La Mancha nos dio un Gudari
Día
25/05/20122
Luis
Egea
José María
Horcajada Martínez "Josetxiki" había nacido en Huelves, un pueblecito
de la provincia de Cuenca. Su familia, por necesidades de la vida tras pasar
por Madrid emigró a Aretxabaleta en 1924, cuando sólo tenía 4 años de edad. Su
integración en el nuevo destino es total, hasta tal punto que aprende euskara.
Fue testigo
directo de la ocupación fascista el 24 de 1936, teniendo que huir a Durango.
Allí se alistó voluntario como gudari en una Compañía de Zapadores
perteneciente al Regimiento de Ingenieros nº 4 de Loyola, a la edad de 16 años.
Tragó la derrota y comenzó un periplo de años privado de libertad, su paso por
cárceles como Casa Zarraoa (Aretxabaleta) y Zapatari (Añorga) fueron
complementados con los Campos de Concentración de Miranda de Ebro (Burgos),
Miguel de Unamuno (Madrid) y Reus (Tarragona).
La redención
de penas aplicada por el régimen franquista a los rojos separatistas se vio
incrementada por su paso por los Batallones de Trabajadores, en concreto por el
Batallón de Penados nº 95 de Jubera (Soria) y del Batallón Disciplinario de
Trabajadores nº 34 de Garrapinillos (Zaragoza).
"Josetxiki",
era un tipo genial con una memoria prodigiosa, fue primer alcalde de Iruña de
Oca tras la llegada de la democracia, luchador incanable, logró que el
Ayuntamiento de Aretxabaleta (Guipúzcoa) editara sus memorias bajo el título "La
Mancha nos dio un gudari". Horcajada, de 92 años, escribió una
apasionante biografía que narraba desde su nacimiento en Cuenca, a vivir en
Madrid y Aretxabaleta, sufrir como soldado republicano la derrota sin pegar un
tiro, enrolado en un batallón de fortificaciones dedicado a hacer trincheras
con pico y pala, y acabar en cárceles y campos de concentración, como el de
Miranda de Ebro, hasta 1945. «He sufrido mucho y no me podía morir sin
contarlo. La guerra, luego los campos de trabajo, y finalmente las
catacumbas: vivir tantos años sin poder hablar con miedo. La gente debe saber
todo lo que ocurrió. El sufrimiento en un campo de concentración es difícil de
explicar. Siempre mojados, ateridos de frío, hambrientos, humillados. Me
preguntaba cómo pude salir vivo de ahí», relataba con pasión.
Hijo de un
ferroviario del VascoNavarro que también fue encarcelado junto a su mujer, contaba
que «se arrimaba siempre a los que me podían enseñar algo». Su origen manchego,
no le impidió identificarse con la cultura y la identidad vascas. Hasta el
punto de sentirse «abertzale» y encabezar las listas del PNV en Iruña de Oca
como independiente durante las primeras elecciones democráticas. Posteriormente
se afiliaría a EA.
En 1945, ya
en Vitoria, reinició su vida con muchos oficios. Trabajó con Juan Arregui, al
que le unió una gran amistad, y fue secretario de varios ayuntamientos. En el
libro cuenta su labor en el castigado municipio de Iruña de Oca, sus logros en
infraestructuras y carreteras, la modernización del pueblo, el cambio de
nombres franquistas y un aspecto interesante que pone negro sobre blanco de la
reciente historia alavesa: ajusta cuentas con personajes del pueblo y políticos
de la provincia, que frustraron proyectos tan importantes como una residencia
de ancianos. No son memorias diplomáticas en las que intenta quedar bien. «No
he sido bien tratado. Ni como víctima del franquismo, ni como político de
pueblo», afirmaba con espíritu rebelde aún.
Sus
memorias: 'La mancha nos dio un gudari'.
En el
prólogo del libro, realizado por Arantza Berezibar Galdos, Aitor Antxia Leturia
y José Ramón Intxauspe López, se hace un boceto de José María
Horcajada. Se señala que «hace más de quince años tuvimos la primera
noticia de José María Horcajada Martínez; de vez en cuando llamaba al
Ayuntamiento preguntando sobre la existencia de documentación referente a un
grupo de mujeres y hombres encarcelados en Casa Zarraoa, entre ellos él. Su
interés era el de acreditar bajo algún tipo de documento su prisión durante 7
meses en Aretxabaleta».
Casa prisión
Recogen
datos del libro de su historia «aunque habíamos oído muchas historias de la
guerra civil y consultado el archivo histórico municipal, no sabíamos nada
sobre esa casa-prisión, menos aún de los nombres de las presas y presos que
había albergado».
Y continúan
señalando que «años más tarde oímos en Radio Euskadi, en el programa 'Más que
palabras', la intervención de un tal Horcajada que narraba sus vivencias y
recuerdos durante la guerra civil en la localidad de Aretxabaleta. Deseábamos
contactar con esta persona, más si cabe cuando en la primavera de 2006, nos
embarcamos en la elaboración de un libro sobre la guerra civil en nuestro
pueblo. Empezamos nuestras investigaciones y al poco tiempo recibimos el aviso
de Paco Etxeberria, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, diciéndonos que
acababan de entrevistar a José Mª Horcajada en Trespuentes (Álava). Conocedor
de nuestras investigaciones nos facilitó la dirección y teléfono para que nos
pusiéramos en contacto. ''¡Ir sin falta!, ¡tiene muy buena memoria y recuerda
muchas cosas de Aretxabaleta!'', fueron sus recomendaciones».
Memoria
prodigiosa
El 15 de
abril de 2006 se dirigieron a Trespuentes a entrevistarse con José María, y se
encontraron «con una persona de memoria prodigiosa, animosa, con deseos de
contar mil y una historias sobre su infancia, el horror de la guerra, la triste
posguerra; su vida en general. Según iba avanzando la entrevista nuestro
asombro iba en aumento, sus relatos se ajustaban a la perfección a nuestros
datos, incluso nos perfilaba la vida cotidiana y los personajes de aquellos
años. Como anécdota, en una segunda visita fuimos con un padrón de habitantes
del año 1935 para orientarnos mejor en nuestras conversaciones. ¡Cuál fue
nuestra sorpresa! Era capaz de recordar todos y cada una de las familias y en
muchos casos a todas las personas, con sólo decirle la calle y el número de la
casa».
La mili en
Estella
«Tiempos de
sufrimiento, vejaciones, maltratos, enfermedades, hambre y miseria que tuvo que
soportar con resignación y entereza. No acabó ahí su pago con la justicia de
Franco, ahora tenía que redimir su condena con el Ejército y prestar el
servicio militar. Pasó a una Compañía de Zapadores del Regimiento de
Fortificación número 1 en Estela, que a base de pico y pala le convirtió de
soldado penado a soldado trabajador, teniendo que realizar trabajos en el monte
Aguija en las inmediaciones de Resaca. Más tarde le destinaron a la isla de
Menorca, a la población de Villacarlos cercana a Mahón, donde cumplió su ciclo
represivo en el cuartel del Grupo Mixto de Zapadores. En todos estos fatídicos
destinos compartió sus penalidades con camaradas vascos, que ante la ausencia y
separación de sus familias, supieron hacer piña ante tantas calamidades».
«Su regreso
a la vida civil (en 1945) tampoco iba a ser fácil. La alegría de estar toda la
familia nuevamente unida se tornaría en preocupación al tener que buscar un
trabajo en tiempos tan duros. La familia se había instalado en Vitoria-Gasteiz,
y tuvo que probar suerte en innumerables oficios tratando de asegurarse un
futuro. Al fin, tuvo la gran suerte de juntarse con Juan Arregui y sus
hermanos, del caserío Malkorre, providencial encuentro que cambiaría el sino de
su vida».
«Persona con
inquietudes le llevó a tomar contacto con la Administración y la política,
pasando a ser secretario de una agrupación de municipios alaveses (Iruña de
Oca, Mendoza y los Huetos), posteriormente de Zalduondo y finalmente ocupando
la Alcaldía y concejalía de Iruña de Oca».
Legado
testimonial
Terminan
señalando los prologistas atxabaltarras que «desde el primer día que le conocimos
nos mostró su interés de que alguien le escribiera sus memorias, necesitaba
dejarlo escrito y ponerlo en conocimiento de los demás; sin ánimo de
protagonismo, simplemente legar un testimonio y calmar esos fantasmas del
pasado».
Miranda de
Ebro
En el año
2009, la Asociación por la Memoria Histórica de Miranda de Ebro, tuvo el honor
de poder realizar una entrevistar a José María Horcajada, aunque gravemente
enfermo, nos dio una lección de carácter, ofreciéndonos con una gran
lucidez, el testimonio de su reclusión el campo de Concentración de Miranda de
Ebro. Todo ello quedaría finalmente reflejado en el Documental "Ecos de la
Memoria", un documental imprescindible para conocer la represión
franquista en Miranda de Ebro y la historia de su Campo de Concentración. (Enlace
para ver parte de la entrevista).
Fuente: http://www.elcorreo.com/
La Mancha nos dio un Gudari
Mis memorias
Mis memorias
Egilea: José María Horcajada Martínez (Josetxiki)
Argitaratzailea: Aretxabaletako Udala
Orrialde kopurua: 240
ISBN: 978-84-606-4674-7
Ezaugarriak: Josetxiki es nacido en Huelves un pueblecito de la provincia de Cuenca. Su familia, por necesidades de la vida, tras pasar por Madrid emigra a Aretxabaleta en 1924 cuando sólo tenía 4 años de edad. Su integración en el nuevo destino es total, hasta tal punto que aprende euskara, idioma que no ha olvidado.
Fue testigo directo de la ocupación fascista el 24 de 1936, teniendo que huir a Durango. Allí se alistó voluntario como gudari en una Compañía de Zapadores perteneciente al Regimiento de Ingenieros nº 4 de Loyola, a la edad de 16 años. Tragó la derrota y comenzó un periplo de años privado de libertad, su paso por cárceles como Casa Zarraoa (Aretxabaleta) y Zapatari (Añorga) fueron complementados con los Campos de Concentración de Miranda de Ebro (Burgos), Miguel de Unamuno (Madrid) y Reus (Tarragona). La redención de penas aplicada por el régimen franquista a los rojos separatistas se vio incrementada por su paso por los Batallones de Trabajadores, en concreto por el Batallón de Penados nº 95 de Jubera (Soria) y del Batallón Disciplinario de Trabajadores nº 34 de Garrapinillos (Zaragoza).
Tiempos de sufrimiento, vejaciones, maltratos, enfermedades, hambre y miseria que tuvo que soportar con resignación y entereza.
De su puño y letra os presentamos esta obra La Mancha nos dio un gudari las memorias de José Mª Horcajada Josetxiki.
(Aitor Antxia, Arantza Berezibar, José Ramón Intxauspe)
Argitaratzailea: Aretxabaletako Udala
Orrialde kopurua: 240
ISBN: 978-84-606-4674-7
Ezaugarriak: Josetxiki es nacido en Huelves un pueblecito de la provincia de Cuenca. Su familia, por necesidades de la vida, tras pasar por Madrid emigra a Aretxabaleta en 1924 cuando sólo tenía 4 años de edad. Su integración en el nuevo destino es total, hasta tal punto que aprende euskara, idioma que no ha olvidado.
Fue testigo directo de la ocupación fascista el 24 de 1936, teniendo que huir a Durango. Allí se alistó voluntario como gudari en una Compañía de Zapadores perteneciente al Regimiento de Ingenieros nº 4 de Loyola, a la edad de 16 años. Tragó la derrota y comenzó un periplo de años privado de libertad, su paso por cárceles como Casa Zarraoa (Aretxabaleta) y Zapatari (Añorga) fueron complementados con los Campos de Concentración de Miranda de Ebro (Burgos), Miguel de Unamuno (Madrid) y Reus (Tarragona). La redención de penas aplicada por el régimen franquista a los rojos separatistas se vio incrementada por su paso por los Batallones de Trabajadores, en concreto por el Batallón de Penados nº 95 de Jubera (Soria) y del Batallón Disciplinario de Trabajadores nº 34 de Garrapinillos (Zaragoza).
Tiempos de sufrimiento, vejaciones, maltratos, enfermedades, hambre y miseria que tuvo que soportar con resignación y entereza.
De su puño y letra os presentamos esta obra La Mancha nos dio un gudari las memorias de José Mª Horcajada Josetxiki.
(Aitor Antxia, Arantza Berezibar, José Ramón Intxauspe)
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