El presidente de la
ARMH participa en 'Qué hacemos por la memoria histórica', una obra coral que
efectúa una breve radiografía de los logros y desafíos del movimiento
memorialista. “Todos los gobiernos democráticos han mantenido una política de
la ignorancia sobre el pasado”, afirma
ALEJANDRO
TORRÚS MADRID 22/05/2013 20:52 Actualizado: 22/05/2013 21:17
Emilio Silva, en una
foto de archivo.Ángel Martínez
El
pasado martes el Gobierno del Partido Popular se negó a declarar el 18 de julio Día
de condena del franquismo. Una semana antes, la delegada del
gobierno en Catalunya acudió a un acto de homenaje de la División Azul y 15
días atrás, el ministerio de Exteriores impidió que víctimas del franquismo
declararan ante la Justicia argentina. Tres acciones que, para muchos, retratan
la ideología de un Gobierno y que podrían suponer la gota que colma el vaso si
este no se hubiera derramado mucho tiempo atrás.
El
movimiento memorialista, que arrancó en la década del 2000 en España y que
tiene a Emilio Silva
(presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica) como
uno de sus principales referentes, lleva ya más de diez años luchando contra la
"hipocresía" y la "doble moral" de los diferentes gobiernos
de la democracia y la pasividad de la Justicia respecto a los crímenes de la
dictadura franquista. "Todos los gobiernos, en mayor o menos medida, han
mantenido una política de la ignorancia sobre el pasado dictatorial basado en
un pacto de la transición que llenó todo de amnesia", denuncia Silva.
Una
década en la que más allá de haber visibilizado una realidad latente como es la
impunidad del franquismo, el movimiento ha conseguido, entre otros logros,
sacar de las cunetas a cientos de víctimas y abrir una causa judicial contra el
régimen en Argentina. La obra Qué hacemos por la memoria histórica
(Akal) en la que participa Emilio Silva junto a Rafael Escudero, Patricia
Campelo (colaboradora de Público) y Carmen Pérez pretende ser una
radiografía de todo este movimiento memorialista, de sus éxitos y sus fracasos,
de la ley de Memoria Histórica del PSOE y "las políticas de no-memoria del
PP".
"La
importancia fundamental del libro reside en tratar de mantener vivo un debate
que parece que está perdiendo importancia en la agenda pública. Si nos
comparamos con Guatemala vemos que la justicia llega cuando las víctimas junto
a la sociedad mantienen viva la lucha pese al paso del tiempo y las
dificultades. En España, las víctimas siguen con las heridas abiertos. Hay
cerca de 113.000 víctimas en las cunetas", señala a Público
Patricia Campelo
La
obra,asimismo, también es reflejo de las actuaciones de los partidos políticos,
del sistema judicial, de los medios de comunicación y de los movimientos a
nivel europeo y mundial para que España investigue los crímenes del franquismo.
A nivel local, el libro destaca como la "crisis económica se ha convertido
en una perfecta excusa" para sacar de la agenda pública la recuperación de
la memoria y "borrar del espacio público ese pasado dictatorial que tanto
le molesta".
Así
lo demuestra la decisión del Gobierno de dejar a cero el
presupuesto para apoyar la exhumación de víctimas de la represión franquista.
"La excusa de la crisis es una forma de camuflar las decisiones políticas.
El Gobierno se acaba de gastar 300.000 euros en reparar el Valle de los Caídos.
Sin embargo, alega que no hay dinero para exhumaciones. Son decisiones
arbitrarias marcadas por la ideología. Es muy triste que tengamos en España una
derecha política incapaz de entender nuestras reclamaciones", alega Emilio
Silva.
Asimismo,
la obra también hace especial hincapié en el desacato del Gobierno de las
advertencias del Comité de Derechos Humanos de la ONU que recordó al Estado
español que los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles y que, por
tanto, la Ley de amnistía de 1977 no tiene base jurídica legal instándole a
considerar la derogación de dicha ley y a tomar las medidas que fueran
necesarias para garantizar el reconocimiento de la imprescriptibilidad de los
crímenes. "Aquí está la hipocresía del Gobierno. Por un lado, el pasado
verano hizo una declaración pública en la que parecía erigirse como el adalid
de la lucha contra la desapariciones forzadas. Por otra, nos deja sin fondos
para desarrollar este trabajo", apunta el presidente de la ARMH.
El futuro del movimiento
Pero
no todo es repasar el pasado. La obra analiza cuáles son los principales vías
de actuación que se ha propuesto el movimiento, las viejas que aún quedan por
cumplir y las nuevas vías abiertas gracias al trabajo de estos años.
"Seguimos
reclamando que sea el Estado el que se haga cargo de la exhumación de los cadáveres
de las víctimas de la Guerra Civil y no las familias, como hasta ahora. Además,
el cerco internacional contra la impunidad se está estrechando. Este año llega a España una comisión del grupo
de trabajo de la ONU contra las desapariciones forzadas; en
Argentina, la querella avanza lentamente, pero avanza; y en Bruselas hemos
conseguido, pese a la negativo del Parlamento Europeo, realizar una exposición
que muestra la brutalidad de la represión franquista que continuará girando por
Europa", señala Silva, que se muestra optimista con la posibilidad de que
en el futuro el franquismo sea condenado tanto fuera como dentro del Estado
español.
"Lo
que no podemos hacer es seguir esperando. La gente que viene a nosotros a
pedirnos ayuda para que exhumemos los restos de sus familiares es gente muy
mayor. La frase más repetida cuando estas personas consiguen dar un sepelio
digno a sus familiares es que ya se pueden morir tranquilos", asegura
Silva, que denuncia que su asociación, la ARMH, ha presentado más de 300
demandas en los juzgados antes de proceder a las exhumaciones encontrando, en
su inmensa mayoría, una única respuesta: "el silencio más absoluto".
"No podemos esperar a los jueces. Las familias no pueden esperar a los
jueces", concluye.
Qué hacemos
Este libro se enmarca dentro de la colección
Qué hacemos, un colectivo editorial y de reflexión formado
por, entre otros, Olga Abasolo, Ignacio Escolar, Agustín Moreno, Olga
Rodríguez, Isaac Rosa y Emilio Silva, que pretende "responder a los retos
actuales pero también recuperar la iniciativa; intervenir en la polémica al
tiempo que proponemos nuevos debates; resistir las agresiones actuales y
anticipar las próximas; desmontar el discurso dominante y generar un relato
propio; elaborar una agenda social que se oponga al programa de derribo iniciado",
según la editorial en su propia página web.
Fuente: www.publico.es
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