Artículos de
Opinión | Juan Rivera * | 24-05-2013 |
En
anteriores artículos hemos definido a la situación política, económica y social
que nos está tocando vivir en los últimos años como “revuelta de los
privilegiados” 1 .Englobamos en el concepto las actuaciones que la oligarquía
dominante española (al alimón con la europea y mundial ) está llevando a cabo
en todos los ámbitos de nuestra vida y que tienen como meta un nuevo “contrato
social” que garantice ,sin discusión, su hegemonía de clase.
Esta apuesta
combina el dominio económico de un capitalismo sin ataduras que rompe derechos
sociales, laborales o colectivos a través del trauma ( despidos, desinversión,
deslocalizaciones...) o el shock ( amedrantamiento colectivo ) y la sumisión
social lograda mediante el control de las mentalidades por un pensamiento único
y excluyente.
En esta
fase, además de pagar como sociedad la factura de la crisis generada por los
poderosos, traducida en recortes de todo tipo, quieren que asumamos adosada la
ideología del añejo liberalismo doctrinario hispano.
Para
conseguirlo son piezas claves leyes como la Wert o de la estulticia , la de
Gallardón o la falsa progresía y las otras que sin duda vendrán. Todas en su
ámbito de aplicación – educación, aborto, canonjías a empresarios...- suponen
la vuelta al modelo de control que mejor les ha funcionado en la historia
contemporánea: el nacionalcatolicismo.
Persiguen un
diseño social en el que primero se crean las condiciones de pobreza global y
después se recomienda como paliativo el rezo, la paciencia y la resignación.
Sustituyen la Justicia por la caridad.
El paso
previo: moldear las mentalidades insumisas. Nada mejor entonces que cambiar la
escuela pública, laica y - en la que tod@s caben- por la escuela del
adoctrinamiento.
Lo ven
factible y lo llevan a cabo en sus laboratorios de experimentación social
(comunidades de Madrid y Valencia a la cabeza ).Vacían de recursos a la
enseñanza pública trasladándolos a la enseñanza controlada por la Iglesia. A la
par vuelven a incluir en el curriculum académico de los centros que aún escapan
al ideario, la asignatura de Religión. Esta vez con mayor rango.
Todo unido a
la aniquilación de las competencias profesionales de un profesorado cada vez
más ninguneado. Se trata de crear masas de analfabetos susceptibles de ser
utilizadas como mano de obra barata, que no rechisten y que cuando coreen el
“si se puede” estén pensado en evitar que su equipo de fútbol baje a segunda
división no en revertir las situaciones injustas.
Buscan la
vuelta de la mujer al mundo de la cocina y cuidado de los hijos del que nunca
debió salir. De ahí el control de los úteros amparados en sus dogmas de fe, la
penalización del aborto. Obvian que ninguna mujer es obligada a abortar y la
que desee por cuestiones de creencias seguir adelante con un embarazo no deseado
lo hará sin ninguna cortapisa. Y que el aborto es un drama para quien lo vive,
no un capricho.
Han trazado
la línea. En el lado correcto, el que cae a la derecha de Dios, están los
privilegiados de siempre y la cohorte de criados, esclavos y paniaguados que le
hacen la ola.
En el
equivocado, el populacho que de momento y hasta que inventen algo sustitutivo,
sólo es útil porque debe acudir a votar cada cuatro años y hasta ahora siempre
ha refrendado con sus papeletas las tropelías.
Ellos tienen
claro su objetivo. Nosotros deberíamos tener igual de nítida la respuesta a las
agresiones. Como punto de partida, articular la Resistencia. No hacer caso a
los cantos de sirena que ponen sobre la mesa el “¿para qué las movilizaciones,
las huelgas, las protestas, si no sirven para nada?”
Después el
Contraataque, la impugnación total al sistema imperante pero alineando junto a
los “Noes” propuestas alternativas, que vayan de la petición de la Renta
Garantizada Ciudadana a los escraches por los Desahucios, de las marchas
organizadas por las Asambleas de parados a la proclamación de la ilegitimidad
de la Deuda pública.
El PP es la
encarnación del testaferro de la clase dominante. Pero como decía Groucho Marx,
“si no le sirven tengo otros”. No olvidemos que hoy los mandamases están
aplicando su programa de máximos, pero si la sociedad reacciona y los cuestiona
volverán, como han hecho tantas veces en la historia, a bajar el listón,
moderar sus pretensiones y presentarán una cara más amable, travestida de
izquierda, que preserve sus intereses.
Por tanto la
respuesta no sólo puede venir en forma de contrapeso electoral si éste no se
ancla en propuestas programáticas claras, concisas e irrenunciables.
La actuación
gubernamental del PP es ilegítima en su origen. En primer lugar, las medidas de
ajuste y exterminio del Sector Público no estaban en su programa electoral y
por lo tanto no han sido votadas por sus electores. En segundo lugar no pueden
confundir una mayoría absoluta de escaños propiciada por una Ley Electoral tramposa
con una mayoría absoluta social. Si estas afirmaciones son falsas tienen una
vía de comprobación rápida: convocando a los españoles a votar.
No debemos
andar con medias tintas. Quienes quieran ser alternativa y no alternancia
deberían empezar a decir a la ciudadanía que todas las leyes del PP se anularán
en el primer minuto del cambio de ciclo político. Que, por ejemplo, la ley del
Aborto volverá a ser de plazos y que en Educación se apostará por la Pública y
la desaparición del sistema de conciertos con la salida de la Religión como
asignatura de la escuela y su anclaje en el ámbito privado del que nunca debió
salir. Así con todas.
También
proclamar que a las Privatizaciones seguirán Nacionalizaciones. Advirtiendo a
las empresas que están haciendo negocio con el desmantelamiento de la Sanidad o
las prestaciones públicas que actúan como peristas al adquirir propiedades que
saben producto de un saqueo, de un robo colectivo a la ciudadanía. Lo que
llamarán "expropiación" sólo será recuperación o restitución a sus
verdaderos dueños, todos nosotros.
Nos están
aplicando desde hace años el refrán de “A Dios rogando y con el mazo dando”.
Hoy se hace más necesario que nunca devolver las creencias al mundo privado y
que sean otras cabezas, no las nuestras, las de siempre, quienes soporten las
consecuencias de las decisiones políticas de un Gobierno que, por una vez,
mirase a la inmensa mayoría de los ciudadanos.
1. Fase
anterior a la etapa revolucionaria francesa en la que los grupos privilegiados
impusieron su “santa voluntad” al resto de la sociedad sin tener en cuenta el
daño que causaban.
* Miembro
del FCSM de Córdoba
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