Los médicos jóvenes se enfrentan a las
mayores tasas de paro
Se debaten entre reciclarse y repetir el
MIR o hacer la maleta
Formarles cuesta hasta 200.000 euros
VIDEO:
La de médico
era hasta hace poco una profesión que esquivaba la crisis y el paro. Con
mejores o peores contratos, más o menos estabilidad, un facultativo veía ante
sí un futuro de trabajo en su país. Poco a poco esa imagen se difumina. En 2013
los recortes de las autonomías en personal están dejando cifras de paro médico
inéditas. Las jubilaciones
masivas de profesionales no se cubren, por lo que el tan cacareado
relevo generacional no se produce. Con la marcha de los mayores se pierde
experiencia y solidez profesional. Pero ¿qué pasa con los médicos jóvenes, los
que están en la treintena? Todavía no son una generación perdida, pero desde
luego son una generación precaria. Y emigrante. El éxodo médico se afianza año
tras año. Reino Unido, Alemania, Francia, Suecia se benefician de jóvenes
profesionales con excelente formación que ha pagado España. Un tercer fenómeno
entra en escena: el de los médicos que, huyendo de la incertidumbre laboral y
el paro, vuelven a hacer el examen MIR y se embarcan en una nueva especialidad
que, aunque cobrando mucho menos, les asegura cuatro o cinco años de contrato.
“Hacer una
segunda especialidad es actualmente una salida laboral”, constata Matilde
Sánchez, de 36 años. Ella, que hace solo unos días se incorporó como residente
de primer año de medicina interna al hospital de La Paz (Madrid), lo sabe bien.
Acabó la carrera de Medicina en Zaragoza, se especializó en microbiología
clínica en el hospital Gregorio Marañón y ahora, tras cinco años ejerciendo
como especialista, vuelve a ser novata. Vuelve a cobrar poco y a trabajar
mucho, como cuando empezó. La razón principal: “La precariedad laboral junto a
la falta de reconocimiento del trabajo hecho, tanto asistencial como
científico”. En los cinco años de trabajo tras el anterior MIR tuvo contratos
de becaria, de investigadora y de sustitución.
Se puede
considerar afortunada. Cada vez es más común pasar temporadas en el paro. Puede
parecer poco, pero los 2.649 licenciados en Medicina que constaban en abril
como parados suponen una de las cifras más altas nunca recogidas. En febrero,
con 2.728, se tocó techo. Otros 4.000 figuraban como demandantes de empleo.
Estos últimos, como explica Fernando Rivas, vocal de Médicos con Empleo
Precario de la Organización
Médica Colegial, son los que hacen sustituciones aquí y allá, con
contratos de un mes, semanas y hasta días sueltos. En la mayoría de casos es la
sanidad pública las que les contrata así. Ya es bastante sintomático que exista
una vocalía de médicos precarios. Y más aún que el vocal, radiólogo
oncoterápico de 30 años, esté él mismo en paro.
Daphne
Castaño, de 33 años, es otra de esas especialistas jóvenes que prefieren volver
a cobrar 1.500 euros al mes, incluidas cinco guardias, y esquivar los contratos
basura y las negras perspectivas laborales durante un tiempo. Pasó cinco años
como médico interno residente (MIR) en medicina intensiva en el hospital Severo
Ochoa de Leganés y ahora empieza en el 12 de Octubre de Madrid una segunda
especialización, esta vez en radiología. En su decisión han pesado distintas
variables: ver a sus antiguos compañeros de más edad “muy quemados” por una
especialidad que “da muy mala vida” y la situación del mercado laboral.
“Conozco a muchos que se ganan la vida como guardieros; hacen guardias en dos,
tres y hasta cuatro sitios distintos. Es dormir y trabajar, nada más”, explica.
Las guardias suelen ser de 17 o 24 horas seguidas. Estos médicos abarcan mucho
para asegurarse el trabajo, porque en cualquier momento los hospitales pueden
prescindir de ellos. “Antes, al acabar la residencia se podía aspirar a
contratos de guardias. Los que acaban ahora ya ni eso. La situación está mucho
peor que antes”, dice Castaño.
“Los jóvenes
que acaban ahora la residencia tienen dos opciones: el paro o emigrar”,
sentencia Francisco Miralles, secretario general de CESM, la confederación que
agrupa a los sindicatos médicos de toda España. “Con lo que cuesta formar
médicos, no ya económicamente, sino por el esfuerzo personal, familiar y de
todo tipo; con una formación que es la envidia en el mundo entero, que estas
personas terminen y estén en el paro es una salvajada”, insiste. Sus
previsiones son muy lúgubres. Cree que el paro médico puede llegar a los 15.000
antes de que acabe la crisis.
“Una de las
opciones que había, después de jubilar forzosamente a los 65, era ir reponiendo
a esos médicos con gente joven, pero no se hace. Apenas hay contrataciones.
Llegan ofertas de todo el mundo, así que preparamos a los jóvenes para dar
valor al sistema sanitario español, pero se aprovechan otros sistemas”,
insiste. Según cálculos de CESM formar a un médico cuesta entre 150.000 y
200.000 euros. Solo en 2011, el gasto en docencia MIR fue de 1.000 millones de
euros, según datos del Ministerio de Sanidad.
“Desde
luego, esta es una situación anormal”, afirma el vocal de empleo precario de la
OMS. “Porque al paro médico hay que sumar la emigración. Puede parecer que
2.600 médicos en paro son pocos, pero solo en lo que llevamos de año se han ido
1.100 de España. El año pasado se fueron 2.400 y el anterior se habían ido
1.300. Estamos ante una subida muy pronunciada. La mayoría no se apunta al
paro. Se van directamente”, asegura Rivas.
Matilde Sánchez ha hecho el MIR por
segunda vez. / CRISTÓBAL MANUEL
Manuel
Zurbarán, médico especialista en medicina preventiva, se marchó hace unas
semanas a París. Este sevillano de 30 años había aprovechado su último periodo
de formación para hacer una rotación externa en Francia y, tras analizar la
situación de la sanidad española, se decidió. Ahora trabaja en el Institut de
Veille Sanitaire, un organismo oficial dependiente del Ministerio de Sanidad
francés. “Cuando terminas la residencia, en este contexto de crisis
económico-moral como la que atraviesa España, te enfrentas a una especie de
abismo profesional: decides recular y comienzas una nueva especialidad,
sabiendo que es algo transitorio; o bien decides saltar para emigrar, sin saber
muy bien dónde y cómo vas a caer; o caes por el abismo del paro (al que no
todos los residentes tienen derecho) a la espera de algún contrato-basura”,
explica.
Zurbarán da
sus razones para emigrar, y recuerda que no son exclusivas de los médicos. Las
comparten con otros profesionales cualificados, como investigadores o
ingenieros: “Expectativas de trabajo funestas, remuneración devaluada de tu
trabajo, nula posibilidad de desarrollo profesional, falta de respeto a la
profesión por parte de la clase dirigente, situaciones familiares a las que hay
que hacer frente económicamente...”. Pese a tener contrato temporal le ha
compensado irse. “El trabajo está bien remunerado, me permite seguir
desarrollando mi carrera y siento que se valora mi labor como profesional. En
mi caso he pasado de estar en la marea blanca
de la sanidad para sumarme a la marea granate de la emigración; porque no nos
vamos, nos echan”, dice.
Jorge
Sotoca, pediatra, y Mercedes López, oftalmóloga, llevan ya varios meses en
Suecia. Les ha contratado un hospital de la localidad de Eskilstuna. Cuando EL
PAÍS habló con ellos, antes de marcharse, pero ya con el contrato firmado y la
guardería escogida para su hija de un año, se quejaban de la precariedad
laboral y de las dificultades para conciliar su profesión con la crianza de un
hijo. Ahora, ya establecidos, cuentan que están “muy contentos con el cambio”,
que trabajan a gusto, que sus jefes les escuchan, que pueden seguir formándose.
Cobran 45.000 coronas brutas al mes (unos 5.200 euros), de lo que les
descuentan un tercio en impuestos. Las guardias se pagan aparte. Trabajan de
8.00 a 17.00, con 30 minutos para el café y 45 para comer. Se ficha. “Nada de
que el que acaba antes se va”, apunta Sotoca.
Los
facultativos tienen 45 minutos para ver a un paciente nuevo; 30 si es una
consulta sucesiva. Los cursos de formación se dan en horario laboral, nada de
hacerlos en fin de semana. El servicio de López se reúne esta semana para
decidir qué cursos, congresos o rotaciones hará cada médico el año que viene.
En el de Sotoca hay 20 adjuntos, cinco de ellos superan los 65 años y dos
tienen 70. En resumen, poco que ver con un hospital español. Desde que llegaron
han entrado en contacto con otros médicos españoles en Suecia —en su hospital
hay un traumatólogo— y han recibido muchas peticiones de información de
compatriotas interesados en emigrar. Tantas que, “para no tener que repetir
algunas de las cosas que la mayoría de la gente pregunta”, acabaron abriendo un
blog (emigrantesensuecia.wordpress.com).
Muchos de
los médicos extranjeros que se forman en España también se marchan. “La mayoría
viene con el propósito de formarse, no de trabajar; pero hasta hace poco
algunos decidían quedarse por arraigo o porque tienen ofertas de trabajo. Ahora
no. El porcentaje de los MIR extranjeros que desean retornar a sus países o
buscar otras opciones en Europa se ha disparado”, asegura Juan Pablo Ovalle,
presidente de la Asociación de MIR extranjeros Amirex. Ovalle afirma, además,
que hay un elemento de presión importante hacia el retorno: la burocracia. “La
entrega del título puede tardar hasta un año y, hasta entonces, no se puede
ejercer. En ese tiempo la mayoría de extranjeros no cobra el paro a pesar de
que en la residencia sí cotizó”.
Algunos que
se van desearían quedarse. A otros, profesionales bien formados en un sistema
de prestigio, como el español, sus países de origen intentan volver a
ficharlos; recuperarlos. Mientras, la joven medicina española se recicla o hace
las maletas.
“En los
últimos años estamos viendo que aparecen destinos nuevos, como Australia y
Nueva Zelanda, países árabes, latinoamericanos...”, enumera Fernando Rivas,
vocal de Empleo Precario de la Organización Médica Colegial (OMC). Uno de los
más llamativos, y que más expectativas ha despertado entre facultativos jóvenes
y no tan jóvenes, es el de Catar. Hace unas semanas los medios de comunicación
contaron que un hospital de Doha buscaba 5.000 profesionales sanitarios entre
médicos, enfermeros e investigadores. Una delegación de Sidra Medical and
Research Center, la firma que lo gestiona, iba a aterrizar en Madrid el pasado
día 21 para explicar el proyecto. El día anterior se canceló la visita.
“Problemas logísticos”, fue toda la explicación que dieron a Casa Árabe, donde
se celebraba la conferencia. Para asistir había que inscribirse en una de las
150 plazas, que llevaban días agotadas.
“En el caso
de los reclutamientos colectivos debe primar la cautela y la prudencia en la
información”, dice Rivas, que está preparando una plataforma que ofrezca
información clara y contrastada sobre ofertas de empleo en el extranjero, tanto
de las colectivas como de las agencias de intermediación que proliferan al
calor del aumento de la emigración de médicos españoles.
“Recientemente,
la Asociación Médica Mundial lanzó una alerta para comunicar a los facultativos
que había que tener cuidado al ir a trabajar a países como Emiratos Árabes”,
explica Rivas. Se refiere al caso de Cyril Karabus, pediatra oncólogo, que fue
encarcelado en este país por la muerte de un niño enfermo de leucemia. Pasó
nueve meses retenido después de que le detuvieran en el aeropuerto, estando de
paso, y le acusaran de homicidio por un caso sucedido 10 años antes. La
asociación advirtió: “Hay que tener en cuenta las condiciones de trabajo y los
riesgos legales” de los lugares a los que se va a trabajar. “No estamos
diciendo que sean malas ofertas, pero tenemos que filtrarlas”, insiste Rivas.
Otro caso
que genera dudas al vocal de la OMC es el de Brasil. Recientemente, este país
ha anunciado que tiene 54.000 puestos de médico vacantes para cubrir con
extranjeros, principalmente españoles, portugueses y cubanos. “Es importante
saber que con Brasil tenemos problemas de convalidación de títulos. Así que lo
primero que hay que preguntar es si lo van a convalidar”, explica. Le
preocupan, además, las condiciones de trabajo. Brasil necesita cubrir plazas de
médico en zonas despobladas y rurales del interior, a las que sus propios
facultativos no quieren ir. “Hay que asegurarse de los medios materiales que
habrá en estas consultas”, señala Rivas. Brasil ha anunciado que ofrecerá
visados de trabajo de entre dos y tres años a extranjeros e impartirá cursos de
portugués para aquellos que no hablan la lengua. “¿Y si los médicos se arraigan
y quieren quedarse? ¿Podrán?”, se pregunta.
La oficina que la OMC quiere crear
para ayudar a los médicos a escoger bien si salen al extranjero también se
fijará en las agencias. En algunos foros de Internet se empieza a hablar de
estafas y de promesas que nunca se cumplen. Jorge Sotoca viajó a Suecia con una
agencia que cumplió todo lo que prometió. “Nunca nos han pedido un euro”, dice.
Y añade que cada vez más hospitales contratan directamente, sin intermediarios.
Fuente: www.elpais.com
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