domingo, 28 de abril de 2013

A SU EXCELENCIA DON FELIPE GONZÁLEZ MÁRQUEZ




Por Carlos Galeón.
¡Ay, compañero Isidoro!
¡Quién os vio y que mal te veo!
Permitidme este tuteo,
en viendo que el deterioro
y la falta de decoro
te han llevado al devaneo
con un oscuro deseo:
el perder, si es que tuviste,
algún antiguo ideal,
si bien, no fuiste leal,
siquiera cuando pudiste,
pues todo lo concebiste
por tener el poder real
en una España irreal.
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Mas justo es el aceptallo
que si no es por los tudescos
te quedas solo en gregüescos,
y hubiera sido otro gallo
el que aquí hubiera cantado
y su dinero cobrado.
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Mas la ayuda tuvo un precio:
decir que no al marxismo
y abjurar del socialismo
 algo en sí mismo un desprecio.
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Y así fue y así te ha ido;
que dónde no hay principio
jamás el final es limpio
porque el fin has escondido
y para ello, has mentido
en tu propio beneficio,
y conociendo el oficio,
a todo el pueblo engañaste
llamándote socialista,
trabajador e izquierdista,
y así fue como lograste
con la izquierda dar al traste,
y tú lograr la conquista
del poder cual arribista.
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Se ha de reconocer, cierto,
que, de entrada a la OTAN, no
y que nadie votara no,
más que acierto un desconcierto,
en tus filas conseguiste,
pues que jugaste al despiste.
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Y es que ese piquito de oro
que Dios te ha regalado,
para engañar lo has usado
y fue tu mayor tesoro.
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La España del pelotazo
llaman a la era que abriste,
algo de por sí, ya triste,
ya que al patrio braguetazo
lo mataste de un guantazo
y paso franco le abriste,
aunque advertido sí fuiste,
al abuso de poderes,
a hacer rápido dineros
dejando a otros en cueros,
a olvidarte tus deberes
a cambio de los placeres
conseguidos cual trileros:
burlándoos de los sinceros.
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Fue tanto lo acaecido,
que la lista, aún finita,
se convirtió en dinamita
que fue contra ti servido,
pues no estuviste advertido,
y hubo algún desavenido.
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Mas fuiste tú, el culpable,
por pensarte omnipotente
despreciando a mucha gente,
que te vio cual miserable.
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Fuiste un gran hombre de estado,
el mejor que hemos tenido,
mas gobernar no has sabido,
pues te has visto abandonado
por los que habías burlado´
por los que habías mentido
y porque fuiste vencido
por tu falta de ideales,
pues por dinero y tú mismo
renunciaste al socialismo
y acogiste a liberales
con políticas fatales
y frente al sindicalismo
te viste por tal cinismo.
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Mas lo que quiero decirte
es que nada has aprendido
de todo lo que has vivido
y he querido repetirte,
para ver si a tu cabeza
se le queda alguna pieza.
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Es que ya no eres espejo
en que poderse mirar,
sino más bien, tirar,
pues resultas un pellejo,
ya que ganas suficiente
sin precisar de otra fuente,
y sin embargo has firmado
un contrato bien pagado.
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Y no es esto solamente;
es que encima has olvidado
que el pobre siempre es robado
y que la ley tiene enfrente.
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Por eso nos ha extrañado
lo que del escrache has dicho,
como si fuera un capricho
que se hace porque ha gustado,
y no que es forma de lucha
de un pueblo al que no se escucha.
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¡Claro, que tú no te enteras!
Ni te importamos en nada,
mas ten la boca cerrada
porque es que nos desesperas.
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¡Que un niño no ha de aguantar
presión en su propia casa!
¿Y  aquel que le echan de casa?
¿Ha de ponerse a cantar?
Más si lo hacen a guantazos,
¿debemos de dar abrazos,
o hay derecho de protesta?
¡Y al niño no se molesta!
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El del pobre es humillado,
sin casa y colegio queda,
mas es del rico con seda
debe de ser bien cuidado.
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Como gato bien cebado
es como todos te vemos,
y que te inflaste creemos
lo mires por cualquier lado,
que agora el dinero adoras
y lo demás no valoras.
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¡Ay, Felipe de mi vida!
Quién te ha visto y quién te ve
Nunca mal te deseé,
mas grande fue tu caída.


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