Un centenar de
vecinos, molestos con el párroco por llamar adúlteras a las mujeres, le
impidieron oficiar la misa
Ourense / la voz 12 de mayo de 2014 13:45
Los vecinos de las parroquias ourensanas Punxín y Freás han dicho «basta
ya» a su párroco. Después de varios meses de desavenencias, un centenar de
feligreses se plantaron ayer ante la puerta de la iglesia, justo a antes de
misa de doce, para impedirle la entrada, obligarlo a dialogar con ellos y
tratar de reconducir la situación. No fue posible. Pese a la insistencia de los
feligreses, no hubo manera de solucionar las cosas y, ante la imposibilidad de
acceder al templo, el religioso decidió marcharse.
Un amplio grupo de vecinos lo siguió entonces hasta su coche,
continuando con sus reclamaciones y, antes de que se subiera al vehículo, el
sacristán le comunicó que dimitía del puesto y le entregó las llaves.
Está claro que la misa tendrá que esperar a otro día. Aunque es
imposible predecir qué día, porque los parroquianos amenazan con impedir «aínda que sexa cun cadeado» que el sacerdote Jesús
Conde, que atiende estas parroquias desde hace dos meses, vuelva a oficiar
allí. Solo quieren que se vaya. «Levamos xa moito tempo con
problemas. Estamos fartos de que chegue sempre tarde a misa e que aínda por
riba nos insulte e ofenda as mulleres dicindo que non teñen sentimentos e que
son adúlteras. Iso non se pode tolerar» se quejaba ayer Jonathan Veiga Varela, que ha
ejercido como sacristán durante los últimos 14 años. Hasta ayer.
Argumenta que el párroco se niega a oficiar misas de difuntos, que
retira los carteles que ellos colocan en la puerta de la iglesia para
anunciarlos, que les obliga a ir a buscarlo a su casa en coche cuando hay un
funeral e incluso que les impide acceder a la cuenta corriente que tienen los
vecinos y en la que ingresan dinero del cepillo o donaciones para sufragar
gastos de algunas fiestas religiosas. «Xa o
advertimos tres ou catro veces para que cambiara, pero se polas boas non
conseguimos nada, faremos o que sexa necesario», explica Veiga, que asegura
haber sufrido las malas formas del sacerdote. «Negoume a comuñón porque me dixo que eu estaba vivindo en
pecado coa miña moza».
Por todo ello, han comenzado ya una recogida de firmas en las que pide
al obispado que releve al sacerdote, de 56 años. Además, dicen que van a
interponer una denuncia ante el juez eclesiástico. Y mientras, tratarán de
impedir que pueda acceder a la iglesia. «Hoy se ha ido de aquí como un cobarde,
pero ya le hemos dicho que no vuelva más».
Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/
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