Artículos de Opinión | | 20-05-2014 |
Pena
de muerte a Meriam Yehya Ibrahim, de 27 años, por no haberse retractado de su
conversión al cristianismo ante las autoridades sudanesas, de carácter
marcadamente islamista.
EUROPA
LAICA condena esta barbaridad y exige a la ONU, organismo del que Sudán forma
parte, que intervenga para prevenir y erradicar inapelablemente estas prácticas
fanáticas y criminales.
El
compromiso internacional, por la defensa de la libertad de conciencia, recogido
entre otros lugares en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, exige
que ningún ser humano pueda ser discriminado, ni mucho menos sometido a tortura
o asesinado, en razón de su ejercicio de la libertad de conciencia.
La
doctora Meriam Yehya Ibrahim ha optado por el cristianismo y ha de tener
garantizado este derecho, tal como Europa Laica exige, en pie de absoluta
igualdad con cualquier otra creencia religiosa o no religiosa, sin que tal
decisión pueda ni deba tener efectos jurídicos a nivel estatal. Esto es lo que
llamamos la libertad de conciencia y defendemos con el mismo ahínco y
radicalidad a cualquier persona que sea perseguida o que vea cercenada su
libertad de conciencia.
Europa
Laica defiende que todos los seres humanos son libres de optar por la creencia
que deseen y por los cambios que libremente decidan. Europa Laica estará
siempre ahí denunciando el atropello hacia cualquier forma de pensamiento
religión o ideología no garantizada y protegida por cualquier estado.
Sabemos
que la ONU lleva muchos años con gran inoperancia en este terreno y en otros,
pero queremos expresar que para los que creemos y luchamos por Estados laicos,
atrocidades tales deben ser denunciadas, desde todos los ámbitos.
Cuando
no hay separación entre iglesia y Estado, cuando la religión o cualquier otra
ideología particular, en este caso la religión musulmana, deja de ser lo que
es, es decir, un testimonio libre de la conciencia individual y se convierte en
un instrumento opresor y represor del Estado, la justicia deviene un mero
ejercicio de castigo a una conducta que algunos consideran “pecado”. La palabra
revelada se convierte en ley y el “pecado” se convierte en delito. Esta es la
consecuencia de considerar que una creencia determinada, la que sea, tiene la
exclusiva sobre la verdad y la justicia, en oposición a las demás creencias,
que automáticamente se consideran erróneas y peligrosas.
El
tribunal de justicia sudanés, haciendo gala de su caprichoso y arbitrario
veredicto dice que se aplicará la pena de muerte en 2 años para que la
“apóstata” y “adúltera” cuide a su hijo durante ese tiempo. Se impone una
consideración puramente utilitaria y patriarcal de la mujer, que ha de cumplir
con su obligación como madre, para después consumar la pena de muerte cuando
cumpla con las funciones que la religión oficial considera esenciales a su
condición, y que el tribunal estima en 2 años.
Sabemos
que hay más Estados que, como Sudán, integran automáticamente a las personas al
nacer en una religión y mediante el instrumento represor de la ley impiden que
puedan renunciar libremente a la creencia que le ha sido impuesta “por
defecto”. Esto constituye un atentado flagrante a la libertad de conciencia y a
la igualdad de todo ser humano ante la ley.
Todos
los seres humanos son libres de optar por la creencia que deseen y por los
cambios que libremente decidan. Lo que desde el ámbito religioso se considera
“apostasía” no puede ser nunca un motivo jurídico para juzgar a ningún ser
humano. Europa laica denunciará siempre el atropello a los derechos legítimos
de todos los seres humanos, sean cuales sean sus creencias religiosas o no
religiosas.
Texto
elaborado por los miembros de la junta directiva de Europa Laica: Raquel Ortiz
(Coordinadora de Valencia Laica) y César Tejedor (Área de Formación de Europa
Laica)
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