sábado, 22 de junio de 2013

PACTOS, MENTIRAS Y SAQUEO DE LAS PENSIONES



De todo lo que se ha dicho y escrito desde que el comité de expertos presentó su informe sobre la reforma de las pensiones, la valoración más ajustada a la verdad la ha pronunciado el aristócrata Henri de Castries, presidente de la aseguradora francesa AXA –uno de los dos gigantes de los seguros en Europa junto a la alemana Allianz– al decir, “¿quiere una pensión decente? Ahorre. El Estado no se la dará”.
Artículos de Opinión | A. L. | 22-06-2013 | 

Con su desvergonzada afirmación, el Conde de Castries ha puesto sobre la mesa las dos claves ocultas que presiden la reforma del sistema de pensiones. En primer lugar quién la está imponiendo. No la situación de la Seguridad Social, las necesidades económicas del país ni el envejecimiento de la población, sino los intereses de las grandes aseguradoras europeas y los fondos privados de pensiones norteamericanos que manejan conjuntamente un total de 14 billones de dólares en todo el mundo, casi el 25% del PIB mundial.
Un enorme botín extraído directa y mensualmente de la nómina de millones de trabajadores, gracias al cual los grandes bancos que los manejan poseen y controlan unos activos globales totales de 43 billones de dólares, el 72% del PIB mundial total.
En segundo lugar, que su urgencia para que el gobierno la aplique ya sin tardanza en 2014 reside en que necesitan extender su gigantesco negocio a España, dado que desde el inicio de la crisis, los fondos privados de pensiones de los países de la OCDE han perdido un tercio de su valor, encabezados por los norteamericanos que acumulan la mitad de esas perdidas.
Pero apoderarse, en todo o en parte, de los 110.000 millones de euros que mueve el mercado de las pensiones español cada año, exige previamente liquidar nuestro sistema público de pensiones, dejarlo reducido a su mínima expresión. De forma que un número creciente de personas –las que puedan costeárselo– entreguen una parte cada vez mayor de su salario a los fondos privados de pensiones, es decir, a la gran banca y las oligarquías financieras más potentes del planeta. La reforma propuesta por el comité de expertos se encamina hacia ese objetivo.
Una vez descifrados los complejos artificios y fórmulas matemáticas en que basan lo que ellos llaman “el factor de sostenibilidad”, la conclusión a la que ha llegado el catedrático de Economía de la Escuela de Minas Roberto Centeno, es que la reforma “empezaría con un recorte del 12% en 2014, para llegar a algo más de la mitad en doce o catorce años”. Es decir, que a partir de 2025 o 2027, la inmensa mayoría de los trabajadores –que ya habrán empezado a jubilarse a los 67 años– se quedarán con una pensión inicial media de alrededor de 500 euros.
Mentiras estadísticas y de clase Pero la dureza de la reforma, su impopularidad y el rechazo de la inmensa mayoría les están obligando a tratar de crear previamente un amplio clima de opinión, intentando desactivar o minimizar la profunda oposición social que saben que van a encontrar. Para ello han lanzado una sofisticada campaña de mentiras y una ofensiva en toda regla para tratar de obtener el voto favorable a la reforma –o al menos su neutralidad– de PSOE, nacionalistas conservadores y sindicatos.
Del alcance de la campaña de mentiras nos da una idea el hecho de que el fin de semana posterior a la publicación del informe de los expertos, los cinco mayores medios de comunicación nacionales (El País, El Mundo, La Vanguardia, ABC y El Periódico de Cataluña) publicaron 23 artículos dedicados a la reforma de las pensiones. Y ni uno sólo de ellos cuestionaba ni uno sólo de los argumentos dados en el informe para recortar las pensiones.
Esto es sólo el preámbulo de la ofensiva propagandística a la que vamos a asistir en las próximas semanas y meses para justificar y presentar como inevitable el recorte de pensiones. Y de entre todas las que están utilizando, hay una que destaca sobre todas las demás: la mentira estadística que afirma que el aumento de la esperanza media de vida de la población repercute automáticamente en el mismo aumento de años de vida de los ancianos.
Esto no es así, porque el aumento de la esperanza media de vida en los países occidentales (entre ellos España) obedece en primer lugar al enorme descenso de la mortalidad infantil y de la población joven en general. No es que los ancianos vivan ahora 10 años más que en 1990, sino que se ha rebajado enormemente la mortalidad en edades más tempranas.
Pero además de la mentira estadística con la que quieren hacernos comulgar con ruedas de molino, ligar la pensión a la esperanza media de vida tiene un profundo componente de clase. Es el “tanto tienes, tanto vives”. Hoy, en España, las personas de las clases acomodadas, las que pertenecen al 10% de la población con mayores recursos y riqueza disfrutan, como media, de 10 años más de esperanza de vida que las personas situadas en el 10% inferior.
Un alto ejecutivo de un banco o una gran empresa es muy probable que viva 5, 7 o 10 años más que la mayoría de los empleados que trabajan bajo sus órdenes. La reforma obligará a los trabajadores a cotizar dos años más, hasta los 67 (y ya hay quien habla de alargar la jubilación hasta los 70) , y cobrar menos pensión, para que sus jefes puedan disfrutar de sustanciosas pensiones todos los años que les sobrevivan.
¿La antesala del pacto? Pero la oposición al recorte de las pensiones es tan amplio y profundo, que no es suficiente con la ofensiva propagandística y mediática.
Washington y Berlín han puesto fecha fija para la reforma: a comienzos de 2014 debe estar aplicándose. Y el gobierno de Rajoy –presto a atender a sus exigencias– teme quedarse sólo, consciente del enorme coste político y electoral que acarrea. Por eso está haciendo lo posible –y hasta lo imposible– para tratar de sumar a Rubalcaba, a CiU, PNV y los sindicatos mayoritarios hacia un pacto sobre la reforma de las pensiones. O, como mínimo, que ninguna de estas fuerzas adopte una actitud demasiado beligerante y hostil hacia ella.
La disposición mostrada por Rubalcaba, firmando un pacto con Rajoy para asistir con un programa común a la próxima cumbre europea empieza a dibujarse como la posible antesala de un pacto de alcance y dimensión superior, que incluya también la reforma de las pensiones.
De hecho, según informaciones reveladas por el diario digital Voz Pópuli, Rubalcaba “está defendiendo en privado la necesidad de alcanzar un pacto con el PP en un asunto tan sensible como éste”. Una parte de la dirección de PSOE se muestra favorable a “alcanzar algún tipo de acuerdo en la reforma de las pensiones porque hay margen para ello y es un tema de Estado”. Al parecer, lo que Rubalcaba habría comunicado a Rajoy son las fuertes resistencias que está encontrando en el seno del partido como la dificultad principal para empezar a dar este paso.
Por su `parte, en el seno de los sindicatos, la posición tibia –si no claudicante– de Toxo ante el voto favorable de su representante en la comisión de expertos al informe de reforma de las pensiones, ha desatado una verdadera tormenta política en todos los niveles, desde la misma dirección de CCOO hasta los afiliados.
Desde que lanzamos la campaña hemos venido insistiendo en que en este terreno, el de las pensiones, es en el que nuestros enemigos son más débiles y están más aislados. Y que por eso debíamos convertirla en el centro de la batalla política en torno a la cual acumular fuerzas el pueblo, derrotarles y hacerles retroceder para estar así en condiciones de cambiar la correlación de fuerzas.
Las continuas vacilaciones y dilaciones del gobierno, las fisuras que se están abriendo en torno a este tema en el seno de las fuerzas políticas y sindicales no son más que las primeras manifestaciones visibles de esta debilidad y aislamiento, ahora que el FMI y Berlín han dictado su ejecución inmediata.
Cuanto más avancemos en difundir, extender y organizar la campaña, cuanto más ampliemos la unidad en torno a la MERP, cuantas más fuerzas del pueblo sumemos para llevarla adelante, más multiplicaremos las fracturas y divisiones en el campo de los enemigos.

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