Artículos de Opinión | Carlos Martínez* | 29-09-2013 |
Cuando el PP venció las elecciones pasadas gracias a los
errores, miedos y traiciones de Rodriguez Zapatero, muchas y muchos si sabíamos
lo que acabaría ocurriendo y entre ellos la cúpula del PSOE, que con el cambio
constitucional del artículo 135 bis, dejó el camino expedito a los recortes y
los copagos varios. El 135 bis sitúa el pago de la deuda por encima de los
derechos humanos ¿Luego de que nos extrañamos?
El PP tenía un programa falso y un Plan B que ha resultado ser
un Plan A, pero eso ya se sabía, el problema es que faltaban los instrumentos
políticos para frenarlos y la autoridad moral para callarlos, por parte de otro
partido. Ahora, estamos solos y solas en la arena y delante del toro
derechista, es pues nuestra responsabilidad y coraje.
Hemos de decir alto y claro que la crisis del 2008 no ha
sido sino una oportunidad para destruir todos los avances logrados por el
movimiento obrero, por la lucha de clases desde finales del siglo XIX hasta
nuestros días. Es la reconquista del capitalismo de lo que perdió ante las
luchas sindicales y políticas obreras ya fueran reformistas o revolucionarias.
Es su reacción ante lo que tuvieron que ceder tras la derrota del fascismo
europeo. Es el rearme de los ricos para ser más ricos y tener el poder. El poder
absoluto.
En el mundo la llamada “comunidad internacional” es decir
las potencias centrales capitalistas, están en retirada. Hay una guerra
monetaria y comercial y Occidente judeo-cristiano, la está perdiendo. Por eso
ahora sus nuevos esclavos somos otra vez las clases populares occidentales,
europeas, blancas y cristianas. Los obreros y obreras del Occidente, de Europa,
de España, somos sus nuevos criados sin derechos para que ellos puedan competir
y seguir enriqueciéndose en un mundo que se les escapa.
No son sino vulgares ladrones que nos roban nuestra salud,
educación, jubilación, trabajo digno, para mantener sus bancos, saldar sus
deudas, las suyas, no la deuda pública, eso es mentira, la deuda la han
generado ellos.
El PP es el partido de los ricos. Pero todavía no ha surgido
con fuerza el partido de los pobres. Los pobres somos nosotras, las clases
trabajadoras, las y los que creen fatuamente ser de “clase media”. Pero
mientras tanto, tenemos los movimientos sociales, las plataformas de resistencia
y los sindicatos. A pesar de todos los pesares.
A los sindicatos que afirman ser todavía mayoritarios hay
que exigirles más lucha, compromiso, activismo y pedagogía social y de clase.
Si no saben hacerlo –es humano, pues llevaban años sin movilizar- que pregunten.
Los nuevos movimientos sociales, deben ser conscientes de sus limitaciones,
pero también de que las cosas no se solucionan con manifestaciones limitadas y
pequeñas concentraciones y desconfianza, mucha desconfianza. Hace falta
fraternidad, educación popular y convergencia. Menos cálculos y más
sacrificios. Más ejemplo personal y más decisión. Cuando hace años se renunció
a la lucha de clases, se dejó el camino abonado a los ladrones que ahora nos
dominan y los banqueros que nos atracan. Cuando se dejó de hablar claro, las
clases populares, el pueblo se quedó huérfano y se sintió solo muy solo.
La maldita modernidad que sustituyó a las ideas y le fe en
un mundo nuevo fueron sustituidas por la gestión eficiente. Que resultó ser muy
eficiente, pero para banqueros, poderosos, grandes industriales, grandes
comerciales y grandes mafiosos que no pagan impuestos y encima tienen la
desvergüenza de afirmar que el estado social es inviable y no puede mantenerse.
Hay que ir a los barrios y a los pueblos y decir alto y
claro que mienten como bellacos y nos confunden para robarnos. Que si hay
dinero, hay de sobra, pero lo tienen ellos y para ellos, para sus yates, sus
fincas, sus putas, sus queridos, sus chalets de lujo, sus múltiples vacaciones,
sus reyes inútiles y vagos.
Solo les frenaremos si nos temen. Basta de paños calientes.
Somos más, muchas más. Pero nos tienen aborregados frente al televisor que
cuenta mentiras, nos engaña y nos divide.
Solo acciones valientes, decididas y la preparación ya de
una huelga general indefinida con el correspondiente trabajo de educación
previo imprescindible nos pueden sacer de encima a esa piara de chorizos que
nos gobierna. Pero sin sectarismos, sin recetas grupusculares, sin dirigentes
de café. Unión, acción y valor. Decisión para el cambio.
Hay derrotistas que dicen: mirad a Grecia, múltiples huelgas
generales y nada. Mentirosos cobardes, en Gracia están levantando una fuerte
resistencia y tienen alternativa política propia y construida en las luchas y
la confluencia. Aquí todavía NO HAY NADA SEMEJANTE. Pero debemos construirlo y
es urgente el hacerlo.
Este otoño no debe ser caliente, debe ser ardiente.
Congelan y bajan las pensiones. Nos roban las becas. Nos
hacen pagar las medicinas en las camas de los hospitales. Nos despiden cuando
les da la gana aún ganando dinero ¿Y qué pasa? Nada. Encima las compañías
eléctricas nos suben la luz a pesar de sus ganancias y este invierno mucha,
mucha gente pasará frio en sus casas y volverán los braseros de picón y nada de
nada. Ya ha llegado la hora de plantar cara. Ha llegado la hora de la dignidad.
Ha llegado la hora de que paradas, parados, pensionistas, que no tenemos nada
que perder nos rebelemos.
Gentes pobres, humildes, no les hagáis caso, no os creáis
sus patrañas, solo os quieren, nos quieren robar.
Pero sabed gentes esquilmadas y engañadas que si tenemos
alternativas, si sabemos lo que hay que hacer, si tenemos esperanza en el
reparto y sobre todo que si es posible vencerlos.
*Carlos Martínez es politólogo y activista social
Fuente: www.tercerainformacion.es
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