'El mono azul',
la última obra de Ramón Paso, es una ficción sobre las milicianas en la Guerra
Civil que se alimenta de historias reales
ALFONSO
ÁLVAREZ DARDET Madrid 09/10/2014 07:22 Actualizado: 09/10/2014 11:12
Un momento de la obra 'El mono azul'.
"He
elegido a las mujeres como protagonistas de esta historia porque creo que son
las grandes perdedoras de la Guerra Civil", explica el director y
dramaturgo Ramón Paso sobre su última obra, El mono azul, que se
estrena este jueves en la sala El Montacargas y estará en cartel hasta finales
de octubre. Cuenta la historia ficticia de cuatro milicianas que quedan
atrapadas en lo alto de un campanario por las tropas franquistas. Tienen que
encontrar la manera de salir con vida, aunque sin que eso las lleve a deshonrar
el uniforme azul que lucen con orgullo. Aunque el argumento es inventando, no
son pocas las veces que se hace referencia a historias reales, que son el
resultado de un proceso de investigación por parte de Paso que duró más de un
año y medio.
"Franco
decidió castigar duramente a las mujeres por su independencia. Las violaciones
eran normales y en muchos casos servían de propaganda las torturas para
atemorizarlas y que se lo pensaran dos veces antes de ir a la guerra",
cuenta este director madrileño de 38 años que viene de una familia de actores
que se remonta hasta su bisabuelo, el dramaturgo Jardiel Poncela, y
tiene como referente más cercano a su madre, la actriz Paloma Paso.
"La mujer tuvo una supresión total de sus derechos, se vio encerrada en
casa sin poder opinar, es como tener un burka social".
Como
referencia el dramaturgo se ha servido de nombres tan importantes como Margarita
Nelken (Madrid, 1984-México, 1968), escritora y una férrea defensora de los
derechos de la mujer o Victoria Kent, malagueña de nacimiento, abogada,
política republicana y exiliada, primero a México y luego a Nueva York, donde
residió hasta la muerte en 1987. La obra está inspirada en la vida de estas
mujeres, pero también, explica el dramaturgo, de aquellas que "lucharon en
el puente de los franceses o en la batalla del Jarama". Las dos contiendas
se refirieren a la resistencia por parte de las fuerzas republicanas contra el
ejército golpista, documentada como las primeras en las que combatieron
milicianas. Su participación fue crucial desde el inicio de la guerra, y el
castigo por hacerlo brutal.
Para
documentarse, Paso ha leído un la ingente cantidad de libros sobre la Guerra
Civil, como El holocausto Español, de Paul Preston; Las rapadas,
de Enrique González Duro o la biografía de Gonzalo Queipo de Llano, de
Ian Gibson. Este último personaje es un teniente general que participó en la
Guerra del lado de los golpista. Es conocido, entre otras cosas, por realizar
conferencias en las que enseñaba a los soldados a violar y a torturar a
mujeres. "La violación de mujeres y el saqueo podían ser un aliciente para
alistarse en el ejército. Toda esta información está documentada", asegura
Paso.
Aunque la
obra es una ficción bebe de historias que son reales. La actriz Ana Azorín,
interpreta a Carmela, una de las cuatro milicianas acorraladas por los
franquistas. Alguna de las crónicas que más le han impactado durante el proceso
de creación de su personaje relatan torturas como "obligar a una mujer
desnuda a postrarse a cuatro patas, con los pechos dentro del hueco de
una silla de mimbre a la que previamente se le ha quitado el respaldo y darle
patadas por debajo de las silla hasta causarle la muerte. Una muerte cruel. En
otro momento también comentamos el asesinato de otra chica a la que le habían
dado tantos golpes en la cabeza que le habían desfigurado la cara. Era
irreconocible".
La función
refleja diferentes aspectos de la vida de las mujeres en las milicias
españolas. Para la actriz Inés Kerzán, que interpreta a Lucía, una escritora
republicana sensible y comprometida con la causa, una de las cosas que más la
han sorprendido es cómo los franquistas las usaban para "manipular a sus
maridos, novios y familias. Si eras la hija de un alcalde o un alto cargo la
podían encarcelar, con sus correspondientes torturas, para chantajear a sus
parientes. Otro de los asuntos que más me impresionaron fue la experimentación
que hacían con ellas". Un capítulo, este último, que también se toca en la
obra: la relación de la psiquiatría con los franquistas. "No es muy
conocido que nosotros tuvimos en España", explica Paso, "a nuestro
propio Mengele".
"En
España tuvimos a nuestro propio Josef Mengele: el doctor Antonio
Vallejo-Nájera", explica Ramón Paso
Josef
Mengele fue un
médico alemán conocido por sus experimentos con judíos en los campos de
concentración nazis, con un fin siniestro, demostrar la supremacía aria. Tenía
especial predilección por los gemelos, a los que llegó a hacer prácticas tan
brutales como las amputaciones de sus miembros o infectar intencionadamente a
un gemelo e inyectarle la sangre del otro, para ver el resultado.
Independientemente de este, en la mayoría de los casos, el final de experimento
era siempre el mismo: la cámara de gas.
Nuestro
Mengele, al que se refiere Paso, es el doctor Antonio Vallejo-Nájera.
Este médico, jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares, fue el impulsor de
la idea del gen comunista. Al igual que hicieron algunos médicos nazis en sus
estudios sobre la superioridad genética, Vallejo realizó los suyos con la idea
de demostrar la inferioridad de las personas afines a la ideología marxista.
Durante la Guerra Civil, el facultativo realizó una serie de investigaciones
con presos políticos en el Gabinete de Investigaciones Psicológicas, creado por
él mismo el 23 de agosto de 1938 y cuya misión consistía en "investigar
las raíces biopsíquicas del marxismo y hallar las relaciones que puedan existir
entre las cualidades biopsíquicas del sujeto y el fanatismo político
democrático-marxista". Dentro de sus teorías estaba la de que las mujeres
eran más propensas que lo hombres a ser víctimas del gen marxista.
Sobre este
tema trata también la anterior obra de Paso: Matadero 36/39.
"Los temas que se tocan en esa función son los centros de detención, los
psiquiátricos y la pérdida de la razón y la esperanza", explica el
director, que hace una pausa para reflexionar sobre el proceso de investigación
de aquella obra, que sintetiza en una pregunta: "¿Por qué otros países
como Alemania o Chile han limpiado su historia y en España hay tantos problemas
para encontrar información?".
Aunque la
cuestión pueda dar para un reportaje, e incluso un libro, en realidad es
consciente de que la pregunta es retórica y la respuesta sale casi al instante
de plantear el interrogante: "No fue una guerra entre hermanos como
siempre se ha tratado de vender, fue un golpe de Estado por parte de los
militares y en él muchas personas se enriquecieron con los crímenes cometidos,
personas que aún siguen vivas. Por eso el Estado no tiene ningún interés en que
se investigue lo ocurrido, incluso pone trabas".
La historia
se representa en un escenario de luces tenues, con un tablón de fondo en el que
se puede ver el Guernica de Picasso. Una escenografía que pretende
reflejar la claustrofobia que deben sentir los cuatro personajes, rodeados por
los militares. Una función para la reflexión que se puede convertir en un
indispensable de la temporada para los que quieran indagar y entender el papel
que jugaron las mujeres como milicianas en la Guerra Civil de España.
Fuente: www.publico,es
No hay comentarios:
Publicar un comentario