Uno de los religiosos que le dio clase
presentaba al actual presidente como un niño muy aplicado de
"sobresaliente"; lo único que aprobaba por los pelos era dibujo
L.A. | 25/06/2013
La polémica suscitada por el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, al insinuar que los estudiantes que sacaban menos de 6,5 no solo no merecerían beca sino que incluso deberían replantearse si estudiar, llevó a las redes sociales a recuperar las notas de José María Aznar en el PREU, que con una media del 6,4 estaban por debajo de ese criterio. ELPLURAL.COM informó de que Aznar no habría superado los criterios que ahora marca su propio partido, pero también se hizo eco de una noticia del Diario de Avisos según la cual Mariano Rajoy dejó bastante que desear en alguna de sus etapas escolares.
“Mariano era un empollón”
Pero se trataba de un montaje, y es que como parecía, el pequeño Mariano Rajoy fue todo “un empollón”. Lo dicen algunos de sus profesores en los jesuitas de León, concretamente Manuel Almunia, el único que le daba disgustos al impartirle la asignatura que se le resistía: la de dibujo. Lo explicaba orgulloso el propio Almunia a ABC en 2003.
Dibujaba mal, pero “como trabajaba no se le podía suspender”
Este hermano jesuita insistía al diario de Vocento en que el pequeño Rajoy “sacaba sobresaliente en todo” e incluso que destacaba por su madera de líder y sus dotes para el baloncesto. Su talón de Aquiles era dibujo, “que precisamente se lo daba yo” y donde “no pasaba del cinco o el seis, y aunque me decía que le estropeaba las notas, nunca se enfadó”. “No era un artista, pero trabajaba y como trabajaba no se le podía suspender”, admite Almunia.
“Más que memoria, tenía un memorión”
El profesor no dejaba dudas sobre las virtudes de Rajoy como estudiante: “Más que memoria, tenía un memorión. Era un empollón y todo lo que caía en los exámenes lo sabía”. La sorpresa la da al asegurar que también era bueno “haciendo deporte” en baloncesto, y “le gustaba ver los recortes de prensa cuando aparecía como máximo encestador”. En cuanto al trato con sus compañeros, otra sorpresa: “En el corrillo, él mandaba; destacaba y era el protagonista. No digo que anulara a los otros, pero era la alegría del grupo”.
Fuente: www.elplural.com
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