Los majoreros sufren la expropiación de sus
tierras y las operaciones del ejército
Lunes, 27 de
mayo de 2013
Por Arturo
Inglott - Canarias-semanal.org
A comienzos de este
mes de mayo el Ejecutivo de Mariano Rajoy declaraba el campamento Teniente
Coronel Valenzuela, situado en el municipio de Puerto del Rosario, Fuerteventura,
como "de interés para la defensa nacional". Esto suponía
la expropiación no solo de los 1.377.959,61 metros cuadrados de la
parcela en la que se levanta la instalación militar, sino también de una zona
circundante de otros 1.169.220.89 metros cuadrados. Actualmente, el
Ejército español ya ha tomado posesión de 58.8 millones de metros
cuadrados de la Isla.
La alerta creada en los majoreros por el nuevo impulso dado a la militarización de su Isla aumentaba la pasada semana, tras conocerse la intención de Defensa de convertir a Fuerteventura en el campo de entrenamiento de la 'Sección de Operaciones en el Desierto'. Una unidad especial destinada a las intervenciones militares en África, creada con la recurrente excusa de la "lucha contra el terrorismo islámico". La coartada oficial utilizada para tratar de ocultar a la opinión pública los intereses económicos y geostratégicos que han llevado a las potencias occidentales a embarcarse en una nueva carrera por la recolonización del vecino continente.
LA DELEGADA DEL GOBIERNO, Mª DEL CARMEN HERNÁNDEZ BENTO, NIEGA LA EVIDENCIA
Ante las protestas de los habitantes de la Isla y sus instituciones políticas, la reacción del Ejecutivo central fue la de negar la evidencia. El Ministerio de Defensa aseguró que no se había instalado ninguna "unidad antiterrorista", a pesar de que el propio ministro Morenés llegó a presentar este comando durante su visita a Fuerteventura el pasado 18 de marzo.
La delegada del Gobierno en las Islas Mª del Carmen Hernández Bento, por su parte, negó también que se hubieran ampliado los cuarteles del ejército en la Isla y reiteró que "no existe ningún comando antiterrorista en Fuerteventura". Un auténtico ejercicio de cinismo político, si se tiene en cuenta que la creación de esta unidad fue dada a conocer por el propio Boletín Oficial del Ejército español y comunicada por los mandos militares españoles al Ejército de Francia durante un seminario celebrado recientemente en Granada.
DESTROZOS, DETONACIONES Y VUELOS RASANTES DE AVIONES MILITARES
Pero los vecinos de Fuerteventura tampoco han necesitado confirmaciones oficiales para comprobar la llegada del nuevo grupo de operaciones especiales "antiterroristas". Y es que la unidad ya ha comenzado a entrenarse en el Campo de Tiro y Maniobras de Pájara para desgracia de los residentes, que denuncian los destrozos que están sufriendo como consecuencia de los ejercicios militares.
"Esto parece Vietnam o un país en guerra con camiones por todo el barranco y el territorio sitiado, dentro y fuera del Campo de Tiro"- asegura el agricultor y ganadero Antonio Rodríguez Ramos.
No es, desde luego, el único alarmado por la conversión de su tierra en una base de operaciones especiales. Temblores de viviendas, lanzamiento de bengalas en plena noche, vuelo rasante de aviones... María de León Hernández, vecina del barrio de Las Hermosas, se queja amargamente de que "nadie ponga freno a este problema y no haya forma de parar estas maniobras tan perjudiciales para el turismo, para los vecinos y el medio ambiente".
"Considero que el pueblo majorero tiene que unirse para protestar y frenar esta alta militarización porque de lo contrario se van a quedar con toda Fuerteventura" -afirma otro hombre, que explica como los militares se quedan cada vez con más terreno de su finca, colocando su vaya más y más cerca de su casa.
Esta expropiación progresiva de los habitantes de la Isla es confirmada por Juan Cabrera Cabrera, de 82 años, que creció en las Salinas de Pájara. "Ahora el majorero tiene prohibida la entrada para pescar y no podemos disfrutar de nuestro territorio". Cabrera recuerda como, hace unos cinco años, los militares volaron unas construcciones de piedra que servían de refugio para los pescadores, acabando así con la posibilidad de los lugareños de seguir realizando allí esta práctica tradicional.
"La agresión contra el territorio y el paisaje majorero es intolerable" -dice Antonio Robayna, otro ganadero. "Estamos trabajando desde la Plataforma La Costa por la recuperación de la Memoria Histórica y queremos catalogar los acuíferos naturales, la riqueza de la flora y la fauna de este terreno y la toponimia asociada a la actividad tradicional " -añade Robayna.
Desde esta Plataforma ciudadana esperan realizar diversos análisis del suelo del Campo de Tiro de Pájara con la intención de acudir luego a pedir el amparo de instancias europeas. "Si aquí no nos escuchan - dicen - pediremos a Europa que se paralicen estos ejercicios a fuego real, tan violentos y contaminantes para los vecinos y para el sector turístico y la naturaleza".
UN PELIGRO CONSTANTE PARA LOS VECINOS
Para realizar dichos análisis, sin embargo, los vecinos deben penetrar en los terrenos tomados para el Campo de Tiro, donde se les prohíbe la entrada. Algo que constituye un verdadero peligro, ya que los militares abandonan allí material explosivo sin detonar que podría llegar a costarles la vida.
La pasada semana, un vecino de Gran Tarajal resultaba herido al explotarle uno de estos artefactos que recogió en el Campo de Pájara para su posterior venta como chatarra. León F. A. S., de 50 años de edad, que se dedica a esta actividad para su subsistencia, se encontraba clasificando el material que había podido recolectar cuando el artilugio militar explosionó causándole un desgarro testicular. Tuvo que ser inmediatamente trasladado al Hospital General, donde recibió numerosos puntos de sutura en la zona afectada.
En esa ocasión, el incidente con uno de los proyectiles usados por los militares durante sus prácticas de fuego real tuvo "solamente" esta consecuencia. La próxima vez, quizá haya que hablar de la muerte de algún vecino, por causa de una ocupación militar que, según los medios corporativos del Archipiélago, se realiza para "garantizar la seguridad de los canarios".
La alerta creada en los majoreros por el nuevo impulso dado a la militarización de su Isla aumentaba la pasada semana, tras conocerse la intención de Defensa de convertir a Fuerteventura en el campo de entrenamiento de la 'Sección de Operaciones en el Desierto'. Una unidad especial destinada a las intervenciones militares en África, creada con la recurrente excusa de la "lucha contra el terrorismo islámico". La coartada oficial utilizada para tratar de ocultar a la opinión pública los intereses económicos y geostratégicos que han llevado a las potencias occidentales a embarcarse en una nueva carrera por la recolonización del vecino continente.
LA DELEGADA DEL GOBIERNO, Mª DEL CARMEN HERNÁNDEZ BENTO, NIEGA LA EVIDENCIA
Ante las protestas de los habitantes de la Isla y sus instituciones políticas, la reacción del Ejecutivo central fue la de negar la evidencia. El Ministerio de Defensa aseguró que no se había instalado ninguna "unidad antiterrorista", a pesar de que el propio ministro Morenés llegó a presentar este comando durante su visita a Fuerteventura el pasado 18 de marzo.
La delegada del Gobierno en las Islas Mª del Carmen Hernández Bento, por su parte, negó también que se hubieran ampliado los cuarteles del ejército en la Isla y reiteró que "no existe ningún comando antiterrorista en Fuerteventura". Un auténtico ejercicio de cinismo político, si se tiene en cuenta que la creación de esta unidad fue dada a conocer por el propio Boletín Oficial del Ejército español y comunicada por los mandos militares españoles al Ejército de Francia durante un seminario celebrado recientemente en Granada.
DESTROZOS, DETONACIONES Y VUELOS RASANTES DE AVIONES MILITARES
Pero los vecinos de Fuerteventura tampoco han necesitado confirmaciones oficiales para comprobar la llegada del nuevo grupo de operaciones especiales "antiterroristas". Y es que la unidad ya ha comenzado a entrenarse en el Campo de Tiro y Maniobras de Pájara para desgracia de los residentes, que denuncian los destrozos que están sufriendo como consecuencia de los ejercicios militares.
"Esto parece Vietnam o un país en guerra con camiones por todo el barranco y el territorio sitiado, dentro y fuera del Campo de Tiro"- asegura el agricultor y ganadero Antonio Rodríguez Ramos.
No es, desde luego, el único alarmado por la conversión de su tierra en una base de operaciones especiales. Temblores de viviendas, lanzamiento de bengalas en plena noche, vuelo rasante de aviones... María de León Hernández, vecina del barrio de Las Hermosas, se queja amargamente de que "nadie ponga freno a este problema y no haya forma de parar estas maniobras tan perjudiciales para el turismo, para los vecinos y el medio ambiente".
"Considero que el pueblo majorero tiene que unirse para protestar y frenar esta alta militarización porque de lo contrario se van a quedar con toda Fuerteventura" -afirma otro hombre, que explica como los militares se quedan cada vez con más terreno de su finca, colocando su vaya más y más cerca de su casa.
Esta expropiación progresiva de los habitantes de la Isla es confirmada por Juan Cabrera Cabrera, de 82 años, que creció en las Salinas de Pájara. "Ahora el majorero tiene prohibida la entrada para pescar y no podemos disfrutar de nuestro territorio". Cabrera recuerda como, hace unos cinco años, los militares volaron unas construcciones de piedra que servían de refugio para los pescadores, acabando así con la posibilidad de los lugareños de seguir realizando allí esta práctica tradicional.
"La agresión contra el territorio y el paisaje majorero es intolerable" -dice Antonio Robayna, otro ganadero. "Estamos trabajando desde la Plataforma La Costa por la recuperación de la Memoria Histórica y queremos catalogar los acuíferos naturales, la riqueza de la flora y la fauna de este terreno y la toponimia asociada a la actividad tradicional " -añade Robayna.
Desde esta Plataforma ciudadana esperan realizar diversos análisis del suelo del Campo de Tiro de Pájara con la intención de acudir luego a pedir el amparo de instancias europeas. "Si aquí no nos escuchan - dicen - pediremos a Europa que se paralicen estos ejercicios a fuego real, tan violentos y contaminantes para los vecinos y para el sector turístico y la naturaleza".
UN PELIGRO CONSTANTE PARA LOS VECINOS
Para realizar dichos análisis, sin embargo, los vecinos deben penetrar en los terrenos tomados para el Campo de Tiro, donde se les prohíbe la entrada. Algo que constituye un verdadero peligro, ya que los militares abandonan allí material explosivo sin detonar que podría llegar a costarles la vida.
La pasada semana, un vecino de Gran Tarajal resultaba herido al explotarle uno de estos artefactos que recogió en el Campo de Pájara para su posterior venta como chatarra. León F. A. S., de 50 años de edad, que se dedica a esta actividad para su subsistencia, se encontraba clasificando el material que había podido recolectar cuando el artilugio militar explosionó causándole un desgarro testicular. Tuvo que ser inmediatamente trasladado al Hospital General, donde recibió numerosos puntos de sutura en la zona afectada.
En esa ocasión, el incidente con uno de los proyectiles usados por los militares durante sus prácticas de fuego real tuvo "solamente" esta consecuencia. La próxima vez, quizá haya que hablar de la muerte de algún vecino, por causa de una ocupación militar que, según los medios corporativos del Archipiélago, se realiza para "garantizar la seguridad de los canarios".
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