El historiador
cordobés Francisco Moreno Gómez sitúa en el sistema concentracionario (cárceles
y campos) el epicentro de su estrategia represiva en su último libro 'La
victoria sangrienta 1939-1945. Un estudio de la gran represión franquista para
el Memorial Democrático de España'
RAFAEL
GUERRERO Sevilla 13/10/2014 07:00 Actualizado: 13/10/2014 14:35
Celebración en honor de los Caídos por Dios y por
España en Castuera en 1940. Abajo, Francisco Moreno.
Francisco
Moreno Gómez es uno de
los pioneros de la investigación sobre la memoria histórica en España, ya que
sus primeros trabajos se remontan a finales de los años 70 del siglo XX.
Prolífico en su producción historiográfica sin menoscabo del rigor científico,
este veterano historiador cordobés ha publicado su último libro bajo el título La
victoria sangrienta 1939-1945. Un estudio de la gran represión franquista para
el Memorial Democrático de España, donde analiza pormenorizadamente las
distintas variables represivas que utilizó el franquismo para acabar y/o
someter a los vencidos, acuñando para ello el término
"multi-represión".
"Franco
utilizó todo el catálogo de crímenes contra la humanidad. No es sólo
contabilizar el número de caídos en los paredones, que pudieron ser 40.000 en
la postguerra, sino que hay un programa represivo de tal envergadura que yo
llamo multi-represión", afirma Moreno Gómez, que desgrana su variedad y su
cuantificación aproximada: apresamientos masivos con 300.000 presos en 1940;
507.000 detenidos emplazados en 188 campos de concentración; 90.000 integrantes
de batallones de trabajadores; al menos 400.000 obligados a partir hacia el
exilio; hambre como instrumento represivo, adobado con racionamiento y
estraperlo; humillación de las mujeres usando el rapado y el aceite de ricino;
robo y desaparición de niños en número cifrado por la ONU de 30.000 menores;
represión económica para arruinar a los vencidos con apropiación indebida de
propiedades y bienes, así como con fuertes sanciones y multas; represión
ideológica y laboral con listas negras para trabajar, etc.
Moreno dice
que en la represión hubo una "conexión nazi"
Todo ello
ocurrió durante la postguerra que Moreno Gómez califica de "victoria
sangrienta", el periodo más puramente fascista de la dictadura franquista
hasta que, tras la derrota de Hitler y Mussolini en la Segunda Guerra
Mundial, Franco tuvo que disimular su afinidad ideológica y de parafernalia con
los regímenes del Eje.
Sin embargo,
el investigador cordobés sostiene que hubo no pocas similitudes de los métodos
represivos del franquismo y del nazismo, comenzando por la obsesión de ambos
dictadores por el sistema concentracionario, "aunque Hitler se
contentó con los campos de concentración, mientras que Franco prefirió las
cárceles como núcleo represivo".
Los hijos sin bautizar no podían visitar a sus padres
presos
En las
cárceles se torturaba y de ellas se salía para el paredón, pero también servían
-según Moreno Gómez- para la represión ideológica, cuya función asumió la
Iglesia. Se ejercía un control sobre las familias, ya que las visitas de los
hijos y de las mujeres no estaban permitidas salvo que ellos estuvieran
bautizados y ellas casadas por la Iglesia con los presos; se promovía el
trabajo esclavo al exterior para obras públicas y privadas; y se promovió el
robo de niños con la cobertura legal desde 1940 que impedía la presencia de
niños con más de tres años con sus madres y desde 1941, que facilitaba el
cambio de nombre de los menores. "Lo de los niños en las cárceles era
sencillamente inhumano", señala Moreno Gómez, poniendo como ejemplo el
testimonio de una mujer presa en la cárcel guipuzcoana de Saturrarán.
Carmen
Riera: "En diez días murieron más de 30 niños, entre ellos mi hija"
Decía Carmen
Riera que "en diez días murieron más de 30 niños, entre ellos mi hija.
Me llevaron su cajita a la celda unas monjas que trajeron unas flores y no
paraban de decir que era un angelito que adoraba a Dios, hasta que no pude más
y las eché de allí. Y me pasé toda la noche sentada en el suelo junto a la caja
de mi niña". En aquella cárcel vasca murieron 120 mujeres y 57 niños.
Se aplicaba
a los presos una "dieta hipocalórica de 800 calorías, a sabiendas de que
con menos de 1.200 no se puede sobrevivir", lo que produjo una elevada
mortandad en las grandes cárceles. Francisco Moreno precisa que esto se produjo
desde finales de 1940, que fue cuando los detenidos en los pueblos fueron
trasladados a las grandes cárceles de las capitales y pone varios ejemplos de
reclusos muertos por hambre: 900 en la prisión de Sevilla, 660 en la isla
pontevedresa de San Simón (reservada para los ancianos) o 756 en una cárcel de
Córdoba atestada con 3.500 presos, lo que supone una mortandad del 20% de la
población. "Los detenidos encarcelados tras el fin de la guerra cerca de
sus pueblos de origen eran alimentados por sus familias, pero después del
alejamiento la distancia lo impedía".
La
"conexión nazi" de la estrategia concentracionaria franquista que
Francisco Moreno aprecia no sólo se circunscribe a la escasa dieta alimenticia,
sino al uso del clima como instrumento represivo, ya que los presos del sur
fueron trasladados a cárceles del norte, donde el frío hacía estragos, y
viceversa con los represaliados del norte a cárceles del sur. "En Burgos,
con el frío ya tenemos bastante", decían los presos políticos andaluces,
sobre todo en 1941, que fue el año de mayor mortandad en las cárceles españolas
y que coincidió también con el de la gran mortalidad en Mauthausen, el campo de
exterminio nazi donde murieron más miles de republicanos españoles.
"Otra
coincidencia -señala el historiador Francisco Moreno-, a la que hay que añadir
los traslados de presos en trenes borregueros cerrados sin comer ni beber en
varios días o la ausencia de médicos para atender a los reclusos que era
sustituida por los presos que tenían conocimientos sanitarios, aunque la
coordinación general sí que estaba en manos de médicos como los doctores Mengele
en Auschwitz o Vallejo-Nágera como director de los servicios
psiquiátricos en España, con sus crueles experimentos médicos".
Asesinatos extrajudiciales de Policía Militar y Legión
Moreno Gómez
no pasa por alto la existencia de un fenómeno de las primeras semanas de la postguerra
que no ha sido suficientemente investigado y que, por tanto, supone una de las
aportaciones novedosas de su libro La victoria sangrienta. Lo da en
llamar "primavera negra" y consiste en toda una operación represiva
desplegada en los meses de abril y mayo de 1939 a cargo del Servicio de
Información de la Policía Militar (SIPM).
Franco dio
órdenes de realizar miles de ejecuciones sumarias antes de los consejos de
guerra
"Miles
de personas fueron víctimas de ejecuciones sumarias, fueron paseadas o se les
aplicó la ley de fugas antes de que empezaran a funcionar los consejos de
guerra, siguiendo directrices directas del cuartel general de Franco en Burgos
"que instaban a llevar a cabo lo que no admitía demora". El
historiador pone como ejemplo de aquellas matanzas selectivas extrajudiciales
de postguerra 150 víctimas en Córdoba capital y 100 en Pozoblanco.
Pero también
Francisco Moreno acusa a la Legión de protagonizar asesinatos en aquella
"primavera negra" del 39. "En la zona centro-sur se desplegaron
varios tercios de la Legión, uno de ellos bajo el mando del comandante Salvador
Bañuls. Mataron a gente a torturas en Villanueva de Córdoba, apalearon a
muchos en Belalcázar y Cardeña, al padre del Veneno -legendario maqui
cordobés- le echaron aceite hirviendo en los oídos", relata Moreno Gómez
antes de concluir diciendo: "Esto no se ha estudiado, pero la presencia de
la Legión fue terrible y no lo veo reflejado en ningún sitio".
Fuente: www.publico.es
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