante detalladas-
que mantuve de aquellas citas.
Sabiendo que había estado
en España, Lukacs abordó una y otra vez el problema de la guerra,
interesándose especialmente por las causas que determinaron la derrota
republicana en febrero-marzo de 1936.
Debo decir que Lukacs no
quedó satisfecho con mis explicaciones, pareciéndole que algo no
encajaba. Sinceramente, entonces no entendía demasiado su insistencia,
no comprendía que quería saber realmente, que le preocupaba de hecho. No
lograba descubrir sus verdaderos pensamientos, pero sentía que
perseguía entender algunos detalles sobre los que hablaría y escribiría
más tarde.
Una vez (aparentemente sin
relación alguna con el tema discutido) me hablaba sobre la concordancia
necesaria entre la teoría y la práctica, acerca de la necesidad de la
elaboración teórica y su papel de iluminar la vía práctica, pero también
sobre el peligro de que la práctica se desviara si no tenía
clarificaciones teóricas esenciales.
—Existen situaciones —decía él —,
cuando la práctica social se demuestra justa, aunque en la base de la
acción política no haya ninguna teoría o, incluso, exista una teoría
falsa (demostrada más tarde como tal). Al contrario, existen también
ocasiones cuando la base teórica es justa, pero la práctica lleva al
fracaso.
Observando
mis dudas (pensando yo que discutíamos solamente acerca de la guerra de
España y las causas de la derrota), el añadió:
—Me
parece que en España tuvo lugar un encuentro entre las dos opciones
anteriores, a las cuales estamos obligados a añadir, para ser correctos,
una tercera situación, en algunas situaciones en las que si hubo una
corcondancia feliz entre las tésis teóricas y la práctica social justas.
El Frente Popular, a pesar de la derrota sufrida, se demostró una
táctica justa que tenía en la base consideraciones teóricas también
justas, en relación a esta alianza en diferentes etapas históricas.
—Creo—
añadió— que no han sido puestas todavía en evidencia todas las causas
que han concurrido en la tragedia española, ni sus causas. Sin duda que
han existido tanto causas internas como externas, más las externas han
pesado más; en cuanto a las externas, considero que no es suficiente
hablar solamente de intervención o no intervención. Es la hora de que se
sepa lo que pasó en el movimiento comunista; si la correlación entre
estrategia y táctica se mantuvo siempre en el marco de lo justo, si no
intervinieron determinadas interferencias. Me refiero, en cierto
sentido, al mantenimiento y respeto de las correctas relaciones entre
intereses nacionales y los relacionados con la solidaridad
internacional, del internacionalismo proletario. Debía mantenerse un
equilibrio armonioso. Pero, en cualquier caso, si proclamas la validaz
de ciertos principios y el repeto a unas justas relaciones cuando te
refieres a los demás, entonces, aquello ha de ser obligatorio también
para ti. Volviendo a la guerra española tengo el convencimiento firme
que podía haber sido ganada, al igual que la revolución podría haber
triunfado en España y, en cualquier caso, la guerra podría haberse
prolongado si no se hubieran producido algunas irregularidades, al menos
en algunos sectores.
Me atreví a decirle
que no compartía sus opiniones; en especial, en lo que se refería “a su
convencimiento” firme de que la guerra podía haberse ganado. Mirando
retrospectivamente años atrás, (aunque entonces, en medio de los crueles
combates, estaba convencido de que se podía conseguir la victoria), me
pareció y me sigue pareciendo hoy que muchos factores, muy poderosos,
internos y externos, actuaron en contra de la República del Frente
Popular, y que la relación de fuerzas que había entonces en el plano
internacional, muy desfavorable para las fuerzas de la democracia y del
socialismo, no indicaban la posibilidad de la victoria para el pueblo
español.
—Entonces, ¿por qué habéis luchado?— me respondió cu cierta amargura y algo de malicia Lukacs.
—Permiteme responder que no he entendido la pregunta y, puede, aún menos cómo es posible hacer semejante pregunta.
—Normal,
tienes razón—se apresuró a calmarme Lucaks, tranquilizándose de hecho a
sí mismo. Existen situaciones en las que hay que combatir,
indiferentemente de cuales sean las perspectivas a corto plazo; incluso
cuando sabes que, por el momento, es imposible alcanzar la victoria. De
otro modo, no seríamos marxistas revolucionarios.
—Creo—le
dije, que tratandose de españoles, se podría añadir un rasgo de su
carácter que procede de su historia, que representa, al mismo tiempo,
una tradición poderosa y viva de este pueblo, y que fue encarnada de
forma tan sublime por Cervantes en su Don Quijote, figura soñadora,
noble, generosa, humana, que se golpeaba constantemente por los
obstáculos que la brutal realidad de su tiempo le oponía, sin renunciar,
sin embargo, a la lucha, y que por eso mismo entró a formar parte de la
consciencia universal. La grandeza del gesto heroico de los españoles
consta, me parece, precisamente en que, aunque intuían que las
perspectivas de la guerra no eran demasiado favorables para ellos, no
obstante lucharon hasta el final. Si ellos se hubieran preguntado
friamente cómo terminaría la guerra, qué iba a venir después, creo que
habrían abandonad.o las armas. Pero no lo hicieron. No sus flaquezas les
derrotaron. No. Y quiero creer que no se sentirá insultado ninguno de
ellos si me atrevo a compararlos con Don Quijote. Probablemente también
nosotros, los interbrigadistas, que fuimos verdaderos caballeros -no de
la triste fingura, sino de la esperanza- fuimos, en algún modo, todos un
poco quijotes. Y no me averguenzo de ello. No tiene tanto mérito luchar
cuando estás seguro de la victoria, especialmente de un triunfo
inmediato. Lo vergonzoso es no el ser derrotado, sino no luchar entonces
cuando debes, cuando el imperativo de la historia, de la supervivencia
de un pueblo, lo impone.
“POST TENEBRAS, SPERO LUCEM”
Lo que siguió a la derrota de la España republicana es conocido -tanto por el pueblo español como por el resto de pueblos europeos.
Han pasado desde entonces más de tres decenios. Muchas, muchas cosas han cambiado. El pueblo venció en muchos paises.
El pueblo español,
sin embargo, se encuentra todavía hoy en la misma situación creada tras
su derrota de marzo de 1939, aunque mereciera una suerte totalmente
diferente. Él no se ha reconciado, sin embargo, con la inquisición de
Franco, que no ha logrado arrodillarle. Todavía más claro y decidido que
antes, el pueblo español manifiesta su deseo firme de forjar un futuro
libre y feliz. La oscuridad que cayó sobre España hace tres decenios
empieza a aclararse cada día más, debido a la lucha valiente del pueblo.
En el horizonte se ve la luz. Se siente la llegada de la primavera.
Se vislumbra el día
de la victoria del pueblo español. Los “vencedores y los vencidos” de
ayer avanzan cada vez más firmemente unidos por el camino que no es, ni
mucho menos, el de la continuación del presente triste e indignante, ni
el del regreso al pasado doloroso y lleno de sufrimiento, sino el camino
de la democracia política y social, el camino del progreso32.
No puede no terminar
venciendo un pueblo que ha escrito en su historia y en la de la
humanidad entera semejantes hechos de heroismo legendario, como los de
los habitantes de las localidades de Sagunto, Numancia, Bailén, Madrid y
Guadalajara, que han dado al mundo a Cervantes y a Lope de Vega, a
Velazquez y a Goya, a Albeniz y De Falla, a Santiago Ramón y Cajal, a
García Lorca o Machado, y a José Diaz o Julián Grimau. La causa por la
que lucharon, por la que sacrificaron su vida tantos de sus mejores
hijos, junto a tantos hijos de todos los pueblos del mundo, triunfará
también en España.
No es posible que no haga realidad la previsión genial de Cervantes: “Post tenebras, spero lucem” Sí, !también en España se hará la luz!.
1954-1971
***
1 Documentos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania, fasc. 3 M 1946 (Nota del Autor)
2 En francés en el original (Nota de los Traductores)
3En francés en el original (N. de los TT.)
4Idem
7Se refiere a Napoleon (N de los TT)
8Se
trata del discurso de Dolores Ibarruri pronunciado el día 1/11/1938, y
titulado “Hasta pronto hermanos”, que nosotros reproducimos completo de España Roja, y que el autor reproduce probablemente copiado de fuentes indirectas, pues faltan en el texto algunos párrafos (N.TT.)
9Se
trata en esta ocasión del discurso pronunciado en Tarragona por Juan
Negrín el 28/10/1938, y reproducido solo parcialmente por el autor.
Nosotros lo hemos tomado completo de la página web de Izquierda Socialista. (N.TT.)
11En español en el original (N. TT.)
12El
autor solo escribe la primera estrofa y una segunda que no se
corresponde con la letra del himno en español, según nota del original
traducida por un tal Petre Iosif, y que dice así: “Los hermanos
españoles van en camino hacia la libertad, luchamos todos con el mismo
objetivo, !adelante Brigadas Internacionales!, !Arriba la bandera de la
solidaridad!
13Archivo del Comité Central del PCR, fondo nr.101, dossier 7729, hoja 47 (Nota del Autor)
14Entre comillas en el original (N.TT.)
15Aquí
el autor miente. Durante la guerra civil española todavía conservaba su
nombre original, de origen judía, Peter Neulander, que se cambiaria en
los años 60 (N.TT.)
16Roman,
ciudad de la provincia de Bacau, al este de Rumania; Oradea, ciudad de
la provincia de Bihor, al noroeste del país (N.TT.)
19Uno
de los fundadores del Partido Comunista Rumano en 1921, más tarde
embajador de la República Popular Rumana en la Alemania Democrática
(N.TT.)
20Famoso escritor rumano encarcelado por ponerse de lado del Imperio Austrohúngaro y en contra de la adhesión de Transilvania por Rumania tras la Primer Guerra Mundial (N.TT.)
21Una
de las dos regiones que formaban tradicionalmente el principado de
Valaquia, junto con Oltenia, y donde se encuentra la ciudad de Bucarest (N.TT.)
22Vacaresti fue una famosa carcel de Bucarest donde solian encerrarse a los presos politicos comunistas (N.TT.)
23Uno de los fundadores del Partido Social Democrata Rumano, en 1910. Después
sería detenido en la gran manifestación obrera del 13 de diciembre de
1918, que hizo temblar a la burguesia y los boyardos rumanos por el
miedo a que fuera el inicio de una Revolución Bolchevique (N.TT.)
27 Socialista
de derechas podía parecer entonces una contraducción indigerible, pero
hoy día, particularmente en España, nos suena de lo más actual, como han
demostrado otros herederos del citado Besteiro como Felipe González,
Rodriguez Zapatero o Pedro Sanchez, por citar solo a los secretarios
generales de un partido, el PSOE, que se ha convertido en un partido al
servicio descarado y sin tapujos del gran capital (N.TT.)
28 No
se entiende bien que quiere decir el autor ¿Se refiere a un aliado
externo que apoyara firme y militarmente al pueblo español contra el
fascismo? ¿No lo hizo la URSS? ¿Se trata de una queja contra otros
paises y no contra este pais que, en realidad, fue el único en sostener
militarmente a la República? Es posible que, en el contexto de
desestalinización vigente en Rumania en el momento de escribirse el
libro, finales de los sesenta, se trate de una crítica más, en la linea
de las realizadas por los troskistas contra Stalin, en el intento de
calumniar al país de los trabajadores y justificar el golpe revisionista
dado por Kruchev, Breznev y el resto de traidores en el XX Congreso
(N.TT.)
29 José
Diaz, Lecciones de la guerra del pueblo español (1936-1939), Revista
Comintern, nr.1, 1940 (Nota del autor), traducción tomada de Bitácora de un Nicaraguense (N.TT.)
30 José
Diaz, Lecciones de la guerra del pueblo español (1936-1939), Revista
Comintern, nr.1, 1940 (Nota del autor), traducción tomada de Bitácora de un Nicaraguense (N.TT.)
31 Intelectual
y político húngaro, participante activo en la Revolución húngara de
1919 y del intento de instauración de una República Soviética Magiar.
Años después, formaría un gobierno reformista en Hungria, en 1956, En
octubre de este año ingresa en el gobierno de Nagy Imre como ministro de cultura popular,y después sería encarcelado por los soviéticos junto con Nagy. Después
de estos acontecimientos, tendrían lugar las conversaciones con Roman,
ambos ya defendiendo abiertamente los presupuestos antisocialistas
revisionistas que asumían el final de la lucha de clases y la progresiva
reinstauración de las diferencias sociales y de la separación entre el
partido y las masas que se extendería por todos los paises y partidos
comunistas después del XX Congreso del PCUS, en 1956. (N. de los TT.)
32 Roman
demuestra en este ilustrativo final que los partidos comunistas, tanto
los de Europa Occidental, como el carrillista del Partido Comunista de
España, como en el este de Europa, en el mundo socialista, como el
Partido Comunista de Rumania, estaban minados completamente por el
revisionismo y el eurocomunismo, pues es como poco sorprendente que
Roman loe, desde la Rumania de Ceausescu, la democracia que ya se
gestaba de la reconciliación nacional, en la que “vencedores y vencidos”
se abrazaban en esa comedia vomitiva y falsa que sería la Transición
española. De hecho, el propio Ceausescu, empapado por esa concepción
revisionista de la sociedad sin clases y de la “democracia” , apoyaría a
Santiago Carrillo en su aceptación de la reinstauración de la
monarquía, en la figura de Juan Carlos I, y de la apariencia democrática
que no ocultaba demasiado que no era más que la continuidad del régimen
anterior, la perpetuación de la tirania de una clase sobre otra, el
nuevo triunfo de los criminales fascistas que acabaron con el sueño de
la república y con la vida y las esperanzas de tantos patriotas que
soñaron con una España verdaderamente libre (N.TT.)
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