Martes, 14 de octubre de
2014
Zbigniew Brzezinski fue un conocidísimo asesor de Seguridad Nacional del
presidente Carter y director ejecutivo de la Comisión Trilateral. Miembro del Center for Strategic and
International Studies. En la decada de los 60, Brzezinski se convirtió en uno de los
más furibundos defensores de los ataques militares estadounidenses
a Vietnam
En 1966 entró a formar parte del Consejo de Planificación Política del
Departamento de Estado. Fue uno de los redactores
del discurso "construcción de puentes" pronunciado por el Presidente Lyndon Johnson el 7 de octubre de 1966.
Más tarde defendió revertir la escalada en la guerra, pero se mantuvo muy
crítico con la llamada Nueva Izquierda norteamericana
Zbigniew
Brzezinski es actualmente miembro de la junta directiva del Consejo de Relaciones
Exteriores, Consejo Atlántico, National Endowment for Democracy y Center for
Strategic and International Studies. Es tambien en la
actualidad profesor en la Paul H. Nitze School of Advanced International Studies de la
Universidad Johns Hopkins.
Su hijo Mark Brzezinski es un abogado que trabajó en el Consejo de Seguridad
Nacional durante la Administración Clinton, y ha integrado el equipo
de asesores en política exterior de
la campaña presidencial del Senador Barack Obama. Su otro hijo, Ian Brzezinski, ha asesorado a la campaña presidencial
del Senador
John McCain.
Entre sus obras más
conocidas se halla el libro "El gran tablero (de ajedrez) mundial",
un auténtico best seller donde se describe cuál es la estrategia estadounidense
para ejercer el
dominio mundial.
El semanario francés Le Nouvel Observateur le hizo recientemente esta
significativa entrevista que reproducimos aquí para nuestros lectores.
Le Nouvel Observateur: El ex director de la CIA,
Robert Gates, lo afirma en sus Memorias: los servicios secretos estadounidenses
comenzaron a ayudar a los muyahidines afganos 6 meses antes de la intervención
soviética. En aquella época usted era el consejero del presidente Carter para
los asuntos de seguridad. ¿Desempeñó entonces usted un papel clave en este
asunto? ¿Lo confirma usted?
Zbigniew Brzezinski: Sí, según la versión oficial de la historia, la ayuda de la CIA
a los muyahidines comenzó durante el año 1980, cuando el ejército soviético ya
había invadido Afganistán, el 24 de diciembre de 1979.
Pero la realidad que se mantuvo en secreto es diferente. Fue el 3 de julio de
1979 cuando el presidente Carter firmó la primera directiva sobre la asistencia
clandestina para los opositores al régimen prosoviético de Kabul. Y ese día yo
escribí una nota al presidente donde le explicaba que en mi opinión esa ayuda
provocaría una intervención militar de los soviéticos.
«Sí, la CIA entró en Afganistán antes que los rusos…»
Le Nouvel Observateur: A pesar de ese riesgo
usted era partidario de aquella «covert action» (operación clandestina).
¿Quizás usted hasta deseaba esa entrada en guerra de los soviéticos y quería
provocarla?
Zbigniew Brzezinski: No es exactamente así. Nosotros no empujamos los soviéticos a
intervenir pero incrementamos conscientemente la probabilidad de que lo
hicieran.
Le
Nouvel Observateur: Cuando los soviéticos justificaron su intervención diciendo que
su objetivo era luchar contra una injerencia secreta de Estados Unidos nadie
les creyó. Pero había un fondo de verdad. ¿No siente usted algo de
arrepentimiento hoy en día?
Zbigniew Brzezinski: ¿Arrepentirme de qué? Aquella operación
secreta era una excelente idea. Su efecto fue que atrajo los rusos a caer en la
trampa afgana ¿y usted quiere que me arrepienta de eso? El día que los
soviéticos cruzaron oficialmente la frontera, yo le escribí al presidente Carter
diciéndole sustancialmente: «Ahora
tenemos la oportunidad de darle a la URSS su guerra de Vietnam.»
De hecho, Moscú tuvo que librar durante casi 10 años una guerra insoportable
para el régimen, un conflicto que provocó la desmoralización y finalmente el
estallido del imperio soviético.
¿Qué es lo más importante para la historia mundial? ¿Los
talibanes o la caída del imperio soviético?
Le
Nouvel Observateur: ¿Tampoco se arrepiente usted de haber favorecido el
integrismo islamista, de haber aportado armas y consejo a futuros terroristas?
Zbigniew Brzezinski: ¿Qué es lo más importante para la historia mundial? ¿Los
talibanes o la caída del imperio soviético? ¿Algunos locos islamistas o la
liberación de Europa central y el fin de la guerra fría?
Le
Nouvel Observateur: ¿Algunos locos? Si se está diciendo constantemente que
el fundamentalismo islámico representa hoy una amenaza mundial.
Zbigniew Brzezinski: Boberías. Según nos dicen,
Occidente debería tener una política global ante el islamismo. Eso es estúpido.
El islamismo global no existe. Veamos el islam de manera racional y no
demagógica o emocional. Es la primera religión del mundo, con 1 500 millones de
creyentes. Pero, ¿qué tienen en común la Arabia Saudita
fundamentalista, el Marruecos moderado, el Pakistán militarista,
el Egipto prooccidental y el Asia secularizada?
Nada que no sea lo mismo que une a los países cristianos.
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