Gustavo Vidal Manzanares | Jurista y escritor
nuevatribuna.es
| 29 Enero 2014 - 15:31 h.
Fuentes oficiales del desgobierno de España acaban de
asegurar que Santa Teresa interviene en la política de nuestro país. Lo crean o
no, me niego a descartar esa posibilidad…
Y no puede ser de otro modo, pues solo alguien adicto
a los alucinógenos (como bien sabemos que fue la abulense) puede orquestar la
escabechina que a diario padecemos los que no somos corruptos, especuladores o,
simplemente, golfos económicos.
Además, tiene lógica que en el más allá se haya
producido un relevo de intercesores a raíz del papelón desempeñado por la
virgen del Rocío en materia de creación de empleo. No me negarán que centenares
de miles de jóvenes españoles (los más preparados) buscando empleo de camareros
en Londres o París constituye un motivo para cesar fulminantemente a la virgen
del Rocío. Por no hablar de las docenas, centenares de miles, caídos de las
listas del INEM al perder cobertura o esperanza de trabajo.
Y si preocupa la intercesión de una santa adicta al
cornezuelo del centeno (léase LSD en el siglo XXI)… ¿qué pensar si nuestro
próximo mediador es San Canuto, aclamado cada diecinueve de enero?,
¿Conseguirán, en este caso, los responsables del INEM recordar donde pusieron
las estadísticas del paro?, ¿Se formarán colas inmensas en las puertas de las
pastelerías?, ¿Cuántos ministros perderán las llaves de su casa? De cualquier
modo, fuera cual fuera la reacción ante una hipotética intercesión de San
Canuto, lo seguro es que nos reiríamos más.
Por otra parte, la mediación de San Bernardo, patrón
de los boxeadores, resultaría muy positiva a la hora de ajustar cuentas con
quienes, cobardemente, apalean a ciudadanos desarmados que protestan por
sus derechos. Pero en términos de política general y creación de empleo en particular
dudo que mejorara a las decepcionantes actuaciones de la virgen del Rocío o
Santa Teresa.
Llegados a este punto, debemos recordar una peculiar
disposición publicada en el BOE de cinco de julio de 1963: “Como expresión de
la fe religiosa de la nación, que ha de manifestarse en los solemnes actos del
XIX centenario de la venida del apóstol San Pablo a España, dispongo: Artículo
único.- Se rendirá a la sagrada reliquia del brazo del apóstol San Pablo, a su
llegada a España por Tarragona, los honores de capitán general con mando en
plaza. El Jefe del Estado, Francisco Franco Bahamonde”.
Desde luego, no parece que el pensamiento (es un
decir) de algunos haya cambiado en los últimos cincuenta años. Allá ellos si
quieren creer en seres invisibles pululando en dimensiones ignotas, pero
convendría que cesaran sus delirios, supersticiones, expolio y burlas al
pueblo español. De lo contrario puede que pronto empiecen a acordarse de Santa
Bárbara. Y en ese caso, tal vez no les salve… ni Dios.
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