DE EL
COMUNISTA EL ABRIL 21, 2013 •
Por Emilio J. García “Milos G.“
Es preciso
definir a los sistemas que rigen los países a partir de categorías objetivas,
que se presenten de facto, para que la izquierda pueda presentar su proyecto
político sin equívocos.
A la hora de
definir el sistema político o económico que rige un determinado país las
formalidades no tienen mucho peso, es preciso definir a los países a partir de
categorías objetivas, que se presenten de facto.
Por ejemplo,
es común que la intelectualidad y el espectro político ajeno a la izquierda,
interesada en denostar el marxismo-leninismo o el comunismo, pongan como
ejemplo de este sistema a Corea del Norte con el argumento principal de que
este país se define a si mismo comunista. De esta manera, Corea del Norte sería
comunista solamente porque su gobierno así se auto-describe. Sin embargo, se
utiliza otra vara de medir cuando se trata de definir a países como Corea del
Norte como “democráticos”, pues a pesar de que Norcorea se define como república
popular y “democrática”, al igual que buena parte de los países que en su día
se definieron y que actualmente se siguen definiendo “socialistas”, muy pocos
de los que dicen que es un país comunista apoyarían la tesis de que es un país
democrático. Para aceptar que estos países son socialistas porque se
autodefinen así, tendríamos que aceptar que son democráticos, porque también se
definen así. Por tanto, este criterio creo que es inválido, errático y falaz;
hay que definir las características básicas de una categoría y ver si éstas
cumplen en un sistema determinado, una actitud diferente sería tan imprecisa y
arbitraria que caería en la evidencia de buscar una manipulación interesada, o
en el mejor de los casos demostrar un escaso rigor conceptual.
Otro ejemplo
muy llamativo lo encontramos en el caso de china; es común que en el espectro
centrista y derechista se defienda que china mezcla economía capitalista con
sistema político comunista, sencillamente esto no sería posible porque para que
el sistema político fuese comunista el poder sobre la economía estaría en manos
de los trabajadores, y por tanto no habría capitalismo, ambas cosas están
íntimamente ligadas, son indisociables, la una lleva forzosamente a la otra. Si
tenemos en cuenta que el comunismo es una forma de organizarse como sociedad
basada en la autogestión de los medios de producción y en el reparto
igualitario de la riqueza y del poder, hay que hacer una interpretación
conceptual muy retorcida para ligar esto con lo existente en china, al menos
actualmente. A partir de lo anterior cabe destacar que tampoco la propiedad
no-privada o la ausencia de reglas de mercado convierten a un sistema en
comunista, pues para el comunismo la cuestión de la autogestión y de la
participación colectiva en el poder son aspectos centrales y sine qua
non. En otras palabras, si la propiedad es estatal pero el Estado no está
dirigido por el colectivo obrero, la propiedad no pertenece al pueblo
trabajador. Lo mismo ocurriría a nivel molecular en cada fábrica, comercio o
centro de trabajo.
Por tanto,
es deber de los colectivos, organizaciones y partidos comunistas definir
claramente qué debemos entender – y qué se entendió desde sus inicios – por
comunismo, a fin de evitar equívocos, confusiones interesadas, manipulaciones
de todo tipo, y a su vez tener un buen bagaje teórico que confronte las ideas
de la derecha y que sea capaz de proponer una alternativa real y seria al
actual sistema capitalista.
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