El autor de la querella en Argentina que
inició la causa contra los crímenes del Franquismo llega a España para
participar en el I Encuentro estatal de apoyo al proceso. “Lo hago todo por mi
padre. No me importa la política”, asegura
ALEJANDRO
TORRÚS Madrid 19/05/2013 07:00 Actualizado: 19/05/2013 09:12
Darío Rivas.- CARLOS SERRANO
A sus 93
años acaba de terminar un viaje de más de 13 horas de duración. Pero nadie lo
diría. Darío Rivas parece inmortal. Como si en algún momento, lejano en el
tiempo, hubiera firmado un pacto con el diablo para no envejecer ni un día más.
Hace ya tres años, el 14 de abril de 2010, Darío Rivas se presentó en los
juzgados de Buenos Aires para presentar una querella contra los crímenes del
franquismo. Su padre, Severino Rivas, alcalde del ayuntamiento Castro de Rei
(Lugo), fue fusilado "por traición a la patria" el 29 de
octubre de 1936. Llevaba tres meses como alcalde. Ahora, Rivas ha vuelto a
cruzar el Atlántico para insuflar moral al resto de querellantes contra los
crímenes del franquismo en el I encuentro estatal de apoyo a la querella
argentina celebrado este sábado en Madrid.
"Fíjate
si Franco lo dejó todo bien atado que España aún no ha juzgado a ningún
criminal de la dictadura, ni se han buscado a los desaparecidos que hay en
las cunetas y se ha hecho un esfuerzo real para que tanto niño robado conozca
su verdadera identidad", denuncia Rivas en la entrevista concedida a
Público.
Darío Rivas
se marchó a Argentina con 9 años. Era el año 1929. Su madre había muerto
cuatro años antes y su padre decidió enviarlo a Buenos Aires, donde ya
estaban varios de sus hermanos nueva hermanos para poder estudiar. Entonces su
padre era un labrador que, además, hacia durmientes para el ferrocarril.
Después llegó la República y su padre fue elegido alcalde en las elecciones de
febrero del 36. "Ojalá nunca hubiera entrado en política. Llevaba apenas
unos meses en el cargo. Se lo pidió el gobernador de Lugo y el aceptó aunque
jamás fue político por vocación. Él quería ayudar a la gente", señala. Ese
mismo verano fue detenido y en octubre, fusilado.
"Lo
hago todo por mi padre. Creo que si mi 'viejo' viera todo esto diría que no
tiene un mal hijo"
Meses
después, cuando Rivas tenía 16 o 17 años recibió por carta la peor noticia
posible. Los falangistas habían matado a su padre. En aquel momento Darío
comenzó una lucha que continuará hasta que se muera."Los responsables de
la masacre, la represión y la dictadura deben ser condenados. Sé que hay muchos
muertos, pero también hay muchos vivos como el suegro de Gallardón [José Utrera
Molina] que firmaba sentencia de muerte a garrote vil", dice Darío Rivas,
que asume que España jamás entregará a los responsables a Argentina. "Aquí
se niega la justicia, pero si Argentina condena esta gente no podrá salir de
España porque será detenida por la policía internacional", asevera.
La primera
gran recompensa de su infatigable lucha llegó en el año 2004. Y lo hizo por
casualidad. "Casi fue un milagro", asegura. Darío había venido a
España para acudir a la inauguración de una calle con el nombre de su padre en
su localidad natal, Castro de Rei. Un día antes, decidió acudir a la ciudad
vecina de Porto Marín, donde, en teoría, estaban los restos de su padre en un
cementerio anegado por un embalse. Allí, la dueña de una tienda de ultramarinos
le contó que a escasos kilómetros había dos hombres enterrados en una cuneta.
"Uno de ellos es muy importante. Me acuerdo de oírlo cuando era
niña", le dijo.
Darío buscó
los cadáveres. Uno de ellos llevaba un gabán. "El mismo que mi hermana
le había enviado desde Argentina", relata. Un año después, en el
verano de 2005, Severino Rivas se convirtió en el primer fusilado exhumado en
Galicia y Darío lo enterró junto a su madre en el panteón familiar de Loentia
(Lugo). "Severino Rivas Barja que fue alcalde de Castro de Rei, nacido el
13 de septiembre de 1875. Lo asesinaron en Portomarín los falangistas el día 29
de octubre de 1936. Volvió a casa para descansar en paz el día 19 de agosto de
2005. Papá, descansa en paz, te lo pide tu hijo mimado", reza la lapida.
"¿Qué
respeto le puedo tener a este rey si el pueblo no lo eligió?", se pregunta
Pero su
lucha no terminó entonces. Ni terminará hasta que el franquismo sea juzgado y
sean condenados los responsables que quedan vivos. "No es por mí. Lo hago por
mi padre", asevera. A Darío, dice, no le interesa ni la política ni el
dinero. Su lucha obedece a una orden de su padre y el deseo de limpiar su
memoria. "Creo que si mi 'viejo' viera todo esto diría que no tiene un mal
hijo", reconoce emocionado.
Antes de
despedirse, Darío quiere puntualizar un término: "Hablo de democracia para
distinguir el final del franquismo de lo que tenemos ahora", asegura. En
su opinión, España no es un país democrático. Tras ser interrogado sobre los
motivos que le llevan a sostener la afirmación, Rivas esboza una leve sonrisa.
"Acá, como ya dijeron, Franco lo dejó todo atado y bien atado",
adelanta. Después, apunta al rey y a la élite económica.
"Franco
dejó una monarquía y una elite económica. ¡Dejó su sistema! ¿Cómo se puede
concebir en la época que vivimos que tengan un rey elegido por un dictador y al
que no eligió ningún español más? ¿Qué respeto le puedo tener a este rey si el
pueblo no lo eligió?", se pregunta Darío justo antes de lanzar la sentencia
final: "Ustedes están viviendo lo que impuso Franco".
Fuente: www.publico.es
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