Artículos de
Opinión | Francisco González Tejera | 30-01-2013 |
“Si
alguien roba comida y después da la vida ¿qué hacer? ¿Hasta dónde debemos
practicar las verdades?”
Silvio
Rodríguez – Playa Girón
Emilia
Soria, entrará antes de 15 días en la cárcel si el destino o la suerte no lo
remedia. De nada han servido las más de 5.000 peticiones de indulto, las
solicitudes de partidos de la izquierda, sindicatos y personajes de la cultura.
La justicia española, como hace con los desahucios, es tan fría como un tempano
de hielo y ni siquiera considera la situación desesperada de esta pobre chica.
Una joven de 22 años que no imaginaba las consecuencias de lo que hizo, cuando
en mayo de 2007 se encontró una cartera en las calles de Requena, su pueblo, en
Valencia (tierra de políticos corruptos), que contenía una tarjeta de crédito y
un carnet de identidad. En esos momentos la chica pasaba por momentos
desesperados, estaba en paro y sin ingresos de ningún tipo, por lo que
aprovechó esa broma del destino, para hacer una compra de comida y pañales para
sus hijas, donde solo se gastó 193 euros, para llenar una nevera vacía y poder
atender durante unos días a su desgraciada familia.
Resulta
verdaderamente indignante que esto suceda en un país donde la casta política
roba descaradamente miles de millones de euros sin que pase nada, donde la
práctica habitual de ciertos partidos del régimen es repartirse sobres de 5 o
10.000 euros al mes de dinero negro, según el cargo del que los recibe, donde
ya parece que roba hasta el conserje de sus sedes, mientras la ciudadanía
asiste asombrada a un espectáculo alucinante, que salpica incluso a la casa
real, con los presuntas corruptelas del yernísimo del rey Borbón.
Emilia
aparecía hoy entristecida, cariacontecida en los telediarios y con 6 años más,
ahora con tres hijas a su cargo, con una paga exigua por una orden de
alejamiento de su ex marido, sin ningún tipo de ayudas, afirmando desesperada “que
entrar en la cárcel no le daba miedo, que el verdadero pavor era dejar solas a
sus chiquillas”, que sigue sin entender como no teniendo antecedentes
penales, la condenen a casi dos años de prisión por un delito de tan poca
importancia.
Esta es la
España de la peineta, la misa y el sobre de dinero que paga favores, prebendas
y oscuros negocios, de la estafa de las preferentes y el escándalo de Bankia.
La España de los pelotazos para enriquecimiento de unos pocos sinvergüenzas,
listillos que saben aliarse con los que saquean a todo un estado y nos quitan
todo, hasta servicios tan esenciales como la sanidad pública, en un proceso
acelerado de privatización, para entregársela a familiares y amigos de los
mismos gobernantes.
Un país en
manos de lunáticos multimillonarios, que siguen las directrices de los
criminales de la troika, del Fondo Monetario Internacional, de la Unión
Europea, para recortarnos derechos, desahuciarnos, conducirnos al suicidio, a
la pobreza, al hambre, a la miseria, a la barbarie.
Una supuesta
democracia que le aplica el tercer grado y deja en la calle, ganando un
sueldazo como asesor de la alcaldesa de Madrid, al miembro del PP, Carromero,
condenado en Cuba a 6 años de cárcel por matar a dos personas al conducir
temerariamente. La misma nación que indultó hace pocas semanas a un conductor
kamikaze, condenado a 9 años y que también mató a gente inocente en su vorágine
criminal, un tipo que ya duerme en su casa tranquilo, al parecer por defenderlo
un abogado hijo de cierto ministro, además de ser sobrino de un cargo público
del mismo siniestro partido del gobierno.
Son miles
los corruptos que ni siquiera han ido a la cárcel en esta España del vale todo,
del enriquecimiento de unos pocos a costa de la miseria de millones de personas
sin esperanza. La lista de aberraciones, robos y saqueos sería interminable,
por lo que no se entiende que Emilia tenga que entrar en la cárcel por unos
asquerosos 193 euros, que encima no se gastó en lujos, como otros mafiosos que
se lo gastan en diamantes, sexo de pago, cocaína o trajes caros. Esta madre
víctima de este sistema asesino solo compró comida y pañales, algo tan
sencillo, tan humano, en un verdadero gesto de amor por sus hijas ante la
desesperación de verse sin nada.
El ingreso
en prisión de esta madre coraje, será una de las mayores injusticias históricas
cometidas por un estado en manos de las verdaderas fuerzas del mal, las que no
tienen sentimientos humanos y solo piensan en perseguir al empobrecido y
beneficiar exclusivamente al que más tiene.
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