Mónica
es una mujer separada de 70 años que padece de Alzheimer y sobrevive con una
pensión no contributiva de 365 euros. Desde 1974 vive en un piso alquilado en
el Paseo de la Castellana, habiendo pagado todos y cada uno de los recibos
hasta el día de hoy.
Vivienda |
Tercera Información | 01-04-2013 |
Esta
aberración es posible gracias a la ley de alquileres de renta antigua, que
permite dar por terminado el contrato si un familiar del propietario necesita
hacer uso de la vivienda. Tras años de presión y acoso inmobiliario para forzar
a Mónica a abandonar su hogar, el dueño alegó que su hija necesitaba la casa
para cursar sus estudios en Madrid, a pesar de que ésta vive en la ciudad desde
hace 4 años. En este caso resulta evidente que la necesidad de Mónica es mayor,
pues se trata de una enferma de Alzheimer con un grave deterioro cognitivo que
solo ingresa 365 euros al mes. Para ella, permanecer en el piso en el que ha
vivido durante los últimos 40 años es una cuestión de vida o muerte. Si Mónica
es desahuciada no sólo perderá un inmueble, sino también su hogar, sus
recuerdos y sus vínculos en el barrio. Desde un punto de vista médico está
comprobado que el desarraigo de una persona con Alzheimer, la pérdida de su
entorno y los cambios bruscos en su rutina, provocan un agravamiento de la
enfermedad.
Mónica no
pudo contar con una defensa justa, pues su abogada no presentó al juzgado los
documentos y pruebas para demostrar que su necesidad era mayor que la de la
hija del propietario. Ni siquiera se le comunicó la situación del proceso y no
tuvo conocimiento de nada hasta que recibió la orden de desahucio. Desde
entonces su hijo Cristian, que lleva varios meses sin cobrar y está envuelto en
un ERE, comenzó a luchar junto a la Asamblea de Tetuán para oponerse a un
desahucio injusto. Gracias a estos esfuerzos se logró aplazar el primer
lanzamiento previsto para el 15 de febrero, pero el rodillo de la justicia fijó
una nueva fecha para el 5 de abril.
casa di
euroLa situación que atraviesa Mónica es el resultado de una ley injusta, pues
la jueza ha decretado la necesidad de la hija del dueño sin pedirle ningún
documento que acredite su situación económica, conformándose con las
calificaciones de la universidad, el certificado de empadronamiento y el
testimonio de la arrendadora del piso en el que vive. Sin embargo, esta
situación se agravará en los próximos meses. El proyecto de reforma de la ley
de alquileres que se tramita actualmente en el Senado, establece que si el
propietario necesita la casa para sí o para sus familiares próximos, el
inquilino deberá abandonarla en 2 meses aunque cumpla el contrato y tenga los
pagos al corriente. En caso de que la vivienda no sea ocupada y todo sea una
maniobra para vaciar el inmueble, es el arrendador quien debe demostrarlo, algo
que en la práctica resulta prácticamente imposible. (descarga aquí el proyecto
de ley e infórmate aquí sobre sus consecuencias). El piso de Mónica presenta oportunidades
inmejorables para la especulación, pues está en una de las zonas más caras de
Madrid, junto al Santiago Bernabéu. Evidentemente, los beneficios que
proporciona un contrato de renta antigua no son comparables con lo que podrían
obtenerse de una venta o un alquiler libre. Si hoy en día las inquilinas se
encuentran en una situación de indefensión jurídica, con la reforma de la ley
de alquileres los especuladores tendrán barra libre para expulsarlas en
cualquier momento. Este es el futuro del alquiler en nuestro país; futuro que
Mónica sentirá en sus carnes el próximo 5 de abril si no lo evitamos.
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