José Antonio Gómez Hernández | Autor del libro 'Al Fondo a la
Izquierda'
nuevatribuna.es
| 30 Enero 2014 - 14:07 h.
Desde un
punto de vista político, el mapa ideológico de cualquier país está dividido en
dos partes: la izquierda y la derecha. El centro es una invención artificial
que no aplica y que es consecuencia del apoliticismo del pueblo que se generó
en el franquismo. Este apoliticismo es peligroso para los intereses del propio
pueblo puesto que hay un importante número de ciudadanos que varían su voto en
función de muchas variables. Así es el mapa político español, así es la
realidad política española, donde quienes son los que deben defender los
derechos y los intereses de los ciudadanos ante los intereses de las élites se
encuentran con una falta alarmante de espíritu político de defensa de los
intereses de clase pasan olímpicamente de la política y tienen una alarmante
deficiencia analítica ante lo que unas opciones u otras les ofrecen.
La derecha
es un bloque monolítico y quienes tienen un pensamiento conservador se unen
bajo unas únicas siglas, bajo las alas de la gaviota. El partido que representa
a conservadores, ultraconservadores, liberales y los últimos retazos de la
nostalgia franquista tiene un nicho electoral fiel, un nicho electoral que se
cifra en una pinza que va desde los 8,5 a los 11 millones de votantes. Eso lo
tienen casi garantizado. Si a esta cantidad se unen aquellos que aceptan y
acatan los engaños electorales está claro que disponen de una gran posibilidad
de hacerse con el poder.
La izquierda
es diferente. Siempre está dividida, siempre está en luchas internas basadas en
diferencias ideológicas de matiz. Socialistas, comunistas, populistas,
internacionalistas, anarquistas, socialdemócratas andan siempre a la greña y
son más encarnizados los combates ideológicos entre los propios partidos de
izquierda que sus ataques a la derecha. A esto se ha unido el escoramiento a la
socialdemocracia del Partido Socialista y su abandono de las políticas
socialistas. Hay desunión, hay división en la izquierda. Ya perdimos una guerra
por esta falta de unión, mientras que en el otro lado se mueven por un único
fin. Mientras en el lado de la derecha se unieron firmemente en torno a la
religión, los privilegios y la figura de Franco, en la izquierda se produjeron
incluso guerras civiles dentro del bando republicano con purgas de partidos
como el POUM o la desarticulación de los anarquistas por el deseo de imponer
una visión del izquierdismo sobre los demás.
En los
tiempos actuales, con los cambios que se están produciendo en la sociedad y en
la política, la izquierda española está volviendo a esa actitud irresponsable
de desunión frente a la derecha. El sometimiento por parte de la derecha y de las
élites que la soportan a los ciudadanos a una economía de especulación salvaje
que les está llevando a la pérdida de derechos que deberían ser inalienables se
está produciendo gracias a la desunión de los partidos y movimientos de
izquierda. El Partido Popular, heredero de los valores del franquismo, está
imponiendo un régimen político que se aleja mucho de lo que es una verdadera
democracia al imponer su mayoría absoluta de un modo dictatorial. Se están
imponiendo a los españoles medidas, reformas y leyes que están acercando
peligrosamente a este país a un régimen dictatorial. Ante esto la izquierda no
está haciendo prácticamente nada, salvo declaraciones o poner recursos ante los
tribunales. Sin embargo, ni se les ha pasado por la cabeza algo con lo que
tendrían la fuerza suficiente para minar tanto en España como en el extranjero
las medidas del gobierno ultraconservador y su forma de gobernar
antidemocrática: la unión efectiva de todas las fuerzas de izquierda.
Es evidente
que hay muchas diferencias ideológicas, sobre todo después del abandono del
socialismo en favor de la socialdemocracia por parte del Partido Socialista.
Sin embargo, en otro momento de la historia de España en la que hubo necesidad
de unión por parte de los partidos de la oposición y con unas diferencias
ideológicas mucho más marcadas se logró esa unión con la creación del POD,
donde se negoció un programa por el cual se marcó el camino hacia la
democracia.
La pérdida
del socialismo como camino ideológico por parte del PSOE desde que ganara las
elecciones de 1982 ha hecho mucho daño a la izquierda y a las personas
progresistas. Somos muchos los que no nos consideramos comunistas pero que
vemos que nuestro rango ideológico se va alejando cada día más del propio PSOE.
A finales del año 2013 se hizo una Conferencia Política donde se afirmó que el
partido había vuelto de donde no se debía haber ido (esto último lo añado yo).
Las políticas del último gobierno de Rodríguez Zapatero con la llegada de la
crisis y su entrega a los dictados de la Troika echó a mucha gente del entorno
socialista y los dejó huérfanos ya que nunca votarían a IU. Esto les llevó a
abstenerse propiciando la mayoría absoluta del PP. A esto se unió el no
reconocimiento de la importancia del 15M y su impacto en las urnas. Por otro
lado, desde partidos del entorno comunista se etiquetó la expresión de
“verdadera izquierda”, cosa que a mí me revuelve. En otro estadio se encuentran
aquellos que estando en el grupo poblacional que es más sensible a votar a la
izquierda se entregó a las mentiras del PP dándoles su voto de un modo
irresponsable.
Por otro
lado, la pérdida de penetración en la población de los partidos tradicionales
está haciendo que aparezcan movimientos como el liderado por Pablo Iglesias o
el Partido X que lo único que hacen es disgregar aún más el peso del voto de la
izquierda. Es decir, más separación, menos peso. No soy crítico con la
aparición de nuevos partidos o de nuevas formas de entender la política y,
mucho menos, de la aparición de caras jóvenes que tienen una mentalidad mucho
más cercana a la realidad del siglo XXI que los políticos que llevan desde la
Transición en los órganos de poder. Lo que critico es la oportunidad. Estos
nuevos movimientos lo que harán será dar más poder a la derecha. Alguien me podrá
decir que también en el PP cuecen habas con la presentación de VOX, ese nuevo
partido de corte ultra que golpeará al electorado más cercano al fascismo que
es votante del partido de Mariano Rajoy. Sin embargo, eso es una minoría que no
afectará en las ratios de votantes genoveses.
Esa actitud
suicida de los partidos de izquierda del enfrentamiento cainita es el principio
de la derrota ante la unidad de la derecha. Los años de gobierno de Mariano
Rajoy están siendo el toque de atención a los ciudadanos incautos que votaron
al PP por el embaucamiento del programa falso. Los años de gobierno de Mariano
Rajoy son la muestra de cómo la derecha interpreta la democracia cuando tienen
mayoría absoluta, es decir, la negación de la propia democracia con el fusilamiento
del Estado de Bienestar. Ante esta trituradora de derechos la izquierda se ha
metido en una estrategia de inacción provocada precisamente por su desunión y
por la no búsqueda de un camino común de lucha contra las políticas
neoliberales y ultraderechistas del Partido Popular.
Ahora es el
momento de la unión. Ahora es el momento de que los dos partidos principales de
la izquierda, PSOE e IU, junto con los movimientos sociales, se sienten a
negociar un camino común para enfrentarse a los ultraconservadores genoveses.
Quedan apenas dos años para las próximas Elecciones Generales. Aún estamos a
tiempo porque la unión de ambos partidos ha demostrado que da resultados
positivos para los ciudadanos, tal y como vemos en Andalucía. Los ciudadanos
tenemos muchas necesidades, tenemos que recuperar nuestros derechos, pero
necesitamos a nuestros políticos progresistas que encabecen esa reconquista de
lo que el Partido Popular nos quiere robar. ¿Qué problema hay en que se
presentaran juntos a las elecciones tanto autonómicas como a las generales el
PSOE e IU? Hay tiempo, vuelvo a repetir. Sólo es cuestión de que se sienten a
negociar. Juntos somos más fuertes. Separados le hacemos el caldo al PP.
Terminaré
este artículo con unos versos de Raimón que, pasados más de 40 años, son
actuales:
T’adones, company
No volen arguments,
Usen la força,
T’adones, amic
Tádones, company
Que hem de sortir al carrer
Junts, molts, com més millor,
Si no volem perdre-ho tot.
No volen arguments,
Usen la força,
T’adones, amic
Tádones, company
Que hem de sortir al carrer
Junts, molts, com més millor,
Si no volem perdre-ho tot.
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