lunes, 27 de enero de 2014

JULIO ANGUITA: “LA GENTE QUE VUELVE A VOTAR A LADRONES ES RESPONSABLE DE LO QUE ESTÁ PASANDO”

Julio Anguita (Fuengirola, 1941) denuncia la existencia de un Estado mafioso, donde los votantes son cómplices de los gobernantes.
Julio Anguita habla sin tapujos. Siempre lo ha hecho, cuando toreaba en el ruedo de la política y ahora, desde la barrera. Solemne en sus palabras, derrocha lucidez, valentía y sobre todo indignación. Su discurso es tan utópico como esperanzador, al igual que el movimiento ciudadano que promovió en 2012 denominado Frente Cívico Somos Mayoría y que ahora ha pedido personarse como acusación popular en la causa del caso Nóos. Vozpópuli ha conversado con el exsecretario general del PCE y excoordinador general de Izquierda Unida sobre el poder, las instituciones y la fuerza de la ciudadanía para cambiar las cosas. Habla desde la experiencia y desde la fidelidad a sus ideas, basadas en la importancia de la mayoría social.
El cordobés, maestro jubilado, matiza que la decisión de pedir personarse en el caso que instruye el juez José Castro ha sido de la Mesa Estatal del FCSM, presidida por Ginés Fernández, y a la cual él no pertenece. Sin embargo, fue consultado y él se mostró muy de acuerdo. “Vemos con inquietud la actitud del fiscal, de la Abogacía del Estado, de los medios de comunicación… en lo que parece una operación de un Estado formado por alcantarillas para defender intereses que no son muy correctos”. Por tanto, “creen que deben hacerlo”. Pero el exlíder de IU no limita la responsabilidad de la actual crisis sistémica a los gobernantes y la extiende a sus cómplices: “La gente que vuelve a votar a ladrones es responsable de lo que está pasando”. Lo malo -explica- es repetir el voto cuando ya se conoce al ‘ladrón’. Antes que eso, mejor votar en blanco, aconseja.
Anguita considera que lo de la infanta Cristina  -investigada junto a Iñaki Urdangarin por el presunto desvío de fondos públicos- es un caso de claro trato de favor. Que ella no sepa de dónde viene el dinero no se lo cree nadie, sostiene. No es una sospecha aislada ni una cavilación retorcida del Califa, porque el ‘tufo’ que se respira en la sociedad actual proviene de la putrefacción de esa máxima que dice que todos somos iguales ante la ley. La percepción generalizada es todo lo contrario. Por eso, el Frente Cívico Somos Mayoría denuncia en su escrito que “el sistema procesal se haya visto distorsionado por lo que muchos ciudadanos consideran una anómala actuación del Fiscal Anticorrupción y la Abogacía del Estado” y a juicio de FCSM, hay motivos “para deducir que su actuación no se corresponde con lo que les demandan las leyes en su aplicación al caso concreto”.
Su firme rechazo a la corrupción, del que hizo gala durante su período al frente de IU (1989-2000), sigue siendo uno de los puntales de su alegato. Lo del caso Nóos es una de tantas que se viene a sumar a lo que ocurrió con Emilio Botín y muchos otros, porque “hace tiempo que estamos soportando el doble Estado, que es lo que se produce cuando el poder no puede cumplir su propia legalidad, la que se dio a sí mismo y la que el país votó, y entonces se recurre a la mafia”, comenta Julio Anguita. Como suele decir, ”es el ejercicio mafioso del poder lo que está funcionando”. Hace años,  él mismo propuso que el Fiscal General del Estado fuese nombrado por el Parlamento para evitar situaciones como las que vivimos, en las que “los intereses tanto legales como espureos son los que imponen sus tesis”. El exdirigente censura que los organismos públicos no intervengan cuando ven un acto delictivo, como es su deber, y que incluso entorpezcan a la justicia.
Ahora, apartado de la política activa, su papel es más pedagógico y no habla como político, sino como militante de base y ciudadano. Es más, llegados al punto actual, su confianza en las formaciones políticas parece haberse diluido casi por completo. A juicio de Anguita, el cambio que necesita esta España ulcerada nunca surgirá de los partidos. ¿Ni siquiera de la izquierda? Tampoco. ”El cambio debe ser ante todo un cambio democrático y para ello debe apelar a las mayorías”. La llave que puede abrir la puerta de la regeneración democrática está en manos de la mayoría silenciosa.
¿Y cuál es la solución? “España necesita una plataforma única para enfrentarse al poder. Con solo diez puntos la ciudadanía se podría unir ya, salir un poco de la modorra”. Anguita se refiere a los diez puntos incluidos en el programa del FCSM, los cuales, siendo estudiados y analizados, invitarían a la gente a actuar, propone Anguita. Pero, ¿es que la ciudadanía está dormida, incluso anestesiada? El Califa cree que una parte está muy despierta, “ellos son la sal de la tierra” -dice-, pero ese sector de la sociedad a veces es visto con desdén por aquellos que creen que no hay nada que hacer y no se mueven. “Estos otros son la piedra inerte que tiene España”. Anguita, ‘muy 15-M’, lamenta que esta revolución ciudadana fuera muy poquita cosa frente a la inmensa mayoría que ‘pasaba’.
Pese a que su apuesta pasa por la unión de todos en una misma plataforma global, lo que la realidad política está ofreciendo es el nacimiento de nuevos partidos alternativos al bibartidismo oxidado de PP y PSOE. Un ejemplo es Podemos, que más que un partido -aún en construcción- es definido como un movimiento por sus propios creadores, y que al igual que Frente Cívico Somos Mayoría surge de la ola de indignación popular con la intención de recuperar la voz de la mayoría. Cuenta Anguita que cuando Pablo Iglesias, profesor universitario y presentador del programa La Tuerka, le comentó su intención de poner en marcha Podemos le pareció “una idea excelente”, aunque “yo soy militante de IU y a ella me debo”, puntualiza.
Se habla del posible riesgo de disgregar el voto de la izquierda, ya de por sí fracturada. Anguita explica que cada grupo busca una plataforma para las elecciones y aquí nos topamos con otro problema endémico. Según él, hace tiempo que hay datos objetivos de que todo se estropea “cuando aparece esa maldición llamada listas”. Cree que existe un mal de fondo, que no es otro que el exceso de protagonismo, esa especie de afán de querer estar en primera línea, además de la poca capacidad de renuncia. El error es “priorizar los intereses individuales en detrimento del proyecto colectivo”.
Izquierda Unida logró con Julio Anguita los mejores resultados electorales, pero su marcha significó también el ocaso de la formación, que perdió representación en el parlamento hasta conseguir solo dos solitarios escaños en 2008. Cayo Lara parece estar enmendando el desastre de Francisco Frutos y Gaspar Llamazares, y goza además de la aprobación del antiguo líder. Anguita dice de él que lo está haciendo “con bastante dignidad” y si dice cosas muy duras es porque tiene que hacerlo por la situación que atraviesa España. Destaca también la honradez de Lara, que no ha sufrido contagio del poder. “Lo que pasa es que a veces la honestidad no está bien valorada y gustan más los graciosos sinvergüenzas”. 
¿Acaso IU no se corrompería si accediera al poder? Probablemente, o casi con seguridad, sí. Sin embargo, Anguita dio ejemplo de integridad política cuando renunció a la pensión máxima vitalicia de exparlamentario -hecho que no trascendió hasta años más tarde- y pasó a recibir la asignación correspondiente a la de maestro de escuela. Ironizando sobre el ‘estado de indigencia’ de la Casa Real, bromeó en su día diciendo que no le importaría pasar algo de su pensión de profesor para que “Su Majestad pueda comer todos los días”. Aunque en la sombra, sigue siendo un referente y desde hace un tiempo, también agitador de conciencias. Retirado sí, pasivo nunca.

vozpópuli

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