"No se le conoce una verdad, y en ningún ámbito, desde que le hacía la
oposición a Zapatero"
elplural.com
| 03/05/2013
El
periodista y escritor Juan José Millás cree que lo de Rajoy es ya una
cuestión clínica:
“Es que si
nosotros, usted y yo, ciudadanos corrientes, tuviéramos un familiar, un amigo,
un vecino que disparatara con la soltura del presidente y en direcciones tan
opuestas, hablaríamos, si no con él, con su mujer, sus hijos, su médico de
cabecera, para alertarles de lo que ocurre, por si hubiera que tomar medidas de
carácter clínico antes de que acabara con su prestigio y con el de su entorno”,
asegura en su columna del diario El País.
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Le acusa de
mentir compulsivamente y haberse convertido en la “versión triste del payaso alegre de
Montoro” con sus solemnes intervenciones televisivas:
“No se le
conoce una verdad, y en ningún ámbito, desde que le hacía la oposición a
Zapatero. La gente, por loca que nos hayan vuelto, tenemos unas tragaderas
limitadas. Hasta los subsecretarios comienzan a dudar de sí mismos”.
El
columnista, con su ironía habitual describe a Gallardón excitado “como un
loco imaginando el número de mujeres que puede encarcelar con la nueva ley
sobre el aborto”. Y a Esperanza Aguirre insultando a los jóvenes que se
ven obligados a abandonar el país ante la falta de trabajo mientras pagamos
a un “banquero indigno” 88 millones de euros. “¿Por qué no nos convertimos
de una vez en el burdel económico-venéreo de esta Europa prostibularia?”,
concluye.
Fuente: www.elplural.com
(1)
EL BURDEL
A Rajoy no se le conoce una verdad, y en ningún
ámbito, desde que le hacía la oposición a Zapatero
Juan José Millás3 MAY 2013
¿Le
preguntará el Rey a Rajoy, cuando despachan, de dónde saca el cuajo con el que
gobierna o desgobierna este pobre país? Es que si nosotros, usted y yo,
ciudadanos corrientes, tuviéramos un familiar, un amigo, un vecino que
disparatara con la soltura del presidente y en direcciones tan opuestas,
hablaríamos, si no con él, con su mujer, sus hijos, su médico de cabecera, para
alertarles de lo que ocurre, por si hubiera que tomar medidas de carácter
clínico antes de que acabara con su prestigio y con el de su entorno.
Claro que
Rajoy podría sacarle entonces al Rey lo de Urdangarín y lo de Corinna, y hasta lo
de su vieja amistad con Mario Conde, por citar tres o cuatro menudencias, y
quedarían en tablas. Pero debe de haber alguien de su entorno familiar o
político capaz de decirle, en confianza, que no puede salir en la tele diciendo
las cosas que dice, y menos con esa seriedad tan insultante, que empieza a
parecer la versión triste del payaso alegre de Montoro. No se le conoce una
verdad, y en ningún ámbito, desde que le hacía la oposición a Zapatero. La
gente, por loca que nos hayan vuelto, tenemos unas tragaderas limitadas. Hasta
los subsecretarios comienzan a dudar de sí mismos.
Claro que, a
río revuelto, ya se sabe. Así, por ejemplo, mientras Rajoy da vueltas sobre sí
mismo, diciendo en cada evolución lo contrario de la anterior, Gallardón se
excita como un loco imaginando el número de mujeres que puede encarcelar con la
nueva ley sobre el aborto y Esperanza Aguirre, también en plan disciplina
inglesa, saliva insultando a los jóvenes que se ven obligados a abandonar el
país. Que se jodan. No hay perversión que nos sea ajena. Acabamos de pagar 88
millones a un banquero indigno que ha decidido jubilarse. ¿Por qué no nos
convertimos de una vez en el burdel económico-venéreo de esta Europa
prostibularia?
Fuente: www.elpais.com
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