Antes del próximo mes de octubre podría ser
proclamado "santo"
Lunes, 29 de abril de
2013
Redacción
CS
Según fuentes del Vaticano
el proceso de canonización del Papa Juan Pablo II va "a
todo ritmo". Posiblemente antes del próximo mes de octubre Karol
Wojtyla podrá ser proclamado "santo". La semana pasada dos
médicos de la congregación especializada en la apertura de procedimientos para
la canonización reconocieron como "inexplicable" la cura de
una mujer que se atribuye, sin que se conozcan las razones, al
desaparecido papa Juan Pablo II. Según informan las mismas fuentes
vaticanas, el citado "milagro" deberá ser aprobado también por una
comisión de teólogos y cardenales.
Precisamente, a partir del pontificado de Juan Pablo II, los procesos de canonización adquirieron una vertiginosa multiplicación. Este año se ha abierto ya un nuevo caso de "santificación" en Río de Janeiro, Brasíl. En este caso el santificado es Monseñor Slawomir Oder, protagonista también de una supuesta "cura milagrosa". Como en el caso anterior, dos médicos pertenecientes al Vaticano "examinan" las facultades taumatúrgicas de este siervo de la Iglesia.
La canonización de Juan Pablo II no parece casual. Se produce en un momento en el que en diferentes áreas geográficas del planeta surgen como consecuencia de la gran crisis que sufre el capitalismo, inusitados brotes de convulsión social. ¿Es sólo una coincidencia la apresurada canonización de Karol Wojtyla y alto grado de conflictividad social? Y en cualquier caso ¿quién era este hombre que ahora la Iglesia eleva los altares como ejemplo de santidad? ¿Cuál fue su trayectoria? ¿Por qué los sectores más reaccionarios del catolicismo reivindican enfáticamente su memoria?
¿PARA QUÉ FUE ELEGIDO KAROL WOJTYLA?
Rubén Dri es un filósofo y teologo argentino, profesor e investigador en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Perteneció al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.De sus artículos - sometidos a un severo resumen hemos extraido y condensado los datos e interpretaciones que en torno a la figura y el Papado de Juan Pablo II reproducimos ahora aquí.
Karol Wojtyla fue designado para ocupar trono pontificio en 1978, después de controvertida muerte de Juan Pablo I, cuya permanencia en el cargo se había reducido a apenas un mes en el pontificado. El predecesor de Wojtyla, que no fue ni mucho menos un seguidor de la Teología de la liberación era, sin embargo, un hombre honesto y deseoso de introducir una serie de reformas tanto en la Curia romana como en las obscuras Finanzas vaticanas Según no pocas hipótesis, señalan a estas razones como desencadenantes de su inesperada y fulminante desaparición física.
La elección de Karol Woityla encerraba un proyecto muy definido, de imposible aplicación por parte de quien le phabía precedido.
La elección de Juan Pablo II a la jefatura del Vaticano se encontraba apoyada en un sólido proyecto político-religioso de poder, en el que figuraba como objetivo principal el desmantelamiento de la democratización que se había promovido en la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II.
El proyecto de Juan Pablo II implicaba retornar a la vieja jerarquización de la Iglesia, volverla a cerrar, a reestructurar la estructura jerárquica de la Iglesia y más que jerárquica, monárquica, resaltando enfáticamente y afirmando la infalibilidad de la Iglesia, que reside en el Papa. Ello llevaba consigo, naturalmente, la represión de las disidencias. El diálogo fue sustituido por la imposición.
Para poder realizar este proyecto, en primer lugar, se dio a la tarea de remover, controlar, limitar a los obispos comprometidos con los derechos humanos, por ejemplo, con las mujeres, con los homosexuales en el Primer Mundo.
CONTROL DE LOS MOVIMIENTOS CATÓLICOS DEL 3er MUNDO
Para la implementación del proyecto era necesario controlar a los sectores populares del Tercer Mundo. Aquí el compromiso de la Iglesia en el Tercer Mundo era fundamentalmente con los sectores populares, con los movimientos de liberación, movimientos sociales, etc. La represión se abatió sobre el cardenal Arns de San Pablo, el que acogió a las Madres de Plaza de Mayo, que no eran recibidas por la jerarquía argentina. En México se llevó un estricto control sobre Monseñor Méndez Arceo, el obispo de Cuernavaca. El asesinado monseñor Arnulfo Romero, el obispo de San Salvador, fue objeto de una cruel persecución por parte de los sectores directamente ligados al imperio norteamericano.
Pero para qué el proyecto de Woityla y quienes le rodeaban, se cumpliera resultaba preciso perseguir, destruir, cooptar a los teólogos de la liberación. Los casos más sonados, los más conocidos, son los de Leonardo Boff, en Brasil, y de Gustavo Gutiérrez, en Perú. Se requería perseguir tanto a los teólogos de la liberación en el Tercer Mundo como a los críticos de la dogmática fundamentalista católica, en el Primer Mundo. En este último caso, uno de los teólogos más importantes en esta línea, Hans Küng, en Alemania, Juan Pablo II le quitó la posibilidad de enseñar en los institutos católicos.
EL "MEIN KAMPF" ANTICOMUNISTA DE KAROL WOJTYLA
Finalmente, el proyecto de Juan Pablo II implicaba emplear todo el poder de la Iglesia para destruir alcomunismo, o sea a la ex Unión Soviética. Para eso hizo alianza con el neoliberalismo de Margaret Thatcher y de Ronald Reagan.
El "corpus teórico" del anticomunismo militante de Wojtyla estuvo contenido en la encíclica "Centésimus annus" que fundamenta esta alianza necesaria para la lucha en contra del comunismo. El objetivo de la citada Encíclica es celebrar la derrota del marxismo y legitimar la economía de mercado o capitalismo bueno, como solución apara los países del Tercer Mundo.
La encíclica se desarrolla alrededor de tres grandes unidades temáticas: 1) Propiedad privada, tierra, trabajo y capital; 2) Deuda Externa; 3) El capitalismo bueno.
1) Propiedad privada, tierra, trabajo y capital.
Afirma "el carácter natural del derecho a la propiedad privada" como requisito "fundamental en toda persona para su autonomía y desarrollo". Ahora bien, ¿cómo se hace efectivo este derecho? "Mediante el trabajo", pues "de ese modo el hombre se apropia una parte de la tierra, la que ha conquistado con su trabajo: he ahí el origen de la propiedad individual".
Es evidente, por lo tanto, que quienes no gozan de la bendita propiedad privada son aquellos que no se la han apropiado mediante su trabajo. Por otra parte, hablar hoy de la apropiación individual de la tierra es un anacronismo. De ello se da cuenta el Papa, por lo cual añade: "En otros tiempos el factor decisivo de la producción era la tierra y luego fue el capital, entendido como conjunto masivo de maquinaria y de bienes instrumentales".
Pasamos, por lo tanto, de la tierra al capital como si se trata de cosas, de objetos, no de creaciones históricas. Se trata del concepto funcionalista de capital según el cual tanto la piedra del cazador primitivo como la Banca Internacional son simplemente capital. Ello le permite desligar el trabajo asalariado, como dice Marx, del concepto de mercancía que sólo se daría en las condiciones extremas del primer capitalismo.
EL CAPITALISMO "BUENO"
Pero falta lo mejor, la propuesta que hace Juan Pablo II a los países del Tercer Mundo para solucionar su problema económico. Veamos
Precisamente, a partir del pontificado de Juan Pablo II, los procesos de canonización adquirieron una vertiginosa multiplicación. Este año se ha abierto ya un nuevo caso de "santificación" en Río de Janeiro, Brasíl. En este caso el santificado es Monseñor Slawomir Oder, protagonista también de una supuesta "cura milagrosa". Como en el caso anterior, dos médicos pertenecientes al Vaticano "examinan" las facultades taumatúrgicas de este siervo de la Iglesia.
La canonización de Juan Pablo II no parece casual. Se produce en un momento en el que en diferentes áreas geográficas del planeta surgen como consecuencia de la gran crisis que sufre el capitalismo, inusitados brotes de convulsión social. ¿Es sólo una coincidencia la apresurada canonización de Karol Wojtyla y alto grado de conflictividad social? Y en cualquier caso ¿quién era este hombre que ahora la Iglesia eleva los altares como ejemplo de santidad? ¿Cuál fue su trayectoria? ¿Por qué los sectores más reaccionarios del catolicismo reivindican enfáticamente su memoria?
¿PARA QUÉ FUE ELEGIDO KAROL WOJTYLA?
Rubén Dri es un filósofo y teologo argentino, profesor e investigador en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Perteneció al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.De sus artículos - sometidos a un severo resumen hemos extraido y condensado los datos e interpretaciones que en torno a la figura y el Papado de Juan Pablo II reproducimos ahora aquí.
Karol Wojtyla fue designado para ocupar trono pontificio en 1978, después de controvertida muerte de Juan Pablo I, cuya permanencia en el cargo se había reducido a apenas un mes en el pontificado. El predecesor de Wojtyla, que no fue ni mucho menos un seguidor de la Teología de la liberación era, sin embargo, un hombre honesto y deseoso de introducir una serie de reformas tanto en la Curia romana como en las obscuras Finanzas vaticanas Según no pocas hipótesis, señalan a estas razones como desencadenantes de su inesperada y fulminante desaparición física.
La elección de Karol Woityla encerraba un proyecto muy definido, de imposible aplicación por parte de quien le phabía precedido.
La elección de Juan Pablo II a la jefatura del Vaticano se encontraba apoyada en un sólido proyecto político-religioso de poder, en el que figuraba como objetivo principal el desmantelamiento de la democratización que se había promovido en la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II.
El proyecto de Juan Pablo II implicaba retornar a la vieja jerarquización de la Iglesia, volverla a cerrar, a reestructurar la estructura jerárquica de la Iglesia y más que jerárquica, monárquica, resaltando enfáticamente y afirmando la infalibilidad de la Iglesia, que reside en el Papa. Ello llevaba consigo, naturalmente, la represión de las disidencias. El diálogo fue sustituido por la imposición.
Para poder realizar este proyecto, en primer lugar, se dio a la tarea de remover, controlar, limitar a los obispos comprometidos con los derechos humanos, por ejemplo, con las mujeres, con los homosexuales en el Primer Mundo.
CONTROL DE LOS MOVIMIENTOS CATÓLICOS DEL 3er MUNDO
Para la implementación del proyecto era necesario controlar a los sectores populares del Tercer Mundo. Aquí el compromiso de la Iglesia en el Tercer Mundo era fundamentalmente con los sectores populares, con los movimientos de liberación, movimientos sociales, etc. La represión se abatió sobre el cardenal Arns de San Pablo, el que acogió a las Madres de Plaza de Mayo, que no eran recibidas por la jerarquía argentina. En México se llevó un estricto control sobre Monseñor Méndez Arceo, el obispo de Cuernavaca. El asesinado monseñor Arnulfo Romero, el obispo de San Salvador, fue objeto de una cruel persecución por parte de los sectores directamente ligados al imperio norteamericano.
Pero para qué el proyecto de Woityla y quienes le rodeaban, se cumpliera resultaba preciso perseguir, destruir, cooptar a los teólogos de la liberación. Los casos más sonados, los más conocidos, son los de Leonardo Boff, en Brasil, y de Gustavo Gutiérrez, en Perú. Se requería perseguir tanto a los teólogos de la liberación en el Tercer Mundo como a los críticos de la dogmática fundamentalista católica, en el Primer Mundo. En este último caso, uno de los teólogos más importantes en esta línea, Hans Küng, en Alemania, Juan Pablo II le quitó la posibilidad de enseñar en los institutos católicos.
EL "MEIN KAMPF" ANTICOMUNISTA DE KAROL WOJTYLA
Finalmente, el proyecto de Juan Pablo II implicaba emplear todo el poder de la Iglesia para destruir alcomunismo, o sea a la ex Unión Soviética. Para eso hizo alianza con el neoliberalismo de Margaret Thatcher y de Ronald Reagan.
El "corpus teórico" del anticomunismo militante de Wojtyla estuvo contenido en la encíclica "Centésimus annus" que fundamenta esta alianza necesaria para la lucha en contra del comunismo. El objetivo de la citada Encíclica es celebrar la derrota del marxismo y legitimar la economía de mercado o capitalismo bueno, como solución apara los países del Tercer Mundo.
La encíclica se desarrolla alrededor de tres grandes unidades temáticas: 1) Propiedad privada, tierra, trabajo y capital; 2) Deuda Externa; 3) El capitalismo bueno.
1) Propiedad privada, tierra, trabajo y capital.
Afirma "el carácter natural del derecho a la propiedad privada" como requisito "fundamental en toda persona para su autonomía y desarrollo". Ahora bien, ¿cómo se hace efectivo este derecho? "Mediante el trabajo", pues "de ese modo el hombre se apropia una parte de la tierra, la que ha conquistado con su trabajo: he ahí el origen de la propiedad individual".
Es evidente, por lo tanto, que quienes no gozan de la bendita propiedad privada son aquellos que no se la han apropiado mediante su trabajo. Por otra parte, hablar hoy de la apropiación individual de la tierra es un anacronismo. De ello se da cuenta el Papa, por lo cual añade: "En otros tiempos el factor decisivo de la producción era la tierra y luego fue el capital, entendido como conjunto masivo de maquinaria y de bienes instrumentales".
Pasamos, por lo tanto, de la tierra al capital como si se trata de cosas, de objetos, no de creaciones históricas. Se trata del concepto funcionalista de capital según el cual tanto la piedra del cazador primitivo como la Banca Internacional son simplemente capital. Ello le permite desligar el trabajo asalariado, como dice Marx, del concepto de mercancía que sólo se daría en las condiciones extremas del primer capitalismo.
EL CAPITALISMO "BUENO"
Pero falta lo mejor, la propuesta que hace Juan Pablo II a los países del Tercer Mundo para solucionar su problema económico. Veamos
"Después del
fracaso del comunismo", ¿el capitalismo "es quizá el modelo que es
necesario proponer a los países del Tercer Mundo?":
"Si por
capitalismo se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental
y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la
consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la libre
creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta es ciertamente
positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de Economía de empresa,
economía de mercado o simplemente de economía libre"
Por si quedaran dudas la Encíclica continúa: "Da la impresión de que, tanto a nivel de las naciones, como de las relaciones internacionales, el libre mercado sea el instrumento más eficaz para colocar los recursos y responder eficazmente a las necesidades". La encíclica es de 1991, etapa de plena implementación del neoliberalismo en el Tercer Mundo; etapa en la que la economía argentina fue arrasada por la propuesta que el Papa polaco nos hace como solución a nuestros problemas.
Pero sabemos lo que pasa con el capitalismo en nuestros países tercermundistas, desocupación, salarios miserables, hambre, analfabetismo, desnutrición. Es lógico, por tanto, que surjan anhelos de cambiar una sociedad tan injusta. La encíclica nos pone en guardia sobre semejante tentación, recordándonos que "el hombre creado para la libertad lleva dentro de sí la herida del pecado original que lo empuja continuamente hacia el mal y hace que necesite la redención". En consecuencia, hay que apartarse de quien "cree ilusoriamente que puede construir el paraíso en este mundo".
Una vez caído el comunismo, viene el tema de los pobres. La Iglesia de Juan Pablo II queda como su única defensora. El comunismo era la competencia. Destruido el comunismo, la defensora de los pobres es la Iglesia. Es por ello que Juan Pablo II podía explayarse después en criticar las aristas más crueles del neoliberalismo en beneficio de un hipotético "capitalismo bueno". El sistema capitalista había quedado a salvo.El género de criticas provenientes del Vaticano eran inocuas. Tan inocuas como lo habian sido durante el régimen feudal. Todo quedaba en leves diferencias entre quienes se compartian el poder.
Por si quedaran dudas la Encíclica continúa: "Da la impresión de que, tanto a nivel de las naciones, como de las relaciones internacionales, el libre mercado sea el instrumento más eficaz para colocar los recursos y responder eficazmente a las necesidades". La encíclica es de 1991, etapa de plena implementación del neoliberalismo en el Tercer Mundo; etapa en la que la economía argentina fue arrasada por la propuesta que el Papa polaco nos hace como solución a nuestros problemas.
Pero sabemos lo que pasa con el capitalismo en nuestros países tercermundistas, desocupación, salarios miserables, hambre, analfabetismo, desnutrición. Es lógico, por tanto, que surjan anhelos de cambiar una sociedad tan injusta. La encíclica nos pone en guardia sobre semejante tentación, recordándonos que "el hombre creado para la libertad lleva dentro de sí la herida del pecado original que lo empuja continuamente hacia el mal y hace que necesite la redención". En consecuencia, hay que apartarse de quien "cree ilusoriamente que puede construir el paraíso en este mundo".
Una vez caído el comunismo, viene el tema de los pobres. La Iglesia de Juan Pablo II queda como su única defensora. El comunismo era la competencia. Destruido el comunismo, la defensora de los pobres es la Iglesia. Es por ello que Juan Pablo II podía explayarse después en criticar las aristas más crueles del neoliberalismo en beneficio de un hipotético "capitalismo bueno". El sistema capitalista había quedado a salvo.El género de criticas provenientes del Vaticano eran inocuas. Tan inocuas como lo habian sido durante el régimen feudal. Todo quedaba en leves diferencias entre quienes se compartian el poder.
Fuente: http://canarias-semanal.org/
No hay comentarios:
Publicar un comentario