Alexis Tsipras
representa un hecho innovador de una nueva izquierda que hace frente, en el
país más afectado por la crisis, a las políticas económicas y sociales de la
derecha económica y política europea.
nuevatribuna.es | Manel García Biel | 20
Mayo 2014 - 13:02 h.
En
la década de los 70 del siglo XX, la referencia más clara del pensamiento
político a la izquierda del reformismo socialdemócrata estaba en el PCI. El
partido heredero del pensamiento de Gramsci era sin duda un ejemplo de
intento de renovación en Europa Occidental de planteamientos que significaran
una alternativa tanto al capitalismo existente como el modelo del comunismo
burocrático de la Europa del Este.
Hoy, como en los años 70 del siglo pasado, parece que la renovación
europea viene del sur
Sin
duda la existencia de una tradición marxista propia derivada del pensamiento
gramsciano permitió que durante esta década y especialmente bajo la dirección
de Enrico Berlinguer se produjera un proceso de fuerte renovación
política que permitió que fuera el punto de referencia para toda la gente que
buscaba una alternativa al capitalismo hegemónico en Europa Occidental.
En
la tradición de Togliatti, Berlinguer consideraba que el partido debía
hacer un papel pedagógico y de mediación en cuanto al aspecto político y social
para lograr la concienciación de los sectores sociales más amplios.
El
PCI y Berlinguer adoptan una serie de planteamientos sumamente
renovadores en el campo de los partidos comunistas. Esto representó un ejemplo
de previsión política, tratando de vislumbrar de forma anticipada fenómenos y
problemas para plantear propuestas políticas para hacerles frente.
En
primer lugar, el PCI de Berlinguer, reivindica una vía propia del
comunismo italiano rechazando la idea de la guía y tutela de Moscú, posición
que se incrementa a raíz de episodios como la intervención soviética para
aplastar la "Primavera de Praga". Esta posición se complementa
de forma coherente con el rechazo a los bloques militares tanto de la OTAN como
del Pacto de Varsovia. A la vez hacen una fuerte apuesta por la construcción de
un europeísmo económico y político, que comportó por ejemplo la presencia de
una personalidad del PCI como Altiero Spinelli en el cargo de Comisario
Europeo de Industria, Investigación y Tecnología.
En
segundo lugar defiende una vía de cambio hacia el socialismo dentro de una
sociedad democrática y plural, lo que conlleva la necesidad de un cambio en
base a la consecución de una mayoría social, que debe construirse a partir de
la conquista de la hegemonía cultural, social y política por parte del partido.
Estos planteamientos se deriven del análisis de la realidad italiana, europea y
mundial. A raíz de la experiencia del golpe de estado en Chile de Allende,
surge el planteamiento del "compromiso histórico" y de la voluntad de
un cambio de modelo económico y social por la vía de una amplia mayoría
democrática. Esto conlleva a la vez abrir la puerta en el interno del partido a
sectores de cristianos progresistas, lo cual era estratégico en un país
ampliamente católico.
Un
tercer aspecto que Berlinguer y el PCI plantean como un objetivo
político prioritario es la denominada "Cuestión moral". En este
sentido denunció que "los partidos italianos habían ocupado, desde el
gobierno, las instituciones del estado que son del conjunto de la
sociedad". Berlinguer alerta de "la ocupación de las
instituciones de la seguridad social, empresas públicas, instituciones
culturales, universidades, la RAI, periódicos importantes" y
plantea la necesidad de actuar "de manera que la justa ira de los
ciudadanos hacia estas degeneraciones no se convierta en una aversión al
movimiento democrático de los partidos”. En cierto modo podemos ver cómo se
avanzaron a un tema bastante actual como es el de la "corrupción" y /
o "las puertas giratorias". El planteamiento de la necesidad de la
moralidad en la política no fue escuchado por la clase política dominante, con
la deriva que conllevó, primero con la denominada "Tangentopolió" y
luego con la era Berlusconi. La posición del PCI y de Berlinguer era un
intento voluntarioso de defensa y salvaguarda de las instituciones republicanas
y de la propia sociedad como colectividad, es decir, una defensa de la propia
idea de democracia.
Por
último podemos citar que en el campo económico es un precursor de la necesidad
de un cambio hacia un modelo económico de desarrollo más austero, no en lo que
en la actualidad entendemos como "austeridad merkeliana" sino en la
necesidad de considerar que hay una escasez de recursos y que habría que
establecer un consumo mesurado. Planteaba un tema hoy propio del pensamiento
ecologista ante la entonces denominada "sociedad de consumo",
previniendo de la dilapidación de recursos y de la necesidad de potenciar los
bienes públicos por encima del derroche individualista.
El
PCI y Berlinguer fueron considerados los enemigos prioritarios por parte
de los sectores conservadores italianos e internacionales. Incluso hubo
intentos de "golpe de estado", intromisiones de los servicios de
inteligencia estadounidenses, preocupación por parte de la OTAN etc. que se
concretaron en los denominados "años de plomo" del terrorismo en
Italia durante la década de los 70.
La
muerte de Berlinguer 1984 y especialmente el colapso de la Unión
Soviética provocó, como en el conjunto de los partidos de izquierda, una
sensación de debilidad y de búsqueda de una nueva posición. Europa y el mundo
occidental se situaron bajo la hegemonía de las fuerzas conservadoras, la
resignación de la socialdemocracia y el camino hacia lo residual de los
partidos comunistas, ello afectó también el PCI que intentó una camino
desorientado sin final, con rupturas y escisiones, cambiando de nombre de forma
sucesiva en su camino hacia el centro-izquierda, su adhesión a la Internacional
socialista, y que acabó en la irrelevancia intelectual para la izquierda del
actual PD, dirigido últimamente por dirigentes provenientes de la democracia
cristiana.
El
papel jugado por el PCI de Berlinguer como referencia de la izquierda
más avanzada, se puede comparar al que hoy juega la Syriza de Alexis Tsipras.
Él también representa un hecho innovador de una nueva izquierda, surgida de la
unión plural de fuerzas, que hace frente, en el país más afectado por la
crisis, a las políticas económicas y sociales de la derecha económica y
política europea.
La
crítica al "austericidio de la Troika", a la corrupción, a la defensa
crítica de Europa, de otra Europa que esté al servicio prioritario de su
ciudadanía, su defensa del pacifismo, la ecología, de otra política migratoria
más social y menos policial. Todo ello conlleva un modelo alternativo a la
actual hegemonía de la derecha y la resignación social-liberal, que lo hace el
enemigo prioritario de los sectores conservadores. Y a la vez el referente en
que reflejan todos los sectores políticos que desean un cambio. Porque, al
igual que el PCI en su momento, tiene un planteamiento político innovador y una
práctica política coherente con sus planteamientos. Y como en el caso del PCI, la
posibilidad de una victoria de Syriza y Tsipras sobre el bipartidismo
corrupto de ND y Pasok en Grecia, moviliza a los responsables conservadores
europeos con la propia Merkel al frente en apoyo de los partidos
corruptos, todo con el fin de evitar el triunfo de una alternativa en Grecia
que pudiera significar un ejemplo que produjera el contagio en otros países.
Como
hecho anecdótico cabe mencionar que en Italia se ha conformado una lista
ciudadana de izquierdas "La Otra Europa con Tsipras" encabezada por Bárbara
Spinelli, hija del Comisario europeo del PCI Altiero Spinelli.
Hoy,
como en los años 70 del siglo pasado, parece que la renovación europea viene
del sur.
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