22/06/2013 - 18:24h
La
chimenea de Auschwitz
La chimenea de Auschwitz es lo
primero que vio Rubino Romeo Salmoni al ser depositado en aquel campo de la
muerte y lo primero que recordó al iniciar la escritura de "He derrotado a
Hitler", el libro que inspiró la película "La vida es bella", de
Roberto Benigni, que ahora se publica en España.
"Podría decir que tenía un
aspecto feliz, que en su modo de ser, de presentarse, había un lado cómico
especial", señaló Benigni cuando conoció a Rubino Romero Salmoni, para
añadir que "haber pasado por aquella experiencia tremenda, y ser capaz de
vivir así, es la demostración de una grandeza indecible".
Conocer a alguien como Salmoni,
en su tienda romana de cojinetes y rodamientos, rodeado por sus hijos y por sus
nietos, le hizo a Benigni "cambiar en profundidad", además de
inspirarle el mayor de sus éxitos, una película alentada por el tono humilde,
humano e irónico con el que había escrito sus recuerdos del horror.
Judío romano nacido en 1920,
Salmoni escapó de casualidad a la redada del gueto de Roma de 1943, pero en
abril de 1944 no pudo librarse de la policía fascista que, apenas unas semanas
antes de la llegada de los aliados, lo encarceló para posteriormente ser
deportado a Auschwitz.
Salmoni, cuyos hermanos Angelo
y Davide fueron asesinados por los nazis, pasó siete meses en el infierno de
Auschwitz y en una de las denominadas marchas de la muerte entre campos de
exterminio logró escapar milagrosamente y, tras el hundimiento alemán, logró
regresar a Italia, de modo que su testimonio, en 1995, fue incluido en el
archivo "Survivors of the Holocaust", de Steven Spielberg.
En 1995 regresó a Auschwitz
para participar también en el documental "Memoria", dirigido por
Ruggero Gabbai.
Quien ha pasado por la
experiencia del campo de exterminio "no sale nunca de Auschwitz",
escribió Salmoni, por lo que redactó sus "fragmentos de memoria" para
superar aquella etapa, para lo cual también recurre a la ironía y al empleo del
número que lleva tatuado en el brazo, el A15810, para llamarse a sí mismo o
hacerse nombrar incluso por sus familiares.
Carlos Pranger, uno de los
editores de Confluencias, sello malagueño que ha publicado en España "He
derrotado a Hitler", ha dicho a Efe que "aunque tiene partes crueles,
el libro lanza un mensaje de esperanza; el hombre siempre luchará, pase lo que
pase, por la vida y la libertad", y que "no sólo los grandes hombres,
también las personas corrientes son héroes".
Se trata, según Pranger, de
"un relato escrito por una persona normal, no por un escritor, pero
funciona y atrapa" porque Salmoni "describe a sus compañeros, a los
carceleros, camina entre los cadáveres de Auschwitz-Birkenau, un ejemplo de
industrialización de la muerte", y "en ese orden eugenésico, frío,
implacable, se aferra a lo que queda de humanidad y sobrevive; es un ejemplo de
dignidad".
Frente a los autores clásicos
sobre el Holocausto, como Primo Levi y Kerstéz, la lectura del libro de Salmoni
"sorprende gratamente por su espontaneidad, sencillez y falta de
pretensiones literarias; el autor recoge unos 'fragmentos de memoria' que al
final encajan en un puzzle enternecedor", ha añadido el editor.
Ha sido el interés por la obra
de Benigni, quien según Pranger "no es sólo un cómico, sino también un
hombre culto, leído y un gran escritor", lo que llevó a la editorial
andaluza a interesarse por "He derrotado a Hitler".
A manera de epílogo, el libro
acaba con una carta de los cuatro hijos de Salmoni --"Querido padre, es
cierto que has sido un hombre afortunado..."-- y otra de sus catorce
nietos --"Querido abuelo, tú no eres un hombre cualquiera..."--,
quienes exhiben el orgullo de ser descendientes suyos y que termina de dotar a
esta narración del aire enternecedor que Benigni imprimió a "La vida es
bella".
Por Alfredo Valenzuela.
Fuente: http://www.eldiario.es/
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