El rey Felipe VI se exilia en Francia por el advenimiento
de la III República
La novela Las alegres noches de la Provenza, de Javier del Rey, narra las
aventuras y desgracias de un rey sin Estado que se ve obligado a exiliarse en
el país vecino. Desde allí divisa la fragmentación de España en una muchedumbre
de disparatadas repúblicas casi bananeras
ALEJANDRO
TORRÚSMadrid30/12/2012 09:53 Actualizado: 30/12/2012 10:00
Cubierta de Las alegres noches de la Provenza.-
En un
momento histórico indeterminado aún por llegar, el nuevo secretario general del
PSOE, en un intento por ganarse la simpatía de la población, anuncia que si es
presidente convocará un referéndum sobre la forma del Estado: monarquía o
república. Nadie le toma en serio. Felipe González, Zapatero y Rubalcaba
también se habían declarado republicanos. Pero este socialista iba en serio y
nada más alcanzar el poder convoca el referéndum. España es republicana y el
rey, Felipe VI, no tiene más salida que montar en el primer avión disponible
rumbo a Francia.
"No he
pretendido hacer historia ni alardear de previsión. Simplemente tomar los datos
de la realidad, a fecha de 2011, aplicar otra vuelta de tuerca y crear una
especie de literatura de lo absurdo en torno a lo que está pasando con respeto
a todos los pueblos de la península", explica a Público Javier del
Rey, autor de la novela Las alegres noches de la Provenza (Araña
Editorial).
Desde el
exilio, el Rey sin Estado debe contemplar como lo que durante siglos vez fue la
finca de la familia Borbón se desintegra en pequeñas repúblicas a cada cual más
disparatada. La República de Catalunya, que instaura el guaraní como segunda
lengua oficial tras el catalán; la República de Euskadi, "una, grande y
libre"; la Andaluza, con el andaluz de Sevilla como lengua oficial; o la
República de Valencia, que decide cambiar todas las palabras del valenciano que
puedan sonar a catalán o a castellano. En medio de todas ellas queda la III
República de España, formada por las dos castillas, Asturias, y con Cantabria
como única salida al mar.
"No
está escrito con el ánimo de molestar. Puede molestar a alguien con poco
sentido del humor y con un sentido religioso de la nacionalidad. Yo creo que a
otros, que pueden ser nacionalistas, puede divertirles, sobre todo cuando se
tratan asuntos de otras comunidades diferentes a la suya", señala Del Rey
en referencia a la caricaturización de las aspiraciones soberanistas.
La rareza de ser un rey sin reino
Más allá de
la tristeza y la rareza de ser un rey sin reino, la vida en el exilio de Felipe
VI que describe el autor no está del todo mal. Protegido por la reina Letizia,
el monarca vive alejado de la realidad y enfrascado en los recuerdos de un
pasado glorioso. La propia reina le prepara cada día el Telediario para que no
se lleve más disgustos y para alivio personal dispone de un doble y de un doble
de su doble para no ser preso de su agenda.
"No
descarto que el príncipe Felipe ya conozca esta novela pero no creo que se
pueda sentir identificado con su personajeMientras tanto, el antiguo Reino de
España vive una realidad más accidentada. La catedral de La Almudena ha pasado
a ser propiedad de El Corte Inglés, Aragón ha conseguido construir un túnel que
atraviesa los Pirineos para desembocar en el propio territorio de la antigua
Corona y la música tradicional vasca conquista la Sala Dorada de la Musikverein
de Viena (Austria) en el tradicional concierto de Año Nuevo.
La lista de
disparates es larga y abultada. Desde la República del Vino de la Rioja a la
agrupación jotera de Aragón pasando por la proclamación de La Macarena como
presidenta de honor de la República de Andalucía. El rey sin reino, mientras
tanto, corretea por los pasillos de su palacio de madrugada, en busca de una
habitación que lo acoja en buena compañía.
"No
descarto que el príncipe Felipe ya conozca esta novela y de que esté enterado
de que existe, pero no creo que se pueda sentir identificado con su personaje.
Ahora, sí que se puede reír. Sé que es una persona con mucho sentido del
humor", apunta el escritor y profesor de la Universidad Complutense de
Madrid.
El Tea Party, al acecho
En el
panorama internacional, la sinrazón también se impone. La Unión Europea ya ha
pasado a formar parte de los libros de Historia y Estados Unidos, en un no tan
ilógico destino, está cerca de unir en un mismo lazo la política y la religión
gracias a una unión de la derecha económica y los religiosos radicales que
rezuma a Tea Party en cada una de las palabras que el autor utiliza.
"En
este caso, el futuro de Estados Unidos que describo es una posibilidad real.
Estados Unidos es un país muy complicado muy distintos a nosotros. La
modernidad estadounidense es diferente a la nuestra y es muy compatible con la
religión. Es un mundo muy diferente al europeo", analiza.
También hay
lugar en la obra para Obama, quien más allá de ser un aficionado al tango, se
ha proclamado defensor del cambio climático y ha abanderado la lucha por
proclamar a New York ciudad oficial del cambio climático con unas temperaturas
perpetuas que oscilen entre los 22 y los 26º.
"La III República llegará"
Las
referencias a la actual crisis económica que está arrasando con el futuro de
una generación de jóvenes abundan en la novela. El monarca, en el exilio,
recuerda cómo una estudiante de Navarra le interpeló a convocar un referéndum
sobre monarquía o república cuando él llegará a rey. Tanto él, como, y sobre
todo, doña Letizia, sabían que el momento de abandonar España llegaría.
"Al
final uno tiene a pensar que Felipe no terminará sus reinado y que llegará la
III República" Falta por saber si las cabilas del autor, aunque
disparatadas en la forma, llegarán a producirse en el fondo. De momento, el
autor, tras ser cuestionado sobre el futuro de la monarquía en España, prefiere
citar a Santiago Carrillo. "En una entrevista, el histórico dirigente del
PCE señaló que la III República llegará, pero que no estaba por aquel entonces
en las prioridades de los españoles. Ahora mismo pasa igual. La prioridad está
en comer, trabajar o emigrar. La situación es muy grave. No creo que hoy por
hoy el tema esté sobre la mesa", afirma Del Rey, quien señala una fecha
clave en el calendario: "cuando se produzca el cambio del titular de la
jefatura del Estado".
"Al
final uno tiene a pensar que Felipe no terminará sus reinado y que llegará la
III República. Eso sí, cuando llegue espero que sea más seria que la de mi
novela", concluye Javier del Rey
Fuente: www.publico.es
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