La irrefrenable caída de la Unión Europea
Martes, 2 de
abril de 2013
Según escribe el periodista
latinoamericano Xavier Caño Tamayo en su artículo titulado "Lo
que en verdad busca la Troika", que publica la red francesa Voltaire,
Europa va de mal en peor y hasta Alemania ve las orejas al
lobo con el frenazo en sus exportaciones. A pesar de que se han desembolsado
miles de millones de euros para salvar a la banca, la crisis que
estremece las economías de la Unión Europea no mengua ni por asomo. "¿O no
sería más justo denominarla estafa?", empieza preguntándose en su artículo
Caño Tamayo.
Caño pasa revista a la situación que se está viviendo en diferentes países europeos.
Caño pasa revista a la situación que se está viviendo en diferentes países europeos.
"En España - reflexiona
el periodista latinoamericano - el incremento del IVA [el impuesto
sobre el valor añadido] ha sido letal para el consumo interno. Como mortales
son también las rebajas de los sueldos de los empleados públicos, los despidos,
la congelación de las pensiones y los recortes en prestaciones para
desempleados, que alcanzan ahora un 26%. Mientras, la seguridad social pierde y
pierde afiliados y cotizaciones mes tras mes".
En Portugal, se consolida la tendencia al pago de una serie de servicios de la salud pública, lo cual hace muy vulnerable a la ciudadanía, mientras que otra reforma laboral abarata más el despido y el alza de los impuestos empobrece más a la ciudadanía común (no a los ricos). Todas esas medidas, a las que se agrega la privatización de diversas empresas públicas, son puro saqueo. ¿Y qué decir de Grecia?
Una reciente investigación del Center for Economic and Policy Research de Estados Unidos demuestra que las políticas de austeridad que el Fondo Monetario Internacional (FMI) impone a Europa son muy perjudiciales para la inmensa mayoría de la ciudadanía, porque provoca efectos contrarios a los que dice buscar. Tal vez por eso apenas empiezan a oírse algunas voces críticas contra la política de austeridad.
¿Tan estúpida es la Troika?, se pregunta Xavier Caño. "La solución - cree el periodista- está en la historia muy reciente".
"En 1953, sólo 4 años después de su fundación, la República Federal de Alemania se hundía bajo el peso de sus deudas y amenazaba con arrastrar en su derrumbe a los demás naciones europeas. En aquel entonces, los 21 países acreedores de la RFA se reunieron en Londres y decidieron ajustar sus exigencias a la capacidad de pago del país deudor. Redujeron la deuda acumulada en un 60% y concedieron una moratoria de 5 años más un aplazamiento de 30 años para reembolsarla y, además, incluyeron en los acuerdos una cláusula de desarrollo que establecía que el país deudor –recordemos que se trataba de la República Federal de Alemania– dedicaría al pago de la deuda sólo la vigésima parte de sus ingresos por concepto de exportaciones".
Y si las cosas son así - se interroga Caño Tamayo- ¿por qué Europa no actúa hoy de la misma manera?
Y se contesta: "Tal vez porque el objetivo real prioritario de la Troika no sea cobrar la deuda. Tal vez porque lo que se busca es desmantelar los derechos sociales en Europa (el mal llamado Estado de bienestar, porque te pueden pedir que tengas menos bienestar, pero no que renuncies a tus derechos). Tal vez porque esta crisis permite a la minoría rica aumentar obscenamente sus beneficios, como lo demuestran los datos.
Pero lo que toca es anular la mayor parte de la deuda porque se trata, además, de una deuda impagable. Como explica John Ralston, hay que acabar con toda la deuda porque esa deuda está hundiendo a Europa. Y, metafóricamente, propone Ralston que «guardemos» la deuda en un sobre, que escribamos en el sobre «muy importante», que lo metamos en una gaveta, la cerremos con llave y… tiremos la llave.
Si no se anula gran parte de la deuda, a la vez que se rehacen los sistemas fiscales progresivos y se empieza a arrinconar en toda regla a los paraísos fiscales, y también a la banca en la sombra, a Europa no la salva ni la misericordia divina. Si la hubiera", concluye Caño Tamayo.
En Portugal, se consolida la tendencia al pago de una serie de servicios de la salud pública, lo cual hace muy vulnerable a la ciudadanía, mientras que otra reforma laboral abarata más el despido y el alza de los impuestos empobrece más a la ciudadanía común (no a los ricos). Todas esas medidas, a las que se agrega la privatización de diversas empresas públicas, son puro saqueo. ¿Y qué decir de Grecia?
Una reciente investigación del Center for Economic and Policy Research de Estados Unidos demuestra que las políticas de austeridad que el Fondo Monetario Internacional (FMI) impone a Europa son muy perjudiciales para la inmensa mayoría de la ciudadanía, porque provoca efectos contrarios a los que dice buscar. Tal vez por eso apenas empiezan a oírse algunas voces críticas contra la política de austeridad.
¿Tan estúpida es la Troika?, se pregunta Xavier Caño. "La solución - cree el periodista- está en la historia muy reciente".
"En 1953, sólo 4 años después de su fundación, la República Federal de Alemania se hundía bajo el peso de sus deudas y amenazaba con arrastrar en su derrumbe a los demás naciones europeas. En aquel entonces, los 21 países acreedores de la RFA se reunieron en Londres y decidieron ajustar sus exigencias a la capacidad de pago del país deudor. Redujeron la deuda acumulada en un 60% y concedieron una moratoria de 5 años más un aplazamiento de 30 años para reembolsarla y, además, incluyeron en los acuerdos una cláusula de desarrollo que establecía que el país deudor –recordemos que se trataba de la República Federal de Alemania– dedicaría al pago de la deuda sólo la vigésima parte de sus ingresos por concepto de exportaciones".
Y si las cosas son así - se interroga Caño Tamayo- ¿por qué Europa no actúa hoy de la misma manera?
Y se contesta: "Tal vez porque el objetivo real prioritario de la Troika no sea cobrar la deuda. Tal vez porque lo que se busca es desmantelar los derechos sociales en Europa (el mal llamado Estado de bienestar, porque te pueden pedir que tengas menos bienestar, pero no que renuncies a tus derechos). Tal vez porque esta crisis permite a la minoría rica aumentar obscenamente sus beneficios, como lo demuestran los datos.
Pero lo que toca es anular la mayor parte de la deuda porque se trata, además, de una deuda impagable. Como explica John Ralston, hay que acabar con toda la deuda porque esa deuda está hundiendo a Europa. Y, metafóricamente, propone Ralston que «guardemos» la deuda en un sobre, que escribamos en el sobre «muy importante», que lo metamos en una gaveta, la cerremos con llave y… tiremos la llave.
Si no se anula gran parte de la deuda, a la vez que se rehacen los sistemas fiscales progresivos y se empieza a arrinconar en toda regla a los paraísos fiscales, y también a la banca en la sombra, a Europa no la salva ni la misericordia divina. Si la hubiera", concluye Caño Tamayo.
Fuente: http://canarias-semanal.org/
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