Hace
tiempo que no escribo artículos, o al menos no lo hago con la misma frecuencia,
como era acostumbrado en mí poner a disposición de mis queridos lectores uno
semanal, ahora, causas ajenas a mi voluntad me llevan por otros derroteros, y
claro, no me inspiro demasiado desde que dejé de leer a menudo la prensa...
Hoy
voy a intentar hablar de la pérdida de valores, tema que supone no poco
esfuerzo, dado que en estos tiempos es probable que uno no encuentre en pie
ninguno de esos valores que hacen del ser humano, eso, precisamente, un ser
humano, me refiero a los valores que humanizan y alejan al hombre de la
animalidad, del salvajismo, por tanto de la violencia.
¿Qué
valores existen hoy en día que no sean los NO-VALORES: (INTOLERANCIA,
COMPETITIVIDAD, CONSUMO, INSOLARIDAD…) para sobrevivir en esta barbarie
capitalista que nos está condenando a vivir en un mundo salvaje, donde valores
como AMOR, RESPETO, y HONESTIDAD, eran los pilares que sujetaban nuestra vidas
desde la COMPRENSIÓN, la TOLERANCIA, la CONFIANZA y la EMPATÍA?
No
hay, o no quedan, apenas, resquicios de eso que nos convierte en seres dignos,
o en seres “superiores”, entrecomillo superiores porque creo que a día de hoy
demostrado queda que el ser humano dista mucho de ser superior en el mundo, y
creo que es todo lo contrario: un ser inferior con cientos de complejos, con
cientos de fallos, un ser erróneo, a pesar de sus millones de años de
evolución.
Podría
crear una lista de esos fallos, pero no serviría de nada, porque el hombre
seguirá evolucionando, pero lo peor es que parece ser que no lo hará hacia la
búsqueda de la virtud o la perfección, sino que lo hace, (cada día lo
demuestran las noticias) hacia los defectos, y la imperfección. Tanto que hemos
llegado a vivir en un mundo en el que los verdugos se erigen en víctimas y
éstas son juzgadas y condenadas como culpables, por citar un ejemplo.
He
elegido un poema de Pierre Colline que ilustra bien lo que quiero decir con
esto de que los valores en este mundo parecen haberse puesto del revés:
“Siempre
pido disculpas, incluso,
cuando
soy el ofendido.
Como
si para vivir tuviera que pedir permiso,
siempre
tengo que ir andando de puntillas,
cuando
otros
van
aplastando
con
sus botas egoístas
todo
cuanto encuentran en su camino.
Sé
de aquellos que practican
a
diario la infidelidad
pero
no son castigados por ello.
Sé
de aquellos que practican
a
diario la violencia
pero
no son castigados por ello.
Sé
de aquellos que practican
a
diario el chantaje emocional
pero
no son castigados por ello.
Sé
de aquellos que practican
a
diario sonrisas falsas
pero
no son castigados por ello.
Sé
de aquellos que practican
a
diario la hipocresía
pero
no son castigados por ello.
Sé
de aquellos que practican
a
diario:
FIDELIDAD,
PAZ,
AMOR,
HONRADEZ,
HONESTIDAD,
SINCERIDAD…
y
sí son castigados por ello.”
Después
de este poema yo no hago más que preguntarme algo que desde que el hombre tuvo
consciencia de sí, se ha venido preguntando, quizás sin hallar respuesta
alguna, y sea este el motivo por el que el hombre pierde los valores que lo
dignifican humanizándolo, en pos de ir hacia el deterioro, hacia la perdición,
hacia el abismo:
¿Hacia
dónde se encamina el hombre? ¿Qué sentido tiene estar vivo para convertirse en
un autómata, un esclavo de un sistema depredador y destructor, en un consumidor
nato que derrocha, que consume con la voracidad que tan solo puede ser
producida por la infelicidad, la insatisfacción, a las que el sistema
capitalista nos condena para conseguir su objetivo, mientras ese hombre, ese
ser humano desposeído de todo valor pisotea a su prójimo sin escrúpulo alguno?
¿Qué nos depara el futuro viviendo en un sistema como este? Creo que mucha
desolación, y tragedia, mucho dolor, mucha destrucción y muerte, quizás, quizás
tras el holocausto florezca un ser nuevo, un ser que haya aprendido la lección,
o más bien, no florezca nada, y entonces ¿qué sentido habrá tenido todo esto?
Fuente: www.tercerainformacion.es
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