domingo, 30 de junio de 2013

PASARELA MODA CÁLIDA ENTRE LA MISERIA Y EL HAMBRE DEL PUEBLO CANARIO



Artículos de Opinión | Francisco González Tejera | 30-06-2013 |

Un año más el glamur en ingles barato llega a las Islas Canarias ¡Qué guay! semos europedos, gracias a los presuntos compadres peperos isleños de Bárcenas y “El bigotes”, como un tal Bravo de Laguna, presidente plenipotenciario del Cabildo y otros virreinatos, que potencia la vulgar y provinciana idea del ministro repsoliano, de montar cada año a lo grande, financiado con más de 800.000 euros de dinero público, una nueva edición de la “Swimwear Fashion Show”, en castellano, la “Gran Canaria Pasarela Moda Cálida”.
Un nuevo despilfarro millonario para que cuatro gatos luzcan palmito, que los de siempre muestren obscenamente sus modelitos sobre la alfombra de las vanidades, sin que este evento tenga ninguna repercusión internacional, ni contribuya a la solución del empobrecimiento generalizado de nuestro pueblo, sirviendo exclusivamente para que pijas concejalas, católicas consejeras, altaneras, teñidas, prepotentes diputadas, enchaquetados diputados, orondos constructores con sus engalanadas esposas, junto a otras tribus de la oligarquía casposa se mezclen y se relacionen en su particular dolce vita, se pasen a costa del dinero de nuestros impuestos varias “noches inolvidables”, entregados al fervor frívolo de los modelitos, la anorexia, el “¿cómo va lo mío?”, los papeos caros, el champan francés, el caviar y otros vicios innombrables. La inmensa hipocresía de seguir celebrando su particular “fiestuki” a todo tren, por el lado más bestia de la vida, mientras la mayoría del pueblo canario sufre y muere bajo el umbral de la pobreza.
Es absolutamente inmoral que en un archipiélago con una media en 2013 de más de 30 suicidios mensuales, uno diario, por razones económicas (informe emitido por los forenses canarios esta misma semana), con uno de cada tres niños y niñas sufriendo desnutrición, según datos recientes de la Unicef, con un 35% de personas desempleadas, con los bancos de alimentos y comedores sociales desbordados, con casos claros de familias enteras que se encuentran en situación de hambre y pobreza. Una realidad vergonzosa que con este panorama tercermundista y dramático, estos amigos del cachondeo diario, la vida loca y el despiporre, siempre a costa del pueblo, se saquen de la manga otra edición de esta pasarela de la hipocresía y la tristeza.
La casta política justifica su tinglado hablando, como siempre que mueven pieza donde hay pasta, de creación de puestos de trabajo, de promoción de Gran Canaria en el universo del vacilón, de “que esto es la ostia ¡guauuuuu!” y lo mejor que ha pasado por esta tierra, entre otros alegatos del “amo a Laura emprendedor”, que no convencen a nadie, solo a ellos mismos, a todos los que sacan buena tajada de este perfecto bussines siniestro.
En ediciones anteriores nos hemos encontrado, entre otras señoronas de luxe, a las nuevas ricas vestidas de faralaes, como la senadora de Triana Alta (Risco de San Nicolás para la mayoría), PPepa Luzardo, con su falda negra y una camiseta de manchas sin haber cenado huevos fritos con chorizo, estilo verbenero de los setenta, acompañada de la actual concejala de cultura del Ayuntamiento de Las Palmas GC, la mujer del pelo rojo, que también tiró de diseño tecno, recordando viejos tiempos discotequeros de amanecida y churros recalentados, vestida de muñeca de porcelana años 30, mostrando las dos derechosas el lado oscuro de la moda, la horterada congénita, que lo que consigue es desprestigiar a los pocos diseñadores serios que deben quedar en este selecto mundillo.
Hay modelos que después de sufrir experiencias laborales nefastas se sentaron a escribir lo que hay detrás de este parné “amargoso”, como la directora del Vogue australiano, Kristie Clements, que contó todo lo que vio durante 25 años como empleada de esta revista, donde creó The Vogue Factor, un libro disponible en edición digital, que airea los trapos sucios de la industria de la moda.
Estas memorias se cargan de un plumazo la deslumbrante fachada de la moda, subrayando los terribles extremos donde llegan las modelos para mantenerse delgadas, asegurando que mienten cuando aseguran que se alimentan bien, cuando de puertas adentro comen pañuelos de papel para mantener el estómago lleno, como el caso de la modelo Amy Lemons, que aseguró que sus compañeras tragaban cada día bolas de algodón empapadas en zumo.
Según The Vogue Factor los grados de delgadez varían según el territorio. Una modelo exitosa en Australia debe bajar dos tallas para pisar una pasarela extranjera. Una pérdida de peso que se conocía en las oficinas de Vogue como “delgadez parisiense”.
Modelos que se pinchan suero para no comer y obtener la “talla adecuada” para los parámetros de esta caterva, que esclaviza mujeres y fomenta entre las chicas jóvenes tallas imposibles, para entrar en lo modélicamente correcto de la talla 34.
Bravo de Laguna, el Consejero Domínguez y el ínclito religioso responsable de turismo Camón, nos traen cada año a Gran Canaria esta lastrada realidad, con la excusa del “negocio fácil” y la mentirosa solución a todos los problemas de nuestro pueblo.
La culminación a tanto despropósito la tuvimos hace unos años en el desfile que Marca España organizó en el Parlamento Europeo, donde desarrolló su show “Cook & Fashion” entre escándalos de corrupción política, mostrando a una modelo anoréxica, tan delgada que se le marcaban todos los huesos de la columna, vistiendo la creación nupcial de Victorio & Luccino, con la imagen de una pobre chica decrepita y esquelética.
Queda claro que a los diseñadores de alta costura y a los incultos políticos canarios que pagan con el dinero de la sanidad, los servicios sociales y la educación este tipo de eventos, les gusta, les pone, este tipo de mujer, quizá por eso casi todas las peperas que se meten en política se tiñen de rubio y se disfrazan de horrendas barbies a lo Cifuentes, menos algunas que por su gordura a lo Barberá les resulta imposible por razones obesas.
Los medios de comunicación del régimen en Canarias dan máxima cobertura a Moda Cálida, tal como hacen en otros eventos, que tratan de seguir alienando y pisoteando los derechos del pueblo de unas islas saqueadas.
Todo sea por el inmundo sueño de la patética alfombra roja, de creerse por una noche las reinas, los reyezuelos del inframundo del lobby fashion.
Vergonzoso.






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