Artículos de Opinión | Ernesto Carmona | 22-05-2014 |
La
mexicana Flor Molina era una madre soltera de Puebla que aprendió corte y
confección para mantener mejor a sus dos hijos con un solo trabajo en vez de
dos simultáneos, pero “tuvo la suerte” de ser reclutada para ir a trabajar a
EEUU y vivir “el sueño americano” con la ilusión de mejorar sus propias
condiciones de vida y las de su familia. Después de oír una bella oferta
laboral dejó los niños al cuidado de su madre y partió con su maestra de
costura de la mano de un “coyote”. Al poco tiempo se dio cuenta que era una
esclava, algo que a su entender sólo existía en los libros.
Según
la Organización Internacional del Trabajo (OIP), en todo el mundo, casi 21
millones de personas son víctimas del trabajo forzoso, en otras palabras, de la
esclavitud moderna. Muchas (os) esclavas (os) contemporáneos son explotados en
agricultura, construcción, servicio doméstico y manufacturas. Como informó
Christa Hillstrom en YES! Magazine (20-09-2013), un estimado de 15.000 a 17.500
personas son traficadas cada año en los EEUU.
Flor
Molina sufrió todo lo que enfrentan muchos trabajadores (as) víctimas del
tráfico de seres humano. Sin embargo, se sobrepuso a la horrible vivencia y
ahora utiliza su propia experiencia para ayudar a detener lo que ella y otros
grupos de presión anti-tráfico describen como “esclavitud moderna” en EEUU.
Cuando
Molina se liberó de su servidumbre laboral, hizo contacto con la Coalición para
la Abolición de la Esclavitud y el Tráfico (CAST, sigla en inglés), que trabaja
con víctimas de trabajo forzoso desde 1998, ayudándoles a re-insertarse en la
sociedad y les entrega capacitación como activistas y promotores de la lucha
que libra esta organización sin fines de lucro.
Sobrevivientes
como Molina están bien posicionados para abogar por políticas que ayuden a las
víctimas, frenar los abusos y enjuiciar a traficantes y empresarios violadores
de la ley, dijo Kay Buck, director ejecutivo de CAST. Por ejemplo, Molina
testificó ante la legislatura de California en apoyo a la Ley de Transparencia
en las Cadenas de Suministro, que el gobernador Arnold Schwarzenegger promulgó
en 2010.
Esa
ley exige que las empresas que realizan negocios en California y obtienen más
de 100 millones de dólares en ganancias anuales globales deben reportar qué
esfuerzos hacen para eliminar la esclavitud en sus cadenas de proveedores. Buck
dice que la ley plantea una pregunta a los consumidores y las empresas: ¿Qué
estamos haciendo sobre la esclavitud?
Molina
mira ahora hacia el futuro y emprende un esfuerzo mayor de lobby por una
versión federal de la Ley de Transparencia del estado de California y por una
nueva ley de California que aborde el problema creciente del reclutamiento de
mano de obra explotada en condición de servidumbre.
Flor
Molina pensó que había tenido un golpe de suerte cuando fue reclutada para ir a
trabajar a una fábrica de vestuario en Los Ángeles. A los 28 años, y trabajando
en dos empleos en Puebla, ganaba dos salarios insuficientes para mantener a sus
dos hijos y a su madre, tras la muerte de un tercero. Estudió para convertirse
en confeccionista de ropa cuando fue reclutada y enviada a Tijuana con su
maestra de costura.
Una
mujer poderosa de Puebla, conocida como “La Señora”, las esperaba en la
frontera y allí requisó “en custodia” sus documentos y ropa. “Pensé que era
extraño, pero como ella vivió tantos años en EEUU pensé que sabía cómo
funcionaban las cosas”, relató después Flor. Un “coyote” trasladó a ambas
mujeres a Los Ángeles, California, donde comenzaron de inmediato a trabajar en
una fábrica de ropa.
La
jornada de Molina comenzaba a las 4 de la madrugada, cosiendo con la débil luz
de la máquina. También planchaba, mientras entraban y salían camiones que
reparten a tiendas importantes de EEUU. Cuando los demás trabajadores se iban a
casa, Flor limpiaba toda la fábrica. Fue sometida a malos tratos físicos y no
se le permitió salir del edificio sin vigilancia. O sea, era una esclava.
“Pensé que la esclavitud era sólo en los libros. Me sorprendió encontrarme a mi
misma viviéndola”. Todo esto se lo contó Flor Molina a Christa Hillstrom, de
YES Magazine, en su oficina de CAST.
En
otra historia relacionada, publicada en The Nation (18-10-2013) por Greg
Kaufman, desde 1997 la Coalición de Trabajadores de Immokalee (CIW), Florida,
ayuda al departamento de Justicia de EEUU en “el descubrimiento de numerosas
operaciones de esclavitud en varios estados del sudeste de EEUU”.
Como
CAST, la campaña contra la esclavitud de la CIW tiene como objetivo liberar a
los trabajadores víctimas de trata. Sus esfuerzos han rescatado a más de 1.200
trabajadores y la CIW desempeñó un papel importante en la aprobación de la Ley
de Protección a Víctimas de Tráfico, que Obama firmó en marzo de 2013 como una
enmienda a la Reautorización de la Ley de Violencia contra las Mujeres. Muchas
organizaciones de lucha contra el comercio de personas consideran que la Ley de
Protección de Víctimas de Tráfico es la herramienta más importante para
combatir la trata de personas en EEUU.
*)
Ernesto Carmona Ulloa, periodista y escritor chileno, jurado de Proyecto
Censurado
Fuentes:
Christa Hillstrom, “Escape from an L.A
Sweatshop: How Modern-Day Slaves Become Lobbyists,” YES! Magazine, September
20, 2013, http://www.yesmagazine.org/issues/t....
Greg Kaufman, “The Immokalee Way”, The
Nation, October 18, 2013, http://www.thenation.com/blog/17672....
Proyecto
Censurado: http://www.projectcensored.org/free...
Student Researcher: Carla Cardenas
(Sonoma State University)
Faculty Evaluator: Andy Lee Roth
(Sonoma State University)
/
MAPOCHO PRESS –
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