Francisco Artacho /
Sevilla / 30 ene 2014
El colegio
privado Yago School.
Un juzgado de Sevilla ha imputado al
director del colegio Yago School, en Castilleja de la Cuesta (Sevilla), por un
delito contra los Derechos Fundamentales de un niño que, cuando tenía dos años,
para el curso 2012/13, fue rechazado por ser hijo de Ricardo Lucas e Iván
Vallejo, un matrimonio formado por dos hombres. “La verdad solo tiene un
camino. La mentira las patas muy cortas”, publicó el pasado lunes Ricardo Lucas
a través de su perfil de Facebook, después de conocer la imputación. Un paso más
en esta batalla contra la homofobia que comenzó cuando la pareja se cercioró de
que el colegio que habían escogido como primera opción, por ser un centro
“moderno” y “vanguardista”, palabras con las que entonces se define el Yago
School en su página web, había rechazado matricular al
niño por ser hijo de una pareja homoparental. Ricardo e Iván esperan ahora que,
“si todo va bien, como hasta ahora”, se celebre finalmente el juicio.
Junto al director, R.J.R.R, que también es
el propietario del colegio, el juez ha imputado a la herma de éste, M.R.R,
directora de admisión del centro. El magistrado considera que ambos “rechazaron
la posibilidad de que Rodrigo (el primogénito del matrimonio) cursara sus
estudios en Yago School debido a que el mismo pertenece a una familia
homoparental”, según recoge el auto del juez, al que ha tenido acceso este
periódico.
En 2012, en un
primer intento de matriculación, la dirección del centro le informó
de que no había plazas disponibles. Entonces no le dieron importancia y
aceptaron la versión de este colegio bilingüe que, según explica en su página
web, intenta “hacer propias las necesidades del otro”. En el parque al que
llevaban a su hijo a jugar coincidieron con otros padres que le mostraron su
extrañeza por la respuesta del Yago School. “Nos comentaron que sí había plazas
y que conocían a gente que había hecho la matrícula sin problemas”, denunció
Lucas.
Volvieron a intentarlo. Aquella segunda
vez acudió Iván, al que no conocían físicamente en el colegio. La dirección le
mostró las instalaciones y no le puso ningún impedimento. Cuando le dijo a la
encargada de la matriculación que anteriormente el niño habían rechazado, ésta
se excusó diciendo que había sido un error administrativo, explicó Ricardos. A
la encargada “se le puso la cara blanca”, añadió. Pero al día siguiente
recibieron otra llamada de la dirección. De nuevo el curso estaba ya
“completo”.
Ya habían decidido matricular al pequeño
en un colegio público pero el nuevo rechazo indignó a la pareja, que denunció
la situación. También llevaron el caso ante el Defensor del Pueblo y a la
Inspección Educativa
Fuente: http://www.andalucesdiario.es/
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