Mientras la población lo
rechaza, Paulino Rivero "garantiza" a Felipe de Borbón "la
lealtad de Canarias"
Miércoles, 29 de enero de 2014
Por Ernesto Gutiérrez - Canarias-semanal.org
La
valoración de los ciudadanos del Estado español con respecto a la monarquía y
la Familia Real continúa en caída libre. Pese a los esfuerzos realizados
para promocionar su viaje a Tenerife y Gran Canaria, la visita realizada este
martes por Felipe de Borbón y Letizia Ortiz fue mayoritariamente
ignorada por la población de ambas Islas.
En Tenerife,
donde Borbón y Ortiz inauguraron durante la mañana del martes el
Palmetum, un recinto de 12.000 metros cuadrados cercano al Auditorio diseñado
por Santiago Calatrava, y el Parque Marítimo de César Manrique, apenas se
congregaron cincuenta personas para "ver de cerca" a
los Príncipes de Asturias.
De esta forma, el aspirante al trono y su
esposa tuvieron que conformarse con el agasajo de
los cortesanos
institucionales. Alrededor de un centenar de altos y medianos cargos políticos.
Asistieron al acto protocolario todo el pleno del Cabildo de Tenerife,
toda la corporación municipal de Santa Cruz de Tenerife y personajes de
la "sociedad civil" de tan dudosa reputación como el empresario
Ignacio González. El ex presidente de la Cámara de Comercio imputado
en el escándalo de Las Teresitas.
Los Príncipes
llegaron acompañados por el no menos impopular ministro de Industria, Energía y
Turismo, José Manuel Soria, más conocido en Canarias como "el
ministro de Repsol". A la entrada les esperaban el presidente
del Gobierno autónomo, Paulino Rivero; el alcalde de Santa Cruz, José
Manuel Bermúdez y el bien pagado presidente del Parlamento regional, Antonio
Castro, junto a varias autoridades militares.
Mientras la representación institucional daba su recibimiento a los invitados
reales, un grupo de manifestantes a los que la policía mantuvo en todo
momento a distancia, entonaban cánticos contra la monarquía y favor de la
república desde la acera de enfrente.
El
escenario se repetía durante las primeras horas de la tarde en Las Palmas de
G.C., durante la inauguración del Conjunto Arquitectónico Museo de Sitio
Castillo de La Luz. Un enclave que, a partir del verano, albergará, pese al
rechazo de una parte significativa de los vecinos de la zona, la sede de la Fundación
Martín Chirino.
Felipe de Borbón y Letizia Ortiz recorrieron la fortaleza de La Isleta
acompañados del alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona;
la delegada del Gobierno central María del Carmen Hernández Bento, el
presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, José
Manuel Soria y Paulino Rivero.
También en esta ocasión, un nutrido grupo de manifestantes increpó al aspirante
al trono, dejándole claro el rechazo a su presencia en la
Isla. En las afueras del bastión se pudieron escuchar lemas en favor de
la República y otros como "los Borbones a los
tiburones", "se va a acabar la paz social" o “viva
Canarias libre y socialista”.
En esta ocasión, Borbón
y Ortiz, para quienes estas muestras de desaprobación comienzan a ser
habituales, sólo tuvieron el consuelo de unos pocos aplausos y vítores de
algunos ancianos del centro de mayores ubicado frente al Castillo de la Luz,
que fueron situados ex profeso a las puertas del mismo por sus cuidadores.
Los
abucheos y pitidos que, pese a todo, fueron registrados por las cámaras
presentes ni siquiera fueron mencionados en la crónica sobre el evento
realizada por la Radiotelevisión Canaria. La censura de la
manifestación antimonárquica se reprodujo en la mayor parte de los medios
locales.
"Es una vergüenza lo de esta prensa miserable y
vendida, que no ha dado en directo ni una imagen de la protesta" - se quejaba posteriormente
uno de los manifestantes.
"Es inútil que intenten silenciarnos - apostillaba otro joven que
portaba una enseña republicana -, porque cada vez somos más y los días de la
monarquía están contados. No se puede acallar el clamor del pueblo contra esta
institución medieval”.
Ignorando el creciente rechazo que la Corona española provoca entre la
población del Archipiélago, el presidente regional, Paulino Rivero,
aprovechó su encuentro con Felipe de Borbón para "garantizarle
el compromiso y la lealtad de Canarias con España" y la Corona. Un
aval que, a tenor de lo visto, el político "nacionalista"
podría tener serias dificultades para sostener en el futuro inmediato.
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