El 19 de julio de
1936, un grupo de mineros de la provincia de Huelva, prácticamente indefensos,
se desplazaron hasta Sevilla para defender el orden constitucional de la
República. La Guardia Civil les tendió una emboscada asesinando a 25 de ellos.
68 más fueron ejecutados tras un Consejo de Guerra.
ALEJANDRO
TORRÚS Madrid 28/07/2013 07:00 Actualizado: 28/07/2013 11:33
La columna minera,
camino de Sevilla.www.cosasdeandalucia.com
Esta
es la historia de un grupo de mineros que sacrificó su vida por la República.
Pero también es la historia de una traición. La del comandante de la Guardia
Civil Gregorio Haro Lumbreras, que condujo hasta la muerte a una columna
formada por alrededor de 500 mineros. Una columna que se había formado
espontáneamente durante el 18 de julio y que decidió sin más medios que las
escasas armas que habían confiscado y la dinamita de sus almacenes ir a
defender a la República hasta Sevilla, donde las tropas de Queipo de Llano
habían entrado a sangre y fuego. Es la historia de la columna minera que
entregó su vida en La Pañoleta (Camas, Sevilla).
"La
reacción de los mineros de la provincia de Huelva en defensa de la República
tiene una importancia enorme. Fueron los únicos que consiguieron inquietar
los planes de Queipo de Llano. Quizá por ello la venganza fue brutal. 25
personas murieron en el momento, 68 fueron fusilados tras un Consejo de Guerra
y 6.000 personas fueron asesinadas en toda la provincia de Huelva", narra
a Público Francisco Espinosa, historiador y autor de la obra La
justicia de Queipo.
Cuando
el 18 de julio de 1936 el golpe militar llega a España, un grupo de mineros de
la cuenca minera de Huelva (Nerva, Río Tinto, Valverde, Peña de Hierro, Mesa de
los Pinos, San Juan del Puerto, Zalamea la Real, Campillo, entre otros) requisó
coches, camiones, maquinaria agrícola, dinamita y todas las escopetas de caza y
se organizó en milicias para defender al Gobierno republicano salido de las
elecciones de febrero de 1936.
Con
Sevilla ya tomada por las fuerzas de Queipo de Llano, el inspector general de
la Guardia Civil Sebastián Pozas (nombrado Gobernador Civil el mismo día 19)
ordenó a un grupo de guardias civiles, comandado por Gregorio Haro Lumbreras,
sofocar la rebelión y luchar contra las tropas de los golpistas. Por
detrás, una columna civil, formada en un 90% por mineros y encabezada por los
diputados Luis Cordero Bell y Gutiérrez Prieto, intentaría ayudar en la medida
de lo posible.
Gregoria
Haro ya había participado en el golpe del general Sanjurjo en agosto de 1932 y
había destacado en la fallida revolución de Octubre de 1934 por su dureza en la
represión. Sin embargo, acató las órdenes de Madrid y juró fidelidad a la
República. Fidelidad que ya había traicionado. "Cuando Haro y sus
hombres llegan a Sevilla, se presentaron ante Queipo de Llano, quien los manda
a la entrada de la ciudad, en el barrio de La Pañoleta en Camas, a esperar
a la columna minera. Fue una encerrona terrible", señala Espinosa.
Una encerrona terrible
La
llegada de la columna minera se produjo a las 11 de la mañana. En Camas
esperaban cientos de hombres de Haro y Queipo de Llano. El ABC de
Sevilla habló de cerca de 1.000. "Cuando llega el primer coche de la
columna, los que esperaban abrieron fuego. En ese primer momento, explotó la
dinamita que llevaban y murieron 25 de ellos inmediata", prosigue
Espinosa.
Los
camiones más atrasados, al oír la explosión pudieron dar marcha atrás y
regresar. Otros, sin embargo, "se vieron apresados entre el camión
explosionado que encabezaba la columna por un lado y por otro la barrera del
tren que había sido bajada para impedirles la salida", según recoge la
instrucción judicial. 25 personas murieron en el acto y 71 fueron apresados por
las fuerzas golpistas.
El
31 de agosto de 1936, 68 de ellos fueron ejecutados en seis sacas diferentes
tras un Consejo de Guerra celebrado en la Plaza San Francisco (Sevilla). Sólo
se libró un menor de edad y dos hombres que en ese momento pasaban por allí
pero que no tenían nada que ver con el enfrentamiento. "Esperaron hasta
que el ejército golpista hubiera conquistado Huelva para ejecutarlos. De
esta manera, se aseguraban que no habría venganza con la población reclusa en
las localidades donde no había triunfado el Golpe", asegura Espinosa, que
relata que las ejecuciones se repartieron por toda la
ciudad
"para darle un tono de ejemplaridad".
La búsqueda continúa
Cuando
se cumplen 77 años del suceso, las familias siguen buscando a las víctimas.
Actualmente, la Junta de Andalucía, en colaboración el Ayuntamiento de Camas y
la Asociación Memoria, Libertad y Cultura Democrática está desarrollando un
proyecto de indagación y localización de la fosa común donde se enterraron
nueve de las víctimas del enfrentamiento. "Creemos que la fosa común
debe existir en el antiguo cementerio municipal de Camas, que actualmente es el
Parque de Educación Vial", asegura a Público Andrés Fernández,
arqueólogo del proyecto.
Este
proyecto nació de la fuerza e insistencia de María del Pilar Comendeiro y
Nélida Bravo, sobrinas de José Palma Pedrero, quien formaba parte de la columna
minera tiroteada en el Barrio de la Pañoleta y cuyos restos descansan,
supuestamente, en la señalada fosa común. Estas dos mujeres conocieron a
través de internet la obra de Espinosa y entre sus páginas encontraron el
nombre de su tío. Desde entonces han movido cielo y tierra para poder enterrar
dignamente a su tío. Su deseo está más cerca que nunca.
"Cuando
ya era una niña con edad de entender un poco mejor las cosas, le pregunté a mi
madre cómo habían muerto sus padres y sus hermanos y ahí fue cuando, en lo que
respecta a la muerte de su hermano, dijo lo que siempre escuchamos mi prima
Nelly y yo: "El día que estalló la Guerra, Joselito salió con otros del
pueblo a detener a Franco y lo mataron camino a Sevilla. Y eso era todo,
nunca mencionó la Columna Minera ni La Pañoleta", narra María del Pilar
Comendeiro a Público, que señala que su único deseo es el de poder
encontrar y exhumar los restos de los "nueve mineros sepultados" para
enterrarlos en Camas con "una placa que lleve su nombre".
Fuente: www.publico.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario