“En la
muestra N° 3 (situada en la frente), se constató la presencia de plomo, bario y
antimonio, cuyas concentraciones son compatibles con un orificio de entrada de
proyectil balístico generado de corta distancia”.
Memoria
Histórica | Francisco Marín - El Ciudadano | 14-05-2014 |
A 40 años de
su muerte y en momentos en que la Corte Suprema está por decidir el cierre
definitivo del proceso que indaga en las causas de su deceso, una investigación
histórica y forense contenida en el libro “Allende. Yo no me rendiré” (Ceibo,
septiembre 2013) demuestra que el Presidente no se suicidó.
Un
testimonio obtenido a contramano da cuenta que el general Javier Palacios le
habría propinado el disparo en la frente al Mandatario, evidenciado en peritaje
químico de 2011 que había sido mantenido oculto… hasta ahora.
El
presidente Salvador Allende fue rematado con un disparo en la frente. Es lo que
concluye el Informe Pericial Químico N° 261 (de 27 de mayo de 2011), elaborado
por el perito químico Leonel Liberona Tobar. En el ítem Conclusiones afirma
textualmente: “En la muestra N° 3 (situada en la frente), se constató la
presencia de plomo, bario y antimonio, cuyas concentraciones son compatibles
con un orificio de entrada de proyectil balístico generado de corta distancia”.
Este disparo
de entrada de proyectil en la frente se alinea perfectamente con el “orificio
redondeado de salida de proyectil tallado a bisel externo” con el que quedó el
cráneo de Allende tras el asalto a La Moneda, según consta en el informe de la
autopsia Nº 2449/73. Esta fue realizada la noche del 11 de septiembre de 1973
en el Hospital Militar por el médico legista Tomás Tobar y el ginecólogo José
Luis Vásquez.
Esta
diligencia –como pudimos constatar en nuestra investigación- fue vigilada por
militares armados encabezados por el teniente Manuel Vásquez Nanjarí, quien así
lo reconoció en el “Caso Allende” (a fojas 1.101 y siguientes).
El informe
de la autopsia de 1973 sólo pudo conocerse el año 2000. Venía anexado al libro
“La Conjura. Los mil y un días del Golpe”, de la periodista Mónica González.
Sobre la base de dicho informe el médico legista Luis Ravanal preparó un
metanálisis forense que fue publicado el 8 de septiembre de 2008 en El
Periodista.
El doctor
Ravanal planteó que el disparo con fusil necesariamente tuvo que haberse
realizado después del disparo con arma corta “puesto que, de lo contrario, este
no habría dejado orificio de salida”. En enero de 2011 se abrió el proceso Rol
77-2011, “Caso Allende”. Esto ocurría tras una querella presentada por la
fiscal de la Corte de Apelaciones Beatriz Pedrals.
Para
discernir si en este caso correspondía que se hiciera una nueva autopsia, el
ministro instructor de la causa Mario Carroza pidió una opinión al Servicio
Médico Legal (SML). Estos designaron al tanatólogo Germán Tapia Coppa para que
analizase tan importante materia. Menos transparente aún fue lo realizado por
el SML luego que el perito Tobar diera cuenta de la existencia de residuos de
pólvora que se explicarían por un disparo hecho a corta distancia con arma de
bajo calibre.
El 4 de
abril de 2011, este legista emanó un informe forense en el que recomendó la
exhumación de los restos de Allende. Dio argumentos similares a los planteados
por el perito Ravanal en 2008: “si en un cadáver se reconoce estallido de
cráneo al mismo tiempo que en uno de los fragmentos de la bóveda se evidencia
un orificio de salida de proyectil (…) se debe mencionar que dicho orificio de
salida se produce en un momento anterior al estallido de la cavidad. Esto es
debido a que se requiere la integridad de la cavidad craneana para que un
proyectil pueda generar una lesión característica de orificio de salida”.
Tras este
informe del SML, Carroza ordenó realizar una nueva exhumación la que se
verificó el 23 de mayo de 2011. En esta necropsia no se encontró el segmento de
la parte posterior del cráneo en el que estaba contenido el citado orificio de
bala. De hecho casi la mitad de los huesos del cráneo no estaban (Ver
recuadro).
Como
consecuencia de esto, los peritos convocados por el juez Carroza y el SML no
pudieron saber la trayectoria de las balas y ni siquiera establecer la cantidad
de éstas que impactaron el cráneo de Allende. El perito balístico David Pryor
lo reconoce de esta manera en su informe oficial: “Si hubo o no un segundo
proyectil, ocurrió durante el mismo disparo, siguió con una diferencia de
milisegundos una trayectoria similar pero no es posible confirmar o descartar
esta posibilidad mediante el examen morfológico del material óseo conservado u
otras técnicas de exploración actualmente disponibles”. Pryor tampoco pudo
establecer el punto de entrada ni de salida de la bala, ni la trayectoria de la
misma. El forense Ravanal afirma a este respecto: “Si uno aplica el sentido
común, y considera que los peritos del SML no encontraron orificio de salida;
no contaron con gran parte de los huesos del cráneo, especialmente la base del
cráneo por donde penetró la bala, uno no puede dejarse de preguntar: ¿Cómo
pueden haber determinado si hubo más de un proyectil y cómo pudieron haber
excluido la existencia de lesiones asociadas a proyectiles de bajo calibre como
ese fragmento redondeado que no hallaron?”.
A pesar de la
carencia de pruebas, el 13 de septiembre de 2013 el ministro Carroza determinó
el cierre de la causa: “los hechos que significaron la muerte del presidente
Salvador Allende Gossens provienen de un acto deliberado en el que,
voluntariamente éste se quita la vida y no hay intervención de terceros, ya sea
para su cometido como para su auxilio”.
De esta
manera se ratificaba la veracidad de la historia oficial construida por los
militares golpistas desde el mismo once de septiembre en La Moneda.
El 24 de
junio de 2013 la segunda sala de la Corte de Apelaciones de Santiago ratificó
lo obrado por Carroza. Ahora resta como último recurso para evitar el cierre
definitivo de esta causa, que la Corte Suprema se pronuncie respecto de un
recurso de casación presentado en julio por los abogados de la parte
querellante, Matías Coll y Roberto Celedón, que representan a la Asociación
Nacional de Ex Prisioneros Políticos.
OCULTAMIENTO
DE PRUEBA
En la
autopsia de 2011, los miembros de una comisión internacional de expertos convocados
por el SML para determinar las causas de la muerte de Allende, no se
pronunciaron respecto de la evidencia que daba cuenta de la existencia un
disparo hecho con arma corta.
El doctor
Ravanal señala a este respecto en el libro “Yo no me rendiré”, que la comisión
especial de expertos designada para este caso “se limitó exclusivamente a
realizar análisis segmentarios de los aspectos que en sus respectivas áreas les
competía: Acta de Exhumación, Informe Odontológico, Informe Antropológico,
Informe de Evidencia Asociada (prendas de vestir), Informe Balístico, Informe
Entomológico e Informe Genético”, pero que “absolutamente en ninguno de ellos
se menciona o aborda el análisis causal relativo al ‘segmento de orificio
redondeado tallado a bisel externo de aproximadamente 2 a 3 cm’ (descrito en la
autopsia de 1973)”. La muestra N° 3 solo se menciona como una nota a pie de
página como si se tratase de un aspecto sin importancia en la investigación.
Menos
transparente aún fue lo realizado por el SML luego que el perito Liberona Tobar
diera cuenta de la existencia de residuos de pólvora que se explicarían por un
disparo hecho a corta distancia con arma de bajo calibre.
Después de
conocer dicho informe químico, el SML –que es dirigido por el médico sin
especialidad forense Patricio Bustos- citó a una reunión al perito Liberona
Tobar que se concretó el 15 de julio de 2011 y que contó con la participación
del juez Carroza.
Este
encuentro fue reseñado por Liberona en el Informe Pericial Químico N° 380/2011,
de 26 de julio. En el Punto 1 se sostiene: “Considerando los antecedentes
obtenidos en la reunión el día 15.jul.011 en dependencias del SML, de Santiago,
donde se aclaró que la muestra N° 3, fue levantada de la cara interna, zona
inferior del sector izquierdo del hueso frontal orbital del occiso. Los
resultados de las concentraciones de antimonio, bario y plomo señalados en el
Informe Pericial Químico N° 261 de fecha 27.may.O11, son atribuibles a
trayectoria o impacto de proyectil balístico”.
En relación
con esto, el forense Luis Ravanal expresó que “se puede apreciar claramente que
tras la reunión de aclaración llevada a cabo en el SML, el perito químico
modificó su conclusión original, sustituyéndola por otra del todo inespecífica
y ambigua. Claramente en este segundo informe, ya no se trataba de un ‘orificio
de entrada de proyectil balístico generado de corta distancia’, modificación
que evidentemente satisfizo a más de alguien”.
El doctor
Ravanal cuestiona que se le haya tenido que aclarar a Liberona el lugar específico
de donde provenía la muestra N° 3 en circunstancias que fue él mismo quien la
recolectó como detalló en su primer informe (N° 261-2011).
De todos
modos, esta modificación no logra ocultar que en la frente de Allende se
encontraron residuos en cantidades que sugieren –o establecen- la existencia de
un disparo hecho a corta distancia.
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