Artículo de Julio: Somos Mayoría (y VII )
Artículos de
Opinión | Julio Anguita | 25-12-2012 |
Querid@s
compañer@s:
El 24 de
Noviembre y tras la votación pertinente, la Comisión Provisional Estatal de
Organización se constituyó en Comisión Gestora. Las funciones fundamentales de
la misma serán dos: las de coordinación del proyecto y la preparación del proceso
que conduzca a la Asamblea Estatal Constituyente. A tal efecto, una Comisión
Técnica emanada de la Gestora preparará los trabajos necesarios para el fin
propuesto: hacer del frente Cívico una organización estatal con todos los
requisitos y atribuciones que los futuros Estatutos aprueben.
Durante
siete meses las únicas palabras que ha explicitado el proyecto del Frente
Cívico han sido las mías a través de los escritos que en número de seis y bajo
el título de Somos mayoría, han ido apareciendo en las páginas de
Prometeo. A partir de la existencia de un órgano de coordinación e impulso del
proyecto, mis comunicaciones deben ceder protagonismo a la expresión colectiva
del mismo. Por eso, este último Somos mayoría es el punto final a un
tiempo de provisionalidad y carencia absoluta de mecanismos e instrumentos
colegiados.
Pero al
despedirme de estas páginas quisiera, a título de última aportación personal
desde las mismas, plantearos una serie de consideraciones que me han suscitado
los acontecimientos internos y externos ocurridos desde el día 24 de Noviembre.
Mi
experiencia en la génesis y desarrollo de otros proyectos de participación y
elaboración colectiva, me ha enseñado que tras los primeros momentos de euforia
y de ímpetu en la iniciación de los mismos aparecen situaciones de aparente
inacción, de ralentización, de pérdida del aquel primer impulso que desbordaba
previsiones y capacidades organizativas. El que ello ocurra no debe
desanimarnos pero tampoco resignarnos en la costumbre y la aceptación de lo “inevitable”.
¿Por qué ocurre eso?
En un primer
momento el mensaje, la convocatoria, nos ilusiona y nos lanzamos a la tarea de
juntarnos, unirnos y establecer las incipientes líneas de organización. Suelen
aparecer entonces los primeros problemas de tipo personal o de exclusividad en
la interpretación de las intenciones de los demás. Salvo contadísimos casos de
protagonismo “purista”, de narcisismo escénico o de instalación en la cultura
de la sospecha permanente, hay que buscar las causas en los procesos, los
momentos y las fases. El que esto es así lo demuestra el hecho de que frente a
las excepcionales y mínimas bajas ocurridas en el Frente Cívico, la
constitución del mismo en las provincias que faltaban o el aumento diario de
incorporaciones en las ya existentes arrojan un saldo positivo abrumador.
Pero no nos
engañemos, el problema subsiste y como dije antes tiene una razón de ser: la
interiorización propia de los primeros momentos; hay que salir de ella. El CRECER
PARA AUMENTAR debe ceder el paso al CRECER PARA ACTUAR. A partir de
ahora el incremento numérico de personas adscritas no puede realizarse “a palo
seco” sino como consecuencia de la actividad que desarrollemos. Solamente la
acción programada, colectiva, democráticamente elaborada y asumida nos dará
presencia e influencia en nuestro entorno.
Hemos
asumido que queremos constituirnos en un contrapoder a los poderes económicos,
sociales y políticos que continúan socavando los Derechos Humanos y
constitucionales de la inmensa mayoría. Y todo contrapoder es, siempre, una
organización al servicio de unos fines, unas propuestas, unos proyectos, un
programa y unos intereses; en este caso los de la mayoría a la que pertenecemos
y queremos galvanizar como protagonista consciente en esta hora de nuestra sociedad.
Permitidme, en esta última entrega del Somos mayoría, que abusando de vuestra
paciencia os haga una serie de reflexiones que someto a vuestra consideración:
1. Cada
una y cada uno de nosotras y nosotros es el Frente Cívico; con nuestro
ejemplo, trabajo y honestidad en el hacer explicitamos el proyecto. Tenemos
personal y colectivamente, capacidad de iniciativa y de búsqueda permanente de
puntos de encuentro con l@s demás. El sumar en el acuerdo, en la síntesis, en
la acción común, es la permanente garantía de que servimos a nuestra gente, a
nosotros mismos. Con este talante, el ejercicio de la tarea común,
democráticamente aceptada, es fácil y además gratificante.
2. El
Frente Cívico es un proyecto democrático que no necesita para desarrollarse de
ninguna adscripción ideológica o partidaria. Estamos aquí a título personal
y sabemos que el objeto de nuestro compromiso no es otra cosa que una respuesta
ciudadana a este estado de cosas en permanente descenso hacia la catástrofe
social. Por desgracia, y para muchas personas, la palabra Democracia es algo
inane y sin sustancia; no es cierto. Democracia es Justicia social, Ética
cívica y política, Cultura y sentido de responsabilidad emanado de la asunción
de Derechos y Deberes. Democracia es la plenitud de la ciudadanía. Democracia
es la fuerza de la mayoría.
3. Tenemos
ante nosotros un programa que debemos ampliar, profundizar, explicar y llevar a
la calle. Hasta que el programa o cualquiera de sus puntos no ocupe la
centralidad de nuestra tarea, estaremos permanentemente en un frustrante
ejercicio de endogamia.
4. Nuestra
gente, la mayoría, necesita explicaciones, consejos, motivaciones
concretas, canales de participación y lucha, ámbitos de solidaridad y
comprensión, referencias personales inmediatas; pero sobre todo necesita de lazos
de coincidencia y de unión con otros y otras que le estimulen a la acción
ciudadana, a constituirse en mayoría consciente de que lo es y quiere
ejercer de ella.
5. Si el
Frente Cívico se constituye en cualquier sitio y lugar como el referente a
donde nuestros conciudadanos puedan asistir a conferencias, sesiones
informativas o de elaboración colectiva, proyecciones divulgativas recogidas de
la red, debates programáticos, redacción de octavillas, hojas volantes,
pasquines y preparación de movilizaciones en general, asambleas en cualquier
lugar, etc, el Frente Cívico será la Casa Ciudadana por excelencia.
6. Estemos
permanentemente abiertos a otras organizaciones y colectivos con los que
coincidamos general o puntualmente. Invitémoslos a nuestras actividades y
participemos en las que ellos organicen sin más requisito que la coincidencia
en la acción y los métodos para llevarla a cabo. Nosotros queremos unir a la
mayoría pero no podemos erigirnos en protagonistas exclusivos de esa tarea. Hay
multitud de plataformas, movimientos colectivos con los que mantener relaciones
de colaboración y acción conjunta. La unidad se hace en la actividad, en la
acción.
7. Tengamos
una paciente impaciencia. En la medida en que el proyecto con el que nos
comprometemos es muy ambicioso pero también muy necesario, no debemos consumir
etapas o avanzar sobre terrenos poco firmes. Porque tenemos prisa, porque la
mayoría necesita con urgencia constituirse en contrapoder, precisamente por
eso, hay que dar pasos firmes y seguros. Si eso lo hacemos así, estaremos
preparando las condiciones para que en un momento dado nuestra fuerza, la
fuerza de la mayoría organizada, incida en la realidad y cambie el rumbo de las
cosas
8. En
estos momentos se están poniendo en marcha los trámites para nuestra
inscripción como Frente Cívico Estatal. Esa referencia es muy importante
porque comenzamos a ser legales y en consecuencia a poder usar, cara a
terceros, las prerrogativas y derechos que tal inscripción nos otorga. En
consecuencia y a partir de ese momento, esa será nuestra referencia para todo
el ámbito estatal, traducciones idiomáticas aparte.
Y una última
cuestión que a modo de propuesta, someto a vuestra consideración.
Tenemos un
decálogo programático que fue ampliado en la reunión de la Comisión Provisional
de Organización Estatal. Ese conjunto de contenidos a los que debemos añadir aquellos que dimanen
de campañas y movilizaciones surgidas de nuestras filas o a instancias de otros
constituye un material más que sobrado para centrarse en lo concreto y
convertirse en eje vertebrador de nuestro crecimiento.
Sin embargo
los acontecimientos se precipitan y agravan aún más la postración a la que nos
conducen.
El año
pasado las dos fuerzas políticas mayoritarias perpetraron unos de los mayores
atentados contra la ciudadanía: la reforma del artículo 135 de la Constitución.
En virtud de dicha reforma los pagos de los intereses de la Deuda son
prioritarios a cualquier otro Gasto Público: Educación, Sanidad, Obras
Públicas, Investigación, Servicios Sociales, etc. Los acreedores que se han
beneficiado de esta reforma son fundamentalmente los bancos nacionales y
extranjeros.
Pues bien,
en este enlace:
encontraréis
un informe de Agustín G. Turiel Martínez, Inspector de Hacienda del Estado,
Interventor y Auditor del Estado sobre lo que califica de “Deuda ilegítima”
o sea aquella deuda pública emitida por la Administración General del Estado
cuyos fondos se destinan no a sufragar gastos operativos corrientes o de
capital sino a ser nuevamente prestados a terceros.
Está clara
la alusión a la banca española.
El informe
calcula que la deuda anterior al año 2012 se eleva a la cantidad de 108.303
millones de euros. ¿Cuánto supondrá si le añadimos la del citado año y la
prevista para el 2013?
El final del
informe es demoledor. Los citados miles de millones de euros son solamente de
la Administración General del Estado. Queda por analizar la Deuda ilegítima de
Comunidades, Entidades Locales, gastos en armamento, obras públicas inútiles y
transferencias a confesiones religiosas.
Cuando se
nos informa de que los enfermos crónicos deberán pagar las ambulancias que los
trasladan, estos datos sobre la Deuda ilegítima son una invitación a la
movilización generalizada. Debemos exigir y conseguir lo que se hizo en Ecuador
cuyo Gobierno auditó la deuda y dejó de abonar la ilegítima.
Compañeras y
compañeros de todos los Frentes Cívicos, Movimientos sociales, plataformas de
todo tipo y ciudadanía en general, el combatir y acabar con este expolio es más
que urgente. Empezad de manera creativa la movilización. No esperéis a las consignas.
Ahí tenemos una tarea más que da sentido a nuestra existencia.
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