Telam
Publicado en 2013/09/24
La copresidenta del partido alemán
Die Linke (La Izquierda), Katja Kipping, afirmó que su formación, gran sorpresa
de la campaña y tercera en intención de voto para los comicios del domingo,
pretende “cambiar la sociedad” de la primera potencia europea. TELAM
[Se confirmó: Die Linke ha pasado a
ser la tercera fuerza en Alemania. La CDU no tiene mayoría, los liberales no
entran en el Parlamento, los Verdes bajan y el SPD apoyará a la derecha]
“Sea cual sea el resultado
seguiremos presionando, llevaremos al Parlamento nuestro reclamo por la
instauración de un salario mínimo o que se deroguen las reformas laborales del
gobierno de Gerhard Schröder” (1998-2005), agregó Kipping, de 35 años, que
dirige Die Linke junto a Bernd Riexinger.
Katja
Kipping, vicepresidenta del partido
Fundado en 2007 de la fusión entre
el ex partido comunista alemán (PDS), ex representantes socialdemócratas (entre
ellos dos ministros del gobierno de Schröder) y sindicalistas del oeste del
país, Die Linke se convirtió en la sorpresa de la campaña al convertirse esta
semana en la tercera fuerza en los sondeos.
La agrupación tiene posturas que
comparte con el histórico Partido Socialdemócrata (PDS) alemán, como la
oposición a una intervención militar extranjera por la guerra civil en Siria,
pero otras que inquietan a la centroizquierda, como la salida de Alemania de la
OTAN o el fin de las exportaciones de armas.
Las diferentes encuestas dadas a
conocer esta semana coinciden en situar a Die Linke (10% de intención de voto)
por delante de los Los Verdes (9%), el partido ecologista más antiguo de
Europa, en una situación inesperada que trae suspenso a la elección del
domingo.
“Hace unos meses soñábamos con
alcanzar el 8%, algo muy importante para un partido a la izquierda de los
socialdemócratas. Ahora queremos llegar a los dos dígitos. Las encuestas
muestran el impulso que hemos tomado en la recta final de la campaña”, señaló
Kipping.
“Está claro que nuestras
propuestas y nuestro ascenso irritan a los grandes partidos, por eso tratan de
demonizarnos y nos hablan como si aún existiera el muro de Berlín”
La única opción para impedir un
nuevo mandato -el tercero consecutivo- de la canciller conservadora Angela
Merkel sería una coalición entre los socialdemócratas (SPD), Los Verdes y Die
Linke, quienes sumados acreditan el 44% de intención de voto, igualando a
Merkel y a sus aliados liberales.
Sin embargo, si Merkel no logra la
mayoría (los liberales podrían quedar fuera del Parlamento), los
socialdemócratas optarían por aliarse –como en 2005- con la líder conservadora
antes que con los ‘rojos’ de Die Linke.
“Nunca haría coalición con Die
Linke. Los considero incapaces de gobernar”, repitió durante su campaña el
candidato socialdemócrata a la cancillería, Peer Steinbrück.
“Si Die Linke forma parte de una
coalición en el poder en Alemania, nuestro país dejará de ser un socio de
confianza para sus vecinos”, insistió Steinbrück.
“Está claro que nuestras propuestas
y nuestro ascenso irritan a los grandes partidos, por eso tratan de
demonizarnos y nos hablan como si aún existiera el muro de Berlín”, resaltó la
joven líder de izquierda en su entrevista con Télam.
En el SPD estiman que son
impracticables muchas de las propuestas de Die Linke, como no renovar los
acuerdos militares exteriores, la salida de la OTAN, finalizar con la
exportación de armamento, derogar la reforma laboral del socialdemócrata
Schröder o el regreso de la jubilación a los 65 años (actualmente 67 años).
No obstante, existe un Estado
federado donde socialdemócratas y neo comunistas gobiernan juntos: Brandeburgo,
el “Land” más grande de la ex Alemania del Este y fronterizo con Polonia, pero
el menos poblado y uno de los más pobres del país.
En Brandeburgo, que rodea a la
capital-Estado Berlín, el SPD rompió el año pasado su alianza con los
demócratas cristianos de Merkel (CDU) para pasar a gobernar junto a Die Linke.
En tanto, en la entrevista, la
copresidenta de Die Linke criticó el silencio de Merkel en torno a Siria y
coincidió con Steinbrück en su oposición a una intervención militar.
“Estados Unidos y Europa deben
ayudar a los refugiados y dar asilo a más personas. No es una buena solución
lanzar bombas, eso no ayudará a los sirios. Las bombas nunca trajeron la paz”
. “Pareciera que el conflicto sirio
hubiese comenzado el 21 de agosto”, ironizó Kipping, en alusión el día de un
ataque con armas químicas cometido en Siria que desató una ola de reacciones
políticas internacionales y volvió a poner el conflicto sirio al tope de la
agenda mundial.
Estados Unidos acusó del ataque al
gobierno sirio, y durante semanas preparó un ataque punitivo contra Damasco que
finalmente decidió suspender por falta de apoyo político interno y externo.
Los gobiernos de Francia y el Reino
Unido apoyaron estos planes de Washington, pero Alemania se mostró reticente.
“Estados Unidos y Europa deben
ayudar a los refugiados y dar asilo a más personas. No es una buena solución
lanzar bombas, eso no ayudará a los sirios. Las bombas nunca trajeron la paz”,
finalizó.
Fuente: http://dedona.wordpress.com/
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