Artículos de Opinión | José Antonio Medina Ibáñez |
21-05-2013 |
La
intolerancia, una especie de desprecio sobre el resto, la increíble falta de
habilidad comunicacional y relacional, el ayudar a perder el crédito del buen
hacer económico que ha disfrutado la derecha internacional y española y, la
cierta vergüenza por parte de los bien trajeados y engominados yupis a
identificarse como apoyadores del neoliberalismo español, ha llevado Rajoy a
ser malmirado.
En
una reunión con un líder político del Partido Socialista Obrero español (Psoe)
andaluz, le pregunté sobre las sempiternas encuestas que cada vez les dan
peores números, en la aceptación popular, que al mismo Rajoy; la interpelación
le gustó poco y restó credibilidad a los datos, apostillando, no obstante, que
si los números fueran mayores para su partido, ellos desaparecerían.
En
octubre de 2011 Metroscopia decía que el Partido Popular (PP) tenía una
diferencia sobre el Psoe de 15 puntos en la intención del voto: 45.3% vs 30.3%,
un mes después los resultados de las elecciones generales le dieron mayoría
absoluta al partido de Rajoy con un 44.62%, el Psoe se quedó con el 28.73%.
En
ese entonces ya ha muchos nos llegaba un intenso olor a fracaso sobre el futuro
de Rajoy y Rubalcaba, sin embargo no fuimos capaces de imaginar que la falta de
destrezas del presidente español y el descrédito del segundo, fueran los medios
que tendieran un puente de plata a Izquierda Unida (IU) y a Unión Progreso y
Democracia (UPyD) convirtiendo al primero en una posible segunda fuerza.
IU
y UPyD parece que se han convertido en refugios de los votos castigo; por ello,
la indiferencia del político andaluz tuve que considerarla como un síntoma de
una verdadera preocupación. Vale decir que lo dicho por el parlamentario, fue
en una conversación privada, lo que le da mayor peso a mi apreciación. Para el
PP y el Psoe, las organizaciones de IU y UPyD pesan tanto como 60 toneladas de
calamares crudos.
Desde
noviembre de 2011, salvo los meses de luna de miel (Dic 011 y ene/feb/marzo
012) para el partido que prometió sacarnos del hueco, y para el Psoe, la caída
libre de ambos nadie la cuestiona; hoy, mayo de 2013 con un 22.5% en la intención
de voto, el PP ha perdido 22.12 puntos y el Psoe con un 20.2%, ha perdido el
8.53%
Ahora
nos parece fácil pensar que con esas debacles, ha llegado el momento de que los
partidos pequeños comiencen a subir.
Al
dato frío de una encuesta siempre le preceden hechos que forman una memoria
histórica que impacta más o menos en las decisiones que toma todo ciudadano a
corto y medio plazo, ¿por qué el intento de desacreditar las opiniones del
pueblo?
El
Centro de Investigaciones Sociológicas de España (CIS) coincide con Metroscopia
en suspender la forma en como Rajoy lleva al país: en enero de este 2013 el
66.0% le dijo al CIS que calificaba de mala (30.7%) y muy mala (35.3%) la
gestión del líder popular, a Metroscopia se lo dijo el 77% de los encuestados.
Puede que el dato sea una foto, pero puede que no.
La
intolerancia, una especie de desprecio sobre el resto, la increíble falta de
habilidad comunicacional y relacional, el ayudar a perder el crédito del buen
hacer económico que ha disfrutado la derecha internacional y española y, la
cierta vergüenza por parte de los bien trajeados y engominados yupis a
identificarse como apoyadores del neoliberalismo español, ha llevado Rajoy a
ser malmirado dentro de sus mismas filas y, a abrir, con la ayuda de Rubalcaba,
las puertas del fin del bipartidismo.
De
aquellos 15 puntos de diferencia, siguiendo a Metroscopia, hoy son 2.3 los que
separan al PP del Psoe y, a su vez, éste apenas se distancia de IU por 3.6
puntos.
La
fe, que raya en desvergüenza, del líder popular en su política económica y
social, le costará el poder y su desprestigio, no sólo por hacerlo mal, sino
por no saber cómo hacerlo bien. Un toque de honestidad política es lo que la
sociedad española echa de menos.
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