miércoles, 8 de octubre de 2014

LA PRIMERA 'PATATA CALIENTE' DE FELIPE VI: ¿DESTITUIRÁ A SPOTTORNO POR LAS 'TARJETAS VIP'?

El exjefe de la casa real es consejero privado



Fotografía de archivo de Rafael Spottorno (i) y la reina Sofía (EFE)
07/10/2014 (05:00)
Al rey Felipe VI le ha caído una inesperada patata caliente entre las manos. El anterior jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, que ejerce ahora como consejero privado del actual monarca, es uno de los exdirectivos de Caja Madrid pillados en el escándalo de las tarjetas opacas de la entidad. Spottorno, que cargó a su tarjeta VIP 223.900 euros para cubrir, entre otros, gastos privados, ha guardado un silencio sepulcral desde que estalló el vendaval, que ya se ha llevado por delante a una decena de presuntos saqueadores. Una situación más que incómoda para Felipe VI, que se comprometió, en su discurso de proclamación, a que la Corona sería "íntegra, honesta y transparente".
Dice el refranero español que "donde las dan, las toman". Una cita sin duda engorrosa para Spottorno, porque fue precisamente él quien, en un gesto insólito para un jefe de la Casa del Rey, condenó públicamente, en diciembre de 2011, el "comportamiento no ejemplar" de un miembro de la familia real, a la que en ese momento todavía pertenecía Iñaki Urdangarin. ¿Puede calificarse de "ejemplar" la conducta del hoy consejero privado de Felipe VI, que fue directivo de la Fundación Caja Madrid entre 2002 y 2011 y cargó durante ese periodo 28.000 euros anuales a la tarjeta opaca que le concedió la entidad bancaria?
El pasado 24 de junio, Don Felipe firmó el real decreto por el que, tras el cese de Spottorno, nombraba nuevo jefe de la Casa del Rey al abogado del Estado Jaime AlfonsínEn otro decreto de esa misma fecha, el monarca designaba al primero consejero privado como muestra de "agradecimiento y afecto" por su "inquebrantable adhesión a la Corona", para que "en lo sucesivo desempeñe las funciones que le sean encomendadas por mi persona". ¿Cuáles pueden ser esas funciones? No hay texto legal que las regule, porque ningún Gobierno ha querido hasta ahora aprobar un Estatuto de la Corona. En el pasado se barajó la creación de un Consejo Privado para asesorar a Don Juan Carlos, pero el proyecto no llegó a materializarse.
El rey Felipe VI. (EFE)
Sin embargo, el "agradecimiento y afecto" expresado por Felipe VI a Spottorno en el real decreto de su nombramiento fue más retórico que real. Las relaciones entre ambos, cuando uno era heredero de la Corona y el otro jefe de la Casa del Rey, "nunca fueron muy buenas, sino más bien frías", aseguran fuentes muy cercanas a la Zarzuela. Tras ser relevado por Alfonsín, Spottorno pretendió seguir vinculado orgánicamente a la Casa del Rey, integrándose en la estructura de apoyo que tendrá el anterior jefe del Estado, y que el Gobierno y el nuevo equipo de Don Felipe aún siguen negociando. Pero el actual monarca se opuso, según las mismas fuentes.
A cambio, Felipe VI aceptó, casi a regañadientes, nombrar consejero privado al antiguo y fiel colaborador de su padre por expreso deseo de este, añaden las citadas fuentes. El cargo no es remunerado ni, por supuesto, implica que el exjefe de la Casa del Rey vaya a ocupar despacho alguno en la Zarzuela. Y Don Felipe bien podría optar por no encomendarle ninguna función, porque no está obligado a ello. Sin embargo, el mero hecho de que Spottorno, diplomático de carrera, figure oficialmente entre los consejeros personales del nuevo Rey es toda una papeleta para Don Felipe, que después de los escándalos que han salpicado a la Corona no está dispuesto a cometer ningún tropiezo que perjudique aún más la imagen de la institución.
La Zarzuela, de momento, mantiene una reserva absoluta. Sólo el Rey puede defenestrar a Spottorno, porque fue el monarca quien lo nombró consejero privado. El dilema, según las fuentes consultadas, es si esperar a que el diplomático dé el primer paso y presente su renuncia a Felipe VI o, por el contrario, que sea este quien revoque su nombramiento de inmediato como muestra de firmeza frente a la corrupción. Sólo así ganaría credibilidad el núcleo central del discurso de proclamación que el jefe del Estado pronunció el pasado 19 de junio en el Congreso, cuando se comprometió a pilotar "una Monarquía renovada para un tiempo nuevo".


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