No se ve luz al final del túnel
Cinco expertos en economía comparten el
pesimismo sobre la evolución
de la crisis en la comunidad gallega a lo
largo del año 2013
30 DIC 2012 - 02:20 CET1
Cabecera de la manifestación,
convocada por varios sindicatos y respaldada por los partidos de oposición,
para reclamar la defensa de los servicios públicos, el mes de septiembre pasado
en Santiago. / ÓSCAR CORRAL (EFE)
Otro año más
de mar arbolada en la economía europea y recortes presupuestarios a gran escala
se han traducido en las cuentas de la Xunta en 300 millones de euros menos para
2013. Con este panorama, cinco economistas consultados por EL PAÍS sobre las
cuentas públicas y las perspectivas económicas para el año próximo abundan en
el pesimismo sobre el futuro y apenas ven los indicios lejanos de recuperación
que enuncian las perífrasis de complejidad creciente de Alberto Núñez Feijóo.
Para
Santiago Lago, catedrático de Economía Aplicada de la Universidade de Vigo,
Xaquín Álvarez Corbacho, que ostenta la misma posición en la de A Coruña, Luis
Caramés y Xavier Vence, cátedros de igual disciplina en Santiago, así como
Manuel Lago, experto economista de dilatada trayectoria sindical, el
diagnóstico es similar. Las diferencias solamente emergen respecto al papel del
Gobierno autónomo, para unos sin apenas margen de maniobra para marcar un rumbo
distinto por influencia externa, para otros parte activa del proceso.
» Paro y
recesión. La Xunta
calcula que el desempleo alcanzará el 21% y el PIB se contraerá un 0,9%, datos
negativos pero inferiores a la media de España, con cinco puntos más de paro y
un 1,1% de caída del producto interior en las previsiones. “No se puede acusar
a la Xunta de ser muy optimista. Que la tasa de paro esté cuatro o cinco puntos
por debajo de la estatal puede ser realista”, señala Santiago Lago, que
entiende que es el factor demográfico, con más población envejecida y fuera ya
de la edad laboral, la que explica el saldo favorable. “La reducción del paro
es más que improbable”, apunta Caramés, que cree determinantes “las reticencias
alemanas, fundamentalmente, a dejar crecer algo la demanda —vía salarios, por
ejemplo—, temor que está ligado con su aversión genética a la inflación, por
reducida que sea”.
“El
escenario es catastrófico ya como objetivo”, critica Manuel Lago. “Acumular
cinco años de destrucción de empleo y recesión es algo que nunca habíamos
sufrido. El Gobierno acepta que en el mejor de los casos el paro aumentará en
15.000 personas”, lamenta, y prevé que la realidad sea peor. “El PIB puede caer
un 2% y mi cálculo es que el paro superará las 300.000 personas no más allá del
primer trimestre de 2013. Esa es la barrera que marcará el fracaso
estrepitoso”.
Según Vence,
“hay unas previsiones infladas de los ingresos, que permiten pintar un nivel de
déficit acorde con las exigencias del Gobierno central y al mismo tiempo
encajar unos regalitos fiscales a su clientela electoral. Los recortes de gasto
ahora anunciados acabarán siendo mayores sobre la marcha cando se vea que la situación
va peor de lo previsto y cuando el déficit amenace con dispararse”. Respecto al
déficit, Santiago y Manuel Lago coinciden en criticar el objetivo de reducción
del 1,5% al 0,7%. “Es un sinsentido, el 1,5% ya es un buen resultado, si como
parece Bruselas va a dejar dos años más sobre lo previsto para que el déficit
estatal llegue al 3%, cuando las comunidades soportan más de un tercio del
gasto público”, dice el primero.
» La losa de
la deuda. “Ganan las
entidades financieras, a las que hay que pagar las amortizaciones de crédito.
Solo los intereses son de 300 millones y eso no es que no se toque, es que
aumenta en 27 millones. Para pagarlas se vuelven a endeudar y estamos
permanentemente enganchados en refinanciaciones. Mi visión es que los poderes financieros
han ganado la batalla”, aduce Álvarez Corbacho, que cree que un año más los
pasivos financieros superarán los 1.000 millones.
“El capital
financiero se escapa a través de los paraísos fiscales y genera unas
desigualdades tremendas”, lamenta el profesor, para quien el análisis del
presupuesto de la Xunta no se puede hacer de forma independiente al contexto
general del “círculo de empobrecimiento terrorífico, de recortar las conquistas
que logró Europa”.
“En la
recesión actual se toca el gasto corriente —donde se encuentran sueldos y
salarios— porque las exigencias de ajuste y la falta de autonomía
político-económica así lo determinan, opina Caramés.
» Fondo de
Crecimiento. Los 386
millones que integran el Fondo de Crecimiento que anuncia la Xunta son según
Xavier Vence “un fraude total. Se trata de reagrupar con ese rótulo inversiones
y fondos que ya estaban en las diferentes consellerías. No tiene contenido
nuevo, tan solo el nombre con el que se empaquetan acciones que ya había. Es un
macabro juego de trilero para ganar un titular, pero no aporta ninguna
solución”, sostiene.
Luis Caramés
considera la maniobra “una muestra más de que las cosas no dejan de ser lo que
son aunque se les ponga un determinado nombre. Se trata simplemente de una
sistematización de partidas salteadas por varios departamentos, cuyo mayor
valor quizá sea esa propia ordenación, al permitir observar más directamente su
capacidad de impacto sobre la actividad, bastante modesta”. Álvarez Corbacho lo
despacha como un “proceso de legitimación del presupuesto” que no cabe valorar
“hasta que no se clarifique”.
» Margen de
maniobra. Santiago
Lago cree que la Xunta tiene escaso campo para maniobrar por los condicionantes
que imponen Gobierno y Xunta. Hasta el 77% porcentual de gasto social con el
que Feijóo defiende sus cuentas “es algo obligado” porque en Sanidad y
Educación “más del 80% es gasto de personal”, y no se puede despedir a todo el
mundo. “Se pueden gastar cinco millones en la Cidade da Cultura, pero no cerrar
un colegio; ¿dónde metes a los 300 niños?”, pone por ejemplo. Pero donde sí
puede actuar lo hace “con su ideología conservadora: más recortes que nuevos
impuestos”.
Para Vence, el recorte sin
alternativas —él propone, además de la apuesta por la banca pública, “grandes
programas de empleo público de carácter social y medioambiental”— deja ver el
“desmantelamiento del sistema autonómico”. “Con la tónica de los presupuestos
de 2009 y su desidia está colaborando a la degradación de la Autonomía ante la
sociedad”. Caramés apuesta ya por pedir el rescate, “ya que los gastos
financieros de los agentes económicos en la economía española son insoportables
y condicionan cualquier regreso a la senda de la inversión”. Manuel Lago echa
de menos en las cuentas algo “que se pueda entender como una apuesta por la
dinamización, están hechas por una contable sin visión de la economía”.
“Cumplen lo que les mandan, pagar a quien tienen que pagar. Y eso lo hacen
todas las Administraciones europeas, todas firmes”, censura Álvarez Corbacho,
que advierte: “Se nos viene encima un cambio drástico en la organización
social”.
Fuente: www.elpais.com
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