Cambian las leyes para que los
magistrados que aún se mantienen independientes, no puedan investigar ni juzgar
temas incómodos para este Gobierno
ANÁLISIS DE CARLOS HERNÁNDEZ |
28/01/2014
Parafrasear
a un Arias Navarro en blanco y negro, me parece una buena forma de titular este
breve post. Y me lo parece por una razón: quienes hoy están asesinando nuestra
justicia, son los herederos políticos e intelectuales del sanguinario dictador
cuya muerte anunciaba, con voz quebrada, aquel rancio y enlutado presidente del
gobierno. El espíritu totalitario de entonces, cobra cada vez más fuerza
gracias a una generación de políticos profundamente conservadores que creen más
en el derecho divino de las élites a liderar a las ignorantes masas, que en la
separación de poderes y la igualdad de oportunidades.
Uno de los
mejores ejemplos de esta tozuda realidad que nos amenaza, lo encontramos en los
juzgados, audiencias y tribunales de este país. Este Gobierno los ha asaltado a
mano armada. Primero se ha dedicado a colocar jueces afines y serviles en todos
los puestos clave. Lo ha hecho sin disimulos, con descaro… hasta el punto de
situar como presidente del Tribunal Constitucional a un magistrado que,
directamente, es militante del Partido Popular.
Después ha
perseguido a los jueces que no controlaba: logró inhabilitar a Garzón por
destapar la red de corrupción Gürtel/Bárcenas/FinanciaciónPP y perseguir el
franquismo; acaba de cargarse a Elpidio Silva por encarcelar a Blesa e indagar
en los enjuagues financieros de CajaMadrid en los que aparecían los nombres de
Aznar, Aguirre e Ignacio González entre otros.
Matar y
torturar españoles saldrá gratis
No contento con ello, ahora dan un paso más: cambiar las leyes para que los magistrados que aún se mantienen independientes, no puedan investigar ni juzgar temas incómodos para este Gobierno. En esa línea hay que entender la reforma legal que prepara el PP y que obligará (si nadie lo remedia) al Juez Pedraz a archivar el caso abierto por el asesinato del periodista José Couso. Una reforma que también impedirá que se persiga a quienes torturaron y asesinaron a misioneros españoles en El Salvador, dejará impunes a los agentes de Pinochet que mataron a Carmelo Soria, detendrá las pesquisas abiertas por las torturas sufridas en Guantánamo por ciudadanos españoles y cerrará la puerta a investigaciones sobre genocidios y violaciones de los derechos humanos en países como China, Marruecos, Guatemala o Ruanda. Es un golpe mortal contra el concepto de Justicia Universal, un término tan importante y tan hermoso como refleja su nombre.
No contento con ello, ahora dan un paso más: cambiar las leyes para que los magistrados que aún se mantienen independientes, no puedan investigar ni juzgar temas incómodos para este Gobierno. En esa línea hay que entender la reforma legal que prepara el PP y que obligará (si nadie lo remedia) al Juez Pedraz a archivar el caso abierto por el asesinato del periodista José Couso. Una reforma que también impedirá que se persiga a quienes torturaron y asesinaron a misioneros españoles en El Salvador, dejará impunes a los agentes de Pinochet que mataron a Carmelo Soria, detendrá las pesquisas abiertas por las torturas sufridas en Guantánamo por ciudadanos españoles y cerrará la puerta a investigaciones sobre genocidios y violaciones de los derechos humanos en países como China, Marruecos, Guatemala o Ruanda. Es un golpe mortal contra el concepto de Justicia Universal, un término tan importante y tan hermoso como refleja su nombre.
El fin
inconfesable pero evidente que busca el Gobierno con esta reforma, es contentar
a Estados Unidos y a otros países que se veían incomodados por la eficacia de
nuestra Justicia. Rajoy ha optado nuevamente por la diplomacia del servilismo,
siguiendo la tradición de casi todos los presidentes españoles, llevada a la
máxima expresión por Aznar y escenificada magníficamente, a golpe de
genuflexión reiterativa ante el amo americano, por su ministro de Asuntos
Exteriores Josep Piqué.
A muchos nos
parece una reforma inmoral, indigna e ‘injusta’, pero además,
objetivamente, es profundamente irresponsable. Si no cambia de idea, el PP
impedirá que se investigue y juzguen determinados delitos cometidos por
extranjeros contra ciudadanos españoles que se produzcan fuera de nuestras
fronteras. Un militar de cualquier nacionalidad extranjera que asesine a un
periodista, a un cooperante o un misionero no será perseguido por nuestra
‘Justicia’. Un español que sea secuestrado y/o torturado por un servicio
secreto extranjero no podrá buscar amparo en nuestros tribunales. Un turista
español que sufra en un viaje abusos por parte de soldados o policías, no
tendrá herramientas legales para pedir que se persiga a los culpables.
La
conclusión no puede ser más aterradora, y no se me ocurre otra forma de
resumirla y de terminar que como empecé… parafraseando. Pero, esta vez utilizo
como modelo un lema del ‘otro bando’: “militares, policías y genocidas
del mundo: uníos y matar españoles”, sale gratis.
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