Escondido para
salvarse de la represión franquista, Claudio Macías pidió a sus hermanas ser
enterrado en el sótano de su casa. Su hermano Arsenio fue asesinado por no
delatar su paradero. Técnicos de la ARMH buscan ambos cuerpos.
PATRICIA
CAMPELO Madrid 12/10/2014 09:15 Actualizado: 12/10/2014 10:06
Los descendientes de Claudio observan los trabajos de
exhumación. ÓSCAR RODRÍGUEZ
Claudio
Macías Fernández tenía 31
años cuando las tropas de los militares sublevados contra la II República
entraron en Gijón y Oviedo, en octubre de 1937, y el denominado Frente de
Asturias quedó arrasado. En ese momento, Claudio, que desde el estallido de la
guerra había permanecido en el norte combatiendo en defensa de la democracia,
decidió regresar a su pueblo, Villalibre de la Jurisdicción (León). Consciente
de la brutal represión que se aplicaba contra quienes habían luchado a favor de
la República —en el pueblo vecino de Priaranza del Bierzo un grupo
falangista asesinó un año antes a 13 vecinos y arrojó sus cuerpos a una
cuneta—, Claudio decidió esconderse en su domicilio y convertirse en un topo,
como se conoce a quienes trataron de evitar así la represión franquista.
De este modo
vivió varios meses tratando de sobrevivir, además, a la enfermedad pulmonar que
contrajo en la clandestinidad y que le deterioró hasta la muerte. Su hermano
pequeño, Arsenio, de 16 años, fue asesinado por no delatar su paradero a unos
pistoleros de Falange que iban a buscarlo. Su cuerpo quedó enterrado en la
conocida como "curva de Villalibre", a unos 500 metros de la vivienda
familiar.
Con el
objetivo de evitar a sus hermanas el mismo destino que sufrió Arsenio, Claudio,
previendo su incipiente muerte, pidió a las dos mujeres que lo envolvieran en
mantas, lo introdujeran en un baúl de madera y quedara así enterrado en el
sótano de la casa.
77 años
después, técnicos de la Asociación para la Recuperación de la Memoria
Histórica (ARMH) trabajan en la recuperación de los cuerpos de ambos
hermanos. Tras finalizar el pasado viernes la fase de localización, el viernes
comenzaron las labores de exhumación, tanto en la cuneta donde quedó el cuerpo
de Arsenio como en la bodega de la vivienda de la calle Falcón, en Villalibre,
donde siguen los restos de Claudio. 14 años y 500 metros separan estos trabajos
de exhumación de los realizados en octubre de 2000 en la fosa de Priaranza, el primer
enterramiento en el que se utilizaron métodos científicos.
"Este
es uno de los caos más impactantes en los que hemos trabajado por el dramatismo
de la situación: unas hermanas que entierran a su hermano en la bodega de la
casa para que no las asesinaran como habían hecho con otro de los
hermanos", reconoce a Público Marco González, vicepresidente de la
ARMH, desde las inmediaciones del terreno donde llevan trabajando un par de
días.
Gracias a la
historia oral, el caso de los hermanos Macías llegó a estos voluntarios de la
asociación que trabaja desde hace más de una década recuperando restos de
desaparecidos del franquismo. A partir de ahí, comenzaron las investigaciones,
las visitas a los archivos y las entrevistas a los descendientes. Oficialmente,
Claudio y Arsenio eran dos desaparecidos.
Ahora, estos
trabajos de exhumación los conciben como un "gran homenaje" a
Manuela, la hermana que vivió hasta los 97 años en la casa y veló hasta el
final el cadáver de su hermano. "Todo el pueblo, jóvenes y mayores,
guardan un gran recuerdo de esta mujer que tanto sufrió toda la vida. Fue muy
querida", recalca González.
Represión tras la revuelta de Asturias
En la
decisión del confinamiento voluntario de Claudio pudo influir también el hecho
de haber sufrido la represión militar antes incluso del golpe de Estado del 18
de julio. "En 1934 fue procesado por una supuesta participación en los
acontecimientos revolucionarios de octubre de 1934 en Villalibre, y fue condenado
a 12 años de prisión", según la documentación recuperada por la ARMH
del archivo militar de Ferrol.
Claudio fue
el único vecino de Villalibre procesado por ese motivo. En febrero de 1936,
tras la victoria del Frente Popular en las elecciones, la condena de Claudio
fue amnistiada. Esta circunstancia de su vida no la conocían sus descendientes.
"Nos ha sorprendido mucho saber que estaba metido en política",
confiesa Rosa, hija de Maximina, la cuarta hermana Macías Fernández.
"Siempre oíamos a mi tía abuela Manuela decirnos que no dejásemos que
nuestros hijos se metieran en ningún partido político, que no fueran a ninguna
manifestación", relata Rosa sobre el miedo que caracterizó la vida de
ambas hermanas.
Desde que
gobierna Rajoy no se han vuelto a convocar subvenciones para buscar
desaparecidos del franquismo A lo largo del sábado, Maximina, de 81 años, ha
contemplado "nerviosa" las labores de exhumación en la bodega de la
casa. Pero al mismo tiempo, su hija expresa por ella el bienestar que
siente por poder dar "el entierro digno que merecen" a Claudio y a
Arsenio, cuyos restos descansarán en el cementerio junto a su hermana. "Por
fin van a estar donde deben, y donde tendrían que estar todos los que
quedan por ahí en cunetas, que hay muchísimos", denuncia Rosa.
Una vez
recuperados los restos de Claudio, el equipo de diez voluntarios de la ARMH
continuará el domingo localizando el enterramiento de Arsenio. "Sabemos en
qué parcela se encuentra, pero con la falta de medios económicos no nos
podemos permitir tres o cuatro días de máquina; hay que acotar al máximo la
zona", lamenta González. Desde 2011 —año en el que Mariano Rajoy ganó las
elecciones— no se han vuelto a convocar subvenciones para buscar desaparecidos
del franquismo, y la ARMH se sufraga con cuotas de socios y donaciones
puntuales, como la que recibió este año de un sindicato noruego.
Fuente: www.publico.es
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