Durante su investigación a Blesa
El exjuez Elpidio José Silva (Efe)
07/10/2014
(14:16)
El Tribunal
Superior de Justicia de Madrid acaba de condenar al juez Elpidio José Silva
a 17 años de inhabilitación por encarcelar en dos ocasiones al expresidente de
Caja Madrid, Miguel Blesa. La Fiscalía pedía 30 años por varios delitos,
como prevaricación, retardo malicioso o dos delitos contra la libertad
individual.
El tribunal,
presidido por el magistrado Arturo Beltrán, entiende que ha existido un
daño moral, en este caso a Gerardo Díaz-Ferrán, contra quien Silva
también abrió un proceso penal por recibir un crédito de Caja Madrid
cuando era consejero. "El daño moral es claro en el caso de Díaz-Ferrán,
que se queja de haber sido acusado en un proceso penal merced a un actuar
prevaricador del instructor, que la sala juzga acreditado".
Así, añade
que "esa arbitraria imputación en causa criminal por delito, en sí
misma, produce, consecuencia lógica e indefectible, un padecimiento
moral". La sentencia tiene un voto particular y ahora Silva puede recurrir
la decisión ante el Tribunal Supremo. Mientras tanto, queda apartado
definitivamente de la carrera judicial.
"El
acusado llevó a cabo la acción típica antijurídica, consistente en dictar a
sabiendas resoluciones injustas; su proceder tiene carácter de delito
continuado, por razón de las distintas resoluciones dictadas, sin solución de
continuidad, con la consiguiente pluralidad de acciones, dentro de un plan
preconcebido o en aprovechamiento de las circunstancias que concurren al
instruirse la causa", recalca el tribunal que entiende que Silva actuó de
manera prevaricadora al enviar a Blesa dos veces a la cárcel por la
presunta compra fraudulenta del City National Bank de Florida por parte de Caja
Madrid.
Blesa tras declarar (Reuters)
La sentencia
subraya que Silva era plenamente convincente de que estaba adoptando
decisiones "con total apartamiento al principio de legalidad y de las
garantías del proceso", como admitir la competencia de un hecho nuevo sin
pasar por decanato, adoptar ciertas medidas cautelares o su modo de tramitar
los recursos. Estas decisiones reflejan una "voluntad persecutoria del
investigado que compaginaba con la permanente limitación de sus posibilidades de
defensa, como lo prueba el trato preferente que daba a una de las partes -en
referencia a Manos Limpias-". Su comportamiento produjo "una
auténtica quiebra técnica de la imparcialidad y de la esencia de todo el
proceso, como es el respeto a la dualidad de las partes, que exige tratar a
ambas de modo equitativo".
El tribunal
no solo se queda ahí. También entiende que el ya exjuez llegó a acusar a
Blesa de revelación de secreto con el objetivo de "amedrantarle pues
le consideraba un estorbo permanente para su peculiar instrucción y desconfiaba
de él". Y recalca: "el acusado ha instruido una causa general a
espaldas del investigado. Es decir, ha instrumentalizado el proceso penal,
para tratar de imputar algún delito a Miguel Blesa por su gestión al frente
de Caja Madrid, competencia que no le correspondía, y lo ha hecho con notable
menoscabo del derecho constitucional de defensa".
La Sala le
acusa de haber cometido el delito más grave que puede cometer un juez evitando
al investigado un juicio justo. "No es que haya habido decisiones
discutibles o meros errores, es que ha dirigido toda una operación judicial
de corte inquisitorial, a fin de descubrir cualquier cosa que pudiera imputarle
a Blesa y Díaz-Ferráz o a sus parientes, y ello en base a una prospección
inquisitiva destinada a obtener cualquier indicio que sirviera de
propósito"
.
Manifestación contra Blesa (Efe)
El voto
particular, emitido por el presidente Artur Beltrán, considera que la
actuación de Silva fue "sumamente irregular" pero no se puede
entender como prevaricadora. A su juicio, las actuaciones del instructor no se
hicieron a sabiendas de que eran contrarias a la legalidad. Se basa
principalmente en que el Ministerio Fiscal no recurrió ninguna de las
decisiones acordadas por Silva durante la insutrcción. "Y ello no puede
atribuirse a que estuviera encarnado en una persona frívola o ignorante. El
fiscal actuó con gran rigor jurídico y conocimiento de las actuaciones,
con firmeza, temple y sosiego. Se hace difícil pensar que alguien así
percibiera con claridad como delictiva la conducta del juez y no la
combatiera".
Beltrán
explica que el punto más polémico es el ingreso en prisión de Blesa preo hace
un apunte. Silva se movió por la sensación, entre otras cosas, de que Blesa
podría darse a la fuga. Así, recuerda que "hace años nadie pudo
presumir que el fugado más famoso de España fuera un director general de la
Guardia Civil". Y el magistrado sostiene que son múltiples los ejemplos.
"En la práctica diaria son centenares las veces que cada mes los
tribunales de apelación acuerdan la libertad provisional de quien ha recurrido
ante ellos la prisión preventiva, sin que ello traiga para quien la acordó
consecuencia penal alguna".
Fuente: www. http://www.elconfidencial.com/
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