"Se emplea el argumento de cerrar los servicios de tren
convencional que no son eficientes desde el punto de vista medioambiental,
económico y social, cuando es la política de transporte la que ha provocado esa
ineficiencia." Comunicado
España | Ecologistas en Acción | 20-05-2013 |
La
decisión de cerrar líneas ferroviarias es un paso más en el desmantelamiento
del transporte público en el Estado español. La rentabilidad se emplea como
argumento para suprimir líneas accesibles a la mayoría de la población. Pero,
paradójicamente, no se alude al coste de de los miles de millones de euros
invertidos en líneas de alta velocidad, que no son rentables en la mayor parte
de los casos. Ecologistas en Acción lamenta que continúe el despilfarro y la
ineficiencia en un tren elitista como es el AVE, mientras se cierran líneas de
tren convencional, socialmente más accesible y con unos impactos ambientales muy
inferiores.
Se
extiende el panorama de trenes ultrarrápidos y ultracaros vacíos, de estaciones
fantasma en ciudades y pueblos incomunicados y sin estación. La intención del
Ministerio de Fomento de cerrar y reducir la oferta de líneas de tren
convencional es la continuación de la política de transporte iniciada hace dos
décadas, que sentencia de muerte al ferrocarril convencional mientras aumentan
de manera insostenible las líneas de alta velocidad. El muy cuestionable honor
de ser el segundo país del mundo en kilómetros de vías ferroviarias de alta
velocidad se ha logrado a golpe de deuda pública y despilfarro.
Las
líneas ferroviarias de media distancia proporcionan un servicio básico para
muchas poblaciones rurales que quedarán aún más aisladas con los cierres
anunciados hoy. La única forma de desplazamiento será por carretera, lo que
dificultará la vida de aquellas personas residentes en el medio rural que no
dispongan de automóvil o no puedan conducirlo, por edad o cuestión física. La
sustitución de los trenes por autobuses supondrá un deterioro del servicio de
transporte para los sectores más vulnerables, y en ningún modo sustituirá de
igual manera el servicio ferroviario convencional.
Se
emplea el argumento de cerrar los servicios de tren convencional que no son
eficientes desde el punto de vista medioambiental, económico y social, cuando
es la política de transporte la que ha provocado esa ineficiencia. En las
últimas décadas se han invertido cantidades multimillonarias en construcción y
mejoras de nuevas infraestructuras de alta velocidad, mientras el ferrocarril
convencional ha quedado, por el contrario, desatendido. Por ello, las líneas de
tren de media distancia están cada vez más obsoletas y funcionan peor.
Una
política de transporte que no solo es injusta en términos sociales (priorizando
la vertebración entre grandes ciudades y marginando las pequeñas poblaciones
rurales) y económicos (el AVE es inaccesible económicamente para una gran parte
de la sociedad), sino que también ha incidido en los problemas ambientales que
causa el transporte: construcción de infraestructuras, consumo energético y
emisiones de CO2.
Si
la apuesta hubiera sido por el tren convencional, la deuda pública sería hoy
varias veces inferior, la factura en consumo energético sería mucho más pequeña
(el transporte es el mayor consumidor de energía primaria en España), las
emisiones de gases de efecto invernadero serían menores, nuestro territorio
estaría menos fragmentado y nuestros hábitats naturales menos deteriorados.
Resulta
alarmante que los numerosos ejemplos de ineficiencia y despilfarro no lleven a
rectificar y apostar por una nueva política de infraestructuras que abandone la
construcción de nuevas líneas de AVE, obligue a que el transporte por carretera
asuma los costes reales por el uso y mantenimiento de la carretera y apueste
por el tren convencional como el modo de canalizar los desplazamientos
interurbanos.
Fuente: http://tercerainformacion.es/
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