Artículos de Opinión | Alberto Garzón | 23-05-2014 |
El
debate público sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) que se está negociando
entre la Unión Europea y Estados Unidos es casi inexistente. Y eso a pesar, o
quizás debido a, su importancia. Por eso desde la Secretaría de Economía
Política Global de Izquierda Unida hemos lanzado un documento divulgativo con
el que pretendemos romper el bloqueo informativo sobre el TLC. Se trata de una
serie de 50 preguntas y respuestas que de forma pedagógica intentan desvelar la
importancia de un Tratado negociado de espaldas a la ciudadanía y que apoyan
los principales grupos de poder económico y político. Esperamos que sea útil.
Para
una lectura más cómoda el documento puede descargarse en formato .pdf pinchando
aquí: 50 preguntas y respuestas sobre el Tratado de Libre Comercio
entre Estados Unidos y la Unión Europea
Por Alberto Garzón Espinosa
y Desiderio Cansino Pozo
Secretaría de Economía Política Global de Izquierda Unida
Secretaría de Economía Política Global de Izquierda Unida
1.
¿Qué es un tratado de libre comercio?
Un
tratado de libre comercio es un acuerdo que se firma entre dos o más países y
que tiene como objetivo ampliar el mercado de bienes y servicios entre los
países firmantes. Para ello se busca la reducción o eliminación de las barreras
arancelarias y no arancelarias que existen en un determinado momento entre
espacios económicos. Es decir, busca la reducción o eliminación de los
impuestos a la importación y de la regulación relativa a la comercialización
internacional de bienes y servicios. Cuando el acuerdo se firma entre dos
países es conocido como acuerdo bilateral mientras que cuando se firma
entre más de dos países se denomina acuerdo multilateral. En el mundo
hay más de 3.000 acuerdos internacionales de inversión, la mayoría de ellos
bilaterales.
2.
¿Cuándo se ha empezado a negociar el tratado entre EEUU y la UE?
El
28 de noviembre de 2011 durante encuentro entre líderes europeos y
estadounidenses se creó el Grupo de Trabajo de Alto Nivel sobre Empleo y
Crecimiento (HLWG, por sus siglas en inglés). Este grupo tenía como objetivo
estudiar las políticas necesarias para incrementar el comercio y la inversión
entre EEUU y la UE, haciendo recomendaciones a los diferentes gobiernos. En
junio de 2013 la Unión Europea y los Estados Unidos anunciaron el inicio de
negociaciones para llegar efectivamente a un Acuerdo Transatlántico de Comercio
e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés), también conocido simplemente como
Tratado de Libre Comercio (TLC). Las conversaciones comenzaron finalmente
durante el mes de julio de 2013, y se prevé que se pueda aprobar finalmente
durante 2014.
3.
¿Por qué no me he enterado antes?
Aunque
la Comisión Europea ha insistido en que la negociación es transparente, lo
cierto es que el proceso de negociación es prácticamente secreto. No se conocen
detalles concretos de las negociaciones y sólo algunos documentos filtrados
desde las propias instancias europeas han permitido ir desgranando los pilares
del futuro acuerdo. El negociador principal de la parte europea reconoció en
una carta pública que todos los documentos relacionados con las negociaciones
estarían cerrados al público durante al menos treinta años. Concretamente
aseguró que esta negociación sería una excepción a la Regla 1049/2001 que
establece que todos los documentos de las instituciones europeas han de ser
públicos[1]. Asimismo, el comisario De Gucht aseguró en el Parlamento Europeo
que la negociación del TLC debía tener grado de confidencialidad y negó la
función de negociación al Parlamento[2]. Lo que supone un ataque más a la ya
escasa democracia en el seno de la Unión Europea.
4.
¿Entonces qué principio guía la redacción del documento?
Son
los intereses económicos de las multinacionales los que están dictando las
negociaciones. De hecho, la Comisión Europea se embarcó en más de 100
encuentros cerrados con lobistas y multinacionales para negociar los contenidos
del tratado. La Comisión Europea tuvo que reconocer esos encuentros a
posteriori, y más del 90% de los participantes resultaron ser grandes
empresas[3].
5.
¿Quién apoya este TLC en España?
Dado
que no hay debate público, es muy difícil conocer la opinión de la ciudadanía o
de las organizaciones civiles. Sin embargo, la mayoría de los partidos del
Congreso de los Diputados sí se han posicionado ya. El acuerdo firmado en junio
de 2013 entre el Partido Popular y el Partido Socialista en el Congreso recogía
una petición expresa al Gobierno para «apoyar un rápido comienzo de las
negociaciones de un acuerdo de libre comercio entre los Estados Unidos de
América y la Unión Europea ambicioso y naturalmente beneficioso»[4].
6.
Al menos podremos votar los ciudadanos…
No,
dado que la aprobación final del TLC corresponde al Parlamento Europeo. Sólo en
caso de que las autoridades nacionales quisieran consultar a sus ciudadanos
podríamos participar de forma directa en la decisión. Sin embargo, el 6 de mayo
de 2014 el Congreso de los Diputados rechazó la convocatoria de un referéndum
sobre el TLC, como proponía Izquierda Unida, con los votos en contra de PP,
PSOE, CIU, PNV y UPyD.
7.
¿Son muy altas las barreras arancelarias entre EEUU y la UE?
No.
La propia Comisión Europea ha reconocido que «las relaciones económicas entre
los Estados Unidos y la Unión Europea pueden ser consideradas entre las más
abiertas del mundo»[5]. Asimismo, la Organización Mundial del Comercio ha
estimado que las tarifas promedio rondan el 3,5% en Estados Unidos y el 5,2% en
la Unión Europea. Estamos hablando de niveles extraordinariamente reducidos.
8.
¿Entonces qué se busca con el TLC?
La
Comisión Europea considera que «las medidas regulatorias constituyen el mayor
obstáculo para incrementar el comercio y la inversión entre Estados Unidos y la
Unión Europea»[6]. Así, el propósito no es la reducción de los ya bajos niveles
arancelarios sino la modificación de la regulación existente en las relaciones
comerciales entre ambos espacios económicos, favoreciendo únicamente a las
grandes empresas transnacionales que son las únicas interesadas.
9.
¿De qué tipo de regulación estamos hablando?
Se
trata de la regulación relacionada con el control sanitario de determinados
productos, con los estándares medioambientales, con los convenios laborales,
con la propiedad intelectual e incluso con la privatización de servicios
públicos. Se argumenta que estas normas suponen costes adicionales para
las empresas, todo lo cual sería una pérdida de potencial económico para las
distintas economías.
10.
¿Y cómo afectaría un TLC al crecimiento económico y el empleo?
Según
informes económicos favorables al acuerdo, el TLC crearía en EEUU y UE hasta
dos millones de nuevos puestos de trabajo y estimularía el crecimiento
económico incluso un 1% anual. Sin embargo, el propio informe de la Comisión
Europea apunta a un posible crecimiento económico del 0,1% anual en uno de las
mejores escenarios posibles. Por otro lado, la Comisión Europea también señala
entre los beneficios de este Tratado la bajada de precios.
11.
Menos es nada. ¿Son creíbles esas predicciones?
En
absoluto, dado que se han extraído de modelos econométricos que dependen de
unas hipótesis poco realistas. Siempre es posible torturar los modelos
estadísticos y los propios indicadores para que nos digan lo que queremos. Es
mucho más riguroso basarse en la experiencia pasada de tratados similares que
en esbozar milagros sobre el papel.
12.
¿Hay experiencias pasadas que sean equiparables?
Sí,
por ejemplo el conocido como Acuerdo de Libre Comercio de Norte América (NAFTA,
por sus siglas en inglés). Cuando se firmó por Canadá, Estados Unidos y México
en 1993 se anunció que crearía un total de 20 millones de empleos. Pasado el
tiempo la propia Cámara de Comercio de EEUU ha reconocido que tal promesa no se
materializó[7]. De hecho, las estimaciones independientes más razonables
apuntan a que finalmente hubo una pérdida neta de empleos cercana al millón de
personas debido a las deslocalizaciones[8].
13.
¿Es posible que el TLC destruya puestos de trabajo?
Por
supuesto, y de hecho incluso la Comisión Europea asume que va a ocurrir. Lo que
sucede es que la Comisión considera que será un efecto parcial circunscrito a
algunos sectores económicos y zonas geográficas y que será compensado por
efectos positivos en otros sectores económicos y regiones. También algunos
pensadores liberales sostienen que los efectos perjudiciales sobre el empleo
serán compensados por el desplazamiento productivo hacia líneas de actividad
más eficientes[9].
14.
Entonces… ¿aumentar la oferta de bienes y servicios va a crear empleo en
España?
No.
Nuestro problema no es la oferta sino la demanda. Si nuestros ingresos y rentas
disponibles son menores, lógicamente compramos menos. Es decir, cada vez somos
más pobres y no se incrementan las ventas. Por lo tanto, lo que se va a
producir es un trasvase de ventas desde las empresas locales hacia las grandes
empresas que son las pueden mantener estructuras de costes y precios reducidos
a lo largo del tiempo hasta que hayan logrado eliminar a la competencia local.
15.
¿Quiere decir eso que se destruirán empresas y sectores?
Efectivamente.
Cuando se amplían los mercados la competencia se incrementa y las empresas
nacionales se ven obligadas a competir con las extranjeras. Y en esa pugna
acaban victoriosas las empresas más competitivas. Todas las que no puedan
competir y ofrecer precios más bajos tendrán que desaparecer junto con todos
sus puestos de trabajo. De hecho, la Comisión Europea ha reconocido que la ventaja
competitiva de algunas industrias estadounidenses generarán un notable impacto
negativo en sus homólogas en la Unión Europea, pero asume que los gobiernos
tendrán fondos suficientes para mitigar los costes que ello genere[10].
16.
¿Cómo se verá afectada la agricultura europea?
El
modelo agrario europeo es muy diferente al estadounidense, tanto en su
organización como sobre todo en su tamaño. En EEUU hay 2 millones de granjas,
mientras que en la Unión Europea hay 13 millones. En promedio una granja estadounidense
es 13 veces más grande que una europea, lo que permite a las empresas
estadounidenses competir en mejores condiciones. Por eso los agricultores
europeos están tan preocupados: la amenaza de una concentración de poder y
riqueza en el sector es muy alta.
17.
¿Mayor concentración?
Sí,
el efecto final de un proceso como el descrito es siempre un aumento de la
concentración y centralización de las empresas. Dicho de otra forma: el pez
grande se come al pez chico. El TLC implicará un duro golpe a la mayoría social
del tejido empresarial europeo, que está constituido en su 99% por pequeñas y
medianas empresas. Hasta ahora, los desarrollos normativos en los distintos
países de la Unión Europea buscaban equilibrar las condiciones en el juego de
la economía de mercado defendiendo a las pequeñas empresas para que tuvieran la
oportunidad de competir en igualdad de condiciones con las grandes. Con el TLC
este equilibrio se rompe para inclinarse la balanza a favor de las grandes
corporaciones.
18.
¿Y ello conducirá a una UE más homogénea?
No,
lo que es más probable es que se produzca una ampliación de la brecha
centro-periferia que ya existe en la Unión Europea. La estructura productiva de
los países de la periferia (Portugal, Grecia, España…) está mucho menos desarrollada
y es mucho menos competitiva, de modo que una mayor competencia proveniente de
las empresas estadounidenses será un golpe mortal a las frágiles industrias de
la periferia europea. Además, no sólo se conducirá hacia una UE menos
homogénea, sino que la brecha entre economías ricas y pobres, entre el norte y
el sur, a escala mundial no haría más que aumentar. Dicho de otro modo, el
norte se alía con el norte.
19.
¿Supone eso el fin de las posibilidades de reindustrialización?
Sí,
porque se establece una camisa de fuerza que limita enormemente la capacidad de
desarrollar una industria propia y competitiva para los gobiernos de las
economías menos desarrolladas. Al fin y al cabo, los países que primero se
industrializaron lo hicieron a través de medidas totalmente contrarias a las
apuntadas por los tratados de libre comercio.
20.
¿Es eso cierto? ¿Es posible el desarrollo sin libre comercio?
Por
supuesto. Como afirma el trabajo del reputado economista Ha-Joon Chang, «los
consejos dados a los países en desarrollo durante las dos últimas décadas no
sólo han sido básicamente erróneos sino que también ignoran la experiencia
histórica de los propios países industrializados cuando se esforzaban por
alcanzar el desarrollo»[11]. Concretamente, los países que primero se
desarrollaron lo lograron a través de políticas de protección a la industria
naciente y subsidios a la exportación, hoy prácticas consideradas muy negativas
por los organismos internacionales.
21.
¿Significa eso estar en contra del comercio?
En
absoluto. El comercio es muy positivo para las relaciones económicas y
sociales, pero debe enmarcarse en un conjunto de reglas que impidan la
concentración de poder y riqueza o la vulneración de los derechos humanos. El
propio Adam Smith, a menudo símbolo del capitalismo industrial, fue partidario
de establecer topes al libre comercio al percibir que un mercado desenfrenado y
carente de la acción del Estado podía atacar la esencia humana.
22.
¿Entonces por qué se nos recomienda medidas erróneas?
El
economista alemán Friedrich List lo resumió con una metáfora. Según él, «un
ardid muy común e inteligente que practica quien ha alcanzado la cumbre de la
grandeza es retirar la escalera por la que ha trepado para impedir a otros
trepar tras él»[12]. Ello quiere decir que los países más desarrollados, que
tienen industrias de alto valor añadido muy competitivas recomiendan al resto
la apertura de fronteras comerciales porque saben que la victoria de sus
empresas está asegurada. El propio List ya apoyó la idea según la cual «en
presencia de países más desarrollados, los países [económicamente] atrasados no
pueden desarrollar nuevas industrias sin contar con la intervención estatal,
especialmente con protección arancelaria». Dicho de otra forma, en ese terreno
de juego será imposible para España encontrar otro modelo productivo sostenible
y equilibrado.
23.
¿Y qué pasará durante la lucha competitiva entre las empresas?
Cuando
varios países abren sus fronteras para crear un mercado común de bienes y
servicios se da un fenómeno de competencia hacia la baja o carrera
hacia el fondo en el que se desploman los estándares laborales, los
medioambientales e incluso los democráticos. Eso es lo que supondrá la
aprobación del TLC. Aunque la retórica oficial de la Comisión Europea habla de
«armonización de la regulación», se trata en realidad de un proceso en el que
la igualación viene dada a la baja. Así, se habla de un proceso de mínimo
denominador común en el que el resultado de la armonización será la
igualación al nivel de la regulación más laxa.
24.
Entonces, ¿pueden verse afectados los derechos laborales?
Sí.
EEUU se ha negado a ratificar convenios de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), incluyendo aquellos que se refieren a la libertad de asociación
y a las prácticas sindicales. Su legislación -irónicamente llamada derecho
al trabajo- es en realidad una legislación contra la negociación colectiva
y el sindicalismo, y ha modelado en EEUU un sistema de competencia a la baja en
materia laboral entre los Estados. Todos pugnan por atraer inversiones
internacionales y nacionales por la vía de reducir aún más las condiciones
laborales. Una igualación de la regulación hacia el sistema estadounidense es
compatible con la cruzada que la Comisión Europea ha iniciado contra los salarios
y el peso salarial en la renta. El TLC podría servir de catalizador del
acercamiento de las normas laborales europeas a los estándares estadounidenses.
Una generalización de la carrera hacia el fondo.
25.
¿Y a qué tipo de trabajo conducen estas normas?
En
un escenario de incremento de la competencia, y en el que opera una tendencia
de carrera hacia el fondo, el trabajo se va precarizando cada vez más y
se disipan las posibilidades de un trabajo indefinido o estable. Las empresas
siempre estarán dispuestas a deslocalizarse hacia las regiones donde se den
menos salarios y costes laborales –entre los cuales cabe incluir los derechos
laborales-, de tal forma que la amenaza es permanente. Esa amenaza, junto con
la del desempleo, presiona a la baja todos los estándares. Incluido el del
salario, cuestión que ya teorizaron los economistas clásicos (Marx, Ricardo,
Smith) al hablar de una tendencia hacia el salario de subsistencia, esto
es, hacia un nivel verdaderamente ínfimo.
26.
¿Significa eso que habrá nuevas reformas laborales?
Efectivamente.
Una vez aprobado el TLC todos los Gobiernos tendrán que adaptar sus normativas
nacionales a los nuevos acuerdos internacionales, lo cual implicará una nueva
ola de reformas laborales, financieras, fiscales, etc. que sirva a esa
armonización regulatoria propuesta en el tratado.
27.
¿Van a pagar las empresas menos impuestos?
Las
grandes empresas ya tienen mecanismos para eludir el mayor pago de impuestos
posibles. Los aranceles se repercuten al consumidor final de los bienes o
servicios. La eliminación de los mismos suponen una merma en los ingresos
públicos de los Estados, que podrían destinarse para compensar el impacto
ecológico de la actividad económica o los costes sociales de las
deslocalizaciones empresariales.
28.
¿El tratado también regulará el sector sanitario?
Toda
la regulación está sujeta a ser modificada por el tratado, pero los
negociadores de Estados Unidos han señalado particularmente a la regulación
sobre sanidad y productos fitosanitarios como principales objetivos a
armonizar[13]. Y es que la regulación de la Unión Europea en esta materia está
mucho más desarrollada y es más rígida que la de Estados Unidos, razón por la
cual una armonización a la baja será especialmente lesiva para los ciudadanos
europeos.
29.
¿Eso quiere decir que estará en riesgo mi salud?
Muy
probablemente. La Unión Europea utiliza actualmente un principio de precaución
que impide que determinados productos puedan comercializarse a pesar de que no
haya suficiente investigación científica que revele su peligrosidad. El sistema
funciona porque son las empresas las que tienen que demostrar que sus productos
no representan un problema para la salud del consumidor. Y ese proceso es
largo, lo que los empresarios estadounidenses consideran que es un coste
que hay que evitar.
30.
¿Y si finalmente se produce esa armonización?
Pues
entre otras cosas los supermercados europeos se inundarán de productos que son
habituales en Estados Unidos y que sin embargo a día de hoy están prohibidos en
la Unión Europea por motivos sanitarios o ecológicos. Por ejemplo, el 70% de
toda la comida vendida en Estados Unidos contiene ingredientes modificados
genéticamente, algo impensable actualmente en la Unión Europea.
31.
¿Y por qué a día de hoy están prohibidos tantos productos?
En
las décadas de los ochenta y noventa la Unión Europea introdujo restricciones a
la importación de muchos productos estadounidenses por motivos de salud. Por
ejemplo, las granjas estadounidenses suelen incrementar su productividad a
través de la implantación a los animales de hormonas que les hacen engordar y
crecer más rápido. Dichas hormonas, aplicadas sobre las reses o los pollos,
están bajo sospecha tras vincularse con la proliferación del cáncer en humanos.
Por eso la Unión Europea ha bloqueado sistemáticamente tantas importaciones, a
pesar de las duras críticas de la industria estadounidense.
32.
¿También el medio ambiente se verá afectado?
Sí,
y no sólo porque la regulación medioambiental será modificada sino también
porque el incremento del volumen de intercambio de bienes y servicios afectará
al medio ambiente. La propia Comisión Europea prevé un incremento de hasta 11
millones de toneladas métricas de dióxido de carbono emitidas a la atmósfera,
lo que obviamente contraviene todos los protocolos internacionales de medio
ambiente. Si finalmente se incrementa el comercio, se incrementarán también los
recursos materiales, hídricos y energéticos necesarios para su producción, así
como residuos, emisiones y desechos. Eso sí, en un alarde de hipocresía y
economicismo, la Comisión Europea espera que «las ganancias asociadas con el
incremento del comercio sean en principio suficientemente grandes como para
pagar los costes necesarios para la disminución de la polución»[14]. Pero cabe
advertir que la lógica monetarista y de mercado son ineficaces para dar
solución a los problemas ecosistémicos, ya que éstos se rigen bajo otros
principios.
33.
Y la armonización de la regulación medioambiental, ¿cómo afectará?
De
la misma forma que ocurría en el aspecto sanitario, con una armonización a la
baja y la ruptura del principio regulatorio de precaución que actualmente usa
la Unión Europea. Por ejemplo, hoy en día la Unión Europea bloquea más de 1.200
sustancias que se utilizarían en cosméticos, mientras que Estados Unidos sólo
bloquea poco más de diez. Además, la armonización de la regulación sobre
prácticas que dañan al medio ambiente podría abrir la puerta al fracking
en Europa.
34.
¿Qué es el fracking?
Esta
práctica permite extraer gas o petróleo del subsuelo pero dejándolo
prácticamente inutilizable y plagado de sustancias tóxicas, alergénicas y
cancerígenas. Además, es un proceso vinculado a la generación de terremotos de
diferente magnitud. De ahí que esta práctica esté siendo frenada
legislativamente en la Unión Europea, algo criticado duramente por las grandes
empresas y por sus partidarios. Y es que las grandes empresas estadounidenses
de exportación de gas y petróleo están buscando formas de superar la normativa
europea respecto a la fracturación hidráulica (fracking) para poder
incrementar sus beneficios. El primer ministro del Reino Unido, sin ir más
lejos, denunció que la legislación europea permitía que «nuestros competidores
vayan por delante de nosotros en la explotación de estos recursos»[15].
35.
¿Qué ocurrirá con la propiedad intelectual?
El
Tratado incluirá disposiciones para promover los llamados derechos digitales,
es decir, supuestamente para proteger a las empresas de la piratería digital.
Pero en realidad esto puede suponer la restricción del acceso al conocimiento y
la puesta de obstáculos a la innovación.
36.
Eso me suena… ¿no se debatió ya en el Parlamento Europeo?
Efectivamente,
el TLC busca recuperar el espíritu del Acuerdo Comercial Antifalsificación
(ACTA, por sus siglas en inglés). Aquel acuerdo fue debatido y felizmente
rechazado en el Parlamento Europeo en el año 2012, pero las grandes empresas y
sus lobbies no se han rendido y buscan ahora incluir los aspectos fundamentales
dentro del TLC.
37.
¿Y cómo afectará a los ciudadanos esa inclusión?
Hay
que recordar que en Estados Unidos las grandes empresas pueden acceder sin
límites a toda la información privada de sus clientes. Así, empresas como
Facebook, Google o Microsoft tienen capacidad de utilizar esa información como
deseen. Sin embargo, en la Unión Europea hay límites que protegen ese espacio
personal. ACTA y ahora el TLC buscan romper esa regulación europea para
armonizarla con la falta de límites de Estados Unidos. Y ello incluye la
posibilidad de que los proveedores de internet puedan dar toda la información
-incluido el historial de navegación- a los gobiernos y grandes empresas. En
definitiva, con la excusa de querer proteger los derechos de propiedad
intelectual de las grandes empresas se vulneran claramente los derechos individuales
de los ciudadanos.
38.
¿Y eso afecta a las medicinas?
Exacto,
pues el TLC busca reforzar los derechos de propiedad intelectual. Y ello
incluye el fortalecimiento de las patentes de las empresas farmacéuticas. Esta
política supone un mayor coste para los presupuestos públicos en sanidad,
retraso en la incorporación de genéricos y mayor coste de los medicamentos para
los hogares. Hay que recordar que cuando un medicamento con patente compite con
un medicamento genérico se produce una disminución del precio de los
medicamentos en cuestión, todo lo cual beneficia no sólo a los hogares sino
también a la administración pública.
39.
¿Y a los servicios públicos?
El
Tratado alcanza a todos los sectores de la economía, incluido el sector
público. Muchos de los sectores públicos en Europa son fundamentalmente
privados en Estados Unidos, y existe la amenaza real de que las grandes
empresas estadounidenses vean Europa como un gran mercado para su expansión. Al
coincidir esto con las políticas de austeridad promovidas por la Comisión
Europea, hay un riesgo más que evidente de que el deterioro de la calidad de
los servicios públicos sea la excusa de una futura ola de privatizaciones en
numerosos sectores públicos. Ello apunta a una reducción del Estado y su capacidad
de intervenir en la economía.
40.
Eso interpela a la democracia…
Sí.
La democracia en su definición procedimental implica una serie de reglas que
permiten a los ciudadanos elegir a los representantes que tomarán las
decisiones políticas. Pero entre los requisitos previos se encuentra asimismo
la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos, que es en quienes reside la
soberanía nacional. Sin embargo, este tratado de libre comercio atenta
directamente contra este requisito al conceder una mayor protección legal a las
grandes empresas que a los propios ciudadanos o a los Estados.
41.
¿Quiere decir que las grandes empresas se sitúan por encima de los Estados?
Desgraciadamente
así es, dado que el TLC incluirá una cláusula de protección de los inversores
extranjeros (conocida como Investor-State dispute settlement, ISDS) que
permitirá a las multinacionales demandar a los Estados cuyos gobiernos aprueben
leyes que afecten a sus beneficios económicos presentes o futuros.
42.
¿Entonces el TLC estará por encima de la Constitución de cada país?
Sí,
será como una supraconstitución. Y los tribunales internacionales de arbitraje,
que no están constituidos por jueces independientes, tendrán un nivel judicial
más alto que los tribunales nacionales. Así, un Estado puede ser condenado por
un tribunal internacional por haber vulnerado los posibles beneficios de una
multinacional. Pero además las grandes empresas pueden obviar los tribunales
locales y directamente demandar a los Estados a través de tribunales
internacionales, algo que ningún ciudadano puede hacer.
43.
¡Eso ni en la ciencia ficción!
Ojalá
sólo fuera parte de una novela distópica. Pero la realidad es que estas
cláusulas y los tribunales internacionales de arbitraje ya existen en el mundo
desde hace mucho tiempo, pues han llegado de la mano de muchos otros tratados
de libre comercio. Lo que sucede es que esta vez llegan a la Unión Europea de
una forma mucho más clara.
44.
¿Y ya hay empresas que hayan demandado a los Estados?
Sí,
por ejemplo la multinacional estadounidense Phillip-Morris ha demandado a
Uruguay por 2.000 millones de dólares por haber puesto alertas sanitarias en
las cajetillas de tabaco. Otra multinacional como Vattenfall ha demandado a
Alemania por 3.700 millones de dólares por haber apagado sus centrales
nucleares. Otra como Lone Pina ha demandado a Canadá por 250 millones de
dólares canadienses por la moratoria de fracking que aprobó el Gobierno de
Quebec.
45.
¿Se han dado sentencias condenatorias contra los Estados?
Hay
muchos ejemplos. Ecuador fue sentenciado a pagar 2.300 millones de dólares a la
petrolera Occidental Petroleum por abandonar la construcción de un pozo de
petróleo en el Amazonas. E incluso Libia tuvo que pagar 900 millones de dólares
de ”beneficios perdidos” por un proyecto turístico en el que sólo se habían
invertido 5 millones de dólares.
46.
¿Cuál es la base de esas denuncias que ganaron las multinacionales?
Fundamentalmente
argumentan que las decisiones de los gobiernos les han quitado la expectativa
de beneficios futuros. Es decir, se trata de un concepto que se extiende hasta
las supuestas ganancias perdidas a causa de determinadas políticas.
47.
Eso quiere decir que los gobiernos están en indefensión…
Claro,
porque el comportamiento de los Gobiernos cambia en la medida que existe una
amenaza permanente de demandas multimillonarias por parte de las
multinacionales. Por ejemplo, el ministro de Salud de Nueva Zelanda anunció el
retraso de la aprobación de un pack sanitario hasta que se conociese la
sentencia de Phillip Morris contra Australia.
48.
Si un gobierno cambia y quiere aplicar otra política, ¿qué ocurre?
Pues
que es carne de cañón para todas las multinacionales que crean que ese cambio
afecta a sus beneficios presentes y futuros. El caso paradigmático es
Argentina, que tras la crisis de 2001 cambió radicalemente de política
económica para intentar proteger a sus ciudadanos y desde entonces ha recibido
más de 40 denuncias por parte de multinacionales…
49.
Bueno, los Estados siempre pueden ganar en un juicio
Difícilmente
en muchos casos. Hay que pensar que las multinacionales cuentan además con
gabinetes de abogados especializados en la materia que generalmente están mucho
más preparados que los abogados de los propios Estados. Pocos Estados se pueden
permitir pagar la alta remuneración que reciben los abogados de las grandes
multinacionales, y mucho menos mantener un equipo entero especializado en el
tema.
50.
¿Podríamos decir que es un negocio económico en crecimiento?
Sí,
a finales de 2013 había un mínimo de 268 demandas pendientes contra 98 países
(UNCTAD). En los noventa sólo había una docena. Se trata de un nuevo negocio en
sí mismo, lo que ha hecho que muchas empresas de abogados se hayan
especializado y estén dispuestas a litigar por cualquier evento que crean puede
servir para sacarle dinero a los Estados, desviándose como consecuencia grandes
cantidades de recursos y fondos públicos hacia las grandes empresas, en lugar
de dedicarse a los servicios públicos fundamentales que garanticen la vida
digna de las personas.
[1]
Carta de I. García Bercero a L. Daniel Mullany con fecha 5 de julio de 2013 y
titulada “arrangements on TTIP negotiating documents”. http://trade.ec.europa.eu/doclib/do...
[2]
Intervención durante el debate en el Parlamento Europeo de 22 de mayo de 2013:
“EU trade and investment agreement negotiations with the US”.
[5] Comisión Europea (2013): “Impact
Assesment Report on the future of EU-US trade relations”.
[6] Comisión Europea (2013): “Impact
Assesment Report on the future of EU-US trade relations”.
[7] U.S. Chamber of Commerce (2012):
“NAFTA Triumphant. Assesing two decades of gains in Trade, Growth and Jobs”.
Disponible en https://www.uschamber.com/sites/def...
[8] Economic Policy Institute
(2003): “NAFTA-related job losses have piled up since 1993”. Disponible
en http://www.epi.org/publication/webf...
[9]
Schwartz, P. (2013): “El deseado acuerdo transatlántico sobre comercio e
inversión: un buen proyecto difícil de llevar”, en Revista de Economía ICE, nº
875, noviembre-diciembre 2013.
[10] Comisión Europea (2013):
“Impact Assesment Report on the future of EU-US trade relations”.
[11]
Chang, H-J. (2002): Retirar la escalera. La estrategia del desarrollo en
perspectiva histórica. Catarata,
Madrid.
[12] Ibidem.
[13] Executive Office of the
President. The United States trade representative (2013). Carta a John Boehner,
portavoz.
[14] Comisión Europea (2013):
“Impact Assesment Report on the future of EU-US trade relations”.
[15]
ElMundo.es (16/04/2014): “Cameron acusa a la Unión Europea de frenar el
fracking”. Disponible en http://www.elmundo.es/ciencia/2013/...
Fuente:
El debate público sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) que se está
negociando entre la Unión Europea y Estados Unidos es casi inexistente. Y eso a
pesar, o quizás debido a, su importancia. Por eso desde la Secretaría de
Economía Política Global de Izquierda Unida hemos lanzado un documento
divulgativo con el que pretendemos romper el bloqueo informativo sobre el TLC.
Se trata de una serie de 50 preguntas y respuestas que de forma pedagógica
intentan desvelar la importancia de un Tratado negociado de espaldas a la
ciudadanía y que apoyan los principales grupos de poder económico y político.
Esperamos que sea útil.
Para
una lectura más cómoda el documento puede descargarse en formato .pdf pinchando
aquí: 50 preguntas y respuestas sobre el Tratado de Libre Comercio
entre Estados Unidos y la Unión Europea
Por Alberto Garzón Espinosa
y Desiderio Cansino Pozo
Secretaría de Economía Política Global de Izquierda Unida
Secretaría de Economía Política Global de Izquierda Unida
1.
¿Qué es un tratado de libre comercio?
Un
tratado de libre comercio es un acuerdo que se firma entre dos o más países y
que tiene como objetivo ampliar el mercado de bienes y servicios entre los
países firmantes. Para ello se busca la reducción o eliminación de las barreras
arancelarias y no arancelarias que existen en un determinado momento entre
espacios económicos. Es decir, busca la reducción o eliminación de los
impuestos a la importación y de la regulación relativa a la comercialización
internacional de bienes y servicios. Cuando el acuerdo se firma entre dos
países es conocido como acuerdo bilateral mientras que cuando se firma
entre más de dos países se denomina acuerdo multilateral. En el mundo
hay más de 3.000 acuerdos internacionales de inversión, la mayoría de ellos
bilaterales.
2.
¿Cuándo se ha empezado a negociar el tratado entre EEUU y la UE?
El
28 de noviembre de 2011 durante encuentro entre líderes europeos y
estadounidenses se creó el Grupo de Trabajo de Alto Nivel sobre Empleo y
Crecimiento (HLWG, por sus siglas en inglés). Este grupo tenía como objetivo
estudiar las políticas necesarias para incrementar el comercio y la inversión
entre EEUU y la UE, haciendo recomendaciones a los diferentes gobiernos. En
junio de 2013 la Unión Europea y los Estados Unidos anunciaron el inicio de negociaciones
para llegar efectivamente a un Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión
(TTIP, por sus siglas en inglés), también conocido simplemente como Tratado de
Libre Comercio (TLC). Las conversaciones comenzaron finalmente durante el mes
de julio de 2013, y se prevé que se pueda aprobar finalmente durante 2014.
3.
¿Por qué no me he enterado antes?
Aunque
la Comisión Europea ha insistido en que la negociación es transparente, lo
cierto es que el proceso de negociación es prácticamente secreto. No se conocen
detalles concretos de las negociaciones y sólo algunos documentos filtrados
desde las propias instancias europeas han permitido ir desgranando los pilares
del futuro acuerdo. El negociador principal de la parte europea reconoció en
una carta pública que todos los documentos relacionados con las negociaciones
estarían cerrados al público durante al menos treinta años. Concretamente
aseguró que esta negociación sería una excepción a la Regla 1049/2001 que
establece que todos los documentos de las instituciones europeas han de ser
públicos[1]. Asimismo, el comisario De Gucht aseguró en el Parlamento Europeo
que la negociación del TLC debía tener grado de confidencialidad y negó la
función de negociación al Parlamento[2]. Lo que supone un ataque más a la ya
escasa democracia en el seno de la Unión Europea.
4.
¿Entonces qué principio guía la redacción del documento?
Son
los intereses económicos de las multinacionales los que están dictando las
negociaciones. De hecho, la Comisión Europea se embarcó en más de 100
encuentros cerrados con lobistas y multinacionales para negociar los contenidos
del tratado. La Comisión Europea tuvo que reconocer esos encuentros a
posteriori, y más del 90% de los participantes resultaron ser grandes
empresas[3].
5.
¿Quién apoya este TLC en España?
Dado
que no hay debate público, es muy difícil conocer la opinión de la ciudadanía o
de las organizaciones civiles. Sin embargo, la mayoría de los partidos del
Congreso de los Diputados sí se han posicionado ya. El acuerdo firmado en junio
de 2013 entre el Partido Popular y el Partido Socialista en el Congreso recogía
una petición expresa al Gobierno para «apoyar un rápido comienzo de las
negociaciones de un acuerdo de libre comercio entre los Estados Unidos de
América y la Unión Europea ambicioso y naturalmente beneficioso»[4].
6.
Al menos podremos votar los ciudadanos…
No,
dado que la aprobación final del TLC corresponde al Parlamento Europeo. Sólo en
caso de que las autoridades nacionales quisieran consultar a sus ciudadanos
podríamos participar de forma directa en la decisión. Sin embargo, el 6 de mayo
de 2014 el Congreso de los Diputados rechazó la convocatoria de un referéndum
sobre el TLC, como proponía Izquierda Unida, con los votos en contra de PP,
PSOE, CIU, PNV y UPyD.
7.
¿Son muy altas las barreras arancelarias entre EEUU y la UE?
No.
La propia Comisión Europea ha reconocido que «las relaciones económicas entre
los Estados Unidos y la Unión Europea pueden ser consideradas entre las más
abiertas del mundo»[5]. Asimismo, la Organización Mundial del Comercio ha
estimado que las tarifas promedio rondan el 3,5% en Estados Unidos y el 5,2% en
la Unión Europea. Estamos hablando de niveles extraordinariamente reducidos.
8.
¿Entonces qué se busca con el TLC?
La
Comisión Europea considera que «las medidas regulatorias constituyen el mayor
obstáculo para incrementar el comercio y la inversión entre Estados Unidos y la
Unión Europea»[6]. Así, el propósito no es la reducción de los ya bajos niveles
arancelarios sino la modificación de la regulación existente en las relaciones
comerciales entre ambos espacios económicos, favoreciendo únicamente a las
grandes empresas transnacionales que son las únicas interesadas.
9.
¿De qué tipo de regulación estamos hablando?
Se
trata de la regulación relacionada con el control sanitario de determinados
productos, con los estándares medioambientales, con los convenios laborales,
con la propiedad intelectual e incluso con la privatización de servicios
públicos. Se argumenta que estas normas suponen costes adicionales para
las empresas, todo lo cual sería una pérdida de potencial económico para las
distintas economías.
10.
¿Y cómo afectaría un TLC al crecimiento económico y el empleo?
Según
informes económicos favorables al acuerdo, el TLC crearía en EEUU y UE hasta
dos millones de nuevos puestos de trabajo y estimularía el crecimiento
económico incluso un 1% anual. Sin embargo, el propio informe de la Comisión
Europea apunta a un posible crecimiento económico del 0,1% anual en uno de las
mejores escenarios posibles. Por otro lado, la Comisión Europea también señala
entre los beneficios de este Tratado la bajada de precios.
11.
Menos es nada. ¿Son creíbles esas predicciones?
En
absoluto, dado que se han extraído de modelos econométricos que dependen de
unas hipótesis poco realistas. Siempre es posible torturar los modelos
estadísticos y los propios indicadores para que nos digan lo que queremos. Es
mucho más riguroso basarse en la experiencia pasada de tratados similares que
en esbozar milagros sobre el papel.
12.
¿Hay experiencias pasadas que sean equiparables?
Sí,
por ejemplo el conocido como Acuerdo de Libre Comercio de Norte América (NAFTA,
por sus siglas en inglés). Cuando se firmó por Canadá, Estados Unidos y México
en 1993 se anunció que crearía un total de 20 millones de empleos. Pasado el
tiempo la propia Cámara de Comercio de EEUU ha reconocido que tal promesa no se
materializó[7]. De hecho, las estimaciones independientes más razonables
apuntan a que finalmente hubo una pérdida neta de empleos cercana al millón de
personas debido a las deslocalizaciones[8].
13.
¿Es posible que el TLC destruya puestos de trabajo?
Por
supuesto, y de hecho incluso la Comisión Europea asume que va a ocurrir. Lo que
sucede es que la Comisión considera que será un efecto parcial circunscrito a
algunos sectores económicos y zonas geográficas y que será compensado por
efectos positivos en otros sectores económicos y regiones. También algunos
pensadores liberales sostienen que los efectos perjudiciales sobre el empleo
serán compensados por el desplazamiento productivo hacia líneas de actividad
más eficientes[9].
14.
Entonces… ¿aumentar la oferta de bienes y servicios va a crear empleo en
España?
No.
Nuestro problema no es la oferta sino la demanda. Si nuestros ingresos y rentas
disponibles son menores, lógicamente compramos menos. Es decir, cada vez somos
más pobres y no se incrementan las ventas. Por lo tanto, lo que se va a
producir es un trasvase de ventas desde las empresas locales hacia las grandes
empresas que son las pueden mantener estructuras de costes y precios reducidos
a lo largo del tiempo hasta que hayan logrado eliminar a la competencia local.
15.
¿Quiere decir eso que se destruirán empresas y sectores?
Efectivamente.
Cuando se amplían los mercados la competencia se incrementa y las empresas
nacionales se ven obligadas a competir con las extranjeras. Y en esa pugna
acaban victoriosas las empresas más competitivas. Todas las que no puedan
competir y ofrecer precios más bajos tendrán que desaparecer junto con todos
sus puestos de trabajo. De hecho, la Comisión Europea ha reconocido que la
ventaja competitiva de algunas industrias estadounidenses generarán un notable
impacto negativo en sus homólogas en la Unión Europea, pero asume que los
gobiernos tendrán fondos suficientes para mitigar los costes que ello
genere[10].
16.
¿Cómo se verá afectada la agricultura europea?
El
modelo agrario europeo es muy diferente al estadounidense, tanto en su
organización como sobre todo en su tamaño. En EEUU hay 2 millones de granjas,
mientras que en la Unión Europea hay 13 millones. En promedio una granja
estadounidense es 13 veces más grande que una europea, lo que permite a las
empresas estadounidenses competir en mejores condiciones. Por eso los
agricultores europeos están tan preocupados: la amenaza de una concentración de
poder y riqueza en el sector es muy alta.
17.
¿Mayor concentración?
Sí,
el efecto final de un proceso como el descrito es siempre un aumento de la
concentración y centralización de las empresas. Dicho de otra forma: el pez
grande se come al pez chico. El TLC implicará un duro golpe a la mayoría social
del tejido empresarial europeo, que está constituido en su 99% por pequeñas y
medianas empresas. Hasta ahora, los desarrollos normativos en los distintos
países de la Unión Europea buscaban equilibrar las condiciones en el juego de
la economía de mercado defendiendo a las pequeñas empresas para que tuvieran la
oportunidad de competir en igualdad de condiciones con las grandes. Con el TLC
este equilibrio se rompe para inclinarse la balanza a favor de las grandes
corporaciones.
18.
¿Y ello conducirá a una UE más homogénea?
No,
lo que es más probable es que se produzca una ampliación de la brecha
centro-periferia que ya existe en la Unión Europea. La estructura productiva de
los países de la periferia (Portugal, Grecia, España…) está mucho menos
desarrollada y es mucho menos competitiva, de modo que una mayor competencia
proveniente de las empresas estadounidenses será un golpe mortal a las frágiles
industrias de la periferia europea. Además, no sólo se conducirá hacia una UE
menos homogénea, sino que la brecha entre economías ricas y pobres, entre el
norte y el sur, a escala mundial no haría más que aumentar. Dicho de otro modo,
el norte se alía con el norte.
19.
¿Supone eso el fin de las posibilidades de reindustrialización?
Sí,
porque se establece una camisa de fuerza que limita enormemente la capacidad de
desarrollar una industria propia y competitiva para los gobiernos de las
economías menos desarrolladas. Al fin y al cabo, los países que primero se
industrializaron lo hicieron a través de medidas totalmente contrarias a las
apuntadas por los tratados de libre comercio.
20.
¿Es eso cierto? ¿Es posible el desarrollo sin libre comercio?
Por
supuesto. Como afirma el trabajo del reputado economista Ha-Joon Chang, «los
consejos dados a los países en desarrollo durante las dos últimas décadas no
sólo han sido básicamente erróneos sino que también ignoran la experiencia
histórica de los propios países industrializados cuando se esforzaban por
alcanzar el desarrollo»[11]. Concretamente, los países que primero se
desarrollaron lo lograron a través de políticas de protección a la industria
naciente y subsidios a la exportación, hoy prácticas consideradas muy negativas
por los organismos internacionales.
21.
¿Significa eso estar en contra del comercio?
En
absoluto. El comercio es muy positivo para las relaciones económicas y
sociales, pero debe enmarcarse en un conjunto de reglas que impidan la
concentración de poder y riqueza o la vulneración de los derechos humanos. El
propio Adam Smith, a menudo símbolo del capitalismo industrial, fue partidario
de establecer topes al libre comercio al percibir que un mercado desenfrenado y
carente de la acción del Estado podía atacar la esencia humana.
22.
¿Entonces por qué se nos recomienda medidas erróneas?
El
economista alemán Friedrich List lo resumió con una metáfora. Según él, «un
ardid muy común e inteligente que practica quien ha alcanzado la cumbre de la
grandeza es retirar la escalera por la que ha trepado para impedir a otros
trepar tras él»[12]. Ello quiere decir que los países más desarrollados, que
tienen industrias de alto valor añadido muy competitivas recomiendan al resto
la apertura de fronteras comerciales porque saben que la victoria de sus
empresas está asegurada. El propio List ya apoyó la idea según la cual «en
presencia de países más desarrollados, los países [económicamente] atrasados no
pueden desarrollar nuevas industrias sin contar con la intervención estatal,
especialmente con protección arancelaria». Dicho de otra forma, en ese terreno
de juego será imposible para España encontrar otro modelo productivo sostenible
y equilibrado.
23.
¿Y qué pasará durante la lucha competitiva entre las empresas?
Cuando
varios países abren sus fronteras para crear un mercado común de bienes y
servicios se da un fenómeno de competencia hacia la baja o carrera
hacia el fondo en el que se desploman los estándares laborales, los
medioambientales e incluso los democráticos. Eso es lo que supondrá la aprobación
del TLC. Aunque la retórica oficial de la Comisión Europea habla de
«armonización de la regulación», se trata en realidad de un proceso en el que
la igualación viene dada a la baja. Así, se habla de un proceso de mínimo
denominador común en el que el resultado de la armonización será la
igualación al nivel de la regulación más laxa.
24.
Entonces, ¿pueden verse afectados los derechos laborales?
Sí.
EEUU se ha negado a ratificar convenios de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), incluyendo aquellos que se refieren a la libertad de asociación
y a las prácticas sindicales. Su legislación -irónicamente llamada derecho
al trabajo- es en realidad una legislación contra la negociación colectiva
y el sindicalismo, y ha modelado en EEUU un sistema de competencia a la baja en
materia laboral entre los Estados. Todos pugnan por atraer inversiones
internacionales y nacionales por la vía de reducir aún más las condiciones
laborales. Una igualación de la regulación hacia el sistema estadounidense es
compatible con la cruzada que la Comisión Europea ha iniciado contra los
salarios y el peso salarial en la renta. El TLC podría servir de catalizador
del acercamiento de las normas laborales europeas a los estándares
estadounidenses. Una generalización de la carrera hacia el fondo.
25.
¿Y a qué tipo de trabajo conducen estas normas?
En
un escenario de incremento de la competencia, y en el que opera una tendencia
de carrera hacia el fondo, el trabajo se va precarizando cada vez más y
se disipan las posibilidades de un trabajo indefinido o estable. Las empresas
siempre estarán dispuestas a deslocalizarse hacia las regiones donde se den
menos salarios y costes laborales –entre los cuales cabe incluir los derechos
laborales-, de tal forma que la amenaza es permanente. Esa amenaza, junto con
la del desempleo, presiona a la baja todos los estándares. Incluido el del
salario, cuestión que ya teorizaron los economistas clásicos (Marx, Ricardo,
Smith) al hablar de una tendencia hacia el salario de subsistencia, esto
es, hacia un nivel verdaderamente ínfimo.
26.
¿Significa eso que habrá nuevas reformas laborales?
Efectivamente.
Una vez aprobado el TLC todos los Gobiernos tendrán que adaptar sus normativas
nacionales a los nuevos acuerdos internacionales, lo cual implicará una nueva
ola de reformas laborales, financieras, fiscales, etc. que sirva a esa
armonización regulatoria propuesta en el tratado.
27.
¿Van a pagar las empresas menos impuestos?
Las
grandes empresas ya tienen mecanismos para eludir el mayor pago de impuestos posibles.
Los aranceles se repercuten al consumidor final de los bienes o servicios. La
eliminación de los mismos suponen una merma en los ingresos públicos de los
Estados, que podrían destinarse para compensar el impacto ecológico de la
actividad económica o los costes sociales de las deslocalizaciones
empresariales.
28.
¿El tratado también regulará el sector sanitario?
Toda
la regulación está sujeta a ser modificada por el tratado, pero los
negociadores de Estados Unidos han señalado particularmente a la regulación
sobre sanidad y productos fitosanitarios como principales objetivos a
armonizar[13]. Y es que la regulación de la Unión Europea en esta materia está
mucho más desarrollada y es más rígida que la de Estados Unidos, razón por la
cual una armonización a la baja será especialmente lesiva para los ciudadanos
europeos.
29.
¿Eso quiere decir que estará en riesgo mi salud?
Muy
probablemente. La Unión Europea utiliza actualmente un principio de precaución
que impide que determinados productos puedan comercializarse a pesar de que no
haya suficiente investigación científica que revele su peligrosidad. El sistema
funciona porque son las empresas las que tienen que demostrar que sus productos
no representan un problema para la salud del consumidor. Y ese proceso es
largo, lo que los empresarios estadounidenses consideran que es un coste
que hay que evitar.
30.
¿Y si finalmente se produce esa armonización?
Pues
entre otras cosas los supermercados europeos se inundarán de productos que son
habituales en Estados Unidos y que sin embargo a día de hoy están prohibidos en
la Unión Europea por motivos sanitarios o ecológicos. Por ejemplo, el 70% de
toda la comida vendida en Estados Unidos contiene ingredientes modificados
genéticamente, algo impensable actualmente en la Unión Europea.
31.
¿Y por qué a día de hoy están prohibidos tantos productos?
En
las décadas de los ochenta y noventa la Unión Europea introdujo restricciones a
la importación de muchos productos estadounidenses por motivos de salud. Por
ejemplo, las granjas estadounidenses suelen incrementar su productividad a
través de la implantación a los animales de hormonas que les hacen engordar y
crecer más rápido. Dichas hormonas, aplicadas sobre las reses o los pollos,
están bajo sospecha tras vincularse con la proliferación del cáncer en humanos.
Por eso la Unión Europea ha bloqueado sistemáticamente tantas importaciones, a
pesar de las duras críticas de la industria estadounidense.
32.
¿También el medio ambiente se verá afectado?
Sí,
y no sólo porque la regulación medioambiental será modificada sino también
porque el incremento del volumen de intercambio de bienes y servicios afectará
al medio ambiente. La propia Comisión Europea prevé un incremento de hasta 11
millones de toneladas métricas de dióxido de carbono emitidas a la atmósfera,
lo que obviamente contraviene todos los protocolos internacionales de medio
ambiente. Si finalmente se incrementa el comercio, se incrementarán también los
recursos materiales, hídricos y energéticos necesarios para su producción, así
como residuos, emisiones y desechos. Eso sí, en un alarde de hipocresía y
economicismo, la Comisión Europea espera que «las ganancias asociadas con el
incremento del comercio sean en principio suficientemente grandes como para
pagar los costes necesarios para la disminución de la polución»[14]. Pero cabe
advertir que la lógica monetarista y de mercado son ineficaces para dar
solución a los problemas ecosistémicos, ya que éstos se rigen bajo otros
principios.
33.
Y la armonización de la regulación medioambiental, ¿cómo afectará?
De
la misma forma que ocurría en el aspecto sanitario, con una armonización a la
baja y la ruptura del principio regulatorio de precaución que actualmente usa
la Unión Europea. Por ejemplo, hoy en día la Unión Europea bloquea más de 1.200
sustancias que se utilizarían en cosméticos, mientras que Estados Unidos sólo
bloquea poco más de diez. Además, la armonización de la regulación sobre
prácticas que dañan al medio ambiente podría abrir la puerta al fracking
en Europa.
34.
¿Qué es el fracking?
Esta
práctica permite extraer gas o petróleo del subsuelo pero dejándolo
prácticamente inutilizable y plagado de sustancias tóxicas, alergénicas y
cancerígenas. Además, es un proceso vinculado a la generación de terremotos de
diferente magnitud. De ahí que esta práctica esté siendo frenada
legislativamente en la Unión Europea, algo criticado duramente por las grandes
empresas y por sus partidarios. Y es que las grandes empresas estadounidenses
de exportación de gas y petróleo están buscando formas de superar la normativa
europea respecto a la fracturación hidráulica (fracking) para poder
incrementar sus beneficios. El primer ministro del Reino Unido, sin ir más
lejos, denunció que la legislación europea permitía que «nuestros competidores
vayan por delante de nosotros en la explotación de estos recursos»[15].
35.
¿Qué ocurrirá con la propiedad intelectual?
El
Tratado incluirá disposiciones para promover los llamados derechos digitales,
es decir, supuestamente para proteger a las empresas de la piratería digital.
Pero en realidad esto puede suponer la restricción del acceso al conocimiento y
la puesta de obstáculos a la innovación.
36.
Eso me suena… ¿no se debatió ya en el Parlamento Europeo?
Efectivamente,
el TLC busca recuperar el espíritu del Acuerdo Comercial Antifalsificación
(ACTA, por sus siglas en inglés). Aquel acuerdo fue debatido y felizmente
rechazado en el Parlamento Europeo en el año 2012, pero las grandes empresas y
sus lobbies no se han rendido y buscan ahora incluir los aspectos fundamentales
dentro del TLC.
37.
¿Y cómo afectará a los ciudadanos esa inclusión?
Hay
que recordar que en Estados Unidos las grandes empresas pueden acceder sin
límites a toda la información privada de sus clientes. Así, empresas como
Facebook, Google o Microsoft tienen capacidad de utilizar esa información como
deseen. Sin embargo, en la Unión Europea hay límites que protegen ese espacio
personal. ACTA y ahora el TLC buscan romper esa regulación europea para
armonizarla con la falta de límites de Estados Unidos. Y ello incluye la
posibilidad de que los proveedores de internet puedan dar toda la información
-incluido el historial de navegación- a los gobiernos y grandes empresas. En
definitiva, con la excusa de querer proteger los derechos de propiedad intelectual
de las grandes empresas se vulneran claramente los derechos individuales de los
ciudadanos.
38.
¿Y eso afecta a las medicinas?
Exacto,
pues el TLC busca reforzar los derechos de propiedad intelectual. Y ello
incluye el fortalecimiento de las patentes de las empresas farmacéuticas. Esta
política supone un mayor coste para los presupuestos públicos en sanidad,
retraso en la incorporación de genéricos y mayor coste de los medicamentos para
los hogares. Hay que recordar que cuando un medicamento con patente compite con
un medicamento genérico se produce una disminución del precio de los
medicamentos en cuestión, todo lo cual beneficia no sólo a los hogares sino
también a la administración pública.
39.
¿Y a los servicios públicos?
El
Tratado alcanza a todos los sectores de la economía, incluido el sector
público. Muchos de los sectores públicos en Europa son fundamentalmente
privados en Estados Unidos, y existe la amenaza real de que las grandes
empresas estadounidenses vean Europa como un gran mercado para su expansión. Al
coincidir esto con las políticas de austeridad promovidas por la Comisión
Europea, hay un riesgo más que evidente de que el deterioro de la calidad de
los servicios públicos sea la excusa de una futura ola de privatizaciones en
numerosos sectores públicos. Ello apunta a una reducción del Estado y su
capacidad de intervenir en la economía.
40.
Eso interpela a la democracia…
Sí.
La democracia en su definición procedimental implica una serie de reglas que
permiten a los ciudadanos elegir a los representantes que tomarán las
decisiones políticas. Pero entre los requisitos previos se encuentra asimismo
la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos, que es en quienes reside la
soberanía nacional. Sin embargo, este tratado de libre comercio atenta
directamente contra este requisito al conceder una mayor protección legal a las
grandes empresas que a los propios ciudadanos o a los Estados.
41.
¿Quiere decir que las grandes empresas se sitúan por encima de los Estados?
Desgraciadamente
así es, dado que el TLC incluirá una cláusula de protección de los inversores
extranjeros (conocida como Investor-State dispute settlement, ISDS) que
permitirá a las multinacionales demandar a los Estados cuyos gobiernos aprueben
leyes que afecten a sus beneficios económicos presentes o futuros.
42.
¿Entonces el TLC estará por encima de la Constitución de cada país?
Sí,
será como una supraconstitución. Y los tribunales internacionales de arbitraje,
que no están constituidos por jueces independientes, tendrán un nivel judicial
más alto que los tribunales nacionales. Así, un Estado puede ser condenado por
un tribunal internacional por haber vulnerado los posibles beneficios de una
multinacional. Pero además las grandes empresas pueden obviar los tribunales
locales y directamente demandar a los Estados a través de tribunales
internacionales, algo que ningún ciudadano puede hacer.
43.
¡Eso ni en la ciencia ficción!
Ojalá
sólo fuera parte de una novela distópica. Pero la realidad es que estas
cláusulas y los tribunales internacionales de arbitraje ya existen en el mundo
desde hace mucho tiempo, pues han llegado de la mano de muchos otros tratados
de libre comercio. Lo que sucede es que esta vez llegan a la Unión Europea de
una forma mucho más clara.
44.
¿Y ya hay empresas que hayan demandado a los Estados?
Sí,
por ejemplo la multinacional estadounidense Phillip-Morris ha demandado a
Uruguay por 2.000 millones de dólares por haber puesto alertas sanitarias en
las cajetillas de tabaco. Otra multinacional como Vattenfall ha demandado a
Alemania por 3.700 millones de dólares por haber apagado sus centrales
nucleares. Otra como Lone Pina ha demandado a Canadá por 250 millones de
dólares canadienses por la moratoria de fracking que aprobó el Gobierno de
Quebec.
45.
¿Se han dado sentencias condenatorias contra los Estados?
Hay
muchos ejemplos. Ecuador fue sentenciado a pagar 2.300 millones de dólares a la
petrolera Occidental Petroleum por abandonar la construcción de un pozo de
petróleo en el Amazonas. E incluso Libia tuvo que pagar 900 millones de dólares
de ”beneficios perdidos” por un proyecto turístico en el que sólo se habían
invertido 5 millones de dólares.
46.
¿Cuál es la base de esas denuncias que ganaron las multinacionales?
Fundamentalmente
argumentan que las decisiones de los gobiernos les han quitado la expectativa
de beneficios futuros. Es decir, se trata de un concepto que se extiende hasta
las supuestas ganancias perdidas a causa de determinadas políticas.
47.
Eso quiere decir que los gobiernos están en indefensión…
Claro,
porque el comportamiento de los Gobiernos cambia en la medida que existe una
amenaza permanente de demandas multimillonarias por parte de las
multinacionales. Por ejemplo, el ministro de Salud de Nueva Zelanda anunció el
retraso de la aprobación de un pack sanitario hasta que se conociese la
sentencia de Phillip Morris contra Australia.
48.
Si un gobierno cambia y quiere aplicar otra política, ¿qué ocurre?
Pues
que es carne de cañón para todas las multinacionales que crean que ese cambio
afecta a sus beneficios presentes y futuros. El caso paradigmático es
Argentina, que tras la crisis de 2001 cambió radicalemente de política
económica para intentar proteger a sus ciudadanos y desde entonces ha recibido
más de 40 denuncias por parte de multinacionales…
49.
Bueno, los Estados siempre pueden ganar en un juicio
Difícilmente
en muchos casos. Hay que pensar que las multinacionales cuentan además con
gabinetes de abogados especializados en la materia que generalmente están mucho
más preparados que los abogados de los propios Estados. Pocos Estados se pueden
permitir pagar la alta remuneración que reciben los abogados de las grandes
multinacionales, y mucho menos mantener un equipo entero especializado en el
tema.
50.
¿Podríamos decir que es un negocio económico en crecimiento?
Sí,
a finales de 2013 había un mínimo de 268 demandas pendientes contra 98 países
(UNCTAD). En los noventa sólo había una docena. Se trata de un nuevo negocio en
sí mismo, lo que ha hecho que muchas empresas de abogados se hayan
especializado y estén dispuestas a litigar por cualquier evento que crean puede
servir para sacarle dinero a los Estados, desviándose como consecuencia grandes
cantidades de recursos y fondos públicos hacia las grandes empresas, en lugar
de dedicarse a los servicios públicos fundamentales que garanticen la vida
digna de las personas.
[1]
Carta de I. García Bercero a L. Daniel Mullany con fecha 5 de julio de 2013 y
titulada “arrangements on TTIP negotiating documents”. http://trade.ec.europa.eu/doclib/do...
[2]
Intervención durante el debate en el Parlamento Europeo de 22 de mayo de 2013:
“EU trade and investment agreement negotiations with the US”.
[5] Comisión Europea (2013): “Impact
Assesment Report on the future of EU-US trade relations”.
[6] Comisión Europea (2013): “Impact
Assesment Report on the future of EU-US trade relations”.
[7] U.S. Chamber of Commerce (2012):
“NAFTA Triumphant. Assesing two decades of gains in Trade, Growth and Jobs”. Disponible
en https://www.uschamber.com/sites/def...
[8] Economic Policy Institute
(2003): “NAFTA-related job losses have piled up since 1993”. Disponible
en http://www.epi.org/publication/webf...
[9]
Schwartz, P. (2013): “El deseado acuerdo transatlántico sobre comercio e
inversión: un buen proyecto difícil de llevar”, en Revista de Economía ICE, nº
875, noviembre-diciembre 2013.
[10] Comisión Europea (2013):
“Impact Assesment Report on the future of EU-US trade relations”.
[11]
Chang, H-J. (2002): Retirar la escalera. La estrategia del desarrollo en
perspectiva histórica. Catarata,
Madrid.
[12] Ibidem.
[13] Executive Office of the
President. The United States trade representative (2013). Carta a John Boehner,
portavoz.
[14] Comisión Europea (2013):
“Impact Assesment Report on the future of EU-US trade relations”.
[15]
ElMundo.es (16/04/2014): “Cameron acusa a la Unión Europea de frenar el
fracking”. Disponible en http://www.elmundo.es/ciencia/2013/...
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