El diputado y portavoz sanitario del Grupo Parlamentario de IU,
ICV-EUiA, CHA, Gaspar Llamazares, advierte de que el Real Decreto 16/2012 de
Ana Mato “se ha convertido en la peor epidemia sufrida por el sistema sanitario
español y por los ciudadanos en los últimos años”
España | Tercera Información | 28-06-2013 |
Intervención
íntegra de Llamazares para defender su proposición de ley que logró 149 votos a
favor y 170 en contra
Señor
presidente, señorías, tiene cáncer pero no sabe qué tipo y no recibe
tratamiento; tuvo un ictus, quedó hemipléjico y no recibe tratamiento ni
seguimiento; es operado tras un accidente laboral y no vuelve a pasar ninguna
revisión; una mujer víctima de la violencia de género no recibe ninguna
asistencia sanitaria; embarazada de siete meses que no ha recibido seguimiento;
embarazada que no es atendida y cuando es atendida recibe una factura.
Señorías,
esos son los rostros de la aplicación del Real Decreto 16/2012. Son 20 rostros
que nos presentó una organización no gubernamental, Médicos del Mundo, a la
Mesa y Portavoces de la Comisión de Sanidad; 20 de los 700 rostros que esa
organización ha recopilado a lo largo de la aplicación -poco más de un año- del
Real Decreto 16/2012, de sostenibilidad del sistema sanitario -eso dicen-,
aunque habría que llamarlo el ‘real decreto de la insostenibilidad de la salud
de los ciudadanos’.
Esta
es la principal razón para que mi grupo parlamentario, al igual que otros
grupos durante esta legislatura, traiga a esta Cámara la necesidad de recuperar
lo mejor de nuestro sistema sanitario; o mejor dicho, la necesidad de regenerar
nuestro sistema sanitario ante la degeneración que ha supuesto el Real Decreto
16/2012 para la atención sanitaria en nuestro país. Es verdad que hay cosas que
cambiar, pero las que funcionan bien no hay que cambiarlas; las cosas que
funcionan bien, sobre todo si tienen que ver con la seguridad, si tienen que
ver con la salud de la gente, en condiciones de crisis económica hay que consolidarlas,
hay que fortalecerlas.
El
sistema sanitario, que funcionaba bien, ha sido sometido a un recorte sin
precedentes con consecuencias dramáticas. Dice este libro, ‘La austeridad mata’
-se lo recomiendo-, que si algunas reformas sanitarias fueran un ensayo clínico
no pasarían el informe del comité ético y serían puestas por él en manos de la
Justicia. En este caso, la reforma sanitaria en España no pasaría un comité
ético y sería puesta en manos de la Justicia para valorar sus resultados en
términos de calidad de vida, de atención a la salud y también de pérdida de
vidas.
Mi
grupo parlamentario, pues, propone a esta Cámara recuperar el carácter
universal como derecho ciudadano del sistema sanitario español, porque estamos
convencidos de que el sistema sanitario, el Sistema Nacional de Salud, el
sistema de cobertura universal, el sistema accesible, el sistema financiado por
Presupuestos Generales del Estado es uno de los sistemas o, mejor dicho, era
hasta hace muy poco tiempo uno de los sistemas mejores del mundo.
La
propia Organización Mundial de la Salud consideraba que era de los sistemas con
mejores cifras de salud (mejores cifras de años de vida, mejores cifras de
esperanza de vida, mejores cifras también de años de vida con capacidad plena).
No sólo eso, sino que, además, es un sistema o era un sistema muy bien valorado
por los ciudadanos; podemos decir que era la institución pública mejor valorada
por los españoles.
En
tercer lugar, y para desmentir al Gobierno y al Partido Popular, era uno de los
sistemas más eficientes de Europa. Comparado con sistemas nacionales de salud,
era un sistema de bajo coste; es decir, que para obtener buenos resultados en
salud, para ser reconocido por los ciudadanos como un valor, gastaba mucho
menos que sistemas sanitarios de su entorno. Como en estos momentos da la
impresión de que nos queremos parecer cada vez más a Alemania, en relación ese
país teníamos más cobertura, mejores resultados de salud y, además, gastábamos
2 puntos menos del PIB que Alemania en el sistema sanitario.
Por
tanto, señorías, habrá que cambiar lo que haya que cambiar, pero no cambiar en
tiempos de crisis aquello que genera confianza, aquello que genera cohesión,
aquello que garantiza la seguridad y la salud de los ciudadanos. Sin embargo,
señorías, el sistema sanitario español ha sido objeto de un profundo recorte, a
iniciativa de la troika, a iniciativa de la Unión Europea. En este caso no
pueden desmentirlo porque previamente sabíamos cuál era el presupuesto del
Ministerio de Sanidad, y nos enteramos -por un viaje del señor De Guindos- que
finalmente había que recortar 7.000 millones en Sanidad, el 10% del presupuesto
sanitario del Estado y, además, más de 3.000 millones en el ámbito de la
Educación.
Por
tanto, es un recorte -podríamos denominarlo así- colonial, que asume sin más el
Gobierno del Partido Popular y aplica con bastante falta de fineza, con
bastante falta de finura, de tal manera que ese recorte se convierte en una
amputación del modelo sanitario público, del modelo del Sistema Nacional de
Salud.
El
principal problema de ese Real Decreto 16/2012, que se convierte en una
epidemia, la peor epidemia sufrida por el sistema sanitario español y por los
ciudadanos en los últimos años, es en primer lugar que deja de ser un sistema
universal, porque excluye en el momento inicial -dice el Gobierno en su
informe- a 250.000 ciudadanos de la cobertura del Sistema Nacional de Salud;
sin embargo, señorías, a más de un año de la aplicación del Real Decreto
16/2012, sabemos que aquello no era verdad. Era mucho peor de lo que
imaginábamos. El plan de reformas que presenta el Gobierno español a la Unión
Europea caracteriza su recorte en torno a 873.000 ciudadanos que carecen ya en
España de atención sanitaria primaria y, además, que tienen enormes dificultades
para una atención sanitaria, para un seguimiento y para una política de
prevención sanitaria en este país.
Es
un tema de la mayor gravedad la exclusión de una parte de la población de la
cobertura sanitaria. Esa exclusión supone que una parte de la población que no
es solamente población inmigrante sino la que contribuye al sistema, al igual
que la población inmigrante, a partir de determinada renta y en determinadas
circunstancias, tiene dificultado su acceso al Sistema Nacional de Salud.
Lo
que era un valor, el sistema sanitario, se convierte para esta población en una
preocupación, en un problema; en un problema grave para los que son excluidos,
pero también en un problema para una parte muy importante de la población
española. Hoy sabemos a cuánto asciende el recorte de personal sanitario y
también qué ha supuesto en relación con las listas de espera. Señorías, nada
más y nada menos que el recorte de los 7.000 millones -que fueron unos pocos
más sumados a los de las comunidades autónomas- en el sistema sanitario ha
supuesto la pérdida a mayo de este año de 240.000 empleos sanitarios y de
servicios sociales en España. De los 375.000 empleos públicos perdidos, 240.000
son del sector sanitario y del sector de la atención social. Sin lugar a dudas
es un resultado que afecta a la calidad de la atención.
No
es solamente eso, señorías; ya sabemos cómo ha afectado ese recorte a la lista
de espera. La lista de espera quirúrgica en estos momentos oscila en un
incremento -ya era una lista de espera en aquel momento, hace poco más de un
año, bastante larga, y actualmente ha aumentado aún más- entre el 20 y el 47%
de aumento de las listas de espera entre comunidades autónomas; en la mayor
parte de los casos por encima del 20%. Se ve que hay un deterioro claro de la
accesibilidad, de la calidad, de la atención sanitaria en nuestro país.
Hay
otro elemento que me gustaría destacar de este recorte. Este recorte no
solamente ha producido un ajuste, un cambio de modelo con menos acceso y con
más dificultades de acceso para una parte de la población, sino que ha creado
un profundo desbarajuste, una profunda desorganización en el sistema sanitario.
El Partido Popular adoptó este recorte y otras medidas al grito de ¡Viva la
igualdad entre territorios! En estos momentos somos más desiguales; somos más
desiguales en el acceso a la salud entre ciudadanos y somos más desiguales
entre territorios. ¡Qué paradoja! Qué paradoja, señorías, que en estos momentos
cada uno en el hospital, en el centro de salud, en Murcia, en Asturias, interprete
el real decreto a su modo: uno no trata al paciente -son los menos por suerte-,
otro manda una factura, otro deriva al paciente a otro dispositivo sanitario.
Esa es la situación que tenemos. Cuando la sanidad no es un derecho y se
convierte en un cedazo o bien en un mercado las consecuencias son las que
estamos viviendo.
Señorías,
por otra parte, el Ministerio de Sanidad ha mirado para otro lado en los
intereses en el sector sanitario. Existe un problema en el gobierno del
Ministerio de Sanidad; un gobierno que es incapaz de afrontar los problemas
sanitarios del país. Existe un problema añadido, la desconfianza con el
gobierno del Ministerio de Sanidad de que prime, en vez del interés general, el
interés particular de aquellos que se benefician y se lucran de la
privatización del sistema sanitario. Ese es otro elemento grave en relación con
el sistema sanitario en nuestro país.
En
definitiva, señorías, estamos ante una epidemia provocada por el Ministerio de
Sanidad que hay que sumar a la epidemia de la austeridad. En estos momentos
también existen ya datos de los efectos de la austeridad en nuestro país.
Nuestra alta tasa de desempleo tiene un correlato ya en depresión y en
enfermedades psicosomáticas. Han aumentado un 20% las demandas por depresión y
enfermedades psicosomáticas en España. También en esta Cámara hemos discutido
del suicidio; pues bien a lo largo de las últimas encuestas, aunque parecen que
no son ‘valorables’ para el Gobierno, el suicidio ha aumentado un 10% en
nuestro país y los intentos de suicidio lo han hecho bastante por encima.
Señorías, no es de extrañar que tengamos problemas con la esperanza de vida en
España, aunque el Instituto Nacional de Estadística diga que la justificación
fue un crudo invierno; parece ser que fue un crudo invierno el primer semestre
de 2011 y parece ser que fue un más crudo invierno a lo largo de 2012.
Señorías,
por todas estas razones nosotros proponemos la recuperación de los rasgos
fundamentales del Sistema Nacional de Salud. Sabemos que no es suficiente, que
son necesarias otras medidas, pero tienen ustedes que reconsiderar la decisión
de excluir a casi un millón de personas del sistema sanitario español; tienen
ustedes que reconsiderar también la desorganización del sistema sanitario
provocada y tienen ustedes que reconsiderar los efectos de los recortes y los
‘repagos’ en este sistema sanitario. En ese sentido va nuestra iniciativa para
recuperar la universalidad, la accesibilidad y la financiación pública del
sistema sanitario español; un buen sistema sanitario, uno de los mejores
sistemas sanitarios que en nuestra opinión no requiere recortes en condiciones
de crisis sino mejoras y consolidación precisamente para proteger a los más
débiles. Muchas gracias.
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