La "justicia" española desempolva una
denuncia presentada en 2003
Miércoles, 25
de septiembre de 2013
Coronel Amadeo Martínez Inglés - Canarias-semanal.org
El coronel Amadeo Martínez Inglés se dirige en esta misiva a la
magistrada del Juzgado de Instrucción nº 7 de Madrid, quien le ha pedido que
comparezca por una denuncia presentada en marzo de 2003 por el Subsecretario
del ministerio de Defensa del último Gobierno de Aznar.
Devuelvo a ese Juzgado la Cédula de citación remitida con su
escrito Número de Identificación Único 28079 2 0167590 / 2013 de fecha
veintitrés de julio de dos mil trece, firmada por el Secretario (ilegible), en
base a las siguientes consideraciones:
1ª.- La denuncia que acompaña a la citada célula y sobre la que se fundamenta la petición de asistencia de mi persona a un juicio de faltas a celebrar el próximo 31 de octubre en laSala de Vistas de ese Juzgado, es una mala fotocopia (no se puede leer ni la fecha exacta de la misma) de la presentada el 21 de marzo de 2003 (hace ahora más de diez años) por el Subsecretario del ministerio de Defensa del último Gobierno del presidente Aznar.
2ª.- No se corresponde, por lo tanto, con ninguna actuación personal mía reciente que deba ser investigada, analizada, estudiada… y, menos aún, vista en ningún juicio oral de faltas, ni en ese Juzgado ni en ningún otro.
3ª.- La citada denuncia de la Subsecretaría de Defensa de marzo de 2003, que ahora reaparece como por arte de magia procesal en ese Juzgado, señora magistrado-juez, ya fue recibida, admitida, tramitada, estudiada, investigada y vista en el juicio de faltas 655/03, a las 12,25 horas del 12 de abril de 2004, por el Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid, cuyo magistrado-juez titular D. José Santiago Torres Prieto emitió, con fecha 26 de abril de ese año, sentencia absolutamente favorable a mi persona y con un "Fallo" expresado así:
"Que debo absolver y absuelvo a Amadeo Martínez Inglés de los hechos de los que había sido denunciado. Declarando de oficio las costas procesales del presente juicio"
En el cuerpo de dicha sentencia (Antecedentes de hecho, Hechos probados, Fundamentos Jurídicos…) en el que no voy a entrar puesto que le adjunto fotocopia de la misma una vez más (ya le envié una primera en 21/05/2013) el magistrado no dejaba lugar a dudas con estas palabras:
"No consta, en modo alguno, que el acusado haya perdido la condición de militar, ni siquiera el empleo de Coronel, ni que haya resultado apartado de las Fuerzas Armadas"
Añadiendo:
"Es claro que en el presente caso el acusado no ha hecho uso indebido de uniforme de Coronel, por lo que debe ser absuelto con toda clase de pronunciamientos favorables"
4ª.- Entonces, señora magistrado-juez del Juzgado de Instrucción nº 7 de Madrid ¿A qué viene ahora, más de diez años después de la denuncia del ministerio de Defensa de marzo de 2003 por el peregrino motivo de asistir de uniforme a una manifestación ciudadana por la paz y en contra de la guerra de Irak (¿alguien en su sano juicio se atrevería a tipificar semejante altruista acción de un militar como falta contra el Orden Público?) y ya juzgada, vista y desechada la misma por juez competente con todos los pronunciamientos favorables a mi persona, sacar de nuevo a colación procesal aquella burda denuncia procedente de un político de la extrema derecha, afincado a la sazón en el ministerio de Defensa del belicoso presidente Aznar (el que engañó a todos los españoles en sede parlamentaria diciendo que Sadam Hussein disponía de armas de destrucción masiva y había que masacrarlo, a él y a su pueblo, en bien de la Humanidad)?
5ª.- ¿No es cierto, señora magistrado-juez, o es que yo lo he soñado, que en el ordenamiento jurídico nacional español, en el europeo, en el asiático, en el africano, en el internacional en general, en el intercontinental y, no digamos, en el globalizado del Tribunal Penal Internacional, es de elemental aplicación el principio básico, que conocen todos, absolutamente todos, los estudiantes de primero de Derecho del mundo mundial, que impide juzgar dos veces el mismo hecho presuntamente delictivo? Usted, dígame con sinceridad, no conocía este elemental principio o es que no se ha leído y ni siquiera sabe de la existencia de la citación que me ha enviado.
6ª.- Además de devolverle la citación que me envía a través de su secretario y darla por no recibida, me permito poner en su conocimiento que este desagradable asunto de la denuncia bis (o segunda toma) que usted ha admitido a trámite pretendiendo llevarme de nuevo a un fantasmal e ilegal juicio de faltas (repito ¿como se puede calificar de falta contra el orden público la leal presencia de un ciudadano, militar o civil, en una grandiosa manifestación de más de un millón de madrileños por la paz y contra una guerra ilegal y asesina) lo voy a poner en conocimiento del señor presidente del Consejo General del Poder Judicial, al efecto de que, en defensa de mis derechos, tome las medidas internas adecuadas.
7ª.- Y por último, señora magistrado-juez, quiero hacerle la que considero más fundamental de las consideraciones que le formulo en el presente escrito. Y es la siguiente:
No estoy dispuesto a aceptar ni una sola vez más que por parte de órgano jurisdiccional español alguno, Juzgado ordinario o especial, por alto y franquista que sea o por mucho que se denomine Audiencia Nacional (antiguo TOP) y, por supuesto, por ningún estamento o partido político, se tipifique (y se me persiga por ello) como falta o delito el hecho perfectamente legal y legítimo de que el profesional que suscribe, un Coronel de Estado Mayor con más de cuarenta años de servicios continuados a este país, valor reconocido ante el enemigo, experiencia de guerra y múltiples estudios y condecoraciones, acuda a cualquier acto social o institucional vestido con su uniforme reglamentario. A lo que tiene perfecto derecho y que jamás va a permitir nadie conculque.
Mire usted, señoría, yo vestí por primera vez el uniforme militar en el año 1950, cuando, con total seguridad, ni usted ni la práctica totalidad de los jueces y políticos en ejercicio en este país, había nacido. Unos años después, en 1958, y al mando de una Unidad de elite del Ejército, luché en una guerra, la de Ifni, jugándome la vida decenas de veces por defender a mi patria y conseguir así que ahora, bastantes años después, personas como usted puedan desarrollar su trabajo y sus vidas en plena libertad.
Desde ese año y hasta el 1990, en el que por defender la idea de un Ejército totalmente profesional en detrimento de la obsoleta mili obligatoria, la cúpula franquista de entonces me separó del servicio activo tras la incoación de un amañado expediente disciplinario (en el que no intervino juez alguno), procuré ejercer mi arriesgada profesión con total dedicación y esfuerzo, trabajando, estudiando y preparándome física e intelectualmente para poder llegar a ser (esa era mi ilusión) uno de los profesionales de las Fuerzas Armadas españolas más cualificados. Y, después, en la vida civil, he seguido estudiando, trabajando y escribiendo (reciclándome en escritor) en beneficio de una sociedad española más justa, libre y democrática.
Durante más de sesenta años he vestido el uniforme militar con el debido respeto hacia el mismo y procurando actuar siempre, de civil o militar, con arreglo a los indelebles principios morales y éticos que me grabaron a fuego en la Academia Militar. Algo que en la España actual, corrupta, descreída, empobrecida, saqueada y en manos de dirigentes políticos ineptos y ladrones, no resulta, desgraciadamente, algo corriente.
Así que le ruego, señora magistrado-juez, por la parte que le toca y en la medida en la que pueda (también pienso hacerle idéntica recomendación al señor Presidente del CGPJ) tome usted nota de estas consideraciones que me permito hacerle en el presente escrito y las haga extensivas a sus colegas y miembros de la Judicatura española. Y les exijo a todos (ya no ruego), dejen de tipificar de una vez como presunta falta o delito contra el Orden Público (¡vaya desfachatez!), provocándome con ello molestias y perjuicios, mi legítimo y legal derecho a vestir el uniforme militar con el que durante años y años he trabajado y luchado, junto a otros compañeros de profesión, para que personas como usted, entre millones y millones de españoles, puedan ahora vivir en paz y armonía como ciudadanos libres y respetables ¡Dedíquense, señorías, a sus togas y a sus Juzgados que están hechos una pena, luchen de verdad contra la corrupción, y déjennos a los militares en paz con nuestros uniformes, sobre todo a los que acudimos a manifestaciones en favor de la paz!
Y termino, señora juez. Por supuesto, no me espere el próximo 31 de octubre para asistir a ningún juicio de faltas. Como dijo recientemente el inefable ministro español de Asuntos Exteriores ¡"Se acabó el recreo"! Tengo cosas más importantes a que dedicarme en beneficio de este mi país. Entre ellas, echar a patadas (democráticamente, se entiende) de su poltrona regia al "anciano y enfermo" sucesor de Franco a título de rey. Que está hecho unos zorros, sin caderas ni nada, pero que parece ser aspira a la eternidad existencial física y operativa ¡Qué reyes y que monarquía tenemos en este país, señora magistrado-juez!
1ª.- La denuncia que acompaña a la citada célula y sobre la que se fundamenta la petición de asistencia de mi persona a un juicio de faltas a celebrar el próximo 31 de octubre en laSala de Vistas de ese Juzgado, es una mala fotocopia (no se puede leer ni la fecha exacta de la misma) de la presentada el 21 de marzo de 2003 (hace ahora más de diez años) por el Subsecretario del ministerio de Defensa del último Gobierno del presidente Aznar.
2ª.- No se corresponde, por lo tanto, con ninguna actuación personal mía reciente que deba ser investigada, analizada, estudiada… y, menos aún, vista en ningún juicio oral de faltas, ni en ese Juzgado ni en ningún otro.
3ª.- La citada denuncia de la Subsecretaría de Defensa de marzo de 2003, que ahora reaparece como por arte de magia procesal en ese Juzgado, señora magistrado-juez, ya fue recibida, admitida, tramitada, estudiada, investigada y vista en el juicio de faltas 655/03, a las 12,25 horas del 12 de abril de 2004, por el Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid, cuyo magistrado-juez titular D. José Santiago Torres Prieto emitió, con fecha 26 de abril de ese año, sentencia absolutamente favorable a mi persona y con un "Fallo" expresado así:
"Que debo absolver y absuelvo a Amadeo Martínez Inglés de los hechos de los que había sido denunciado. Declarando de oficio las costas procesales del presente juicio"
En el cuerpo de dicha sentencia (Antecedentes de hecho, Hechos probados, Fundamentos Jurídicos…) en el que no voy a entrar puesto que le adjunto fotocopia de la misma una vez más (ya le envié una primera en 21/05/2013) el magistrado no dejaba lugar a dudas con estas palabras:
"No consta, en modo alguno, que el acusado haya perdido la condición de militar, ni siquiera el empleo de Coronel, ni que haya resultado apartado de las Fuerzas Armadas"
Añadiendo:
"Es claro que en el presente caso el acusado no ha hecho uso indebido de uniforme de Coronel, por lo que debe ser absuelto con toda clase de pronunciamientos favorables"
4ª.- Entonces, señora magistrado-juez del Juzgado de Instrucción nº 7 de Madrid ¿A qué viene ahora, más de diez años después de la denuncia del ministerio de Defensa de marzo de 2003 por el peregrino motivo de asistir de uniforme a una manifestación ciudadana por la paz y en contra de la guerra de Irak (¿alguien en su sano juicio se atrevería a tipificar semejante altruista acción de un militar como falta contra el Orden Público?) y ya juzgada, vista y desechada la misma por juez competente con todos los pronunciamientos favorables a mi persona, sacar de nuevo a colación procesal aquella burda denuncia procedente de un político de la extrema derecha, afincado a la sazón en el ministerio de Defensa del belicoso presidente Aznar (el que engañó a todos los españoles en sede parlamentaria diciendo que Sadam Hussein disponía de armas de destrucción masiva y había que masacrarlo, a él y a su pueblo, en bien de la Humanidad)?
5ª.- ¿No es cierto, señora magistrado-juez, o es que yo lo he soñado, que en el ordenamiento jurídico nacional español, en el europeo, en el asiático, en el africano, en el internacional en general, en el intercontinental y, no digamos, en el globalizado del Tribunal Penal Internacional, es de elemental aplicación el principio básico, que conocen todos, absolutamente todos, los estudiantes de primero de Derecho del mundo mundial, que impide juzgar dos veces el mismo hecho presuntamente delictivo? Usted, dígame con sinceridad, no conocía este elemental principio o es que no se ha leído y ni siquiera sabe de la existencia de la citación que me ha enviado.
6ª.- Además de devolverle la citación que me envía a través de su secretario y darla por no recibida, me permito poner en su conocimiento que este desagradable asunto de la denuncia bis (o segunda toma) que usted ha admitido a trámite pretendiendo llevarme de nuevo a un fantasmal e ilegal juicio de faltas (repito ¿como se puede calificar de falta contra el orden público la leal presencia de un ciudadano, militar o civil, en una grandiosa manifestación de más de un millón de madrileños por la paz y contra una guerra ilegal y asesina) lo voy a poner en conocimiento del señor presidente del Consejo General del Poder Judicial, al efecto de que, en defensa de mis derechos, tome las medidas internas adecuadas.
7ª.- Y por último, señora magistrado-juez, quiero hacerle la que considero más fundamental de las consideraciones que le formulo en el presente escrito. Y es la siguiente:
No estoy dispuesto a aceptar ni una sola vez más que por parte de órgano jurisdiccional español alguno, Juzgado ordinario o especial, por alto y franquista que sea o por mucho que se denomine Audiencia Nacional (antiguo TOP) y, por supuesto, por ningún estamento o partido político, se tipifique (y se me persiga por ello) como falta o delito el hecho perfectamente legal y legítimo de que el profesional que suscribe, un Coronel de Estado Mayor con más de cuarenta años de servicios continuados a este país, valor reconocido ante el enemigo, experiencia de guerra y múltiples estudios y condecoraciones, acuda a cualquier acto social o institucional vestido con su uniforme reglamentario. A lo que tiene perfecto derecho y que jamás va a permitir nadie conculque.
Mire usted, señoría, yo vestí por primera vez el uniforme militar en el año 1950, cuando, con total seguridad, ni usted ni la práctica totalidad de los jueces y políticos en ejercicio en este país, había nacido. Unos años después, en 1958, y al mando de una Unidad de elite del Ejército, luché en una guerra, la de Ifni, jugándome la vida decenas de veces por defender a mi patria y conseguir así que ahora, bastantes años después, personas como usted puedan desarrollar su trabajo y sus vidas en plena libertad.
Desde ese año y hasta el 1990, en el que por defender la idea de un Ejército totalmente profesional en detrimento de la obsoleta mili obligatoria, la cúpula franquista de entonces me separó del servicio activo tras la incoación de un amañado expediente disciplinario (en el que no intervino juez alguno), procuré ejercer mi arriesgada profesión con total dedicación y esfuerzo, trabajando, estudiando y preparándome física e intelectualmente para poder llegar a ser (esa era mi ilusión) uno de los profesionales de las Fuerzas Armadas españolas más cualificados. Y, después, en la vida civil, he seguido estudiando, trabajando y escribiendo (reciclándome en escritor) en beneficio de una sociedad española más justa, libre y democrática.
Durante más de sesenta años he vestido el uniforme militar con el debido respeto hacia el mismo y procurando actuar siempre, de civil o militar, con arreglo a los indelebles principios morales y éticos que me grabaron a fuego en la Academia Militar. Algo que en la España actual, corrupta, descreída, empobrecida, saqueada y en manos de dirigentes políticos ineptos y ladrones, no resulta, desgraciadamente, algo corriente.
Así que le ruego, señora magistrado-juez, por la parte que le toca y en la medida en la que pueda (también pienso hacerle idéntica recomendación al señor Presidente del CGPJ) tome usted nota de estas consideraciones que me permito hacerle en el presente escrito y las haga extensivas a sus colegas y miembros de la Judicatura española. Y les exijo a todos (ya no ruego), dejen de tipificar de una vez como presunta falta o delito contra el Orden Público (¡vaya desfachatez!), provocándome con ello molestias y perjuicios, mi legítimo y legal derecho a vestir el uniforme militar con el que durante años y años he trabajado y luchado, junto a otros compañeros de profesión, para que personas como usted, entre millones y millones de españoles, puedan ahora vivir en paz y armonía como ciudadanos libres y respetables ¡Dedíquense, señorías, a sus togas y a sus Juzgados que están hechos una pena, luchen de verdad contra la corrupción, y déjennos a los militares en paz con nuestros uniformes, sobre todo a los que acudimos a manifestaciones en favor de la paz!
Y termino, señora juez. Por supuesto, no me espere el próximo 31 de octubre para asistir a ningún juicio de faltas. Como dijo recientemente el inefable ministro español de Asuntos Exteriores ¡"Se acabó el recreo"! Tengo cosas más importantes a que dedicarme en beneficio de este mi país. Entre ellas, echar a patadas (democráticamente, se entiende) de su poltrona regia al "anciano y enfermo" sucesor de Franco a título de rey. Que está hecho unos zorros, sin caderas ni nada, pero que parece ser aspira a la eternidad existencial física y operativa ¡Qué reyes y que monarquía tenemos en este país, señora magistrado-juez!
Alcalá de Henares 23 de septiembre de 2013-09-22
Fdo: Amadeo Martínez Inglés
Fdo: Amadeo Martínez Inglés
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