Artículos de
Opinión | Enrique Javier Díez Gutiérrez * | 27-01-2013 |
Desde 2011
el Gobierno central ha pasado a los autonómicos la exigencia de una reforma del
“Mapa de Titulaciones universitarias”. La Junta ha decidido iniciar este mapa
suprimiendo 12 titulaciones de las Universidades Públicas de Castilla y León y
fusionando otras muchas. Cerca de 50 carreras universitarias se ven afectadas
en nuestra Comunidad por este nuevo recorte de la Junta de Castilla y León a lo
público. Por supuesto, la Junta lo vende no como recorte, sino como
“ordenación” o “racionalización”.
Es la nueva
neolengua utilizada por el Partido Popular. Como en la famosa novela de George
Orwell, 1984, donde malo se nombra como nobueno o terrible se
convierte en doblemásnobueno. El objetivo de crear tal lengua era hacer
inviables otras formas de pensamiento contrarias a los principios de la neolengua.
Así el
Consejero de Educación de Castilla y León, Juan José Mateos, insiste en que
esto no son recortes de la Universidad Pública, sino reformas para ordenar y
racionalizar. Es más, se toman estas medidas para salvar esas titulaciones. No
sólo no las recorta, sino que las salva, según él. Es como si quisiera imitar a
Humpty Dumpty, el personaje de la Alicia de Lewis Carroll que
afirmaba con aire desdeñoso: “Cuando yo uso una palabra quiere decir lo que yo
quiero que diga”. En las ruedas de prensa, este nuevo mago del lenguaje, ha
recalcado insistentemente que no está suprimiendo o quitando titulaciones, sino
“modificándolas para impulsarlas y en el futuro incorporar nuevas”.
Porque con
el nuevo Decreto de Ordenación de las enseñanzas de Grado y Máster de la
Junta, en la supresión de titulaciones habrá excepciones, como las
titulaciones que la Junta considere «estratégicas» y aquellas con las que «se
tendrán en cuenta otras cuestiones». La arbitrariedad está servida.
Por eso no
es de extrañar ya los agravios comparativos que empiezan a proliferar entre los
distintos campus de Castilla y León y que están haciendo que las diferentes
Universidades de nuestra autonomía se enfrenten entre ellas acusándose de
tratos de privilegio o de ser tratadas de forma diferente por la Consejería de
Educación.
De esta
forma nos encontramos que en unos casos se van a fusionar titulaciones mediante
lo que el Consejero denomina “estilo candelabro”, mientras que otras
tendrán que fusionarse pero sin candelabro; y, a su vez, otras se fusionarán
como dobles titulaciones. Pero ésta es justamente la discusión en la que nos
quiere meter, la Junta. Luchar y enfrentarnos entre las universidades por si a
unas les dejan más que a otras, o si a algunas les obligan a hacer fusiones de
un tipo o de otro. De esta forma ocultan la pregunta fundamental: por qué hay
que fusionar titulaciones. A qué obedece de repente este afán y urgencia por
eliminar titulaciones de las universidades públicas.
Porque estos
recortes, como la mayoría de los recortes a los que nos quiere ir acostumbrando
el PP, aunque los disfracen en la neolengua con argumentaciones de mejora de la
calidad y de racionalización, no están basados en ningún estudio ni
investigación contrastada. Son las ocurrencias y exigencias de recortes que se
imponen a la comunidad universitaria. Ya lo han explicado claramente: «Si hay
acuerdo maravilloso», pero que «si no lo hay» su departamento decidirá qué
titulaciones se eliminan porque están «convencidos» de que es lo que tienen que
hacer estos nuevos líderes de la empresa universitaria, olvidando el logro
democrático y de acceso que supuso la extensión regional de la universidad.
Mientras,
los estudiantes de nuestra comunidad se están marchando a Oviedo, a Galicia o a
Francia que tienen universidades con tasas mucho más baratas. A la vez que
otros muchos alumnos y alumnas se dan de baja en la matrícula de este curso por
la brutal subida de tasas que ha establecido la Junta de Castilla y León. En
esto sí que somos campeones. Hemos conseguido la medalla de bronce, porque
somos la tercera Comunidad que más ha subido las tasas en las universidades
públicas, encareciéndolas un 42%. No es de extrañar que el volumen de
estudiantes matriculados se haya reducido un 14,6% en el comienzo de este
curso. Pero con el recorte añadido de 50 millones de euros a las becas, que ha
decretado el PP para este año, cientos de alumnos y alumnas están anulando sus
matrículas estos días, cuando les viene denegada la beca que solicitaron. Es la
tormenta perfecta. Nos quedamos sin alumnado por la subida de tasas, por el
recorte de becas y obligando a estudiantes a que emigren; esto provoca que las
Universidades Públicas se encuentren con titulaciones que se están quedando sin
matrículas de alumnado; lo cual se aprovecha para recortar titulaciones porque
se dice que no hay alumnado. Un admirable círculo vicioso que se convierte en
la coartada perfecta para su recorte y eliminación.
Además, esta
fusión de titulaciones supondrá recortes de profesorado, aunque lo nieguen, al
haber menos carga lectiva. La actual normativa autoriza EREs (Expedientes de
Regulación de empleo) a entidades y organismos públicos en situaciones de
déficit y reducción de actividad. Y en universidades como las de Salamanca y
Valladolid ya se ha eliminado profesorado asociado, reasignando la
correspondiente docencia para completar la carga lectiva de los Departamentos.
Estamos pues
en el punto de inicio de la fusión. Parece que avanzamos hacia el punto final
de la fisión académica. Recortes de recursos, de titulaciones, de profesorado…
Parece que están experimentando en nuestra Comunidad el punto de ebullición de
la comunidad universitaria para ver hasta qué punto es capaz la Universidad
pública de ser desmantelada sin protesta ni lucha. Porque el silencio de los
rectores de nuestra Comunidad ante esta oleada de recortes es como el silencio
de los corderos en el matadero, ya que alguno incluso alguno de ellos justifica
la necesidad e inevitabilidad de los mismos. Ya se han olvidado de que son
rectores de toda la Universidad, de todas las titulaciones y también de
aquellas que tienen una función social, no sólo una rentabilidad económica.
Pero lo más
sorprendente es que mientras se recortan las universidades públicas, crecen
simultáneamente las universidades privadas (ya superan actualmente al número de
públicas), y presionan al Consejero para “implantar nuevas titulaciones”.
Son éstas, las privadas, las que han repetido y duplicado las titulaciones que
había en la pública y quienes se van a ver beneficiadas de este nuevo recorte
en lo público. Una nueva privatización del sector público diseñada desde los
organismos públicos de nuestra Comunidad a quienes hemos encargado que
garanticen y gestionen los servicios públicos al servicio de toda la
ciudadanía.
* Profesor
de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de León y Coordinador del
Área Federal de Educación de IU
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