El
Gobierno del PP presidido por Mariano Rajoy lleva poco más de dos años en el
poder. En este tiempo ha conseguido dar una vuelta de calcetín al país, de
manera tal que es prácticamente irreconocible tanto desde dentro como desde
buena parte de mundo conocido. El resultado que se ofrece es simplemente
#LaMarcaEspaña...
nuevatribuna.es
| Por María
Dolores Amorós | 30 Enero 2014 - 19:27 h.
El Gobierno
del PP presidido por Mariano Rajoy lleva poco más de dos años en el poder. En
este tiempo ha conseguido dar una vuelta de calcetín al país, de manera tal que
es prácticamente irreconocible tanto desde dentro como desde buena parte de
mundo conocido. El resultado que se ofrece es simplemente #LaMarcaEspaña.
Atónitos nos
quedamos todos ante la pasividad de la gran "mayoría silenciosa" que
parece tragar todo lo que le echen. Salarios de vergüenza,
bochornoso aumento del paro, desprecio por la sanidad
pública, por la dependencia y una vuelta atrás en la
consideración de lo que debe ser una educación seria y de
calidad que vuelve a quedar bajo las peligrosas manos de la Iglesia católica.
Sin embargo,
cuando las vueltas de tuerca se siguen dando contra los más elementales
derechos ciudadanos, puede suceder que se trasmuten en un revulsivo que logre
'despertar' de su vergonzoso silencio a tantas gentes hasta ahora adocenadas.
Este mes
de enero de la Era Rajoy pasará a la Historia por el logro que
algunos colectivos han conseguido con enorme esfuerzo y tenacidad.
El día 7
supimos que, por fin, la Audiencia de Valencia había decidido por unanimidad la
reapertura del caso cerrado en falso del accidente de metro más
luctuoso en nuestra historia. Ocurrió un 3 de julio de 2006. La línea 1 del
metro de Valencia, con 43 muertos y 47 heridos. Ninguna responsabilidad, ni
política ni judicial por parte de las autoridades que campan a sus anchas casi
veinte años en el País Valenciano. Las trampas, las mentiras vertidas y el
desprecio. Los familiares han estado luchando desde ese día por lograr que la
verdad aflore. Cada día 3 de cada mes se concentran en la Plaza de la Virgen en
recuerdo de sus muertos. Pocos parecían saber lo ocurrido, ni en estas tierras
ni en el resto de España. Jordi Évole dedicó unos de sus programas a divulgar y
denunciar el silencio cómplice de los entonces mandatarios de FGV así como de
los representantes políticos. Tras comprobar el cierre indecente y
reiterado de este caso, la tenacidad de la Asociación Víctimas Metro 3J,
ha conseguido, por fin y con nuevas pruebas, que la Justicia reabra este penoso
asunto.
Al parecer
el ministerio de Interior, dirigido entonces por Rubalcaba, tampoco en aquel
momento quiso hacerse eco de esta problemática. En ello ha insistido
Enric Morera, portavoz de Compromís.
El 17 el
alcalde de Burgos, Javier Lacalle,
decide paralizar definitivamente las obras de la Avda Vitoria en el
barrio de Gamonal. Fueron los anteriores a esta fecha unos días de constante
lucha por parte de los burgaleses por impedir unas obras absurdas de un
pretendido bulevar. Las informaciones manipuladas e inveraces se fueron
sucediendo. Los habitantes de esta ciudad fueron tildados de violentos, de kale
borroka... ; Ana Botella con su ya habitual labia y desacierto habló de
"atentados" en Burgos. El ministro Fernández -todavía no
asistido por el brazo incorrupto de santa Teresa- desinformaba sobre grupos
itinerantes de violentos que, en su devenir por tierras españolas, se habían
asentado en Burgos... La reacción firme de la ciudadanía consiguió el cese
absoluto y definitivo de unas obras que iban a hacerse solo con el fin de ganar
un suculento dinero chupándolo de los bolsillos de los burgaleses.
Gamonal ya
es símbolo de lo que debe hacer un pueblo que no soporta ser sometido.
Y hace
apenas nada, el 28 de este mismo mes de enero, la Marea Blanca ha
conseguido paralizar los planes de privatización de seis hospitales públicos de
Madrid. La lucha ha sido intensa. En la calle con frío, con lluvia, bajo un sol
abrasador. En los lugares de trabajo, con huelgas, sensibilización de los
pacientes que han estado al lado de los sanitarios. En los tribunales... El
consejero de Sanidad, Fernández-Lasquetty, tan presuntuso él
desde que el 31 de octubre hizo público su plan de "externalización"
de los servicios y gestión de la Sanidad pública, ha tenido que presentar su
dimisión ante la obligada decisión del presidente heredado de la Comunidad de
Madrid, Ignacio González, que se ha visto forzado a anunciar el fin
del intento de privatización de la Sanidad madrileña tras la última y reiterada
respuesta contraria del TSJM.
La Marea
Blanca ha demostrado su tenacidad y compromiso con lo público hasta lograr
frenar los despropósitos de esta clase política interesada tan solo en llenar
sus propios bolsillos y el de los intereses amigos. Y todo ello
a pesar de las enormes trabas que las autoridades han ido
poniendo.
Y siguiendo
aquello de "a rey muerto rey puesto", ya ha tomado posesión de su
cargo el sustituto de Lasquetty, un tal Javier Rodríguez. Al
parecer, también un dechado de virtudes en lo que a este tema
respecta.
En ninguno
de los casos mencionados ni en otro cualquiera, aunque las particulares
batallas hayan sido ganadas, no se puede bajar la guardia, hay que
permanecer alertas. Pero queda claro cuál es el camino a seguir.
La unión de la ciudadanía con el convencimiento de que tenemos la razón de
nuestro lado, y la perseverancia en manifestar nuestras exigencias en recobrar
lo que es nuestro y que en tan poco tiempo nos ha sido arrebatado. Basta ya de
impunidad ante actitudes contrarias a derecho y dirigidas a chupar hasta la
extenuación nuestra sangre y nuestra dignidad. Siempre nos quedará la
calle y los tribunales. La esperanza abierta en este negro horizonte
poblado de gentes tan mezquinas y con una carga impensable de maldad, Rajoy a
la cabeza rodeado de una infame troupe de trileros amparados
cada vez más en vírgenes y santas. La última burla a la ciudadanía.
Todo sería
distinto en este mundo si los gobernantes fueran conscientes de que su tarea es
servir al pueblo con entrega, democracia y libertad. La extraordinaria
película de Charles Chaplin, El gran dictador, nos da una lección al respecto.
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